Para celebrar el Día del Padre, echamos una mirada a la relación padre e hijo en el deporte.

Mazinho y sus hijos Thiago y Rafinha Alcántara

Iomar do Nascimento (Mazinho) estuvo en el equipo de Brasil que ganó el Mundial de Estados Unidos 1994 y una Copa América. Su hijo, Thiago, lo veía entrenar con el Valencia cuando era niño y todo lo que quería era imitarlo. Eventualmente, Thiago alcanzaría jugar para el Barcelona y el Bayern Munich, ganando 10 títulos de liga y uno de UEFA Champions League entre ambos equipos. Su hermano Rafinha, por su parte, también militó en el Barcelona ganando 3 títulos de liga y 5 de Copa del Rey (jugó 90 partidos con el equipo en todas las competencias).

Julio César Chávez y su hijo, Chávez Jr.

Julio César Chávez obtuvo una marca de 107-6-2 (85 KO) en su carrera, fue 6 veces campeón en 4 divisiones en 25 años de carrera y fue exaltado al Salón de la Fama en 2011. Apodado el César del boxeo, Chávez Sr tuvo un invicto de 89 peleas hasta que cayó ante Randall en 1994. Su hijo, Chávez Jr., capturó el título peso medio del CMB y tiene una marca de carrera de 51-4-1 (33 KO).

Bobby y Barry Bonds

En 14 años de carrera, Bobby Bonds fue seleccionado al Juego de Estrellas tres veces, fue el Jugador Más Valioso del Juego de Estrellas y ganó el Guante de Oro tres veces. Bobby Bonds logró 5 temporadas con al menos 30 home runs y robó al menos 30 bases (récord de MLB).

¿Y si les digo que alguien eventualmente compartiría ese récord con él? Sería su hijo, Barry. Los 332 HR de Bobby están justo fuera de las 100 mayores cantidades, pero los 762 de su hijo Barry son la mayor cantidad en la historia. Ambos se juntaron para 1,094 home runs de carrera; no fue hasta el 1925 que la MLB como liga logró esa cantidad de home runs en una temporada.

La dinastía Maldini

Cesare Maldini jugó con el Milan entre 1954-66 y logró 4 títulos de liga y 1 de Copa de Europa (1962-63), convirtiéndose en leyenda del club. Su hijo, Paolo, subió de la cantera milanista al primer equipo en 1985 y jugó con el equipo hasta el 2009. En ese tiempo, ganó 7 títulos de liga y 5 de Copa de Europa (3 de ellos tras el cambio de formato), entre otros títulos. Uno de los hijos de Paolo, Daniel, actualmente milita en el Milan y se convirtió en la 3ra generación de la familia en anotar en un partido de Serie A el 25 de septiembre.

Nico Rosberg y su padre, Keke

Keke ganó el campeonato mundial de Fórmula 1 en 1982 y fue una inspiración para su hijo toda su carrera. Nico comenzó a correr go-karts desde pequeño y ganaría 9 GPs en camino al campeonato en 2016. Rosberg fue el vencedor por 5 escasos puntos en una batalla hasta el final contra un feroz Lewis Hamilton, discutiblemente el mejor piloto de Fórmula 1 de la historia. Acto seguido, Rosberg se retiró y vaya que fue ejemplo de retirarse en lo más alto.

Tomás Balcázar, Chícharo y Chicharito Hernández

Tomás Balcázar fue estrella para Chivas en los 50 y le anotó a Francia en el Mundial de 1954. Javier 'Chícharo' (por el verde de sus ojos) Hernández, casado con la hija de Balcázar, jugó 28 partidos con la selección nacional y fue parte de ese equipo que alcanzó el esquivo quinto partido del Mundial en México 1986 (aunque no jugó en el partido). Su hijo, 'Chicharito', se convertiría en el máximo anotador en la historia de México con 52 tantos, además de militar en el Manchester United (donde ganó 2 ligas) y en el Real Madrid (ganó un Mundialito de Clubes).

Bobby y Brett Hull

Los Hull son el único dúo padre e hijo en anotar 600 goles cada uno en la NHL. Del 1957 al 1980, Bobby Hull fue líder en goles 7 veces, ganó el trofeo Art Ross Trophy (líder en puntos) tres veces, el trofeo Hart Memorial (JMV) dos veces y ganó el Stanley Cup en 1961 con los Chicago Black Hawks. Fue exaltado al Salón de la Fama en 1983. Su hijo Brett fue líder en goles tres veces, ganó el Stanley Cup en 1999 y 2002 y ganó el trofeo Hart Memorial en 1991. Fue exaltado al Salón de la Fama en 2009.

La relación sanguínea no es la única manera de ser considerado "papá". El dominio deportivo también se describe como "paternidad". Aquí algunos ejemplos.

Argentina vs México: marca de 3-0-0 en mundiales

Dos de las 3 veces que se han enfrentado en mundiales fueron en 8vos. de final, y México solamente tuvo ventaja en marcador por 4 minutos en los 3 partidos combinados.

Brasil vs México: marca de 3-1-0 en mundiales

No solo no ha podido ganar, pero México tampoco ha podido anotar vs Brasil en mundiales. En sus 5 enfrentamientos, Brasil ha superado a México con 13 goles por 0.

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Por favor, abróchense los cinturones de seguridad, que llegó el fascinante, misterioso y mágico Juego 6 de la Serie Mundial, donde todo puede suceder.

Sí, ese partido en el que salen leyendas y villanos, se escriben finales felices y también cuentos de terror tendrá un capítulo más en Houston gracias a la victoria 9-5 de los Houston Astros sobre los Atlanta Braves el domingo en el Truist Park.

Carlton Fisk, Kirby Puckett, Mookie Wilson, Joe Carter, Addison Russell, Julio Urías y David Freese inscribieron sus nombres como héroes eternos después del Juego 6 de la Serie Mundial, mientras que Bill Buckner, Charlie Leibrandt, Neftalí Feliz y Robb Nen instalaron los suyos en la nefasta lista del Salón de la Infamia del Juego 6, en la que también brilla el árbitro de primera Don Derkinger por su joya de 1985.

¿Qué podemos esperar esta noche? ¿Un jonrón en entradas extras? ¿Un salvado echado a perder por un gran relevista? ¿Un error clave para coronar una ofensiva de tres carreras en la novena? El guión del béisbol se escribe sobre la marcha y no hay manera de saberlo. Lo que sí se puede contar es lo que ya sucedió.

En conmemoración de los 35 años del error de Bill Buckner en la Serie Mundial de 1986, de los 46 del jonrón de Carlton Fisk en 1975, o de los 30 del batazo de Kirby Puckett en 1991, repasamos, con la ayuda del portal baseball-reference.com, algunos de los más memorables Juegos 6 de los últimos años.


1. Juego 6, 1986: Entre las piernas de Bill Buckner

Un out. Esa era todo lo que necesitaban los Medias Rojas de Boston para ganar la Serie Mundial en el Juego 6 de 1986 sobre los Mets de Nueva York. El marcador estaba 5-3, el cerrador Calvin Schiraldi había retirado a los dos primeros bateadores con siete lanzamientos. Las rotativas de algunos periódicos ya tenían montadas las placas con la portada que leía 'Boston rompe el maleficio' y las cajas de champaña ya estaban en el cameriino visitante. ¿Un sencillo de Gary Carter? No hay problema, siguen habiendo dos outs y dos carreras de diferencia en la parte baja de la décima. Lo que sucedió después sí fue una tragedia griega para Boston, que a ese momento, llevaba 68 años sin ganar y David Ortiz solo tenía 11 años: El emergente Kevin Mitchell disparó sencillo al central, Ray Knight voló de la loma a un nervioso Schiraldi con otro sencillo impulsando a Carter, el relevista Bob Stanley regaló la del empate con un lanzamiento salvaje y Mookie Wilson pegó ese inofensivo rodado por primera base que Buckner mofó para quedar inscrito en la historia.


2. 1991 El jonrón mágico de Kirby Puckett

Hay que agradecerle a Kirby Puckett por el vuelacercas en la parte baja de la undécima entrada frente a Charlie Leibrandt que convirtió un partido poco emocionante en un clásico. No solo por la memoria de verlo corriendo las bases como un chiquillo mientras el abridor convertido en relevista ocasional de los Bravos de Atlanta salía cabizbajo del diamante, sino porque preparó la escena para uno de los Juegos 7 más memorables de los últimos 30 años: el duelo 1-0 que Jack Morris le ganó a John Smoltz para guiar a los Mellizos de Minnesota al título. Todavía cuesta entender por qué Leibrandt, zurdo, estaba allí para enfrentarse a Puckett, uno de los mejores bateadores derechos de su tiempo.


