El arranque después de los cambios

Luego de las turbulencias por las drásticas modificaciones reglamentarias en la pretemporada, se inicia el 54° Campeonato Mundial en Australia y nadie se anima a proclamar candidatos

LARGAN METIENDO CAMBIOS
La Fórmula Uno comienza una temporada envuelta en la polémica
BUENOS AIRES -- Vaya curiosidad. Unos pocos se asustan de lo que la mayoría reclama. Desconfianza, tensión y preocupación se mezclan con expectativas y ansiedades en el comienzo del 54° Campeonato Mundial de Fórmula Uno.

Los perdedores de antemano y hasta los favoritos se frenan antes de dar un pronóstico y sentencian que el arranque de la temporada, en el circuito callejero australiano de Melbourne, es uno de los más difíciles de predecir en los últimos años. Eso, lo imprevisible que ahora alarma a algunos participantes, es lo que pedían de las carreras millones de espectadores en el mundo.

La cuestión no roza la calidad de los autos ni la habilidad de los pilotos. Se trata, sí, de la cirugía mayor que la Federación Internacional del Automóvil le practicó de urgencia al reglamento del Mundial y que trastocó las funciones de coches, corredores y equipos. De esta nueva receta pueden analizarse los ingredientes buenos y malos, pero para conocer el sabor habrá que esperar a que termine el Gran Premio de Australia.

Melbourne, la ciudad surcada por el río Yarra, y su imponente Albert Park en cuyas calles se han iniciado los últimos siete campeonatos, servirá como primera muestra. Sin embargo, el fallo definitivo sobre la utilidad de las modificaciones reglamentarias podrá darse una vez que el Mundial haya cumplido algunas paradas más que incluyan circuitos permanentes de distintas características.

DEL ESCRITORIO A LA PISTA
Cuando el abogado inglés Max Mosley, presidente de la FIA, impuso el último retoque a las reglas (acotar los trabajos entre clasificación y carrera y no permitir cambio de neumáticos ni recarga de combustible en ese lapso), dos compatriotas suyos levantaron la voz: Sir Frank Williams y Ron Dennis, directores de Williams y McLaren respectivamente. El cruce de cartas, discusiones y amenazas aún continúa.

El equipo más poderoso de la Fórmula Uno, Ferrari, único participante en todos los campeonatos, ganador de los últimos tres títulos de pilotos (12 en total) y cuatro de constructores (que suman otra docena), agachó la cabeza y siguió su juego, quizá sabiéndose culpable directo o indirecto de este presente convulsionado. Ensayó -mucho- con sus cuatro pilotos: Michael Schumacher, Rubens Barrichello y los probadores Luca Badoer y Felipe Massa. En varias ocasiones, dividiéndose simultáneamente en dos pistas.

Como ocurrió el año pasado, Ferrari se dará el lujo de comenzar la temporada con el modelo anterior, aunque tan actualizado que cuesta encontrar la diferencia con la F2003-GA que marcó records en las pistas italianas de Fiorano e Imola. McLaren pretende imitar el procedimiento y el rendimiento de los renovados autos grises en las pruebas de pretemporada ha sorprendido, según sus propias palabras, al quíntuple campeón Schumacher.

Mientras su jefe se queja y el doctor Mario Theissen (director de BMW Motorsport) desconfía de la duración del flamante motor P83 -sometido a pruebas desde el 18 de septiembre de 2002- debido a la prohibición de cambiarlo entre clasificación y carrera, el colombiano Juan Pablo Montoya se anima con la modificación en la clasificación: una vuelta lanzada por piloto. El bogotano, un velocista, autor de siete pole positions el año pasado, le tiene fe a un sistema que devalúa la pole al meter la clasificación dentro de la estrategia de carrera.

LOS MEJORES DEL RESTO
Entre los otros siete equipos, Renault sobresale por sus antecedentes inmediatos, los buenos parciales en 2002, y algunos destellos en la pretemporada. British American Racing, ahora único representante de Honda, no ha mostrado mucho como para anunciar su postergado despegue. Jaguar, con el asentado australiano Mark Webber y el novato brasileño Antonio Pizzonia, pinta mejor que un año atrás.

Sauber, uno que hace tres años anunció la crisis actual ("A los equipos chicos que no se asocien con una automotriz les costará sobrevivir", había dicho el suizo Peter Sauber), está dispuesto a pelear en el segundo pelotón y Toyota, en su segundo año y con dos pilotos nuevos -el veterano Olivier Panis y Cristiano da Matta, el campeón de CART- quiere su primer podio.

La desaparición de Prost, primero, y de Arrows, después, no dejó solo a Minardi en la lista de equipos urgidos por financiamiento y resultados. Este año se le une Jordan, que probó poco, incorporó un piloto que prometió patrocinantes -el novato inglés Ralph Firman-, clama por ayuda de sus escuderías colegas y apuesta lo poco que tiene a la experiencia del italiano Giancarlo Fisichella.

Más allá de los datos, las circunstancias y los hombres, las especulaciones quedarán de lado pronto. Cuando se apaguen las cinco luces rojas del semáforo en la recta de Melbourne y se enciendan unas cuantas ilusiones.

MARTÍN URRUTY es periodista especializado en automovilismo desde 1993. Trabajó en el diario Clarín y en Radio Rivadavia y fue co-autor del libro "Formula 1 -50 años- La eterna pasión". Actualmente es redactor del diario deportivo Olé, y además es de columnista del SportsCenter Latino de ESPN, de ESPN Radio en Rivadavia y de ESPNdeportes.com.

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martes, 04 de marzo