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Cornavirus condiciona el mundo del deporte

Tiempos excepcionales requieren de medidas excepcionales.

A la luz de los acontecimientos en el resto del mundo y el propio Estados Unidos con la crisis del nuevo coronavirus, el béisbol de Grandes Ligas (MLB) deberían comenzar a prepararse para lo peor, mientra esperan por lo mejor. Apostar a la normalidad parece que no será una opción, al menos no por los próximos meses.

Conforme se acerca el 26 de marzo, la fecha programada para el día de apertura de la temporada del 2020 del béisbol, el COVID-19 (una cepa de la familia de coronavirus que no se había identificado previamente) se expande a pasmosa velocidad por el planeta, con más de 121 mil casos que habían provocado más de cuatro mil muertes en 118 países para el mediodía del miércoles 11.

Oficialmente la Organización Mundial de Salud declaró el miércoles como pandemia el coronavirus, que comenzó su siniestro recorrido hace un par de meses en Wuhan, la ciudad más poblada del centro de China.

En las últimas semanas, el coronavirus ha cambiado las vidas a millones de personas y ha cancelado eventos masivos a lo largo y ancho del planeta. El deporte no ha sido la excepción.

En Italia declararon una cuarentena general y suspendieron toda actividad deportiva, incluido el futbol de la Serie A, hasta el 3 de abril. En España, los partidos de "LaLiga" se jugarán sin público por dos semanas. En Japón y Corea del Sur pospusieron los días de apertura de sus temporadas de béisbol profesional. En Taiwán movieron de abril para junio el último clasificatorio para el torneo de pelota de los Juegos Olímpicos.

Los propios Juegos Olímpicos del 2020, programados para comenzar el 24 de julio en Tokio, la capital japonesa, corren el peligro real de ser suspendidos debido al COVID-19, aunque los organizadores insisten en lo contrario. Desde 1896, los Juegos Olímpicos modernos solamente se han dejado de celebrar en tres oportunidades (1916, 1940 y 1944), debido a las guerras mundiales.

En Estados Unidos, donde el miércoles se habían reportado más de mil casos y 31 muertes (23 en el estado de Washington), las ligas profesionales han tomado medidas para proteger a sus jugadores y algunas han mencionado la posibilidad de jugar sin público en las gradas, pero en sentido general, sus jefes se han enfocado más en tratar de hacer creer al público que la situación es menos critica que en otros lugares que en un real manejo de la situación.

El lunes, La NBA de baloncesto, la NHL de hóckey sobre hielo, la MLS de fútbol y la MLB anunciaron en un histórico comunicado conjunto que estaban cerrando el acceso a vestuarios y camerinos a todo el personal no esencial, incluyendo periodistas, como respuesta a la crisis del coronavirus.

El comisionado de MLB, Rob Manfred, se reunió el mismo día con los propietarios de equipos para discutir las nuevas políticas y hablar de alternativas futuras en caso de que la situación empeore, pero anunció que la intención actual de la industria del béisbol es "jugar entrenamientos de primavera y juegos de temporada regular según lo programado".

Pero una cosa piensa el burro y otra quien lo arrea.

El estado de Washington, donde está Seattle, la casa de los Mariners de la Liga Americana, ha sido la zona más afectada por el 'coronavirus' en toda la unión americana, con 273 casos de contagiados y 23 fallecidos. Los Mariners trasladarán fuera de Seattle sus partidos locales hasta finales de marzo tras la decisión del estado de Washington de prohibir los eventos de grupos grandes en respuesta al brote.

Seattle tenía programado abrir la temporada en Safeco Field con una serie de cuatro juegos contra Texas del 26 al 29 de marzo, y luego recibir a Minnesota en una serie de tres juegos del 30 de marzo al 1 de abril.

Los Mariners dicen que están trabajando con la oficina del Comisionado en delinear planes alternativos.

La agencia The Associated Press (AP) reportó el martes que la MLB optaría preferentemente por mudar encuentros afectados por el coronavirus al estadio del club visitante o a otras sede alternas, antes que jugar sin público.

Pero volvemos de nuevo a lo básico e importante: ¿Y si para finales de marzo la mayoría de los 50 estados que componen la unión americana han tomados medidas de emergencia para contener la epidemia? Todo es posible en la situación actual y cualquier opción está abierta.

La MLB fue obligada a modificar sus calendarios durante las huelgas de peloteros en 1981 y 1995 y más recientemente, en el 2001, cuando los ataques terroristas de septiembre a diferentes lugares de la nación, incluyendo el centro financiero en Manhattan, Nueva York, obligaron al comisionado Bud Selig a agregar una semana a la temporada.

El lunes, el condado de Santa Clara en California, donque quedan San José y Silicon Valley, prohibieron aglomeraciones de más de mil personas debido al coronavirus. En Santa Clara tienen sus sedes las franquicias deportivas San Francisco 49ers (NFL), San Jose Earthquakes (MLS) y San Jose Sharks (NHL), entre otras.

El miércoles, el alcalde y las autoridades sanitarias de San Francisco, donde juegan los Giants de la MLB y los Golden State Warriors de la NBA, emitieron una prohibición de grandes reuniones públicas, lo que en la práctica impedirá jugar con aficionados en los estadios del área.

Por su parte, el Director Ejecutivo de la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas, Tony Clark, emitió una declaración sobre los acontecimientos.

"La Asociación de Peloteros está en contacto diario con MLB, y nuestro personal consulta regularmente con funcionarios federales de salud, gobiernos estatales y locales, y expertos en enfermedades infecciosas para desarrollar planes de contingencia. A medida que las circunstancias evolucionen, nuestros esfuerzos también evolucionarán.

"Los peloteros quieren competir y brindar entretenimiento a los fanáticos. El enfoque de la Asociación seguirá siendo encontrar formas de hacerlo en un entorno que proteja no solo la salud y seguridad personal de los Peloteros, sino también la salud y seguridad de los fanáticos, árbitros, empleados del estadio, empleados del club y todos los miembros de la familia del béisbol ".