3. 1993: Joe Carter pone fin a la Serie Mundial

Los Indios de Cleveland cambiaron a Joe Carter en diciembre de 1989 a los Padres de San Diego por Sandy Alomar y Carlos Baerga, dos piezas que los llevaron a la Serie Mundial de 1995. Los Padres, a su vez, lo enviaron a los Azulejos de Toronto junto a Roberto Alomar en 1990. Tres años más tarde, Carter se paraba en el plato y le daba a Toronto su segundo título consecutivo con el segundo jonrón para finalizar una Serie Mundial en la historia. El marcador estaba 6-5 a favor de los Filis de Filadelfia, que tenían al efectivamente descontrolado cerrador zurdo Mitch Williams (mejor conocido como 'Wild Thing', el mismo apodo que el personaje de Charlie Sheen en la película de los Indios 'Major League') en la loma para salvar el juego que los llevaría al decisivo. Williams caminó con cuatro lanzamientos a Rickey Henderson y luego de un out, permitió un sencillo al central de Paul Molitor. Con la cuenta en 2-2, Carter la desapareció -- literalmente -- por el jardín izquierdo, provocando fuegos artificiales en el cerrado SkyDome y la primera celebración de Serie Mundial con un 'walk-off home run' desde Bill Mazeroski en 1960.


4. 1995: Por fin, la joya de Tom Glavine

De los futuros miembros de la rotación de los Bravos que llegó al Salón de la Fama, solo John Smoltz (15-4, 2.67, 4 salvados) fue un titán en la postemporada. Greg Maddux (11-14, 3.27 en octubre) y Tom Glavine (14-16, 3.30 en playoffs) dejaron a los fans de los Bravos esperando por más octubre tras octubre. Por eso, había ciertas dudas con Glavine para el Juego 6, aún cuando había ganado el Juego 2 con seis sólidas entradas. Pero sin alternativas y con cinco días de descanso, el zurdo trajó su mejor versión, engañando entrada tras entrada a los poderosos bateadores de los Indios, permitiendo un solitario hit (sencillo de Tony Peña en la quinta), tres bases por bolas, y abanicando a ocho en ocho entradas. Era necesario, porque los bates de los Bravos no aparecieron y un solitario jonrón de David Justice abriendo la sexta fue todo lo que necesitó Atlanta para ganar el primer y único título de la era de Bobby Cox.


5. 2002: Gracias, 'Rally Monkey'

Si no crees en las supersticiones en el béisbol, una mirada al Juego 6 de la Serie Mundial de 2002 te puede hacer cambiar de opinión. Los Angelinos perdían 5-0 en la parte baja de la séptima ante unos Gigantes de San Francisco liderados por Barry Bonds y parecían tener asegurado su primer título de Serie Mundial desde que Willie Mays atrapaba lineazos de espaldas al plato. Los aficionados comenzaron a agitar con más entusiasmo (o ansiedad) el monito mágico de peluche que llevaban al parque, más por diversión que por esperanzas de que fuera a darle la victoria. Si fue inefectividad de los relevistas de los Gigantes, o que el amuleto surtió efecto, está por verse. Lo cierto es que los Angelinos, con jonrón de tres carreras de Scott Spiezio, jonrón solitario de Darrin Erstad y doblete de dos carreras de Troy Glaus ante el cerrador Robb Nen, sumaron seis carreras en la séptima y octava entrada para ganar un improbable sexto partido, en camino a su victoria decisiva en el séptimo.


6. 2011: Todo David Freese

Más que un out... un strike. Eso era todo lo que necesitaba el relevista Neftalí Feliz para darle a los Vigilantes de Texas el primer título en su historia. Cierto que había hombre en primera y segunda para los Cardenales de San Luis, pero con dos outs y la cuenta en 1-2... puede suceder cualquier cosa. Como un triple de David Freese por encima de Nelson Cruz para empatar el partido 7-7 y provocar otro sexto partido de tragicomedia en entradas extras. Bueno, Josh Hamilton le devolvió la delantera de dos carreras a los Vigilantes, por lo que con ventaja de 9-7 el rayo no caería dos veces en el mismo sitio, ¿cierto? Falso. Con tres hits y dos carreras, los Cardenales se negaban a entregar la serie. Después de todo, en un sexto partido cualquier cosa puede suceder. Y sucedió. Sin outs en la parte baja del undécimo, con la cuenta en 3-2, David Freese (sí, el mismo David Freese, el del triple en la novena) envió una recta de Mark Lowe sobre la verja del jardín central para enviar la serie directamente a un séptimo partido, quitándole años de vida al presidente de los Vigilantes, Nolan Ryan. Los Vigilantes anotaron dos carreras en la primera entrada del Juego 7, pero San Luis empató en la parte baja con un doblete de -- sí, de nuevo -- David Freese, en camino a una victoria 6-2.


7. 2016: Addison Russell aleja a los fantasmas

Al igual que los Astros en 2021, los Chicago Cubs habían perdido dos de tres partidos en casa durante la Serie Mundial de 2016 y se mantuvieron vivos con un triunfo agónico en el Juego 5. Necesitaban una victoria contundente en el Juego 6 para eliminar toda posibilidad de que aparecieran cabras, gatos negros ni fanáticos metiendo la mano para estorbar a un jardinero izquierdo. Quizás por suerte, el partido se celebraba en un Progressive Field de Cleveland libre de maldiciones. Faltaba un héroe inesperado y Addison Russell, un callado campocorto y sexto bate, dio el paso al frente con un doble de dos carreras en la primera entrada y un grand slam en la tercera entrada que alejó a los fantasmas mientras Jake Arrieta y cuatro relevistas, silenciaban los bates indios y preparaban el camino para el no menos dramático Juego 7, que coronó a los Cubs por primera vez en 108 años.


6. 2020: El momento de Julio Urías

En una Serie Mundial de una temporada acortada por la pandemia del COVID-19, Los Angeles Dodgers llegaron a la séptima entrada del Juego 6 con ventaja de 3-1, Su cerrador, Kanley Jansen, había desperdiciado una ventaja en el Juego 4 al permitir dos carreras en la novena entrada, y el manager Dave Roberts buscaba otras opciones. Entonces, trajo a lanzar al abridor de ese Juego 4, Julio Urías, con dos outs en el séptimo. El zurdo mexicano no solo ponchó a Yandy Diaz para cerrar la entrada, sino que lució imponente en las octava y la novena, ponchando a tres de los últimos cuatro bateadores que enfrentó, incluyendo a Willy Adames para iniciar la celebración de los Dodgers en un neutral Globe Life Field.

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Los New York Yankees han ganado 13 juegos consecutivos, lo que los coloca empatados con la racha de victorias más larga de cualquier equipo esta temporada (Oakland Athletics, 13 seguidos en abril), y la racha de victorias más larga de los Yankees desde 1961. Es la novena racha de 13 victorias consecutivas en la historia del equipo. Nueva York llegó a la Serie Mundial en 6 de las 8 temporadas anteriores donde ganó al menos 13 juegos seguidos, una hazaña aún más impresionante cuando se recuerda que antes de 1969, solo el mejor equipo de cada liga llegaba a la postemporada. Así que los Yankees terminaron con el mejor récord de la Liga Americana en 6 de las 8 temporadas en las que tuvieron una racha de 13 victorias consecutivas.

Las 9 rachas de 13 victorias de los Yankees son 2 más que los siguientes equipos más cercanos en esa lista en la Liga Americana.

Los Yankees tienen más rachas de victorias de 13 partidos en una sola temporada (9) en su historia de la franquicia que todas las demás franquicias actuales de MLB, NFL, NBA y NHL en el área metropolitana de la ciudad de Nueva York combinadas (7).

La última vez que los Yankees ganaron 13 juegos consecutivos fue en 1961. En ese momento, en 1961, había 18 equipos en MLB.

