Argentina, el único equipo latinoamericano en la historia del torneo que ya tiene una medalla de oro, sueña más que nunca con lograrla por segunda vez, mientras que Yugoslavia busca el título para asegurarse el reinado mundial en el deporte.

Desde que Argentina llegó a Indianápolis, muy pocos dudaron del gran potencial y calidad del equipo sudamericano, pero tenía que demostrarlo en el campo y lo hizo hasta que estableció que su objetivo no era otro que luchar por estar entre los mejores y aspirar a una medalla.

"Pensábamos que íbamos a estar entre los primeros seis equipos, pero después de como fuimos jugando el objetivo de una medalla era lo que nos merecíamos y ahora podemos lograr la de oro", declaró Rubén Magnano, entrenador de Argentina.

La clave para Argentina estuvo en la victoria histórica por 87-80 que lograron frente a Estados Unidos en la segunda ronda del torneo.

"A partir de ese momento pensamos más que nunca que estábamos listos para el gran reto y en cada partido hemos hecho las cosas que nos han dado la oportunidad de luchar por la medalla de oro", destacó Magnano. "Ganar a Estados Unidos fue la clave de que estemos ahora en la final".

El equipo sudamericano, que juega su décimo mundial, quiere volver a Argentina no sólo con la segunda medalla de oro de su historia sino además con el honor de haber sido el equipo que logró lo que nadie pudo en el mundo, derrotar al "Equipo de Ensueño" de Estados Unidos.

Argentina quiere revivir la historia de 1950 cuando disputó en el legendario Luna Park de Buenos Aires frente a Estados Unidos la final del primer mundial y ante 25.000 espectadores la ganó por 64-50.

YUGOSLAVIA FUE DE MENOR A MAYOR
El ambiente en el Conseco Fieldhouse de Indianápolis no será el mismo, pero el equipo que presenta Argentina tiene toda la calidad y elementos para conseguir la victoria ante Yugoslavia, que después de haber perdido dos partidos en las rondas iniciales del torneo, ha ido a más para adquirir el potencial de campeón defensor.

Yugoslavia frente a Nueva Zelanda no comenzó bien y permitió que el equipo representante de Oceanía llegase al descanso con parcial de 48-39, pero en la segunda arrolló para quedarse con una victoria fácil de 89-78.

Los campeones del Mundo y de Europa ya tienen asegurada su décima medalla en el máximo torneo internacional, para superar a Estados Unidos, pero buscan la quinta de oro y asegurarse el reinado en el nuevo orden mundial que se ha establecido dentro del deporte del baloncesto.

Yugoslavia, que sólo no jugó los mundiales de 1959 y de 1994, este último por cuestiones política, quiere lograr la décima medalla consecutiva, con el paréntesis de 1994, mientras que las dos únicas veces que no subió al podium fue en 1950 y 1954.

"Estamos donde queríamos cuando llegamos al mundial, jugar la final, pero ahora nos falta lo más difícil y la prueba de fuego que es ganar a Argentina y lograr la medalla de oro", declaró Svetislav Pesic, entrenador de Yugoslavia.

ARGENTINA ESPERA POR LA RECUPERACION DE GINOBILI
Argentina, que es el único equipo que llega invicto a la final con marca de 8-0, es consciente del potencial de Yugoslavia, pero también sabe de lo que ha sido capaz de hacer en el mundial, nada menos que terminar con el mito del invicto de Estados Unidos.

El gran dilema para Argentina será conocer la evolución de la lesión de su jugador estrella Enmanuel Ginóbili, que sufrió un esguince en el tobillo derecho durante el partido de semifinal que ganaron por 86-80 a Alemania.

Si Ginóbili está en condiciones de jugar, Argentina tendrá al líder perfecto en el campo para realizar su mejor juego en ataque y defensa, pero sobre todo contará con el jugador qué sabe decidir en los momentos claves del partido.

"Tenemos las armas para hacer frente al juego de Yugoslavia, al que respetamos, y saldremos al campo convencidos que podemos conseguir el triunfo", agregó Magnano.

Otro factor importante y que beneficia a Argentina es que el tener ya asegurada la medalla de plata, le das a los jugadores la tranquilidad y confianza de sentirse triunfadores porque saben de la gran hazaña que han logrado dentro del deporte mundial del baloncesto y lo que significa para su país.

Yugoslavia, que cuenta con cinco jugadores profesionales de la NBA, ha ido a más en el torneo y llega a la final en plenitud de forma y de claridad de ideas como demostró ante Nueva Zelanda.

Si el equipo europeo establece desde el primer momento su mejor defensa y es agresivo en el ataque, con una transición en la que Dejan Bodiroga y Predrag Stojakovic son demoledores, entonces sus posibilidades de triunfo se incrementan al máximo.