La temporada de la NBA recién está amaneciendo, pero los dos primeros partidos jugados por Los Angeles Lakers mostraron que nada positivo ocurrió desde el cierre de la temporada pasada al inicio de la actual. Los problemas de diseño se mantuvieron y el drama de los lanzamientos a distancia se agudizó.
A continuación, presentamos cinco razones por la que el equipo angelino está hoy en problemas.
Aquí vamos.
Tiran a una piscina y le pegan al trampolín. Los Lakers no pueden estar tirando peor al aro. "No estoy preocupado o pensando en eso. Es qué tan fuerte jugamos, qué tan agresivo lo hacemos, qué tan enfocados estamos para salir afuera y competir cada noche. Y cómo defendemos". Lo entiendo LeBron, pero tiraron 19-85 en triples (22%) en los primeros dos juegos de temporada. Es el peor porcentaje de un equipo en sus primeros dos partidos en toda la historia de la NBA. Qué decirte... yo me preocuparía un poco más.
Russell Westbrook está en otra galaxia. Ya es hora de decirlo: están intentando encajar un motor de Chrysler en un Ford. No funciona ni tampoco parece que vaya a funcionar jamás. Era buena la idea de que salte desde el banco, pero evidentemente nadie se siente cómodo con intentar algo distinto. La cuestión es que Westbrook está más inseguro que nunca. Jugando así no solo no puede ser estrella de Lakers: ni siquiera puede pisar un estadio NBA. Sumemos que no acierta un tiro: ayer hizo 0-11 y es el primer jugador en 50 años en toda la historia de la Liga (era de reloj de posesión) en tener una noche de tiro así. No exagero, le pasó antes a él contra los Grizzlies en 2011 (0-13) y luego a Dick Schnittker de Syracuse Nationals en 1957 (0-13) y a Darrall Imhoff de Cincinatti Royals en 1965 (0-12). En fin.
Falta química grupal y se nota en la expresión corporal de los jugadores. La peor eficiencia ofensiva de la NBA se abraza con una eficiencia defensiva mediocre (14°). El laboratorio de Darvin Ham aún no encuentra los tubos de ensayo y las caras nuevas son parte de un nivel de juego que está lejos de ser el ideal. La ofensiva no fluye y el juego sin balón tiene altibajos constantes. Digamos todo: más allá de LeBron y Anthony Davis, a este roster le falta calidad. No hace falta dar nombres propios: la profundidad es deficiente para competir contra los mejores. Si esa falta de talento no se combate con sacrificio extremo, no habrá solución para este equipo en el futuro cercano.
LeBron James ya no es el mismo. Y es lógico. Tiene 37 años, un juego basado en el combate físico y un récord por quebrar a la vista. James tiene responsabilidad como líder pero tampoco puede hacer magia. La directiva debió prever una caída lógica producto del tiempo, que no perdonó ni perdonará nunca a nadie. Su juego siempre hará diferencia, pero ya no se sienta en la misma mesa de los mejores jugadores de la NBA. No es culpa de nadie, pero los Lakers parten de un preconcepto (¡LeBron nos salvará!) que es completamente equivocado.
Los Lakers necesitan otro portabalón YA. ¿Russell Westbrook? ¿Patrick Beverley? Seamos serios. Juntos ayer combinaron 1-18 en tiros de campo (6%). Es imposible jugar al básquet profesional con estos números. Kendrick Nunn está bien para ser una opción desde el banco, pero los Lakers necesitan a Dennis Schroder cuanto antes. No es una estrella, pero con el balón en las manos puede generar cosas que hoy no suceden. Tendrán que esperar al menos un mes para tenerlo entre las filas.