8 de sus 13 victorias durante su racha de triunfos han sido por 2 o 1 carreras, continuando una tendencia de toda la temporada para Nueva York. 71 de sus juegos esta temporada se han decidido por 1 o 2 carreras, la segunda mayor cantidad de juegos de este tipo en MLB, solo detrás de los Mets. Los Yankees tienen la mejor marca en MLB en ese tipo de juegos, con 48-23, incluido un récord de 21-4 en esos juegos desde el receso del Juego de Estrellas, también los mejores en el béisbol.

Los Yankees tenían un 43% de posibilidades de llegar a los playoffs según FanGraphs.com antes de que comenzara su racha de victorias el 14 de agosto. Ahora ha aumentado hasta el 98%.

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Nota del Editor: Este blog fue publicado originalmente el 8 de abril de 2014, en ocasión del 40º aniversario del HR 755 de Hank Aaron.

ATLANTA -- Durante la noche inaugural de la temporada en Turner Field, el martes, las Grandes Ligas y los Bravos de Atlanta realizaron una merecida y oportuna ceremonia para celebrar el 40 aniversario del jonrón 715 de Hank Aaron, uno de los personajes más emblemáticos e importantes de la historia moderna del béisbol.

En la ceremonia, legitimada por el gobierno del béisbol con la presencia del comisionado Bud Selig, el presentador, Peter Van Wieren, el ex narrador de 33 años de los Bravos, presentó a Aaron como "el rey real de los jonrones" y un poco más tarde Terry McGuirk, principal oficial ejecutivo de los Bravos, agregó: "Aaron estableció el récord de jonrones a la manera antigua y por eso siempre será el rey de los jonrones de todos los tiempos".

En un encuentro breve con la prensa alrededor de la tercera entrada del partido entre los Mets de Nueva York y los Bravos, a Selig le preguntaron sobre la frase "el rey real de los jonrones" para describir a Aaron. "Yo mismo he dicho eso. Y lo voy a dejar ahí", dijo Selig.

Aaron se convirtió en el rey de los jonrones la noche del 8 de abril de 1974 en el Atlanta Stadium, cuando sacó la bola del parque contra Al Downing, de los Dodgers de Los Ángeles, para quebrar el empate, con 714, que tenía con el legendario Babe Ruth en el liderato de cuadrangulares de todos los tiempos.

Ruth había ostentado el liderato más adorado de los deportes profesionales de Estados Unidos desde 1921, cuando desplazó a Roger Connor, quien tuvo 138 jonrones en 18 temporadas entre 1880 y 1897. Hay que notar que esa fue apenas la tercera temporada para Ruth como un jugador ofensivo de casi tiempo completo, luego de pasar más tiempo como lanzador en los primeros cinco años de su carrera.

Aaron, quien actualmente tiene 80 años de edad y lidia con una lesión de cadera, tiene méritos para competir en la discusión de mejor bateador de la historia. En 23 temporadas bateó .305 con 3,771 hits (incluyendo 755 jonrones y 624 dobles), 2,297 carreras impulsadas y 2,174 anotadas. Fue convocado a 25 Juegos de Estrellas -- incluyendo los dos de cada año entre 1959 y 1962 -- y electo al Salón de la Fama con un 98% de votos posibles en 1982.

En el 2001 el presidente Bill Clinton le otorgó la Medalla Al Ciudadano y en el 2002 el presidente George W. Bush le entregó la Medalla de la Libertad, el más alto honor que se le puede conceder a un civil en Estados Unidos. Grandes Ligas premia al mejor bateador de cada liga anualmente con el Premio Hank Aaron.

Por la forma estoica con que manejó el cruel y salvaje racismo de que fue objeto desde que comenzó a jugar el deporte -- debutó en las ligas menores en 1952, cinco años después de que Jackie Robinson quebrara la barrera racial -- pero más especialmente mientras se acercaba al récord de Ruth -- las amenazas de muerte eran su pan de cada día -- Aaron es una montaña de dignididad en una sociedad universal carente de genuinos modelos a seguir.

Una verdadera leyenda. Un grande entre los grandes, dentro y fuera del terreno. Uno de los mejores exponentes que ha tenido el béisbol. Un simbolo para pasadas, actuales y futuras generaciones. Pero, lamentablemente, no es el rey de los jonrones.

De acuerdo a los registros oficiales de la oficina del comisionado de Grandes Ligas, que hasta enero dirigirá Selig, el líder de jonrones de todos los tiempos es Barry Bonds, con 762 en 22 años de carrera. Igualmente, el récord de vuelacercas para una temporada le pertenece a Bonds, con los 73 que bateó en el 2001.

Bonds impuso el récord de un año, eclipsando los 70 que había pegado Mark McGwire en 1998 durante la célebre "Batalla de Jonrones" con el dominicano Sammy Sosa, quien conectó 66 ese año. McGwire (65) y Sosa (63) en 1999 y Sosa (64) en 2001 volvieron a superar la marca anterior de 61, que puso Roger Maris en 1961.

Como muchos saben, Bonds fue el centro de una investigación federal a BALCO, un laboratorio de San Francisco que fue encontrado culpable de distribuir sustancias para mejorar el rendimiento entre deportistas de diferentes disciplinas. El mismo Bonds fue llevado a la justicia por perjurio y obstrucción de la justicia por su testimonio ambiguo del caso.

McGwire y Sosa también fueron sospechosos de usar sustancias para mejorar el rendimiento e incluso McGwire lo confesó años despues de su retiro.

"Para mí es Hank Aaron. Sin meternos en controversias, hasta que las dudas [alrededor de Bonds] se limpien o se aclare un poco más la cosa, hay que seguir considerando que Hank Aaron es el Rey de los Jonrones", dijo Fredi González, el manager cubano de los Bravos.

"¿Es Aaron el líder de jonrones? Cuando estaba creciendo sí, pero más adelante lo sobrepasaron, y esa es la realidad para mí. Así es", dijo Curtis Granderson, el nuevo jardinero de los Mets.

Granderson dió en el clavo. Los libros oficiales de Grandes Ligas siguen teniendo a Bonds como el número uno en la lista de jonroneros de la historia. Cuando Selig y la organización que dirige deciden ignorar esos números, promocionando como "oficial" una cifra inferior, le hacen un flaco servicio a la historia y causan confusión entre los aficionados, especialmente los más jóvenes.

Hank Aaron es un héroe viviente y Bonds es uno de los peloteros grandes más aborrecidos de la historia. Pero eso no cambia el hecho de que Bonds, no Aaron, es el rey de los jonrones.

Y lo seguirá siendo, al menos hasta que Grandes Ligas no tome una medida revolucionaria que saque de los libros a los usuarios/sospechosos de usar sustancias, algo difícil por lo poco práctico de ejecutar.

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Cuando las Grandes Ligas de béisbol (MLB) se lanzaron a la aventura de jugar una temporada en medio de la pandemia del coronavirus, que solamente en Estados Unidos ha matado a 155 mil personas, todos los involucrados sabían que para llevarla a cabo se requerirían de una gran voluntad y mucha responsabilidad.

Tomando en cuenta la naturaleza del COVID-19 --un microorganismo escurridizo que se burla de la comunidad científica del planeta cambiando constantemente su comportamiento-- y la inexistencia de una vacuna, la oficina del comisionado elaboró un detallado 'Manual de Operaciones 2020' de más de cien páginas que regula cada aspecto, incluyendo el comportamiento de jugadores y coaches, dentro y fuera del terreno.

Desde que se convocó a una segunda fase de entrenamientos en julio hasta hoy, cuando entramos a la segunda semana completa de la temporada regular de 60 juegos, una abrumadora mayoría de los participantes ha tenido un comportamiento ejemplar en los esfuerzos por controlar y evitar la propagación del coronavirus.

Lamentablemente, el germen no necesita de muchos errores y descuidos para reproducirse a la velocidad de la luz y contaminar todo a su paso. Basta con que se descuide una sola persona para que todo el esfuerzo de millares se vaya por la alcantarilla.

Primero tuvimos a los Miami Marlins, que --tras su primera serie del año,  tres juegos en Filadelfia del 24 al 26 de julio-- fueron afectados por un brote de coronavirus que contagió a más de la mitad de su roster activo, le impidió jugar por una semana y, de paso, produjo un efecto en cadena que tocó al menos a otras cuatro organizaciones y obligó a la MLB a posponer alrededor una buena cantidad de encuentros y a reformular el calendario original de juego.

