No se puede pasar por alto la máxima de que cuánto mejor lo hace un equipo, más se espera de él. Y viceversa. Las desastrosas actuaciones de Los Angeles Lakers en los años recientes tuvieron un efecto doloroso después de que en las últimas tres temporadas alcanzaran los dos peores balances de la historia de la franquicia. Nadie esperaba nada de ellos.
Reducidos a escombros, cada pequeño triunfo se magnifica y alimenta una esperanza implícita en el ADN lagunero. Los fracasos anteriores hacen que el balance de 7-5 sea un comienzo espectacular para unos Lakers que el año pasado no lograron su séptima victoria hasta el 1 de enero, antes de eso habían acumulado 27 derrotas. Algo parecido sucedió en la campaña 2014-15, cuando su séptimo triunfo se gestó el 12 de diciembre y para entonces habían dejado tras de sí un reguero de 16 tropiezos.
Las cosas han cambiado en la actualidad. No sólo acumulan un balance más acorde con un equipo que pretende clasificar a playoffs, sino que además han hecho un lifting profundo a su juego. Este año ganaron cuatro encuentros por una diferencia de 120 puntos o mayor, en las dos campañas anteriores sumaron un total de tres juegos con tal resultado. Son muchos los indicativos. El que los Lakers más sufridores de los últimos tiempos sean a día de hoy el tercer equipo de la NBA en puntos anotados por partido (110 unidades) es algo que pocos hubieran imaginado.
Ante Brooklyn Nets, los pupilos de Luke Walton dieron otra muestra más del potencial que están demostrando este año. En esta ocasión fueron de la mano de Julius Randle y D'Angelo Russell. El primero alcanzó el segundo triple doble de su carrera con 17 puntos, 14 rebotes y 10 asistencias. El primero marcó la pauta con una energía renovada en estos 12 primeros partidos en ambos lados de la cancha. Alcanzó 32 puntos, ocho rebotes y cuatro asistencias.
“Son pasos que estamos dando hacia adelante. Tan solo podemos ser mejores. Si damos pasos hacia detrás eso no es bueno para nosotros si somos capaces de seguir avanzando. No podemos pedir más”, afirmó el armador de 20 años de edad.
Russell se está mostrando más maduro este año que el pasado y al equipo le está viniendo muy bien. La presencia de Walton le ha venido como anillo al dedo ya que es un coach que sabe cómo tratar a los jóvenes. La grieta generacional que había con Byron Scott desapareció, como también ganó en libertad después de la retirada de Kobe Bryant, como el mismo Russell confesó.
“Debemos seguir protegiendo nuestra casa. Como nos dice el coach, tenemos que asegurarnos de ganar los partidos que supuestamente debemos ganar en casa. Este fue un partido (el de los Nets) que supuestamente deberíamos ganar. No quiero faltarles el respeto, pero ellos realmente no tienen una identidad igual que nosotros tampoco. Jugamos en casa y debemos proteger eso”, aseguró Russell.
Esa premisa perdida en los últimos años ha calado hondo en este grupo joven que tan solo dejó escapar el encuentro ante Dallas Mavericks en su feudo.
“El éxito del comienzo de temporada significa mucho para nosotros”, declaró Randle, el otro protagonista de la cita. “Muestra el crecimiento que hemos tenido hasta ahora, no sólo como jugadores, pero también con la mentalidad con la que afrontamos los partidos. Queremos ver que nuestros compañeros lo hagan bien y ganemos partidos”.
La clave de los Lakers es que todos están conectados. La adición en la alineación titular de Nick Young le ha venido bien al equipo. Se trata de los jugadores más experimentados de la plantilla y aunque todos conocíamos su talento en los lanzamientos exteriores, este año est;a mostrando una de sus mejores versiones defensivas. Tenía mucho que demostrar después de que se le olvidara jugar al básquetbol en las última temporada, la gerencia le dio un voto de confianza reteniéndole y está pagando con creces su oportunidad.
Además del buen papel del quinteto titular, los suplentes también están aportando al éxito inicial del equipo. Se trata de una de las segundas unidades más utilizadas de la competición y también de las más fructíferas. Ante los Nets volvieron a superar en puntos a la banca rival (43-39), una tendencia que se está repitiendo de manera continuada este año. Tan solo empataron en productividad en las derrotas ante Dallas Mavericks, Oklahoma City Thunder y Utah Jazz). Louis Williams, Jordan Clarkson, Larry Nance Jr y Brandon Ingram están teniendo muy buenos chispazos.
“Han estado geniales durante todo el año y la razón por la que están teniendo tanto éxito es por cuán poco egoístas juegan como grupo”, argumentó Walton.
Por ahora el esfuerzo se está viendo recompensado y poco a poco se están construyendo unas expectativas inevitables. El cuánto durarán es una de las cuestiones que se desprenden del momento que viven los Lakers. Justo en este instante se viene uno de los momentos de la verdad del conjunto. El viernes se miden a la amenaza de San Antonio Spurs y un Pau Gasol al que tan solo le queda Metta World Peace como excompañero, y un Walton con el que venció dos anillos de campeón de la NBA.
Les seguirán en casa los partidos de Chicago Bulls (domingo 20 de noviembre) y Oklahoma City Thunder (martes 22 de noviembre). Viajarán al Oracle Arena para medirse a unos Golden State Warriors a los que ya vencieron (miércoles 23 de noviembre) mientras que los subcampeones regresarán dos días después al Staples Center (viernes 25 de noviembre). Para terminar con esta semana de infarto, los Lakers se medirán a Atlanta Hawks el domingo 27 de noviembre.
Se trata de la racha más complicada en cuanto a lo que a rivales se refiere de toda la temporada y un momento propicio para demostrar que las buenas sensaciones no son un espejismo.