El chileno marchaba en un sobrio recorrido en la tercera ronda, como para meterse entre los diez, pero todo se derrumbó en el hoyo 11, El Ferrocarril, como había ocurrido con el Oso Dorado 62 años antes.
Para un golfista de élite firmar un quíntuple bogey es extraño. Hacer dos en un mismo torneo y en rondas consecutivas ya toma ribetes de cercanos a la rareza más absoluta. Pero si a todo eso se le suma que pasó en un Major, directamente ya alcanza el grado de anomalía. Sin embargo, todo eso le pasó a Joaquín Niemann en la 152ª edición del Abierto Británico, quien cerró con cinco golpes sobre el par el par 3 del hoyo 8 en la segunda vuelta y el par 4 del 11 en la tercera.
El chileno había logrado recuperarse del quíntuple del viernes con un brillante recorrido de vuelta para cerrar el día en par. Y el sábado venía bien, con tres birdies y un bogey hasta el noveno, para estar con dos bajo par para el torneo y a cinco de la punta. Expectante. Un pequeño tropezón en el 10 (bogey) y la debacle total en el 11, el mismo lugar en el que Jack Nicklaus sufrió también un quíntuple bogey, pero ¡62 años antes!
El 11º hoyo de Royal Troon nació como un par 5 por sus 490 yardas de extensión. Se llama el Ferrocarril porque un tres recorre el lado derecho, que se puede ver pasar mientras los jugadores lo recorren. El driver es el palo elegido para la salida para ganar distancia, pero hay que llegar al fairway, no hay otra. “Es el ejemplo claro de, simplemente coloquen la pelota ahí”, dijo Bryson DeChambeau, actual campeón del US Open. Errar el fairwey por la derecha es tirar la pelota a las vías, porque la pared que delimita el club está ahí, a un puñadito de metros. Fallar por la izquierda es caer en una zona de pastizales. En síntesis, es caer en el angosto fairway o sufrir.
A ese campo escocés llegó un joven Nickaus, de 22 años, para debutar en The Open en 1962. El Oso Dorado, tal vez el mejor golfista de todos los tiempos, se topó con el Ferrocarril y no la pasó bien. Firmó una tarjeta de ¡diez sobre par, un quíntuple bogey! El estadounidense cerró esa primera ronda con 80 golpes en el Major que ganaría Arnold Palmer y definiría al Ferrocarril como el hoyo más difícil de todos los campos de todos los torneos grandes. Y eso que era par 5…
En 1997 decidieron pasarlo a par 4 y se transformó en el hoyo más difícil de Royal Troon, sin discusión. “Es el hoyo más peligroso que haya visto jamás”, sentenció Palmer. Y ahí se topó nomás Niemann con El Ferrocarril, con nueve impactos para perder todo el terreno ganado con su buen andar. El santiaguino cayó a cuatro sobre el par y sus esperanzas de terminar en top ten se hipotecaron, porque además sumó otro bogey en el 16 para terminar la ronda con 76.
Caer en el “¿qué hubiera pasado si…?”, claramente no tiene sentido. Pero con esas dos rarezas traducidas en doble quíntuple bogey, Niemann estaría hasta en la pelea. Hasta firmando bogey en cada hoy sumaría ocho golpes menos. Pero todas las especulaciones pierden sentido con la realidad.
El chileno saldrá este domingo desde el puesto 40º a la última ronda del Abierto Británico. El mexicano Abraham Ancer marcha igualado con Niemann después de firmar una tercera ronda de 70 (uno bajo par). Emiliano Grillo completa el trío de latinos en la vuelta final del Major inglés. El argentino cerró con 72 (+1) y con 217 (+3) se ubica 33º.