Casi inmediamente, miembros de los St. Louis Cardinals comenzaron a dar positivo a las pruebas regulares que están haciendo las Grandes Ligas este año y debieron suspender la serie que jugarían en el fin de semana contra los Milwaukee Brewers en el Miller Park.

Tanto la investigación del comisionado sobre el caso de los Marlins, así como las denuncias preliminares en redes sociales sobre los Cardinals apuntan a que el descuido y relajamiento del Manual de Operaciones 2020 jugó un rol importante, aunque no necesariamente el único, en las primeras dos crisis importantes que ha debido enfentar una temporada que se juega en condiciones extremadamente adversas.

Una temporada, que para el colmo, no dispone de muchos días para reprogramar juegos pospuestos. Ésa fue una de las razones por las que MLB y la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas (MLBPA) se pusieron de acuerdo para reducir a siete entradas los juegos de las necesarias doble tandas que deberán celebrarse para que la mayoría de clubes juegue la mayoría de sus 60 juegos de calendario en los 66 días hábiles.

El viernes, citando fuentes anónimas, ESPN reportó que el comisionado Rob Manfred había informado a Tony Clark, el director ejecutivo de MLBPA, que si el deporte no hace un mejor trabajo en el manejo del coronavirus, podría verse obligado a cancelar la temporada.

Al día siguiente, Manfred informó a ESPN que se mantenía confiado en que la temporada 2020 pueda continuar y que, ahora mismo, no hay ninguna razón para pensar en detener el torneo.

"Estamos jugando", dijo Manfred a Karl Ravech. "Los jugadores necesitan ser mejores, pero en general no soy alguien quien renuncia, y no hay razón para renunciar ahora. Debemos ser fluidos, pero es manejable", agregó el primer mandatario del béisbol estadounidense.

Las cifras generales avalan a Manfred, los equipos, jugadores, coaches y personal que labora alrededor de los clubes: En el reporte conjunto de pruebas y monitoreo de salud de la MLB y la MLBPA del viernes se informó que la semana pasada se realizaron 11,895 pruebas y apenas 29 (20 jugadores y nueve otros empleados) dieron positivo, para un 0.2% de nuevos positivos. De los 29 positivos, 21 fueron de un mismo equipo, presumiblemente los Marlins.

El reporte destacó, además, que hasta el jueves de la semana pasada se habían realizado 40,783 pruebas y que 58 habían encontrado rastros del COVID-19, un 0.1% de positivos. Solamente 42 de esos casos involucró a peloteros, de los rosters regulares y de los entrenamientos alternos.

En sentido general, los números son positivos. Pero de nuevo, una manzana podrida puede dañar toda la canasta, especialmente con un virus que se ufana de ser incontrolable en un ciento por ciento.

Hasta ahora, cerca de una veintena de jugadores, incluyendo los jardineros Lorenzo Cain y Yoenis Céspedes y el lanzador Francisco Liriano en el fin de semana, optaron por no jugar en medio de la pandemia.

El hecho de que algunos peloteros hayan violado las recomendaciones, poniendo en peligro a sus compañeros, podría provocar un aumento en las deserciones. Eso es algo que está por verse.

Lo que sí está bien claro es que para llevar a feliz término esta temporada especial, todas las partes involucradas tendrán que hacer su mayor esfuerzo, pero sobretodo tener gran voluntad y mucha responsabilidad.

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"¿Quieres buenas noticias de béisbol? Acabo de escuchar de múltiples fuentes que el 10 de junio comenzará Spring Training 2. El 1 de julio será el día de apertura y todos los equipos jugarán en sus propios estadios": Trevor Plouffe, ex pelotero de MLB y actual comentarista, el lunes en su cuenta de Twitter.

El comentario de Plouffe ocurrió después que el periódico Tampa Bay Times reportara, el sábado, que el último plan de la oficina del comisionado de Grandes Ligas (MLB) apuntaba a estar jugando pelota para los últimos días de junio o los primeros de julio, dentro de un sistema divisional que favorecería los encuentros entre equipos más cercanos entre ellos y que los partidos se celebrarían en los estadios regulares de MLB.

En otras condiciones, estaríamos celebrando el comentario de Plouffe y el reporte del rotativo tampeño como indicativos irreversibles de que ya finalmente está aclarado el panorama para arrancar la temporada del 2020, detenida desde hace casi dos meses en un limbo por la pandemia del coronavirus.

Pero la realidad es que en la primera semana de mayo, nadie, ni aún el comisionado Rob Manfred o el director ejecutivo de la Asociación de Peloteros de las ligas mayores (MLBPA), Tony Clark, los dos personajes más poderosos de la industria, saben a ciencia cierta cuando se cantará el primer "playball" este año, o incluso si tendremos temporada de pelota en el 2020.

"La incertidumbre es el desafío, lo desconocido es el desafío", dijo Clark el martes a Marly Rivera en una larga conversación publicada por ESPN.

Desde que el coronavirus forzó al béisbol estadounidense a suspender sus operaciones el 12 de marzo, varias ideas de una temporada especial han circulado por los medios, ávidos de mantener al día a los ansiosos aficionados del pasatiempo nacional.

El primer plan, revelado por ESPN en la primera semana de abril, planteó la posibilidad de que MLB jugara todos sus partidos en Arizona.. Los partidos, sin público, se jugarían en estadios de entrenamientos y el Chase Field de los Arizona Diamondbacks.

Los jugadores, el cuerpo técnico y otro personal esencial serían secuestrados en los hoteles locales, donde vivirían en un relativo aislamiento y viajarían solo hacia y desde el estadio.

Posteriormente, el USA Today reportó la posibilidad de realinear las ligas mayores en tres divisiones de 10 equipos para jugar en Arizona, Florida y Texas. El Minute Maid Park de Houston y el aún sin estrenar Globe Life Field de los Texas Rangers albergarían los encuentros en el estado de la estrella solitaria.

Esas y muchas otras ideas que se han tirado sobre la mesa estarían sujetas, después de ser aprobadas por los dueños de equipos y la MLBPA, al visto bueno de los gobiernos federales, estatales y locales y los funcionarios de salud encargados de supervisar las actividades de la nación más afectada del mundo por el coronavirus.

Hasta el martes, cuando una gran porción del país debería estar celebrando la fiesta mexicana del 5 de mayo-- en conmemoración del triunfo de México contra Francia en la Batalla de Puebla de 1862-- Estados Unidos tenía cerca de la tercera parte de los más de 3,6 millones de contagiados y 69 mil de los 252 mil fallecimientos por coronavirus en el globo. Solamente en el estado de Nueva York se habían registrado 25 mil fallecimientos, casi la misma cantidad que en España y Francia.

El presidente Donald Trump y los gobernadores de algunos estados han mostrado disposición de reactivar el aparato productivo de la nación, incluyendo las industrias del deporte y el entretenimiento, y en ese sentido, la MLB solamente espera un pitazo de la Casa Blanca para armar un plan definitivo para regresar, incluso si es bajo un estricto protocolo de distanciamiento social.

Pero ni la señal del gobierno ha ocurrido ni Manfred ha mandado una propuesta concreta al sindicato de los peloteros para aprobar el regreso al campo.

"No sé si todavía existe un plan definitivo", dijo Clark.

"Continuamos hablando con expertos para considerar de la mejor manera posible los múltiples desafíos logísticos que implicarían regresar a jugar bajo lo que está pasando, bajo el ambiente de lo que está sucediendo. A menos que o hasta que recibamos una verdadera propuesta que podamos estudiar, todo lo que hay en este momento es simplemente conjetura", agregó.

Esa es la realidad. Los que dirigen el negocio del béisbol tienen la esperanza de que Grandes Ligas pueda celebrar una temporada en el 2020, pero ahora mismo nadie sabe con certeza cuando comenzaría.

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Al decir que no jugará esta temporada por un salario reducido, el abridor de los Rays Blake Snell desencadenó una cacofonía de respuestas enojadas: una marejada de reacción en redes sociales, medios y otros soportes y, bajo el radar, expresiones de disgusto de algunos de los pares de Snell que están más unidos a las pérdidas nacionales de empleo que han resultado de la pandemia de coronavirus.

