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Los Juegos Olímpicos pagan su deuda con las mujeres

Los Juegos Olímpicos han entendido las demandas sociales de equidad de género y para Tokio 2020, el próximo verano, estrenarán un calendario de competencias que permitirá tener 48.8% de participación femenil, la cifra más alta de la historia y la más cercana al sueño de llegar a la igualdad numérica con los varones.

La razón se encuentra en la denominada Agenda 2020, una serie de recomendaciones para refundar los Juegos que entraron en crisis a raíz de escándalos de corrupción, acusaciones de privilegiar el dinero sobre el deporte y el elevado costo de organizar una edición olímpica que llevó a países, como Grecia, a la quiebra económica.

La Agenda 2020 planteó la idea de colocar a los deportistas en el centro de los juegos, y en el ámbito femenil abrió el camino para refundar el calendario de competencias eliminando pruebas varoniles en boxeo (2), canotaje (3), remo (1), vela (1) y tiro deportivo (3). Esos huecos fueron ocupados por competencias femeniles o mixtas, las cuales pasarán de 9 a 18 respecto al calendario de Río 2016.

De esta manera, por primera vez en la historia habrá competencias mixtas en natación (relevo combinado 4×100), tiro con arco por equipo, atletismo (relevo 4×400), judo por equipos, tenis de mesa en mixto dobles y equipos en triatlón.

Llegar al 48% de participación femenil ha sido una batalla de décadas, fortalecida desde 1991 cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) estableció la política de que cualquier deporte que aspirara a entrar en los Juegos, debería tener competencias femeniles. Eso originó que en las ediciones siguientes ingresaran a Juegos Olímpicos las ramas femeniles en futbol (Atlanta 1996), levantamiento de pesas y pentatlón moderno (Sydney 2000), lucha (Atenas 2004) y boxeo (2012). Además, todas las nuevas disciplinas, como taekwondo, rugby y triatlón, convocan participantes de ambas ramas.

Hace unos días, el presidente del COI, Thomas Bach, propuso que cada país designe, por primera vez en la historia, dos abanderados para la ceremonia de inauguración del 24 de julio, una mujer y un hombre, para mandar el mensaje de equidad.

El movimiento olímpico, cuya base histórica está en la civilización griega que predominaba la participación varonil, tuvo su primera presencia femenil en la segunda edición, París 1900, cuando participaron mujeres en pruebas de tenis y golf, deportes aristocráticos que apenas reunieron 22 competidoras que representaron el 2% de los participantes.

Fue aquel un acto pequeño pero revolucionario para la época, un símbolo que se repitió de manera continua pero que no superó el 5% de participación femenil en las siguientes ediciones. Para 1924, también en París, llegaron 300 mujeres que representaron el 10% de los competidores totales.

Después de la segunda Guerra Mundial, en Londres 1948, las mujeres fueron teniendo mayor presencia en el calendario de competencias y en los países que las integraban a sus delegaciones, hasta que en Londres 2012 todas las naciones incluyeron al menos una mujer entre sus deportistas, una meta que el COI espera repetir entre las 207 delegaciones que participarán este año en Tokio.