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¿Cómo sería un duelo entre Tiger Woods y Jack Nicklaus en el Masters?

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Este es un relato ficticio de lo que hubiese sido un enfrentamiento entre Tiger Woods y Jack Nicklaus en el Masters, acerándose al final de sus mejores momentos deportivos.

Cierren los ojos, abran su mente e imaginen lo inimaginable. Tiger Woods y Jack Nicklaus parados sobre el primer tee de salida del Augusta National, en el último enfrentamiento del domingo. La pandemia de coronavirus finalmente ha retrocedido y permitido esta gloriosa visión para los fanáticos desesperados por el regreso de los deportes a sus vidas.

Por supuesto, esto nunca podría suceder en la vida real, con Woods a la edad de 44 y Nicklaus con 80 años. Pero en estos momentos necesitamos un poco de deporte de fantasía, por lo que les propongo retroceder el reloj biológico de Nicklaus y hacer que el Golden Bear tenga 47 años en este momento, con su record de 18 majors en vigencia (Ganó el No. 18 a los 46, en Augusta). Dejemos de lado todos esos enfrentamientos clásicos y pensemos que esto es real, arranca el match entre Nicklaus y Woods. Tiger y Jack acercándose al final de sus picos de carrera, haciendo que los fans y los medios de todo el mundo se reúnan para ser testigos de esta última vuelta del Masters como la última gran batalla entre Woods y Nicklaus – la batalla por el título del más grande de todos los tiempos.

Aquí vamos.

Según cuenta la historia, un Tigre (Tiger) y un Oso (“Golden Bear”, apodo de Nicklaus) querían ser el GOAT (cabra en inglés y además las siglas de Greatest of All Time, en español, El Más Grande de Todos los Tiempos), y sólo uno iba a poder dejar Augusta National este día con ese título.

Las personas del lado de Jack decían que su hombre tenía una ventaja 18-15 en campeonatos de majors – y una ventaja 6-5 en cuanto a chaquetas verdes – como prueba de que Nicklaus tenía la ventaja en la carrera del Más Grande de Todos los Tiempos. Los del lado Tiger apuntaban a la ventaja 82-73 en victorias en el PGA Tour – y rachas más dominantes que Jack – como prueba de que Woods merecía ese reconocimiento histórico.

Sus estadísticas cabeza a cabeza no hicieron nada para inclinar la balanza hacia ninguna dirección. Extrañamente, Nicklaus y Woods sólo habían jugado juntos en el último grupo de un torneo media docena de veces, y cada uno había ganado tres. Tiger había pasado gran parte de su carrera intentando equiparar y superar el estándar amateur y profesional del apenas mayor Jack, y ahora aquí nos encontramos, con el objetivo a lograr delante de él y de todo el mundo mirando.

Tiger tenía una gorra negra de Nike y una remera roja, sus hombros y brazos esculpidos y una cintura de adolescente todavía daban la imagen de un boxeador de peso mediano. Jack no tenía gorra; él prefería que la briza ondulara con suavidad su rubia cabellera. Tenía su remera amarilla favorita, en honor al hijo adolescente de un amigo que acababa de fallecer a causa de un cáncer de huesos. La barriga de mediana edad de Nicklaus sobresalía levemente por encima de su cinturón, pero sus muslos de 29.5 pulgadas cubiertos por sus pantalones escoceses recordaban a todos su atletismo y su potencia explosiva.

El Masters nunca había experimentado un ambiente tan eléctrico, tan tenso, con tanta expectativa en el primer tee de salida. El cielo era de un azul profundo y se podía sentir la calidez del sol. Jack y Tiger habrán intercambiado unas cinco o seis palabras, como máximo, mientras esperaban el turno de hacer su primer golpe. Nicklaus y Woods eran de los que andan con esas señales invisibles de "No Molestar" colgadas del cuello, ya sea en compañía de sus competidores o los fans. Habían aflojado un poco esa postura con la edad, pero, de todas maneras: no creían en el contacto visual o en alentar a las masas como Arnoldo Palmer y Phil Mickelson. Jack y Tiger sólo creían en superar a su rival, ni más ni menos.

"Haz un juego relajado pero intenso", le dijo a su hombre el caddie de Tiger, Joe LaCava, en el último segundo antes del primer impacto. Woods sabía exactamente lo que le había querido decir LaCava. Un fanático de los Giants oriundo de Connecticut, LaCava, tenía una remera de Lawrence Taylor debajo de su traje blanco, su forma de sumar a la rivalidad por el Más Grande de Todos los Tiempos.