Pero de una manera extraña, el resumen contundente pero serio de Snell de cómo él y otros en la unión se sienten ("No está mintiendo", dijo Bryce Harper) puede trabajar para la Asociación de Jugadores de la MLB, de la misma manera que la recta de Randy Johnson sobre la cabeza de John Kruk en el Juego de Estrellas de 1993, planteó algunas preguntas sobre la previsibilidad de 'The Big Unit'. Se ha asumido que los jugadores participarían si surgiera la posibilidad de jugar partidos en este año del coronavirus, pero las palabras de Snell subrayaron las dudas sobre esto, en un momento en que la industria está sufriendo una hemorragia financiera, con el río de ingresos seco.

El liderazgo sindical tiene influencia en este momento, una oportunidad inusual y probablemente inesperada para ayudar a los jugadores mucho más allá de este año: si el liderazgo juega con destreza, piensa en el panorama general y se enfoca en más que solo los salarios de 2020. Y si el jefe de MLBPA, Tony Clark, juega mal, como lo hizo en las negociaciones del Acuerdo Colectivo de 2016 (CBA, por sus siglas en inglés), el péndulo de palanca se moverá bruscamente y el sindicato podría ser llevado a la posición más vulnerable en medio siglo.

Al igual que en otras industrias, Major League Baseball se enfrenta a pérdidas financieras catastróficas, y claramente está tratando de hacer ese caso de forma privada y pública a través de documentos que aterrizaron mágicamente en manos de The Associated Press el sábado. Es posible que la imagen general de la industria no sea tan grave como sugieren esos números, porque cada vez que termina un cierre, el béisbol se recupera más rápidamente que otras empresas. Pero la realidad actual es que no hay juegos ni ingresos, y algunos equipos son mucho más vulnerables financieramente que otros.

Ante la necesidad de organizar juegos en estadios vacíos, los propietarios han pedido a los jugadores que acepten rebajas de sueldos para 2020, y hasta la fecha, Clark ha rechazado enérgicamente este concepto, diciendo que las negociaciones sobre ese tema se resolvieron en marzo. Por el contrario, Clark y el agente Scott Boras -quien los funcionarios administrativos y otros agentes perciben que tienen una gran influencia con Clark y el negociador principal Bruce Meyer- han argumentado que, en la temporada propuesta de 82 juegos, los jugadores deberían recibir sus salarios de 2020, prorrateado por juego.

Clark podría apegarse a ese argumento simple, aferrarse a ese único problema, y puede ser que con algunas concesiones a corto plazo, como aplazamientos salariales, MLB tenga la oportunidad de generar el producto que necesita desesperadamente para cumplir su lado de sus acuerdos de transmisión, y para apuntalar los maltratados valores de franquicia.

O Clark podría analizar esto en una discusión más amplia, para abordar la lista de deseos a modo general del sindicato. Con este enfrentamiento de 2020, está en condiciones de establecer mejores términos en el próximo acuerdo de negociación colectiva, tal vez diseñando una extensión que envuelva el último año del CBA actual en un acuerdo que dure mucho más allá del vencimiento de 2021.

Clark podría reforzar la agencia libre en los años venideros, una gran preocupación para los jugadores en los últimos años. El sindicato podría atacar la manipulación del tiempo de servicio, que se ha convertido en un procedimiento operativo estándar entre casi todos los equipos. El sindicato podría insistir en que, a través de los ajustes del proyecto de reglas, MLB abordara la práctica del tanking (perder a próposito para alcanzar mejor posición a la hora de elegir en el Draft), que fue popularizada con el éxito de los Astros. Clark podría pedir que MLB aumente los salarios mínimos para los jugadores jóvenes.

Las fuentes no indican que la idea de este tipo de discusión más amplia haya sido abordada por ninguna de las partes en los últimos días, y a la luz de la reciente desconfianza entre las dos partes: creo que la relación de trabajo entre MLB y el sindicato es la peor en 25 años: no hay razón para esperar que comiencen las conversaciones generales. Pero con un pívot rápido (el tiempo corre) y con una evaluación de valor intensa, Clark podría explorar lo que es posible.

O el atrincheramiento podría continuar, los dos lados agazapados. Ese es un enfoque que podría ser rentable a corto plazo para los jugadores, si se ganara la lucha por los salarios de 2020, pero también conllevaría el riesgo inherente de un contraataque en el futuro.

No es ningún secreto que Major League Baseball está frustrado en su relación con el régimen de Clark. Cuando el difunto Michael Weiner dirigió la Asociación de Jugadores, él y el comisionado Rob Manfred (entonces jefe negociador de la liga bajo Bud Selig) debatieron y regatearon y discutieron e hicieron muchos tratos juntos, y aunque algunos agentes ahora creen que el sindicato se rindió demasiado. Con el sistema de draft y otros elementos, es indiscutible que la prosperidad en ambos lados avanzó. Los ingresos de la industria, la compensación de jugadores y los valores de la franquicia han aumentado exponencialmente desde la resolución del paro laboral de 1994-95.

Pero el détente casi se ha evaporado, particularmente después de la CBA 2016, que ha sido un desastre para los jugadores, en la forma en que fomentó un tope salarial suave y no logró abordar el tanking. Clark y Manfred han estado en desacuerdo, y si la liga se aleja de este momento sin un acuerdo y sin alivio financiero, y posiblemente sin béisbol en 2020, su estrategia general podría cambiar para las próximas conversaciones de la CBA, lo que prometería ser contencioso.

"Vendrían por sangre", dijo un agente. "Vendrían a recuperar el terreno que perdieron este año".

Y la influencia de ese momento sería muy diferente; sería una lucha prolongada para la cual el sindicato no estaría tan bien posicionado.

El momento de la Unión -el momento de Clark- es ahora.

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Buster Olney, MLB, Baseball

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La última gran venta de los Montreal Expos comenzó a mediados del paro laboral de 1994-1995, ya que la propiedad anticipaba pérdidas financieras masivas por el cierre. Los Expos permitieron a Larry Walker retirarse como agente libre y canjear al jardinero central Marquis Grissom, al lanzador abridor Ken Hill y al cerrador John Wetteland.

Como propietario del equipo, Claude Brochu buscó maneras de ahorrar dinero, sin embargo, no apuntó al departamento de operaciones de béisbol. No hubo béisbol después de mediados de agosto de 1994, y no había certeza de una temporada al comienzo del '95, pero no hubo despidos ni licencias.

"Esa fue una buena organización", recordó el ex gerente general de los Expos, Dan Duquette, quien se mudó de Montreal en febrero de 1994. "Tenías muchas personas dedicadas en esa organización, personas que dieron su vida al béisbol".

Un equipo de mercado pequeño, los Expos construyeron una cultura extraordinaria de desarrollo de jugadores, pero también en talento de oficina. Así como los Cleveland Indians y los Tampa Bay Rays ahora se consideran fuentes confiables de ayuda para las operaciones de béisbol, los Expos produjeron (entre otros) a Bill Stoneman, Bob Gebhard, Dave Dombrowski, Gary Hughes, Duquette y Kevin Malone. En el momento de la huelga de jugadores, el asistente administrativo de los Expos para las ligas menores, presumiblemente uno de los miembros menos remunerados de la organización, era Neal Huntington, quien más tarde se convertiría en el gerente general de los Pirates por más de una década.

"Sabían que lo que invirtieran [en el personal de operaciones de béisbol] sería devuelto muchas veces", dijo Duquette.

Este es un ejemplo que vale la pena considerar entre los dueños de béisbol en un momento en que existe temor de la industria, --anticipación realmente de despidos masivos en las próximas semanas. Los campos de las Grandes Ligas de Béisbol están vacíos, las puertas del estadio están cerradas, la concesión se encuentra clausurada. El río de ingresos de $11 mil millones se ha secado, y aunque los funcionarios de la liga y del equipo y los líderes sindicales deben y pesarán los planes de contingencia, nadie lo sabe con seguridad cuando el deporte se abrirá nuevamente para los negocios; un punto caliente de casos de coronavirus, como los que acaban de experimentar en el refugio seguro de la Casa Blanca, podría descarrilar cualquier reinicio.

Algunos equipos ya han comenzado los despidos, y entre los funcionarios de oficina se espera que una de las oleadas de despidos más importantes pueda ocurrir inmediatamente después del draft amateur del próximo mes. Existe preocupación acerca de cómo los equipos de pequeños mercados llevarán a cabo negocios sin el beneficio de los ingresos de los días de juegos, pero incluso algunas de las franquicias de los grandes mercados se perciben dentro de la industria como pobres en efectivo, incluido los New York Mets y Chicago Cubs, por diferentes razones.

