Será una "casa nostra"

Old Trafford, el "teatro de los sueños", albergará la final entre el Juventus y el Milan, y estará obsolutamente repleto de italianos

MADRID -- Old Trafford, el "teatro de los sueños", albergará la final de la UEFA Champions League el próximo miércoles entre el Juventus y el Milán, lo que convertirá el mítico estadio inglés en feudo transalpino durante unas horas.

Old Trafford pasa por ser uno de los estadios emblemáticos del panorama europeo. Una de las cunas del fútbol. Terreno sagrado, junto a San Siro, el Santiago Bernabéu, el Nou Camp o el Olímpico de Múnich. Un símbolo que marca a los futbolistas que pisan su césped.

Construido en 1910, su coste fue de 93.000 euros y sufrió su última remodelación en 1990. Con una capacidad de 67.706 espectadores, el récord de afluencia que presenciaron un encuentro fue de 76.962 en un duelo entre el Wolverhampton y el Grimsby, el 25 de marzo de 1939, valedero para la FA Cup.

El récord de espectadores para ver al conjunto local fue de 70.504 espectadores en un partido contra el Aston Villa el 27 de diciembre de 1920.

El estadio, una joya para los amantes del fútbol, cuenta con un museo, un restaurante", estudios de televisión y una gran tienda en la que se venden todo tipo de objetos del club como camisetas, mecheros o bufandas, y tiene en su punto más alto hasta el terreno de juego 60 metros (en la tribuna norte).

Situado a las afueras de Manchester, a quince minutos en coche desde el centro de la ciudad un espectador se coloca delante de las puertas del teatro de los sueños.

Los cronistas de la época, allá a comienzos del siglo XX, afirmaban que el estadio era una maravilla para la vista, hecho con un gusto exquisito admirado por todos los ingleses. "Es el más bello, espacioso y extraordinario estadio que jamás se ha visto. Un estadio sin rival en el mundo". Así lo definían en la prensa británica. En esos momentos era el estadio más grande de las Islas Británicas.

Fue el mítico Bobby Charlton el que dio el nombre de "Teatro de los sueños" a Old Trafford. Los ingleses querían el Campeonato del Mundo de 2006, que finalmente se organizará en Alemania, y para ello optaron por tomar como estandarte el estadio del Manchester y Wembley.

Por la década de los años veinte del siglo pasado, más de 70.000 espectadores llenaban una sola tribuna. Esa misma fue destruida el 11 de marzo de 1941 durante la II Guerra Mundial por la aviación alemana.

El ejército nazi buscaba hacer daño en las ciudades industriales de Inglaterra y Old Trafford fue blanco de una bomba, en el punto de mira alemán.

Sólo en 1949 el Manchester pudo volver a su casa, una vez reconstruido el estadio. A partir de entonces el conjunto inglés vivió momentos de esplendor. Sir Matt Busby fue el entrenador que conquistó la primera Copa de Europa para el club en 1968.

El 29 de mayo de 1968 en Londres, con los míticos Best y Charlton en el once titular, venció en la final contra el Benfica 4-1. Por eso un monumento de bronce en memoria de Busby se puede visitar en la fachada principal del estadio.

La tribuna oeste, reconstruida en 1993 y ampliada en 2000, alberga a los ultras de los red y estudios científicos revelan que en su máximo esplendor llegó a producir más decibelios que un Boeing 747.

"Cuando muera quiero que esparzan mis cenizas en este estadio", llegó a declarar el francés Eric Cantona, dueño del mítico número 7 que ahora porta el icono de masas David Bechkam.

En la zona norte del estadio se encuentra un restaurante, el Red Café, abierto todos los días del año. Sólo cuando hay partidos se reserva para la gente VIP.

En la gran tienda del Manchester, la mercadotecnia se explota hasta la última gota. De hecho, el conjunto inglés es el más rico y poderoso del mundo según un estudio de la Universidad de Navarra con datos de "The Economist".

Se prevé una nueva ampliación del aforo del estadio para el futuro, que dejará una capacidad cercana a los 90.000 espectadores. Para la final del próximo miércoles se registrará una entrada de 62.295 espectadores (45.610 entradas a la venta). Los precios oscilan entre los 121 euros de la entrada más cara a los 60 de la más barata.

Esta semana Italia vibra con sus clubes. En Old Trafford sólo se hablará italiano. La Gazzetta habla del estadio como 'casa nostra', un juego de palabras que confirma el poderío del calcio este año tras un período de dominio español en el torneo.

- EFE


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