En los estados de Nueva York (186), California (157), Massachusetts (92), Florida (28), Illinois (19), Pennsilvania (14) y Texas (13) se han registrado cerca de 700 contagios y cuatro fallecidos. En esos estados, más el de Washington, juega más de la mitad de los 30 clubes de las ligas mayores.

En resumen: El coronavirus está provocando un estado de excepción en todo el planeta. MLB debería seguir esperando lo mejor, mientras se prepara para lo peor, que podría ser el tener que modificar su calendario de competencia para la próxima temporada.
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MLB, Enrique Rojas, Baseball

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GLENDALE, Arizona - Que estemos hablando de las posibilidades de los Chicago White Sox para ganar la División Central de la Liga Americana en 2020 es casi que un milagro.

959 derrotas en las últimas 11 temporadas, eso nos da un promedio de 87 derrotas al año desde la última vez que los Medias Blancas avanzaron a la postemporada en 2008 bajo el mando de Ozzie Guillén.

En el papel los patiblancos no han tenido un rumbo fijo en su proceso de restructuración. Tras perder el núcleo completo de su equipo campeón en 2005, incluyendo a su mánager, los constantes cambios, lesiones y desarrollo parcial de estrellas se van visto limitados. Sin embargo, la llegada de Rick Rentería al mando de este proceso fue la primera piedra en la refundación de este club con miras a la década de los 20s.

La piedra angular de este equipo es Jose Abreu. El carácter, ética, compromiso y profesionalismo del mayor exponente de la legión ofensiva cubana en las mayores lo coloca no sólo como el líder de su club sino como el hombre alrededor del cual se ha conformado este equipo. El trabajo de la oficina se ha centrado en construir alrededor de la producción en el terreno de Abreu, pero más aún en lo contagiante de su personalidad y el ejemplo que representa para los peloteros más jóvenes y para los latinos.

Renacimiento Latino

Que en 2020 los White Sox tengan un equipo casi latino en su totalidad no es casualidad. Para los fanáticos que disfrutan seguir la representación latinoamericana en Grandes Ligas y el estilo de juego de nuestros peloteros, el banquete de la temporada 2020 se lo darán nada menos que los Medias Blancas con esta alineación proyectada:

En 2018, los Texas Rangers en sólo dos ocasiones fueron el equipo que alinearon por completo con un equipo de jugadores eminentemente extranjeros, de los cuales el único no-hispano fue el coreano Shin-Soo Choo. En ambos juegos esta alineación incluyó al curazoleño Jurickson Profar.

Los Medias Blancas del 2020 podrían en algún momento tener una alineación 100% latina por primera vez en la historia.

"Ya Tim Anderson está practicando su español, mejor que lo aprenda bien para estar en este equipo" dice en perfecto español Daryl Boston el coach de primera base. "Estos muchachos tienen todo y vas a ver como vamos a ganar la división. Esta temporada será como cuando yo quedé campeón en Venezuela con La Guaira", dice con picardía el exjugador y hoy técnico.

Anderson obviamente será una minoría en la alineación, pero sólo con su lengua nativa, pues nada menos que trae su título de bateo de .335 en 2019, sin embargo, sus 26 errores a la defensiva en 122 juegos son su punto débil y el área a mejorar este año.

"It´s time!... ¡Es tiempo!", es el slogan que los White Sox lucen en sus camisetas de práctica, una iniciativa del mánager Rick Rentería que engloba el norte del club y reconoce la importancia de su diversidad.

"Nosotros en el papel tenemos un equipo que debería ganar la división, en cada posición tenemos un jugador potencialmente estrella, pero aún tenemos mucha juventud. Este será un año determinante para probar el engranaje de los muchachos, tomar experiencia jugando juntos por 162 juegos y esperar que puedan dar la sorpresa. Minnesota ya tiene la experiencia en la postemporada y los Indios siempre son peligrosos, será un año muy interesante para este club", opina Billy Russo, comentarista en español para los Medias Blancas e intérprete del equipo.

Piezas clave

La firma de Edwin Encarnacion a sus 36 años y en su temporada 16 le da solidez a la posición de bateador designado, así como la llegada por la vía del cambio del jardinero Nomar Mazara, quien promedia 20 jonrones en sus primeros cuatro años en Grandes Ligas, además de la llegada del receptor cubano 2-veces All-Star Yasmani Grandal.

Pero la mayor intriga y expectativa en esta alineación es el jardinero central de 22 años y prospecto número 2 de todas las Grandes Ligas según la publicación Baseball America, el cubano Luis Robert.

Este fenómeno que debutó en la Serie Nacional Cubana con sólo 15 años con Ciego de Ávila, firmó en 2017 un contrato inicial con los Medias Blancas de $26 millones por tres años que fue extendido en 2020 por seis años más y un adicional de $50 millones.

$76 millones de dólares sin haber ni siquiera tomado un turno en Grandes Ligas.

Es decir, "La Pantera" ha sido quizás el jugador mejor pagado en la historia del béisbol para jugar Ligas Menores ganando $26 millones por su paso de tres años por las granjas. En el Día Inaugural del 2020 se estima haga su debut tras promediar .312, 35 HR y 123 CI con 63 bases robadas en 200 juegos paseándose por todas las categorías.

"Clase de tabla... ese muchacho le da en la maceta", dijo Ernesto Jerez en la práctica de bateo de esta mañana ante un cuadrangular de Robert por todo el jardín central del campo de practicas número 2.

"Es un pelotero que será una estrella. No tengo duda de eso. Su ética y talento no tiene límite" dice el capitán "Pito Abreu", quien ha acogido bajo su tutela al prominente novato.

El pitcheo de este equipo también recibió su inyección con la llegada de Dallas Keuchel y Dylan Bundy. Sin embargo, la mayor expectativa dentro del club se la lleva el dominicano Reynaldo López que dejó marca de 10-15 con 5.38 PCL en 2019.

"López no está contento con su actuación y ese muchacho ha trabajado como nadie para regresar a su forma y ser uno de los mejores lanzadores de la liga" dice el instructor especial y exlanzador cubano José Ariel Contreras. "Es un lanzador con una disciplina tremenda de trabajo, se reúne con los veteranos, escucha consejos y trata de aplicarlos. Es un caballo de batalla y su esfuerzo y enfoque darán resultados", enfatiza el ganador de la Serie Mundial 2005.

