El conjunto sudamericano competirá a partir de ahora con Canadá, Libano y Argelia, los otros tres países eliminados, que tampoco han sido capaces de anotarse ni uno solo de sus encuentros. La decepción venezolana contrastó con la cara de alivio de los rusos, quienes también dependían del resultado para continuar en activo dentro de este Mundial.

La historia del encuentro desde el punto de vista del cuadro dirigido por Jim Calvin la conoce todo el mundo: dos primeros cuartos con alguna pequeña ventaja, sin conceder nunca una gran diferencia al rival y, luego, desaparición colectiva, algún retazo de los escasos jugadores con cierto nivel del equipo y derrota.

Un adversario de lujo para la alicaída Rusia de Stanislav Eremin, que pasa a la siguiente fase con más pena que gloria, superada sin paliativos por Argentina y Venezuela y con el casillero de victorias a cero ya que el paseo frente a los venezolanos, fuera de esa serie, no computa.

Al menos, Andrei Kirilenko -veinticuatro puntos- parece haber despertado de su letargo, un estado en el que el banquillo de Venezuela vive permanentemente: toda su aportación a la causa se redujo a cuatro paupérrimos puntos. Víctor Díaz, autor de veintisiete tantos, debe pensar que necesita otros compañeros.

SÍNTESIS DEL PARTIDO

VENEZUELA (69- 20+15+15+19): Mijares (4), Torres (11), Díaz (27), Herrera (5), Lugo (18) -cinco inicial-, Machado (-), Quiroz (-), Heredia (2), Morris (-), Guevara (2) y Romero (-).
RUSIA (86 - 24+15+24+23): Karasev (8), Zakhar Pashutin (13), Avleev (2), Kirilenko (24), Savrasenko (10) -cinco inicial-, Khriapa (-), Bashminov (6), Panov (8) y Chikalkine (15).