Berger, que continuará por el momento colaborando con la estrategia del equipo para poco a poco ir dejando sus funciones, confesó que "la decisión no ha sido fácil".

"Mi trabajo como director del departamento de competición de BMW me ha dado grandes satisfacciones y creado profundas raíces y una relación especial con la compañía. Después de todo BMW me ha dado la oportunidad y confianza de probar mi capacidad empresarial después de mi carrera de piloto", expuso.

"La relación que he tenido con las personas que toman las decisiones en la empresa y el trabajo junto a Mario Theissen, director técnico, no sólo ha funcionado bien, sino que ha tenido mucho éxito", agregó.

"Nuestro objetivo era construir un gran equipo y creo que lo hemos conseguido. Pero hay que dedicar mucho tiempo, mucho trabajo y además llevar una vida de vagabundo, que llevo desde mis primeros años como piloto en 1979", indicó.

"Para el futuro quiero simplemente tener más tiempo para mi vida privada, por mi familia y por mí mismo", son las razones esgrimidas por Gerhard Berger para renunciar a su puesto de director deportivo del departamento de competición de BMW.

SE ACABO LA VIDA DE VAGABUNDO
El austríaco ha decido poner fin a su vida de vagabundo, tras casi veinticinco años recorriendo el mundo, primero como piloto y luego como director del departamento de competición de BMW, y con su marcha desaparece uno de los personajes más carismáticos de la Fórmula Uno.

Gerhard Berger, que meditó seriamente su retirada como piloto, tras el trágico fin de semana en el que perdieron la vida dos de sus amigos en Imola, el 30 de abril y 1 de mayo de 1994, su compatriota Roland Razemberger y el brasileño Ayrton Senna, no aguanta más y tras realizar el viaje más largo del mundial, a Australia, ha anunciado que quiere más tiempo para su vida privada y ya no aguanta más.

Ligado a BMW, debutó en Fórmula Uno al volante de un coche ATS impulsado por este motor, en la era del turbo, para cuya casa logró dos años después la primera victoria al imponerse en el Gran Premio de México de 1986 con un Benetton, tuvo sus momentos de gloria pilotando para Ferrari, de 1987 a 1989 y de 1993 a 1995, y para Mclaren-Honda de 1990 a 1992.

En 1988 finalizó tercero del mundial tras los imbatibles McLaren MP4/4 Honda de Senna y del francés Alain Prost y logró una de las victorias más deseadas, al imponerse en el Gran Premio de Italia disputado en Monza, un mes después de la muerte de Enzo Ferrari, al que le dio el homenaje más popular que podía ofrecerle.

En los tres años que estuvo con Ayrton Senna en McLaren, no sólo fue un compañero fiel, sino que llegó a conseguir algo tan difícil como fue la amistad del brasileño.

Tras regresar a Ferrari en 1993 para conducir otros tres años para la escudería italiana y volvería a terminar tercero del mundial tras Michael Schumacher (Benetton-Ford) y el británico Damon Hill (Williams FW14 Renault), en una temporada que conmocionó al mundo con la desaparición de Senna.

En 1997 después de correr los dos últimos años con Benetton-Renault y lograr su décima y última victoria, se retiraba de la competición activa y dos años después pasaba a ejercer el puesto de director del departamento de competición de BMW, del que hoy ha presentado su renuncia, cuando termine el contrato que lo liga hasta el 30 de septiembre.

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