Y si para completar las piezas latinas del club se necesita un bullpen, la combinación de preparador y cerrador de los dominicanos Kelvin Herrera y Alex Colome serán la guinda del pastel.

Algo si es seguro, estos Medias Blancas no perderán 100 juegos. No perderán 87. No me atrevo a decir cuantos perderán, ni cuántos ganarán, ni si terminarán en la punta de la división o serán uno de los comodines de la liga. Esa es la gran intriga de la temporada 2020 y todos los equipos lo saben.

Lo seguro es que ya no serán la cenicienta de la división. El renacimiento de los Medias Blancas de Chicago finalmente llegó y un título de Serie Mundial hoy no es una meta inalcanzable. De hecho, puede ser bastante factible desde ya y en los próximos 3 años.

Así que prepárense a celebrar pronto como en 2005, pero con timba, merengue y salsa.

Leonte Landino es periodista y productor de ESPN International. Puedes contactarlo via twitter en @LeonteLandino

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SCOTTSDALE, Arizona - No hay duda que Arizona es el paraíso del béisbol, el lugar donde 15 de los 30 equipos de Grandes Ligas tienen su base de entrenamientos y una subsede operativa de toda la organización, todas concentradas en un área de 519 millas cuadradas. Phoenix es quizás el lugar con más campos de béisbol de todas las dimensiones y categorías en el mundo entero.

En esta moderna metrópoli en el medio del desierto, entre cactus, jardines de piedra y tierras sagradas de las reservas indias, cientos de peloteros, fanáticos, entrenadores y miles de fanáticos llenan cada lugar, en tanto, nuestro equipo una vez más tiene la oportunidad de abrir un centro de operaciones de cobertura total de este movimiento al mejor estilo: acampando en el medio del desierto y recibiendo la visita de muchos de los protagonistas del mejor béisbol del mundo.

En este 2020 nuestro enfoque obviamente es alrededor del impacto que en todos los sentidos ha causado el tema del robo de señas, un escándalo que ha sacudido el juego por las opiniones y conceptos que los mismos jugadores han expresado de forma pública sobre todo en contra de los Astros y el tratamiento ante las acusaciones y consecuencias del reporte mostrado por Major League Baseball.

La reivindicación de los Dodgers

Pero mientras en Florida los Astros asumen su martirio, los Nationals sueñan con repetir y los Yankees y Red Sox piensan en sus piezas para soñar con el título, por estos lados los Dodgers son uno de los centros de atención tras perder dos series mundiales ante los equipos que precisamente han sido el blanco de este escándalo.

La gran pregunta de los Dodgers es si con la llegada del jardinero Mookie Betts y los lanzadores Blake Treinen, David Price y el regreso de Alex Wood, podrán engranar de nuevo un equipo que gane de punta a punta la división oeste, donde una vez más parecen tener poca resistencia, quizás sólo por parte de los Diamondbacks, que pudieran aspirar a un lugar de comodín.

Angels vs. Astros

Otra de las buenas historias que nos brinda la Liga del Cactus son los Angels y las expectativas de un club que cuenta con quizás el mejor jugador de la actualidad Mike Trout y sus aspiraciones de jugar más allá de una Serie Divisional, junto a Albert Pujols que viene a establecer números que lo catapulten a la cima histórica de las Grandes Ligas, la firma del tercera base Anthony Rendon que llega con un contrato de 7 años y $245 y las expectativas del regreso a la rotación de Shohei Ohtani tras la operación de Tommy John, mientras continúa el plan de mantener a la vez su rol como bateador designado. La carga ofensiva de los Angels no será un dolor de cabeza para el nuevo mánager Joe Maddon quien finalizó la novela martirizante de su último año con los Cubs. La duda está de nuevo en el pitcheo donde el colombiano Julio Teherán tendrá una carga quizás mayor que en Atlanta junto al también recién llegado Dylan Bundy.

¿Podrán los Angels superar a los Astros finalmente? Es la gran pregunta. La fortaleza mental y organizativa de los Astros versus la consistencia de los Angels. A sentarse y disfrutar una lucha sin treguas en los próximos seis meses. La pelea por la división oeste será una de las mejores historias en 2020.

Intriga en el sur de Chicago

Quizás el equipo más intrigante en las Grandes Ligas en 2020 son los Chicago White Sox. Tras la nueva firma de José Dariel Abreu por tres años más y la extensión de contrato al tercera base Yoan Moncada, el club trae a los agentes libres Yasmani Grandal (receptor), el designado Edwin Encarnación, el jardinero Nomar Mazara y los lanzadores Dallas Keuchel, Gio González y Steve Cishek.

Chicago no sólo se fortalece con una potencial rotación que complementan Lucas Giolito, Reynaldo López y Michael Kopech con los recién llegados, pero la ofensiva con el líder bate de la Liga Americana, el campo corto Tim Anderson y la legión cubana de Abreu, Moncada, Grandal y el novato Luis Robert, además de la explosividad de los dominicanos Eloy Jiménez, Nomar Mazara y el segunda base Leury García.

Si usted lee bien, es un equipo donde el único norteamericano es el campo corto Tim Anderson, todos los demás son cubanos y dominicanos que combinan poder, contacto y velocidad. El año 2020 será la prueba de fuego para Rick Rentería al frente de los patiblancos, quienes tienen la misión de disputar el banderín divisional con Cleveland y los poderosos Twins.

Decenas de historias y momentos determinantes estarán alrededor de nuestro equipo en los próximos días desde el paradisíaco desierto de Arizona. Pueden seguirnos y acompañarnos en este camino a través de nuestras redes sociales en @espn_beisbol en Instagram, twitter y Facebook.

Leonte Landino es periodista y productor de ESPN International. Puedes seguirlo en twitter @leontelandino.
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Baseball, Leonte Landino, MLB

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WEST PALM BEACH - No, no estamos hablando de los Florida Marlins de 1998, desmantelados hasta el hueso al año siguiente de ganar la Serie Mundial.