Ante unos gritos ensordecedores, Woods le pegó a la pelota, que avanzó por el fairway y dio paso a Nicklaus. "Con calma, papá", dijo el hijo y caddie de Jack, Jackie Jr., que tenía el mismo número en su vestimenta -- 89 – que usó para la más apabullante victoria en un Master de su padre. Por alguna razón, hacía poco que los hijos de Nicklaus lo habían comenzado a llamar así a su padre en público. Jack agarró su driver, hizo su típica mirada hacia el oyó y pegó con potencia, alto y lejos fue la pelota mientras que el público enloqueció. La misma quedó 10 yardas pasando la de Tiger.

Ya se había dado la primera declaración del día. Woods y Nicklaus marcharon cada uno por su lado en el fairway -- no había necesidad de hacer acordar a estos dos la obligación de la distancia social que había estado en vigencia durante la pandemia – y comenzaron a jugar su propio golf de fantasía con ramificaciones muy reales.

Jack pestañeó primero en el No. 4. Ambos hombres habían jugado de manera relativamente conservadora durante los tres primeros hoyos, midiéndose entre sí, pero Woods y Nicklaus habían sumado dos birdies en el No. 2. Aunque después de cometer un error al evaluar el cambiante viento, Jack no logró salir bien del bunker ubicado adelante a la derecha del No. 4, un lugar en el que era fácil llegar a cometer un error: Nicklaus había sumado birdies en todos los hoyos del Masters al menos 10 veces en su carrera, salvo en el No. 4.

Woods respondió con un poco de nerviosismo en su siguiente golpe desde el tee en uno de los bunkers de la izquierda del intimidante quinto. Nicklaus siguió con su mejor drive del día, pegado con un poco de enojo, antes de que Tiger hiciera su tiro en el bunker a la derecha en medio de otra desventura en el No. 5, en el que Woods había hecho bogey cuatro veces seguidas durante su victoria de 2019. Jack siguió con un tremendo golpe que dejó a Woods de rodillas. Hizo que su approach con el hierro 6 termine al lado de la bandera y entró en el hoyo con un rebote para el tercer águila en la carrera de Nicklaus en el quinto -- tercero – creando un impresionante hoyo para Jack que había dicho que era el par-4 más difícil de la cancha. Nicklaus lanzó la cabeza hacia atrás y levantó los brazos como si hubiese marcado un touchdown.

El swing de práctica y la ventaja de dos golpes parecían haber relajado a Nicklaus mientras esperaban en el sexto tee. Jack miró a Tiger, que estaba hablando muy concentrado con LaCava; el caddie parecía estar dándole un sermón por haber perdido en enfoque en el hoyo anterior. Jack en realidad estaba feliz de que Tiger estuviese de regreso después de todas las lesiones y cirugías, y de regreso defendiendo su Campeonato en el Masters. Nicklaus nunca quiso que Woods superara su record de 18 títulos en majors, pero siempre sostuvo que no quería que Woods dejara de perseguir su record por una lesión. Jack quería superar a Tiger en una competencia justa.

Los dos hicieron par en los hoyos seis y siete, y birdies en el hoyo ocho par-5. Pero el No. 9 nunca fue el favorito de Nicklaus. Jack tiró un poco hacia la derecha, quedando con un ángulo menos cómodo hacia el green en ascenso. Con miedo de pasarse, Nicklaus hizo un approach corto y miró con disgusto cómo su pelota salía del green y se dirigía al fairway. Esperando un bogey de Jack, Tiger jugó para par y su segundo tiro aterrizó arriba del hoyo y, al igual que 2019, pegó un magnífico putt de derecha a izquierda que se detuvo en el momento justo. Woods había acortado el déficit a uno con nueve hoyos restantes.

Los nueve hoyos que representaban la respuesta del golf a Carnegie Hall.

"Estás mirando a un hombre que fue el primero que escribió que el Masters no arranca hasta la segunda vuelta de nueve hoyos del domingo", twitteó Dan Jenkins en 2014. "Me hubiese gustado asegurarme los derechos de autor".

