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Comienza el Latin America Amateur Championship, la 'punta del iceberg'

Playa del Carmen, enviado especial -- Warren Borrowes camina siguiendo a un grupo de jugadores en su vuelta de práctica. Él es el padre de Justin, de 19 años, jugador aficionado de Jamaica, que hace su segunda presentación en esta sexta edición del Latin America Amateur Championship (LAAC), que comienza este jueves en la cancha de El Camaleón, en Mayakoba, Playa del Cármen, México.

“El año pasado Justin pasó el corte, el domingo no jugó bien, pero fue grandioso verlo el fin de semana. Es un placer y una emoción acompañar a mi hijo en esta experiencia. Estamos muy agradecidos por esta oportunidad”.

Esas eran sus sentidas palabras, a pocas horas del inicio del torneo.

Ayer hubo un par de conferencias de prensa notables. La primera fue la de Pablo Lacayo, jugador de Nicaragua.

Con 15 años, Pablo es el jugador más joven del torneo y de toda la historia del LAAC. Sentado frente a la prensa explicaba sus experiencias con una madurez que sorprendió a todos. En los largos par 4 de Mayakoba, Pablo debe pegar hierro cuatro o híbrido para llegar en dos golpes. “Estoy emocionado por estar aquí. Mi objetivo es jugar bien y pasar el corte”, decía, este casi niño, a la prensa acreditada.

La otra conferencia interesante fue la de dos jugadores argentinos, muy diferentes ambos en su perspectiva y opiniones respecto al golf y a este torneo.

Mateo Fernández de Oliveira y Abel Gallegos. El primero está ubicado en el puesto 323 del ranking mundial de aficionados. Esta es su tercera presentación en el LAAC. Mateo está jugando en Estados Unidos en una universidad, siguiendo el camino clásico para desarrollarse en el golf. Él piensa que estudiando y jugando al golf abre las posibilidades.

“Si no salieran bien las cosas en el golf, tendré mi título como alternativa de vida”. Con respecto al torneo nos decía: “Lo importante en esta cancha es poner la pelota en el fairway y desde allí darse oportunidades. Evolucioné mucho este año y tengo grandes expectativas”.

Abel por el contrario, quiere poner “toda la carne al asador” con el golf. No habla inglés y la alternativa de alejarse de sus afectos viviendo en Estados Unidos no lo atrae. Su vida es el golf por ahora y ahí se juega todo. Esta es su primera presentación en el LAAC y nos decía: “Este es un torneo increíble, estoy muy contento de poder jugarlo. Mi objetivo es salir a jugar al golf, divertirme y esperar el resultado”.

Estas historias se repiten todo el tiempo en el LAAC.

Este no es el típico torneo donde lo importante es el juego, los birdies, las águilas o los bogeys. Aunque parezca mentira, tampoco es importante quién gane. Sin duda será trascendental, individualmente hablando, para quién logre el triunfo, sobre todo si pensamos en las puertas que se abrirán en su carrera.

Pero la sensación que uno tiene aquí, al respirar esta especial atmósfera, es que el verdadero ganador en el LAAC es el golf. Sí, el Golf con mayúsculas. Es como si lo visible, el juego, los scores, y hasta el ganador, fuera la punta de un gigantesco “iceberg”.

Se percibe así que, por debajo, hay una enorme masa de principios y espíritu, esenciales, que sostienen todo.

¿Existiría un Tiger Woods sin los 60 millones de aficionados que practican golf asiduamente en todo el mundo? Seguramente no. Por eso los organizadores del LAAC, El Masters Tournament, The R&A y la USGA, las entidades más importantes del golf mundial, invierten tanto esfuerzo en promover el golf amateur.

Esa es la raíz que da salud y alimenta al gran árbol que es golf a todos los niveles.

Recordemos que el ganador del LAAC obtiene un pase directo para jugar el Masters y The Open en 2020. Este último privilegio, anunciado esta semana, a pocos días del comienzo de esta sexta edición del LAAC, conmocionó a los participantes y es una muestra inequívoca de la importancia que los organizadores le asignan a esta iniciativa. El ganador y los empatados en el segundo puesto recibirán también un pase a la fase final de la clasificación para el US Open.