Los Washington Nationals, campeones defensores, tienen prácticamente el mismo equipo con el que derrotaron a los Houston Astros en el pasado Clásico de octubre.

Casi el mismo, menos Anthony Rendón. Pero, aun así, no parten como favoritos. No para repetir la corona. Ni siquiera para ganar la División Este de la Liga Nacional.

"Es lo mismo que decían de nosotros el año pasado, cuando arrancamos con 19-31 y nadie creía en nosotros. Cuando todo el mundo decía que la temporada se había acabado para nosotros, nunca nos rendimos y salimos cada día a jugar buena pelota", dijo el dominicano Juan Soto, restándole valor a los pronósticos.

La gerencia tuvo en el invierno la disyuntiva entre traer de vuelta a Rendón o al derecho Stephen Strasburg, ambos agentes libres.

No había dinero para los dos y decidieron asegurar a Strasburg, Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, para mantener el núcleo de la rotación que les dio el banderín del 2019, junto a Max Scherzer, el zurdo Patrick Corbin y el diestro venezolano Aníbal Sánchez, aunque perdieron los 34 jonrones, 44 dobles y 126 carreras impulsadas de Rendón en el medio de la alineación.

La dupla del brasileño Yan Gomes y Kurt Suzuki volverá a compartir las labores detrás del plato.

Lo mismo harán los veteranos Ryan Zimmerman y Howie Kendrick en la inicial, lo mismo que hicieron en el equipo campeón.

Otras caras conocidas en el infield son el veloz campocorto Trea Turner y el venezolano Asdrúbal Cabrera, mientras que se suman ahora el dominicano Starlin Castro y Eric Thames.

Estos hombres le dan flexibilidad al manager Dave Martínez, que podría usar a Kendrick como reemplazo de Cabrera o Castro en la intermedia, en dependencia de cuál de los dos ocupe la antesala que dejó vacante Rendón.

Los jardines tampoco tienen cambios, con Soto, su compatriota Víctor Robles y Adam Eaton, de izquierda a derecha, con Michael Taylor como cuarto guardabosques.

El derecho Daniel Hudson y el zurdo Sean Doolittle se rifarán los puestos de cerrador y preparador del octavo episodio (¡cómo el año pasado!) e incluso el bullpen se reforzó con Will Harris, el ex de los Astros que se pasó al otro lado de la fuerza.

Si todo está casi igual, entonces, ¿por qué no se toma en serio un equipo que protagonizó en el 2019 una de las historias beisboleras más espectaculares en lo que va de siglo XXI, comparable con la de los Marlins del 2003? ¿Raro, no?

Quizás sea porque los Atlanta Braves, campeones divisionales por las dos últimas campañas, los Philadelphia Phillies y los New York Mets, luzcan, al menos en el papel, más sólidos que los capitalinos.

Tal vez es porque desde que comenzó la actual centuria, ningún equipo logró levantar el trofeo en años consecutivos.

Pero siempre hay una primera vez y los Nacionales están dispuestos a dejarlo todo en el terreno con tal de repetir.

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Desde el final de la temporada pasada, los Boston Red Sox perdieron un mánager campeón, a su mejor jugador y a uno de sus principales abridores y no hicieron nada para tratar de fortalecer el bullpen, su punto más débil, mientras su gran rival agregaba al agente libre más importante que tuvo el mercado invernal.

Y lo mas importante aún está por llegar, ya sea en cuestión de horas, días o semanas. Muy probablemente antes de que Boston visite a los Toronto Blue Jays el 26 de marzo, en el día inaugural masivo de la temporada regular del 2020.

Se espera que dentro de poco tiempo, la oficina del comisionado de Grandes Ligas (MLB) informe sus hallazgos, y posibles sanciones, tras conducir una investigación de casi dos meses que busca determinar si los Red Sox violaron las reglas para robar las señales de sus rivales en el 2018, cuando ganaron la Serie Mundial.

La pesquisa de MLB trata de comprobar los alegatos de que los Red Sox usaron el sistema de repetición de video que está instalado cerca de las cuevas de los clubes en los estadios de las ligas mayores para descifrar las señas de sus rivales, algo que está prohibido.

En un encuentro con la prensa que cubre los entrenamientos en Florida el 16 de febrero, el comisionado Rob Manfred aseguró que su meta era concluir la investigación para el último fin de semana del mes. Hace un par de días que Tony Clark, director ejecutivo de la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas (MLBPA) informó a los peloteros de los Red Sox, que los interrogatorios de la investigación habían concluido.

En enero, Manfred castigó a los Houston Astros, con una multa en efectivo y bloqueo al mejor talento de los próximos dos sorteos colegiales, por haber usado un esquema ilegal de decodificar señales de sus contrincantes en 2017 y 2018. En el reporte sobre las infracciones de los Astros, Manfred señaló al coach puertorriqueño Alex Cora como uno de los principales responsables.

Después de ayudar a los Astros a ganar la primera Serie Mundial de su historia en 2017, Cora, quien era el coach de banca del mánager AJ Hinch, fue contratado por Boston y el primer dirigente latinoamericano del histórico conjunto de Nueva Inglaterra respondió conquistando el noveno título de la franquicia, y el cuarto en dos décadas.

Cora tenía un contrato hasta 2021, con opción para 2022, pero accedió a un divorcio negociado con los Red Sox dos días después del anuncio de la sanción a los Astros. MLB no castigó a Cora por su rol en el escándalo de Houston, hasta no determinar si además cometió alguna irregularidad mientras estuvo al frente de Boston.

Mientras Cora aguarda en su casa en Puerto Rico por los resultados de la investigación de la MLB, que aunque no cambiarían su actual situación de desempleado, sí podrían definir su futuro en la industria, los Red Sox se siguen preparando en la soleada Fort Myers, Florida, con una nube negra de incertidumbre en varios aspectos, comenzando con el dirigente.

Tras la inesperada partida de Cora, Boston nombró a quien era el coach de banca del boricua, el veterano Ron Roenicke, como mánager "interino". Posteriormente, el equipo agregó a Jerry Narron como coach de banca de Roenicke. Ambos hombres dirigieron equipos de Grandes Ligas anteriormente y además trabajaron juntos con los Milwaukee Brewers.