Nicklaus y Woods se movieron con cautela por los Nos. 10 y 11, y después recibieron una ovación en el tee de salida del 12 que nunca olvidarán. Todo el día Jack y Tiger habían limitado su conversación al mínimo, tal como era de esperar, con nada que ofrecer fuera de los límites de un ocasional "buen putt" o "buen tiro". Pero sus caddies, LaCava y Jackie Jr., pasaron mucho tiempo al lado del green hablando de los deportes, la vida en el tour, las condiciones de la cancha, y demás cuestiones. Los caddies se dieron cuenta de que parte de su trabajo en ese día era tratar de reducir la tensión tanto como fuese posible. Pero no fue muy fácil.

Mientras evaluaba sus opciones, Woods miró a Nicklaus y a sus hijos. Tiger adoraba a la esposa de Jack, Bárbara (¿quién no?), y siempre apreció la manera en la que Jackie Jr. se manejó con dignidad y gracia. No habrá sido nada fácil, pensó Tiger, llevar el mismo nombre que este gigante del deporte estadounidense que además es tu padre. Tiger no podía imaginar lo que hubiese sido para su hijo, Charlie, si se hubiese llamado Tiger Woods Jr.

Enfrentando al golpe de salida más difícil de la cancha, Woods le pegó con el hierro 9 por encima del bunker y directo al green, a 15 pies del hoyo. Nicklaus no podía creer el año anterior, cómo los contrincantes de Tiger habían jugado tan agresivamente hacia la derecha de ese bunker y visto las pelotas, ayudadas por el viento, zambullirse en Rae's Creek. Agarró un hierro 8 de Jackie Jr. y apuntó a hacer una jugada segura. Pero el golf es el deporte más voluble del mundo, y a veces inspira hasta a los mejores de los mejores a cometer errores no forzados. Por alguna razón, a mitad de camino en su swing, Nicklaus decidió aflojar un poco. Ni bien hizo contacto con la pelota se dio cuenta de que no había sido suficiente. Había cometido el mismo error que los demás contra Tiger en 2019. La pelota se fue a la derecha, aterrizó en la orilla, y siguió en caída libre hasta el arroyo.

No hubo fans celebrando y chocando los cinco como el año anterior, era mucha la reverencia hacia Nicklaus, y el público estaba dividido 50-50, de todas maneras, en apoyo de Jack y Tiger. (Había sido 95-5 para Tiger y contra Francesco Molinari/Tony Finau/Brooks Koepka). Woods hizo el par, y Nicklaus salvó el bogey. Estaban empatados con seis hoyos restantes.

El clubhouse y las cabinas se estaban llenando de golfistas, familiares y oficiales que se agolpaban alrededor de cualquier televisión que vieran disponible. Jack y Tiger hicieron birdie en el 13 tal como siempre lo habían hecho, después de llegar al green en dos, y después hicieron par en el 14 para que el torneo se definiera en cuatro hoyos. Tuvieron un minuto en el tee de salida del hoyo 15, Jack inició una breve charla con Tiger.

Nicklaus pensó decirle a Woods algo parecido a lo que Tom Watson le había dicho a él en la salida del hoyo 14 de su duelo en el Open Championship en Turnberry. ("Jack, aquí se define todo", Watson le había dicho. "Así es" Nicklaus le había respondido). Pero Jack lo pensó mejor, y simplemente le dijo a Tiger que pensaba que su juego con los hierros era superior al de Ben Hogan. A Woods le gustó el comentario y sonrió. Ya que el campeón del Masters 1997, el joven Tiger había llamado a Hogan dos meses antes de que falleciera para expresarle su admiración por sus habilidades y su determinación.

"Gracias Jack", dijo Tiger. "Siempre he admirado cada aspecto de tu juego", y eso fue todo.

Los dos titanes se pararon en el fairway del 15, Woods listo para jugar primero; Nicklaus había pasado gran parte de la tarde unas 5-10 yardas delante de su rival, esta distancia generada por esas largas piernas dignas de un fullback de la NFL. Ninguno de los dos pensó en intentar un tiro complicado. Tiger tenía un hierro 5 para un peligroso segundo tiro hacia green plano rodeado de agua – este tiro es un equivalente a intentar pegarle al capot de un auto con una pelota de golf.