Los Pittsburgh Pirates dieron el draconiano paso de suspender los beneficios de jubilación a sus empleados, un ahorros medido en miles de dólares, en lugar de cientos de miles o millones. Muchos funcionarios de mucho tiempo en el béisbol están horrorizados, en privado, por lo que ven como una decisión que tendrá relativamente poca influencia en el resultado final del equipo, pero es un golpe fuerte en la vida de los empleados con salarios más bajos, los que hacen quizás $30,000 a $60,000 anualmente.

"No entiendo", dijo un ejecutivo. "Solo hay algunas veces en tu vida en que puedes hacer algo para ayudar cuando la situación es realmente sombría y las cosas están mal para la gente, y puedes dar un paso adelante y mostrar cómo hacer lo correcto para ayudar".

Si no hay juegos este año, los propietarios pueden perder muchos millones de dólares, pero están mucho mejor posicionados para recibir un golpe financiero que muchas de las personas que podrían empujar a una economía devastada. Los valores de franquicia nunca han sido más altos que en los últimos tiempos; los Miami Marlins, posiblemente uno de los equipos más pobres y peores del béisbol, se vendieron hace menos de tres años por $1.2 mil millones. Derek Jeter, director ejecutivo de operaciones del equipo, dio el paso admirable de renunciar a su salario anual de $5 millones durante este cierre, una decisión que probablemente no afectará su capacidad de proporcionar alimentos y refugio para sus seres queridos. Jeter ganó más de $250 millones en salario de los Yankees, así como grandes sumas por patrocinio. Estará bien, de una manera que muchos de los empleados de los Marlins no lo estarían si hubieran sido despedidos el mes pasado.

Algunos funcionarios del club estiman que un presupuesto anual de operaciones de béisbol, separado de los salarios de los jugadores, corre alrededor de $25 millones anuales, en el extremo superior. Para extrapolar, retener a cada empleado de operaciones de béisbol para los 30 equipos durante un año podría costar algo en el rango de $750 millones. O casi lo mismo que el valor combinado de los contratos de Mike Trout y Gerrit Cole.

Esa suma es un poca cuando se compara con los valores de franquicia, la riqueza del propietario y el potencial de recuperación de la industria. Después de todo, MLB probablemente esté más seguro de los futuros consumidores que, por ejemplo, la mayoría de los restaurantes.

Pero mantener a los empleados en nómina en estos tiempos puede requerir actos de gracia y generosidad por parte de los propietarios, razón por la cual el dueño de los Detroit Tigers, Chris Ilitch, es considerado un superhéroe entre los empleados de segundo nivel. El mes pasado, Ilitch emitió una declaración inequívoca que subrayó su compromiso con las personas de su organización.

"Los Detroit Tigers no tienen planes de despidos o licencias sin sueldo para sus empleados, incluidos aquellos sujetos a un contrato de Empleado Uniformado", se lee en el comunicado. "Somos una empresa familiar con fuertes valores en torno a nuestros empleados, nuestros fanáticos y nuestras comunidades. Por supuesto, esta es una situación en evolución que enfrentamos de frente y mantendremos a nuestros empleados actualizados si las cosas cambian. Pero estamos tomando una vista a más largo plazo".

Esta es una perspectiva que podrían eludir otros propietarios, así lo creen algunos funcionarios del club. Cuando sea que se reanude el béisbol, y lo hará algún día, las acciones de Ilitch darán frutos a los Tigers, en su retención y búsqueda del mejor talento de operaciones de béisbol, y en cómo los consumidores perciben la organización. "¿Estás bromeando?" dijo un miembro del personal de otro equipo. "La gente atravesaría una pared por alguien así".

Otro dijo: "La gente [en el juego] te recordará, cuando tratas de esa manera a la gente".

Es posible que cada organización no esté tan bien posicionada financieramente como Ilitch para tomar ese tipo de decisión protectora. No hay venta de entradas, no se miran juegos en TV, no se genera dinero. Las pérdidas son reales y son significativas. Como dijo un ejecutivo de alto rango, los equipos que carecen de la propiedad de la riqueza extrema - "los equipos ma y pa" - pueden ser más vulnerables.

Pero la mayoría de los equipos probablemente sean capaces de hacer lo que los Philadelphia Phillies hicieron. El otro día, el socio de la gerencia, John Middleton, informó a sus 460 empleados en un correo electrónico que serían retenidos hasta octubre. "Si bien es probable que necesitemos implementar otras alternativas de reducción de costos en el ínterin para lidiar con nuestra extraordinaria pérdida de ingresos", escribió, "incluidas las posibles reducciones salariales, puede estar seguro de su trabajo y seguro médico para los próximos cinco -y más- meses".

Pero la preocupación entre algunos empleados es que algunas organizaciones usarán el cierre como una forma de reducir los costos organizacionales. En los últimos años, ha habido un cambio en el mundo de exploración, liderado por Houston Astros, para un mayor uso del video con menos "botas en el terreno". Algunos ejecutivos de la oficina principal predicen que después del draft en junio, que se redujo a cinco rondas, un ejército de exploradores aficionados será despedido o suspendido, y tal vez nunca encuentren empleos en la industria nuevamente, ya que los equipos experimentan con video.

"Apuesto a que el 40% de los que abandonan nunca más volverán al béisbol", dijo un funcionario de la Liga Nacional. "Muchos de estos muchachos han estado en el juego durante toda su vida adulta, y están ganando centavos. ¿Y tú simplemente vas a arrojar a esos muchachos a la calle, en medio de esta economía?"

Dijo otro ejecutivo del equipo: "El béisbol volverá, y apuesto a que los equipos podrían compensar el costo de mantener a estas personas dentro de cuatro o cinco años. Simplemente no tiene ningún sentido para mí que estos [equipos] deban deshacerse de las personas que ganan $40,000, $50,000. Esos ahorros no marcan la diferencia dentro del contexto MLB".

En un momento en que muchos que trabajan en el béisbol necesitan líderes para tener un asidero, Chris Ilitch lo hizo; también lo hizo John Middleton. En los próximos días, veremos quién más se mueve para ayudar.

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En este momento el béisbol está como la nave del Apolo 13, muy dañado y a la deriva, con su misión original obsoleta; alejada de los grandes planes para lo que se suponía que debía haber sido creada. La pregunta ahora es si puede regresar, a través de la colaboración y la imaginación.

Para el Apolo 13, una pelea entre los astronautas sobre quién pudo sentarse en el asiento principal, o quién dejó primero la cápsula, o quién tendría los derechos futuros del libro hubiera sido inimaginable y destructivo para todos. Pero en el béisbol, eso es lo que está sucediendo, con Major League Baseball y el sindicato de jugadores actualmente en desacuerdo sobre los términos financieros de un posible retorno.

Lo que parece más que una locura en las circunstancias actuales: decenas de miles de muertes a manos de la pandemia de coronavirus, ciudadanos en temerosos encierros, despidos sin precedentes y desempleo, una economía devastada que puede requerir años para recuperarse.

Pero aquí es donde el béisbol se encuentra en este momento detrás de escena, con algunos de los rencores comenzando a exparcirse a la vista del público, con la gente de ambos lados cada vez más preocupada.

El nivel general de optimismo de que el béisbol tendrá la oportunidad de continuar este año está creciendo en algunos rincones. "Tal vez incluso con fanáticos en las gradas", dijo un oficial de béisbol, señalando la información en desarrollo sobre el aumento de las pruebas. El tema más irritante rodea la división financiera de los miles de millones de dólares que generarían los juegos, y las conversaciones al respecto están estancadas.

En las últimas dos semanas, el agente Scott Boras ha sido cada vez más expresivo, defendiendo el pago de los jugadores con el salario completo siempre y cuando regrese el béisbol.

"Si un jugador batea 15 jonrones en abril, no pide un nuevo contrato", dijo Boras al New York Post en un artículo publicado el 16 de abril, después de que se pospuso el acuerdo provisional al que llegaron MLB y el sindicato y que aborda el tiempo de servicio y la compensación salarial después del inicio de la temporada. "Y en ese caso las condiciones han cambiado. En este caso, no hay condiciones diferentes. [Los propietarios] sabían que había una probabilidad de no tener fanáticos en el estadio. No hay nada nuevo aquí. Están tratando de convertir al jugador en el enemigo, el mal. Los jugadores negociaron de buena fe".