Si por alguna razón, la MLB encuentra que hay evidencias de que Boston quebró las reglas, Cora (y probablemente Roenicke) enfrentarían diferentes tipos de sanciones, dependiendo el nivel de involucramiento y responsabilidades.

Con Narron a bordo, los Red Sox garantizan que, en cierta manera, se mantendrá el orden dentro del desorden, si ocurrieran sanciones. Como dice el dicho "prepárate para lo peor, mientras espera lo mejor".

En el aspecto competitivo, Boston que el año pasado terminó en el tercer lugar de su división, con récord der 84-78, no ha dado un solo indicio que haga pensar que podrá quedar por encima de los favoritos y actuales campeones divisionales New York Yankees o superar a los Tampa Bay Rays en una batalla por un puesto comodín.

Después de pagar $13 millones de dólares en penalidades por exceder el gasto en su presupuesto de peloteros (casi $243 millones) el año pasado, los Red Sox se propusieron mantenerse por debajo del máximo permitido ($208 millones) en el 2020.

Debido a que el club excedió el tope en los dos años anteriores, además de enfrentar el castigo de pagar el 50% de cada dólar que gaste después de $208 millones, tendría que pagar un 62% por el gasto que exceda $228 millones y 95% sobre el exceso de $248 millones. Limitarse en 2020, elimina la cadena de impuestos.

Para ponerse al día, lo primero que hizo Boston fue evitar los agentes libres caros. Sus mayores adquisiciones fueron peloteros establecidos, pero baratos, como el utility venezolano José Peraza, el pitcher abridor venezolano Martín Pérez y el jardinero norteamericano Kevin Pillar.

Lo segundo, fue cambiar al jardinero Todos Estrellas Mookie Betts, uno de los cinco mejores peloteros del planeta tierra, y al abridor zurdo David Price, a los Los Angeles Dodgers por el jardinero Alex Verdugo y los prospectos Jeter Downs y Connor Wong.

Básicamente, a un equipo que llegó tercero en la poderosa División Este de la Liga Americana, le quitaron a su mejor bateador, a uno de sus abridores y no le reforzaron el bullpen, que tuvo efectividad de 4.40 y lideró las ligas mayores con 31 salvamentos desperdiciados en 2019. Al mismo tiempo, los Yankees agregaron a Gerrit Cole, el mejor agente libre que estaba disponible, a su rotación abridora, que por segundo año seguido no contará con el dominicano Luis Severino.

Incluso si el bateador designado J.D. Martínez mantiene una alta producción y el torpedero Xander Bogaerts, el antesalista Rafael Devers y el jardinero Andrew Benintendi saltan al próximo nivel, los Red Sox tendrán muchos problemas para prevenir carreras en el 2020.

Y ante la incertidumbre por la investigación de la MLB, el posible desempeño en el campo es la menor de las preocupaciones que tienen los Red Sox ahora mismo.
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Cada año escogemos diez peloteros que, por diferentes razones, serían interesantes de seguir en la temporada.

En algunos casos, se trata de jugadores jóvenes que mostraron destellos de su potencial y deberían dar un salto mayor hasta establecerse por completo como verdaderas estrellas en el mejor béisbol del mundo.

En otros, hablamos de veteranos que por una u otra causas, necesitan demostrar que aún les queda gasolina en el tanque para seguir adelante.

Estos son los diez peloteros a seguir en el 2020.

1.- Javier Báez (Chicago Cubs)

El puertorriqueño de los Cubs es sencillamente el pelotero más divertido de ver en todas las Grandes Ligas. Divertido y espectacular.

No por gusto lo apodan "El Mago". Siempre tiene un truco debajo de la manga, lo mismo con el bate, que con el guante o en el corrido de las bases.

Con 27 años recién cumplidos, posiblemente no hayamos visto todavía lo mejor de Javier Baéz.

2.- Ronald Acuña Jr. (Atlanta Braves)

¿Cuál es límite para el talentoso jardinero venezolano? ¿El cielo?

Acuña Jr. ha dejado claro su objetivo para la campaña del 2020: convertirse en el primer jugador 50-50 (50 jonrones y 50 bases robadas.

El año pasado, en su segunda temporada en las Mayores, se quedó a tres robos de ser el quinto pelotero 40-40.

La meta es difícil, pero con que sólo lo intente, ya valdrá la pena seguirlo día a día en su progreso.

3.- Luis Robert (Chicago White Sox)

Aunque nunca jugó en Grandes Ligas, todo el mundo del béisbol sabe quién fue Omar Linares, el cubano que desde su adolescencia fue codiciado por los cazatalentos como uno de los peloteros más completos que haya pisado jamás un terreno de pelota en cualquier nivel.

Bueno, según aseguran colegas que lo vieron desde sus inicios en la isla, Luis Robert es lo mejor que ha dado Cuba desde Omar Linares.

No debe haber sido por gusto que los White Sox le dieron una extensión contractual por $50 millones sin haber debutado aún en las Mayores.

4.- Luis Arráez (Minnesota Twins)

Si lo que mostró en el 2019 es real, el segunda base venezolano de los Twins es un firme candidato a ganar el título de bateo de la Liga Americana.

Arráez tuvo average de .334, con 109 imparables en 326 turnos, apenas un punto menos que Tim Anderson, el líder de los bateadores del joven circuito, aunque sin las veces requeridas.

Su promedio de embasamiento fue de .399, con un slugging de .439. El 23 por ciento de sus hits fueron extrabases (20 dobles, un triple y cuatro jonrones) y recibió más boletos (36) que ponches (29).

5.- Félix Hernández (Atlanta Braves)

Es difícil creer que uno de los mejores lanzadores que ha tenido las Grandes Ligas en lo que va de siglo XXI esté acabado a los 33 años.

Lo cierto es que desde que cumplió 30 fue como si le hubieran apagado un interruptor, pues en sus tres últimas campañas tuvo récord de 15-27 y efectividad de 5.42 en 314 entradas, mientras que en sus primeras 12 temporadas dejó balance de 154-109 y promedio de limpias de 3.16.