Nicklaus y Woods sabían que el 15 era definitorio, podría elevarlos o enterrarlos. Gene Sarazen logró su doble águila aquí en 1935, y Nicklaus, por supuesto, logró un águila durante su victoria en la que se quedó con su sexta chaqueta verde en 1986. En ese entonces, había sido un hierro 4 desde 202 yardas para 12 pies y luego festejar. (Tiger dijo que había sido la primera vez que había visto a alguien celebrar un hierro en un green). Pero Woods también había desperdiciado una chance de ganar aquí en 2013 al hacer rebotar un wedge perfecto hacia la laguna, y luego por hacer un drop ilegal que casi lo deja descalificado.

En esta oportunidad, el tiro perfecto de Tiger desde larga distancia no tuvo ese fatídico final. Woods torció el palo cuando se dio cuenta de que la pelota iba a quedar a la izquierda del bunker derecho. La pelota aterrizó con suavidad, como si la hubiese pegado con un hierro 9, y se acomodó a diez pies de la bandera mientras se escuchaban los gritos. Tiger festejó con LaCava, y luego se detuvo para ver el intento de Jack. Nicklaus agarró el hierro 6, y luego usó la mano con guante para tapar el sol que lo encandilaba y no le permitía ver su tiro, que se fue un poco a la derecha y aterrizó en la arena. Un quejido del público, pero Jack sabía que había peores lugares en ese hoyo. Nicklaus salió del bunker y terminó con un birdie… por el momento estaba con un tiro de ventaja.

Woods fue por su putt para águila, unas 10 pulgadas de izquierda a derecha para emular el más famoso tiro para águila de Nicklaus en el Masters. LaCava le confirmó la dirección y en medio del silencio, Woods pegó el putt. Nunca hubo dudas. El lugar explotó mientras la pelota desaparecía, y Jack y Jackie bajaron la cabeza de inmediato y caminaron a la salida del 16, un golpe abajo con tres restantes. Verne Lundquist de CBS estaba en los controles. Él era el que había dicho, “Sí señor”, ante el famoso putt de Jack en el 17, y “Oh, mi Dios, ¿han visto algo así en sus vidas?”, Con el chip-in en el 16 de Tiger y, al parecer, todas las otras frases en los momentos culminantes del deporte en los últimos 35 años.

Tiger eligió un hierro 8. Jack eligió un hierro 8. Woods dejó la pelota a la derecha del green – por supuesto – y vio cómo quedó a cinco pies de distancia. Lundquist dejó que el momento hablara por sí mismo. "Este joven sí que tiene un gran futuro por delante, ¿no?”, bromeó finalmente Lundquist por CBS. Sabiendo que no podía quedar dos golpes abajo, Nicklaus se estiró la remera, miró la bandera del hoyo con sus penetrantes ojos azules y luego le pegó a la pelota. "Que sea el palo adecuado", rogó Jackie, tal como lo había hecho en este mismo lugar la última vez que su padre había ganado el Masters. Esta vez, Jack no respondió, "lo es", mientras se agachaba para buscar su tee. Jack simplemente levantó la cabeza, vio cómo la pelota se detenía a 3 pies de la de Tiger, y le guiñó a su hijo. El público enloqueció.

"Gran tiro, Jack", gritó Tiger. Woods estaba disfrutando mucho este momento. Estaba disfrutando de estar jugando en semejante nivel con Nicklaus. En última instancia, de esto se trataba todo.

"Mira este putt", Woods le dijo a LaCava. El caddie lo miró con un gesto de incredulidad. "Sólo métela en el hoy", le respondió LaCava. Tiger comenzó a reír. Ellos tenían esa clase de relación. Woods enterró su putt, y luego Nicklaus le dio su toque, y después de que Jack no logró el birdie en el 17, Tiger fue a la salida del 18 con un golpe de ventaja, exactamente dónde quería estar.

Es domingo por la tarde en el Masters, este último tiro de salida puede dejar a uno de los contendientes con la sensación de estar atrapado adentro de una cabina de teléfono. Los fanáticos, las sombras y los arboles están cada vez más cerca, y sentir ahogo es una opción que está dando vueltas. Woods había hecho un gran trabajo todo el día en los fairways, y ahora necesitaba lograr su par y obligar a Nicklaus a hacer birdie para ir al alargue en el Masters.

Arrancó, Woods envió su drive silbando por el fairway y luego se paró al costado. Jack pensó que Tiger se había acercado demasiado un par de veces en la vuelta, pero no dijo nada. Esta vez, Nicklaus miró a Woods, y Tiger se alejó un par de pasos más. Jack le había pegado con una madera 3 desde el tee de salida en el pasado, pero necesitaba un golpe largo aquí. Jack apuntó al ángulo derecho del bunker y logró su tiro más potente del día que dio el giro perfecto. Su pelota quedó a una docena de yardas de Tiger.