El gobernador de New York, Andrew Cuomo, relató una conversación que tuvo con el jefe de operaciones de los Mets, Jeff Wilpon, y dijo que Wilpon indicó que los jugadores tendrían que tomar algunas reducciones salariales si el deporte opera sin fanáticos. Tony Clark, el jefe del sindicato, posteriormente emitió una declaración: "Los jugadores llegaron recientemente a un acuerdo con Major League Baseball que describe los términos económicos para la reanudación del juego, que incluyó ajustes salariales significativos y una serie de otros compromisos. Esa negociación ha terminado".

Incluso los consultores de medios de los Houston Astros estarían de acuerdo en que hablar sobre este desacuerdo sobre un montón de dinero en un momento en que algunos hospitales y funerarias luchan con un desbordamiento de víctimas de coronavirus es un gran error. Muchos de los que trabajan en el juego se han sorprendido.

Pero los bordes afilados de la retórica reflejan adecuadamente el afianzamiento de la negociación.

"Creo que lo resolverán", dijo una fuente, "por dinero. Ambas partes lo necesitan, ambas partes lo quieren".

Otra fuente, del lado del equipo, dijo: "No estoy seguro. No hay mucha confianza".

Agregaré esto, después de haber cubierto el paro laboral de 1994-95 y las consecuencias resultantes de pérdida de fanáticos: si los partidos no se juegan debido a la lucha por el dinero, los restos de esa falla podrían empeorar el impacto financiero del coronavirus. En un momento en que el béisbol está tratando de encontrar formas de conectarse con la generación más joven de fanáticos, correría el riesgo de perder generaciones de fans, muchos de los cuales nunca los perdonarían. Nunca.

Si hay una oportunidad para el béisbol este año, que depende en gran medida de la contención del coronavirus y de cómo se navegan los mandatos estatales variables, las dos partes deberían reiniciar sus conversaciones con una devoción a la colaboración, imaginación y equidad, y acordar un puñado de principios:

1. No importa la naturaleza de sus desacuerdos, el béisbol se jugará este año, si es posible. Perder cualquier juego por dinero sería un desastre para la industria.

2. Hasta que no se llegue a un acuerdo, no habrá discusión pública sobre los temas en cuestión. Cualquier veredicto del tribunal de la opinión pública sería abrumador y brutal.

3. Cualesquiera que sean los términos de la negociación, el concepto de "ganar" debe redefinirse para ambas partes. Los detalles de la división de dinero de 2020 son mucho menos importantes que avanzar en el juego y comenzar la reparación necesaria para una industria que sirve a todas las partes.

"La 'victoria' aquí es para años futuros", dijo una fuente.

Boras tiene razón: ha habido acuerdos pasados y contratos vinculantes que podrían hacerse cumplir. Teóricamente

Pero cualquiera que vea las noticias conoce el contexto del deporte, y sí, el mundo más allá del béisbol ha cambiado. Ahora se trata de sacar lo mejor de una mala situación, de reconstruir el mejor futuro posible para su negocio. Sería absurdo que cualquiera de las partes espere que la otra parte absorba una mayor parte del impacto financiero.

Aquí hay una idea que vale la pena repetir para una división justa de los ingresos generados este año: con la ayuda de auditores independientes, que se divida el pastel de acuerdo con el porcentaje de 2019. Si el porcentaje del año pasado fue de 52-48 o 53-47, cualquiera que sea la división, reduzca las ganancias de 2020 en líneas idénticas. Podría ser una muestra de buena fe para los propietarios ofrecer un punto porcentual adicional a los jugadores, quienes tienen la responsabilidad personal de salir de sus refugios seguros en circunstancias inusuales para generar el producto. Cómo se puede dividir esa cantidad de dinero entre los jugadores puede dejarse al sindicato.

Si un jugador (o miembro del personal) eligiera no participar en los juegos este año, y las personas desde Clayton Kershaw hasta Mike Trout hubieran hablado sobre sus reservas, los equipos tendrían el derecho legal de anular sus contratos. La gerencia debe acordar no hacer eso con ningún jugador y respetar los deseos de aquellos que optan por quedarse en casa, sin paga. Algunos jugadores adinerados podrían preferir evitar el riesgo. Es posible que algunos no quieran participar por razones familiares, ya sea por una larga ausencia lejos de los niños o un nacimiento inminente de un niño. Algunos podrían tener preocupaciones sobre las condiciones preexistentes. Algunos podrían estar simplemente preocupados por la posibilidad de infección.

Por otro lado: si se reanuda el béisbol y los equipos abren los parques, los clubhouses y salas de entrenamiento, los jugadores deberán renunciar a su derecho a posibles reclamos de responsabilidad relacionados con el coronavirus, que es una preocupación importante para cualquier negocio en estos días.

Estas serían enormes concesiones para cada lado, y las necesarias, para permitir que el deporte recupere su equilibrio y proporcionar una distracción necesaria para los seguidores, y los ratings del documental de Michael Jordan "The Last Dance" y el draft de la NFL demuestran que los fanáticos están hambrientos de contenido. Los propietarios y los jugadores se necesitan mutuamente para fomentar un nuevo flujo de ingresos, para configurar mejor las futuras clases de agentes libres. Es lógico que los próximos agentes libres, desde Mookie Betts hasta veteranos que firman acuerdos de un año, puedan ver reducciones significativas en las ofertas que reciben. Pero cuanto más se juegue béisbol en 2020, más se acelerará su recuperación y mejor será para los jugadores en los próximos años.

Pero la noción de no negociación, ningún acuerdo, ninguna concesión ... bueno, esa es una opción nuclear que debería desaparecer de inmediato.

Una vez que se reanude el béisbol, eventualmente habrá equipos que buscarán hacer cambios en la gestión dirigencial, y sucede que los candidatos que han sido considerados dos de los mejores en el negocio estarán disponibles: Alex Cora y A.J. Hinch Y así es como volverán al trabajo.

Hay una escuela de pensamiento, fomentada en las redes sociales que, si no hay béisbol en 2020, entonces Hinch y Cora (y el ex gerente general de los Astros, Jeff Luhnow) se habrán escapado casi sin penalización debido a que el final de sus suspensiones respectivas están vinculadas a la conclusión de la Serie Mundial 2020.

Ese simplemente no es el caso. Cada hombre perdió su trabajo. Cada uno ha sido avergonzado públicamente como protagonistas en uno de los peores escándalos de trampa del béisbol. Y presumiblemente, cada uno ha perdido dinero. (Digo presumiblemente porque no se sabe qué indemnización recibieron).

Sam Kennedy, presidente y CEO de los Red Sox, no descartó la posibilidad de que el equipo pueda traer de vuelta a Cora en el futuro, y no es ningún secreto que el liderazgo de Boston ama a Cora. Pero los Red Sox eliminaron la etiqueta interina del mánager Ron Roenicke, y es posible que después de que se concluya el mandato de Roenicke --su contrato expira después de esta temporada--, el nuevo jefe de operaciones de béisbol de Boston, Chaim Bloom, podría tener otra contratación en mente.

Si Alex Rodríguez tiene éxito en la construcción de un grupo para comprar los New York Mets, entonces Cora podría surgir como una posibilidad gerencial allí. Cora y Rodríguez tienen una larga amistad con muchas capas: Joey Cora, el hermano mayor de Alex, fue mentor y socio de doble play de Rodríguez en Seattle. Alex Cora y A-Rod comparten la historia de Miami: Rodríguez creció en esa ciudad y el campo de béisbol de la Universidad de Miami lleva su nombre, y Cora es un alumno de la escuela. Y si alguien pudiera defender la redención gerencial de Cora, sería Alex Rodríguez, quien es la encarnación de un regreso al béisbol.

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Ahora que estamos en cuarentena y disponemos de mucho tiempo (en realidad más del que quisiéramos) para invertirlo en esos pequeños placeres que construyen nuestras existencias, decidimos hacer un pequeño aporte para ayudar a combatir el fastidio por el encierro forzado debido al coronavirus.