Tal vez lo que necesitaba el venezolano era cambiar de aires, después de jugar 15 contiendas en Seattle.

Quizás lo veamos incluso lanzar en playoffs, la asignatura pendiente en la carrera del Rey Félix.

6.- Miguel Cabrera (Detroit Tigers)

¿Alguien duda que Miguel Cabrera es un futuro miembro del Salón de la Fama?

Con los números que tiene, ya debería alcanzarle para la inmortalidad, pero las cifras redondas llaman más la atención y Cabrera podría llegar en esta misma campaña a los 3,000 hits, 500 jonrones, 1,700 carreras impulsadas, 1,500 anotadas y 600 dobles.

Para ello necesita estar saludable y jugar en al menos 140 partidos, para acumular los 185 imparables, 23 bambinazos, seis remolcadas, 71 anotadas y 23 biangulares que les faltan para esos números cerrados.

7.- Yoenis Céspedes (New York Mets)

El cubano le ha robado hasta ahora el dinero a los New York Mets. En sus tres primeros años de un contrato de cuatro cobró 73 millones de dólares y apenas participó en 119 partidos (81 en el 2017, 38 en el 2018 y ninguno en el 2019).

El equipo consiguió una notable rebaja del salario que devengaría Céspedes en el 2020, al bajar de 29 a seis millones, más incentivos.

El pelotero llegó a los campos de entrenamiento más cerrado que una tumba, negado a conceder entrevistas y dispuesto a que su bate hablara por él en la temporada.

Luego suavizó y dijo a los medios su disposición a estar listo para el Día Inaugural y recuperar todo el camino perdido.

El talento le sobra, aunque la salud no lo ha acompañado y ya son 34 años en las costillas.

Si está saludable y logra ser el pelotero que fue, será de gran ayuda para los Mets y una diversión ver de nuevo sus kilométricos jonrones y certeros disparos desde los jardines.

8.- Chris Sale (Boston Red Sox)

El zurdo Chris Sale tuvo en el 2019 la peor temporada de su carrera, con registro de 6-11 y efectividad de 4.40.

Desde que se estableció como un abridor estelar en el 2012, nunca tuvo números tan bajos en aperturas (25) e innings lanzados (147.1).

De hecho, se perdió por primera vez en ocho años ser invitado al Juego de las Estrellas.

Los Boston Red Sox esperan desesperadamente un rebote de su astro, sobre todo después de ceder al también zurdo David Price a Los Angeles Dodgers y pasarse de tacaños en el arbitraje salarial con el venezolano Eduardo Rodríguez, hecho que podría haber dañado la relación entre el pitcher y el equipo.

9.- Gerrit Cole (New York Yankees)

El pitcher mejor pagado de la historia tiene ahora la oportunidad de hacer realidad un sueño de su infancia: jugar para los Yankees.

Ahora bien. No es lo mismo lanzar en Yankee Stadium que en el Minute Maid Park. No es lo mismo encabezar la rotación del equipo más emblemático de todas las Grandes Ligas, que ser el segundo de los Houston Astros, con Justin Verlander por delante.

Pero hoy mismo, Gerrit Cole es tal vez el mejor lanzador que hay y tiene por delante el reto adicional de liderar a un grupo que ya perdió a Luis Severino por toda la campaña y a James Paxton por las primeras semanas de temporada.

10.- Los Houston Astros

No es uno, sino varios. José Altuve, Carlos Correa, Alex Bregman, George Springer, Yuli Gurriel ...todas las principales figuras de Houston estarán bajo la lupa este año.

Nadie duda de su talento, pero muchos queremos ver si sus números anteriores son legítimos y si pueden repetirlos en el 2020, sin trampas, ni ayudas adicionales.

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MIAMI - El Marlins Park de Miami albergará por primera vez la final del Clásico Mundial de Béisbol (WBC, por sus siglas en inglés) que se disputará entre el 9 y el 23 de marzo del año próximo.

La joya beisbolera de la Pequeña Habana acogerá un grupo de primera ronda, otro de segunda fase, los partidos de semifinales y el choque decisivo.

En camino a su quinta edición y aun cuando hay mucho que mejorar, el WBC sigue afianzándose como la expresión suprema del béisbol global, bajo la égida de las Grandes Ligas.

Mucho bien le hizo a la salud del torneo los títulos alcanzados por República Dominicana en el 2013 y Estados Unidos en el 2017, luego de que Japón dominara las dos primeras puestas en escena (2006 y 2009).

Como mucho aportaría también que en algún momento fueran los puertorriqueños o los venezolanos quienes alcen el trofeo, por tratarse de dos de las principales potencias internacionales en el deporte de las bolas y los strikes.

¿Y Cuba? Luego del milagroso subtítulo conseguido por la mayor de las Antillas en el 2006, la selección cubana ha venido a menos y hoy es una triste caricatura de aquel país que desde los orígenes de este deporte en el siglo XIX era el segundo exponente en todo el planeta, detrás de Estados Unidos.

Cubanos hay de sobra para conformar un equipo de lujo, que automáticamente se colocaría entre los favoritos a coronarse campeón.

La mayoría de los peloteros de Cuba que juegan en las Mayores han expresado en múltiples ocasiones su deseo y disposición de representar a su país en el WBC.

Pero en La Habana no existe la mínima voluntad política para hacerlo, a pesar de ser un reclamo a gritos de la exigente fanaticada dentro y fuera de la isla.

Los argumentos son, cuando menos, infantiles. Que si los que juegan en las Series Nacionales tienen iguales o más derechos. Que quienes se fueron son traidores. Que los millonarios bigleaguers le restregarían sus logros en la cara a quienes decidieron quedarse. Que si el llamado Equipo Unificado (odio esa nomenclatura) debería conformarse con 50 por ciento de peloteros de MLB y 50 por ciento de las Series Nacionales. Que si pito, que si flauta. En fin...

La realidad es que la negativa de los federativos de La Habana a aceptar a quienes decidieron labrarse un camino por sí mismos pasa porque no podrían ejercer el control absoluto de la selección.