"La mayor multitud que he visto", Woods le dijo a LaCava cuando se acercaba para pegar con el drive. "Lejos".

La madre, el hijo, la hija y la novia de Tiger esperaban sin aliento detrás del green. La familia de Jack, incluyendo a Bárbara, también estaba allí. Tiger miró adelante. "Al medio del green", lo asesoró LaCava. El caddie pensó que dos putts iban a estar bien. Pero el momento en el que Woods le pegó con el hierro 8, supo que quizá no iba a necesitar dos putts. La pelota había quedado a cuatro pies y medio de la victoria. No es que ya estaba dada, ¿pero díganme cuando Tiger Woods ha fallado un putt?

Nicklaus le dio tiempo al público para volver a poner los pies sobre la tierra, y luego encaró su tremendo desafío. Tenía el hierro 9 en las manos, desde la distancia, eso lo hacía un birdie en el 18. No tenía otra opción más que intentar dejar la pelota delante de la de Tiger, tal como lo había hecho en el 16. Jack sintió su cuerpo lleno de adrenalina, pero no pensó en el impacto que eso iba a tener en su tiro. Aplastó el hierro 9, retrocedió para seguir el vuelo de su tiro. La pelota terminó a 26 pies del palo, dando lugar al lamento más profundo de un público anhelando el drama de un hoyo 19.

Los fanáticos al costado del green recibieron a sus jugadores con una enorme ovación. Tiger se quitó la gorra, y Jack saludó con las dos manos. Woods marcó su pelota y estudió a Nicklaus mientras que Jack estudiaba su línea.

"Lo va a lograr", Tiger le dijo a caddie. "Va a obligarme a hacer el mío".

Nunca antes, el público había estado tan seguro de que un jugador iba a meter en el hoyo un putt con una caída de 26 pies. Nicklaus hizo su agachada típica del Golden Bear por encima de su pelota, miró hacia arriba tres veces, miró el hoyo y después dejó que la pelota rodara. Jack comenzó a caminar hacia la pelota que estaba a cinco pies de su destino, fue por el borde y cayó en el hoyo.

Tiger miró a LaCava y sonrió. Este "match" iba a terminar de la única manera posible. Woods colocó la pelota, sacó el marker, y se agachó para mirar por última vez su línea. No le pidió a LaCava que le diera la caída, porque ya sabía cuál era la respuesta profana que iba a recibir.

Woods respiró hondo. "tranquilo", se dijo a sí mismo. "Enfocado, comprometido". Tenía que estar firma y no permitir un error. Tiger miró por última vez al hoyo, bajó la barbilla y le pegó a la pelota. Al centro. Tiger Woods acababa de ganar el Masters más memorable de todos.

Levantó los brazos y lanzó un grito. Incluso antes de abrazar a su caddie, Woods se quitó la gorra y fue directo a Nicklaus. Bien conocido como el mejor ganador y también como el mejor perdedor, Jack agarró a Tiger de los hombros y le dijo lo orgulloso que se sentía de cómo se había recuperado de sus cirugías y del hombre y padre en el que se había convertido. "Ha sido un honor competir contigo, Jack", le respondió Tiger.

Ambos se miraron a los ojos durante unos segundos y quizá de inmediato llegaron a un acuerdo sobre cómo iban a manejar este tema del Más Grande de Todos los Tiempos. Ted Williams solía referirse a Joe DiMaggio como el mejor jugador que él había visto y a su vez DiMaggio se refería a Williams como el mejor bateador de todos los tiempos. Tal vez, Jack podría llamar a Tiger el mejor golfista de todos los tiempos, y Tiger podría decir que Jack es el mayor campeón de todos los tiempos.

Nicklaus siguió siendo el dueño de la ventaja en cuanto a títulos en majors, 18-16, después de todo. Pero al final, compitiendo cabeza a cabeza en Augusta National, Woods demostró su superioridad. Él hizo 66 golpes. Jack hizo 67.

Al salir, cuando ya caía el sol, Tiger abrazó a su hijo Charlie, y Jack, a su hijo Jackie. Todos entendieron cuál era el resultado que más importaba.

Dos padres. Dos leyendas. Dos ganadores. Un día inolvidable de golf de fantasía.