Hemos armado una lista de 13 películas de béisbol que no deberían faltar en la agenda de un aficionado, de la pelota y del séptimo arte. Advertencia: Nuestra lista no necesariamente está basada en las preferencias universales (por ejemplo, "Moneyball" y otras películas bien populares de años recientes, que aunque nos gustan, no entraron en primeras 13) ni en los montos de sus presupuestos o fama de sus actores.

Sin más preámbulos, estas son mis recomendaciones de películas/documentales de béisbol para ver en estos días de encierro.

1. "Baseball"

La alabada miniserie documental de Ken Burns de 1994 es una joya con un lugar en el Salón de la Fama del béisbol. No es una película dramatizada. Es la historia viva del juego, recreada con videos y fotos y voces originales, cubriendo desde el nacimiento del deporte ya regulado hasta la década de los 90.

La serie de nueve "innings" (episodios) fue estrenada originalmente en PBS, la cadena pública de TV de Estados Unidos. Está disponible en algunos servicios de transmisión en línea y en DVD. Si quieren ver testimonios originales de Ty Cobb, Babe Ruth, Lou Gehrig, Jackie Robinson y todos los que construyeron la historia del juego, "Baseball" es lo ideal. Además, los nueve innings duran casi 19 horas, suficiente, para llenar el gran vacío de pelota que padecemos actualmente.

2. "Field of Dreams"

La película de 1989 es una adaptación de la novela "Shoeless Joe" (sobre Joe "Descalzo" Jackson"), el gran jugador de los Chicago White Sox que fue expulsado de por vida del béisbol por haber guardado silencio sobre la trama de algunos compañeros para vender la Serie Mundial de 1919 a los apostadores.

En la película, el fantasma de Jackson suplica a un granjero en bancarrota que construya un diamante de béisbol en su maizal para volver a jugar, junto a otros fantasmas en pena, incluyendo el padre del protagonista.

"Field of Dreams", protagonizada por Kevin Costner, James Earl Jones y Ray Liotta , es un drama que mezcla la fantasía con la historia y con la melancolía. Apta para toda la familia. Son dos horas bien invertidas.

3. "Eight Men Out"

Siguiendo con el tema del escándalo de los "Medias Negras" de 1919 y la venta de la Serie Mundial, "Eight Men Out" de 1988 cuenta la historia de las razones que llevaron a las principales estrellas de Chicago a aceptar la propuesta del mafioso judío neoyorkino Arnold Rothstein para dejar ganar a los Cincinnati Reds. Bien hecha, la película, llena su cometido.

4. "The Pride of the Yankees"

El Orgullo de los Yankees es acerca de Lou Gehrig, quien murió a los 37 años, víctima de la esclerosis múltiple (ALS o simplemente "El Mal de Gehrig"). "El Caballo de Hierro" fue interpretado magistralmente en la película de 1942 (sí, en blanco y negro) por el gran Gary Cooper, quien parecía un hermano gemelo del inicialista de los Yankees.

El gran Babe Ruth haciendo el papel de Babe Ruth es un plus difícil de ignorar, lo que da a "The Pride of the Yankees" un extraordinario valor agregado.

5. "Cobb"

Tommy Lee Jones hace el papel de Ty Cobb, quien según la película de 1994 (y muchos otros testimonios) era tan despreciable como ser humano como lo buen bateador que era. La película se centra en la relación de un anciano Cobb con el periodista deportivo Al Stump, al que contrató para escribir su autobiografía oficial.

Cobb tenía problemas con todos los otros seres humanos y no tiene ningún problema en admitirlo. Tremenda actuación de Jones y muy buena película.

6. "Brooklyn Dodgers: Ghosts of Flatbush"

El documental de HBO Sports del 2007 es una joya, especialmente para los que tienen fascinación por la historia de los Dodgers y su mudanza de Brooklyn (Nueva York) a los Angeles, la llegada de Jackie Robinson a las Grandes Ligas y la agonía de los Dodgers como franquicia y Brooklyn como barrio frente a los poderosos Yankees del Bronx en la Serie Mundial.

El triunfo de los Dodgers sobre los Yankees en 1955 (que fue el único título de Brooklyn), la vida de los jugadores viviendo en el mismo barrio al que representaban, los aficionados más rabiosos, la negativa de la ciudad para construir un nuevo estadio y todo lo que provocó la mudanza a California formar parte de documental, narrado por el actor Liev Schreiber.

7. "42"

La historia de como Branch Rickey (Harrison Ford), uno de los dueños de los Dodgers de Brooklyn, identificó a Jackie Robinson (Chadwick Boseman) como el afroamericano ideal para aguantar todo lo que enfrentaría mientras quebraba la barrera racial.

La película del 2013, además de la hazaña, los obstáculos que enfrentó y la vida personal de Robinson, también destaca el rol del cronista deportivo afroamericano Wendell Smith en uno de los capítulos más importantes de la historia moderna de Estados Unidos.

8. "Don't Look Back: The Story of Leroy ´Satchel´ Paige"

No es muy popular y fue hecha para la televisión, pero es una película llena de imágenes y anécdotas que ayudan a conocer un poco que tan bueno fue Satchel Paige y que tan buenos eran los mejores jugadores de las Ligas Negras, impedidos de jugar en Grandes Ligas por la barrera racial.

El capítulo de Paige y el poderoso receptor Joshua Gibson jugando con los Dragones de Ciudad Trujillo (así llamaban a la capital de República Dominicana cuando el país era una finca del sanguinario dictador Rafael Truillo) en 1937 es una delicia.

Louis Gossett Jr. hace el papel del Paige, quien debutó en Grandes Ligas a los 42 años, apareció en dos Juegos de Estrellas (con 45 y 46) y lanzó tres entradas con los Atléticos de Kansas City en 1965, cuando tenía 58 años.

9. "A League of Their Own"

Geena Davis actuando como catcher y gran bateadora, Madonna de jardinera central y el gran Tom Hank de manager borracho, es una combinación espectacular.

La película de 1992 recrea la liga femenina "All-American Girls Professional Baseball League (AAGPBL)" que fue creada en 1943 en medio de la incertidumbre que representó la II Guerra Mundial para el béisbol de Grandes Ligas y sus clubes afiliados en ligas menores.

La historia, aunque dramatizada, es sobre un hecho real que muchos pretenden ignorar: Las mujeres tuvieron su propia liga profesional por una década (1943-1954) y fue tan buena, que en la temporada de 1948 se acercó al millón de aficionados.

10. "Major League"

¿Quién no adora al convicto convertido en lanzador Rick "La Cosa Loca" Vaughn (Charlie Sheen) o al toletero y santero cubano Pedro Cerrano (Dennis Haysbert) de los imaginarios Cleveland Indians que vencieron a los Yankees en un importante playoff?

La película de 1992, dirigida por David S. Ward, es ligera y muy divertida.

11. "The Natural"

Una de las películas de béisbol que más alabanzas ha recibido de los críticos, principalmente por el elenco estelar que reunió (incluyendo al director Barry Levinson y los protagonistas Robert Redford, Glenn Close, Robert Duvall y Kim Basinger). Una buena novela bien hecha de un gran jugador ficticio.

12. "Bull Durham"

La película de 1988 tiene de protagonista a Kevin Costner, un habitual haciendo de beisbolista en la pantalla. Recrea la situación de un veterano receptor de ligas menores enviado a lo más bajo del sistema para lidiar con un lanzador joven, talento y muy desubicado. Es una comedia romántica que se deja ver.

13. "Sugar"

La película del 2008 es mejor de lo que muchos (que no la han visto) podrían suponer.

"Sugar", dirigida por Anna Boden y Ryan Fleck, pone en pantalla la realidad de la mayoría de prospectos caribeños que buscan alcanzar sus sueños de salir de la pobreza a través de la pelota.

El pelotero Miguel "Sugar" Santos (Argenis Pérez Soto), nativo de San Pedro de Macorís, encarna la lucha por sobrevivir en el béisbol en un gran país (Estados Unidos) con lenguaje y cultura diferentes y luego adaptarse a la gran comunidad de Nueva York, a donde se va una vez fue descartado como pelotero.

Una muy buena película, bien hecha y muy ajustada a la realidad que viven los chicos latinos, no tanto los pocos que llegan a las ligas mayores, sino los muchos que se quedan en el camino y, muchas veces, prefieren quedarse en Estados Unidos, incluso ilegalmente.
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MLB, Enrique Rojas, Baseball

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