Si desde Cuba se rindieran a las evidencias, no habría un solo pelotero de los que juegan ahora mismo allá con la calidad para integrar la selección al WBC y eso significaría aceptar tácitamente el fracaso rotundo de su sistema deportivo, una de las banderas propagandísticas del gobierno.

El WBC es un evento patrocinado y organizado por MLB, no por la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol, a la que Cuba está adscripta.

El Sindicato de Peloteros debería defender el derecho de sus afiliados cubanos a participar en un torneo creado por MLB, quienes están siendo discriminados por el gobierno de su país de origen.

Además, un equipo compuesto por José Abreu, Yoan Moncada, Yasmani Grandal, José Iglesias, Aroldis Chapman, Jorge Soler y los hermanos Yuli y Lourdes Gurriel Jr, entre otros, elevaría sobremanera el nivel competitivo, que ahora mismo sufre con la presencia de la pobre selección que envían desde La Habana.

Por cierto, la prensa de la isla no ha publicado hasta el momento alguna nota de protesta por la designación como sede de la final de Miami.

No se extrañe si aparecen, en esa hipotética nota, alguna teoría conspirativa de que la elección de la capital del exilio cubano fue una movida para que la selección de la isla juegue en un ambiente políticamente hostil, con incitaciones a las deserciones, aunque el mundo sabe que su calidad no les permitirá ni de casualidad llegar a Miami.
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MLB: Mike Fiers, el buen villano

FECHA
24/02
2020
por Jorge Morejón | ESPN Digital

Mike Fiers es un soplón. Un chivato. Un delator. Un informante. Un sapo.

Vaya al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y busque cuanto sinónimo aparezca para calificar al lanzador de los Oakland Athletics, el hombre que destapó el escándalo del robo de señales de los Houston Astros.

Todos los calificativos serán aceptables, si se mira desde el punto de vista de David Ortiz.

Es cierto que Fiers se benefició también de la trampa de sus compañeros cuando formaba parte de los Astros en el 2017.

Su delación puede verse como un acto oportunista, después de recibir el anillo de campeón de la Serie Mundial y la pregunta que todo se hacen es ¿por qué no denunció el esquema de fraude en aquel momento y renunció al premio, en vez de esperar dos años para hacerlo?

Otro punto a favor del Big Papi, quien hace unos días arremetió con los peores epítetos contra el serpentinero.

Ahora bien. Si a Fiers le caben todos esos calificativos mencionados más arriba, a la gerencia de Houston le vienen como anillo al dedo los de idiota, imbécil, cretino, estúpido, tonto, ingenuo y cuantos más quiera sumar a la lista.

Porque hay que ser muy bobo para pensar que el sistema para robar señales era algo que podía mantenerse en secreto hasta la eternidad.

La única manera en que eso no hubiera salido a la luz es si el equipo firmaba a perpetuidad a todos sus integrantes hasta el final de sus respectivas carreras, como una manera de comprar su silencio.

Fiers es visto ahora mismo por muchos como un villano, como en su momento le ocurrió a José Canseco, tácitamente desterrado del béisbol.

Quizás el lanzador no encuentre trabajo a partir del año próximo, cuando se le venza su actual contrato después de la temporada del 2020.

Tal vez termine en una liga independiente, fuera del sistema de las Grandes Ligas y sus sucursales, aunque todavía le quede gasolina en el tanque.

Pero Fiers, como lo fue Canseco, es un buen villano, cuya acción permitió al béisbol cortar un problema que iba creciendo como una bola de nieve en avalancha.

Ya no sólo eran los Astros. Fueron también los Boston Red Sox de Alex Cora. ¿Alguien duda que podrían ser también los New York Mets de Carlos Beltrán? ¿Y cuál sería el próximo? ¿O los próximos?

Algún día el béisbol tendrá que agradecerle a Fiers su delación, como debería darle las gracias a Canseco.

Olvídense del motivo que tuvo el cubano para destapar el escándalo de los esteroides. Obviamente, quería el dinero que le proporcionaría el libro Juiced y tiró a medio mundo debajo de la guagua.

Pero si de algo no se le puede acusar es de mentiroso. A cuanto pelotero señaló como consumidor de sustancias para mejorar el rendimiento, dio en el clavo siempre.

Fue entonces que las Grandes Ligas decidieron tomar cartas en el asunto, que llegó hasta el Capitolio de Washington y se estableció una política de control de sustancias prohibidas.

En el caso de Fiers, cuando abrió la boca para contar lo que ocurría con el robo de señales, simplemente lo que hizo fue defender a su nuevo equipo de la posibilidad de caer víctimas del engaño.

Si no hubiera sido Fiers, hubiera sido otro de los que estuvieron y ya no están. Quizás Marwin Gonzalez. O Dallas Keuchel. O Charlie Morton. Cualquiera que hubiera tenido que enfrentar a los Astros en un momento decisivo y supiera que mediante trampa llevaban ventaja.

Por cierto, en su diatriba contra el soplón, Ortiz no mencionó el fraude de sus adorados Medias Rojas, todavía pendientes de castigo.

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Cuando Yasiel Puig debutó en las Grandes Ligas en el 2013, parecía que estábamos en presencia de un hombre llamado a convertirse en una superestrella, de esas que cuando llegara a la agencia libre, muchos equipos romperían la alcancía por tal de hacerse de sus servicios.

Sin embargo, llegó ese momento y cuando los campos de entrenamientos cobran vida y los equipos inician su preparación con esperanzas renovadas de cara a la próxima temporada, uno de los peloteros más polémicos, controversiales y divertidos de los últimos años no está en ninguno de ellos. Al menos por ahora.

De los 20 principales agentes libres que había cuando se abrió el mercado, 19 ya tienen trabajo. El único que sigue desempleado es Yasiel.

Lo que parecía ser nunca fue. Puig, a quien alguna vez le proyectaron ser un pelotero de 40-40, no pasó de ser un jugador apenas por encima de la media, que no cubrió nunca sus elevadas expectativas.

Jamás llegó a los 30 cuadrangulares ni robó 20 bases. Una sola vez superó las 80 carreras remolcadas y solamente en tres años jugó más de 140 partidos.

Su average de por vida ha sido de .277, con un OBP de .348 y un slugging de .475.

Defensivamente es mucho mejor, sobre todo con uno de los brazos más poderosos de todo el béisbol, capaz de hacer disparos a las bases que paralizan el estadio, pero eso no lo es todo.

Salvo aquella primera campaña, en la que fue segundo en la votación del Novato del Año de la Liga Nacional, que ganó su compatriota José Fernández, la mayoría de las veces en que estuvo en los titulares de prensa fue por sus actitudes extravagantes, que le valieron el apodo de "El Caballo Loco".

En ocasiones fue considerado un activo tóxico dentro del clubhouse de Los Angeles Dodgers, al punto que algunas verdaderas estrellas del equipo pidieron a la gerencia deshacerse de él.

Todavía resulta épica la imagen de él solo, con el uniforme de los Cincinnati Reds, peleando contra todos los peloteros de los Pittsburgh Pirates, minutos después de haber sido canjeado a mitad de la temporada pasada a los Cleveland Indians.

Hasta que llegó el momento en el que su nombre figuraba en la lista de los principales agentes libres.

El invierno ha resultado particularmente frío para el jardinero cubano. Los rumores del mercado lo asociaron pálidamente a varios equipos, los Chicago White Sox, los Tampa Bay Rays, los San Francisco Giants, los Miami Marlins...pero sólo eso, pálidamente.

Primero, parece que andaba demasiado goloso, en busca de un contrato multianual que no se ganó.

Las ofertas que llegaban eran en su mayoría de apenas un año y menos de diez millones de dólares, que el jardinero dejó pasar como envíos por el medio del plato.

Está también el tema de las relaciones públicas en estos tiempos de las redes sociales.

Cuando debía estar publicando en Facebook, Twitter o Instagram videos suyos entrenando como nunca, preparándose para demostrarle al mundo su plena capacidad, el único que salió a la luz fue uno por Japón, enfrentando a un luchador de sumo, en el que, por cierto, se le vio bastante pasado de peso.

Poco a poco, los conjuntos que alguna vez mostraron cierto interés en sus servicios, fueron llenando ese espacio con otros jugadores y el mercado prácticamente se le ha cerrado.

Puig sigue siendo Puig. No todas las franquicias están dispuestas a pagar por un pelotero que implica esos riesgos.

Todavía queda algo de tiempo para que algún equipo le dé una oportunidad a un jugador que de una u otra forma nos va a divertir.

Ojalá que él entienda que un pacto por una campaña es lo que se ganó en todos estos años y que debe aprovecharlo para sacar ese enorme potencial que nunca explotó al 100 por ciento.

Es lo que toca.

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El comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred, parece empeñado en convertir el béisbol en un videojuego.

Desde que asumió el cargo hace cinco años, Manfred ha trabajado incansablemente en crear la ilusión de que está haciendo las cosas importantes que necesita el béisbol, aunque en realidad, cada paso que da es un golpe bajo a la esencia de un deporte que, a pesar de él, goza de una salud económica envidiable.

Primero empezó con que el juego es demasiado largo y su ritmo muy lento, por lo que implementó una serie de iniciativas para acelerar los partidos. Que si limitar las visitas al montículo, que si las bases intencionales automáticas.

¿Resultado? La pasada temporada, los juegos tuvieron una duración de tres horas y diez minutos, el promedio de tiempo más largo de la historia.

Ahora se le ocurre ampliar a 14 la cifra de equipos que clasifiquen a la postemporada, con un enrevesado sistema que incluye un reality show donde algunos escogerán a sus rivales.

¿Escoger rivales? Eso parece como el boxeo actual, donde los campeones esquivan a los mejores retadores y seleccionan contrincantes de menor lustre para engordar su palmarés.

Lo que no está roto, no lo arregles. Los playoffs y la Serie Mundial, tal cual están, funcionan muy bien. Si acaso, pudiera señalarse como su punto más debatible el famoso juego entre comodines, que muchos quisieran que fuera una serie de tres partidos, a ganar dos.

Pero salvo ese detalle, que quizás prolongaría demasiado la postemporada, el béisbol que se juega en octubre reúne todos los ingredientes para complacer al más exigente de los aficionados.

La propuesta de Manfred significaría que prácticamente la mitad de los equipos clasificarían a los playoffs, incluso, posiblemente, algún que otro con récord negativo.

Así pasa en la NBA, donde pasan a la postemporada ocho quintetos por cada conferencia. Pero a diferencia del baloncesto, donde los octavos y séptimos lugares tienen posibilidades casi nulas de vencer al primero o segundo clasificados, en el béisbol las cosas son mucho más parejas y en una serie corta cualquier cosa puede suceder.

Sino, basta con mirar el clásico de octubre pasado, donde un comodín como los Washington Nationals venció a los Houston Astros, uno de los equipos más completos, sin fisuras, de los últimos años.

Ampliar de manera tan exagerada los cupos a la postemporada restaría valor al esfuerzo que se hace durante el largo calendario de 162 partidos de la campaña regular e incentivaría la mediocridad.

De hecho, podría hasta rebajarle el valor a los peloteros en el mercado, pues, ¿qué sentido tendría entonces gastar dinero en un gran agente libre o buscar un refuerzo de primer nivel en julio, si con jugar para balance de .500 alcanzará para colarse en la fiesta de octubre?

La clasificación de algunos se definiría demasiado temprano y eso disminuiría el interés, mientras que con el formato actual, no hay nada decidido prácticamente hasta la última jornada de la temporada.

A los playoffs deben ir sólo los buenos equipos. Es un derecho exclusivo de quienes mejor jueguen, quienes deberán elevarse sobre su propio nivel para poder salir airosos en una etapa que ya tiene asegurada una gran carga de drama.

Lamentablemente, uno de los peores defectos que tiene el béisbol actual es que está siendo dirigido desde las oficinas por personas que desconocen la esencia, el espíritu e incluso, la ética del juego, movidos sólo por la ambición de ganar más dinero, aunque vayan en detrimento del espectáculo.

Manfred es uno de ellos.

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