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Brasil llega fuerte y apunta a consolidar el legado olímpico sudamericano

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La Copa Mundial desciende del torneo de fútbol olímpico. Para ser más específico, es producto de la contribución sudamericana al torneo de fútbol olímpico.

En 1924, en París, Uruguay asombró a todos los presentes con la genialidad de su fútbol -- un nuevo estilo de juego elegante maravilló al público mientras los desconocidos jugadores de un pequeño país al otro lado del Atlántico se hacían de la medalla de oro. Fue fruto del rápido avance del fútbol sudamericano, alimentado por el nacimiento de la Copa América en 1916, que se jugó casi todos los años después de su surgimiento. Cuatro años más tarde, en Ámsterdam, Uruguay demostró que lo suyo no había sido casualidad. Volvió a ganar el oro, y Argentina también viajó y se quedó con la plata.

Estaba claro. Tenía que haber un torneo mundial de fútbol abierto a todos -- no sólo a amateurs, como en los Juegos Olímpicos, sino también para profesionales. Y así nació la Copa Mundial, organizada y ganada por Uruguay en 1930, con Argentina en segundo lugar nuevamente.

Todo esto le da al torneo de fútbol olímpico un lugar importante en la cultura del fútbol sudamericano. Impregna su vocabulario; un gol de tiro de esquina es "un gol olímpico", desde uno de los primeros encuentros entre Uruguay y Argentina. Y una vuelta de honor es "una vuelta olímpica", porque los jugadores uruguayos lo hicieron para saludar al público en los Juegos de París.

El fútbol es lo que América del Sur hace bien. Uruguay nunca ha ganado otra medalla de oro en nada. La única medalla en la historia del deporte paraguayo es la de plata que ganó en fútbol en 2004.

El torneo, entonces, tiene tracción histórica e interés actual. Es una competencia Sub 23 --Sub 24 esta vez debido al retraso de un año-- en la que los equipos pueden presentar hasta tres jugadores mayores. Así que es como un punto intermedio entre el Sub 20 y la selección mayor. Es un torneo para desarrollar jugadores con un título en juego, y tanto Brasil como Argentina están a punto de fijarse dicho objetivo.

Argentina ganó el oro en 2004 y 2008. Cuatro años más tarde, en Londres, México sorprendió a Brasil en la final. Pero Brasil finalmente logró completar su gabinete de trofeos en los Juegos de Río 2016, cuando el penal de Neymar impuso a Brasil en la tanda contra Alemania, y le dejó a la audiencia local su mejor recuerdo de los primeros JJOO celebrados en América del Sur.

Algunos pensaron que esa medalla de oro acabaría con la obsesión de Brasil con el torneo olímpico. Pero ese no parece ser el caso. Para una campaña que comienza donde terminó la anterior --con un encuentro con Alemania-- Brasil ha seleccionado un plantel sólido, con el cupo completo de jugadores mayores.

Conseguir jugadores es bastante complicado, y requiere delicadas negociaciones. Desde 2008, los clubes no están obligados a ceder a sus jugadores para el torneo. No había manera, por ejemplo, de que Real Madrid fuera a ceder a Rodrygo, y hasta un club brasileño se ha negado. Para su descontento, Flamengo no permitió que el delantero Pedro se uniera al plantel olímpico.

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Aun así, hay muchas figuras. El delantero Richarlison y el mediocampista Douglas Luiz pasaron directamente de la Copa América al seleccionado olímpico. Y Dani Alves, lateral derecho de Barcelona, seguramente habría jugado la Copa de no haber sido por su lesión. Con 38 años, Alves sigue albergando esperanzas de llegar al próximo Mundial. El torneo olímpico es un escenario para demostrar que sigue estando a la altura del desafío.

Los otros jugadores mayores son el arquero Santos y el central de Sevilla FC, Diego Carlos, quien ha estado picando en el seleccionado mayor estos últimos meses -- al igual que los mediocampistas Bruno Guimaraes y Matheus Henrique, quienes fueron el corazón del equipo en el torneo de clasificación a principios del año pasado. La estrella del espectáculo fue el centro delantero de Hertha de Berlín, Matheus Cunha, un espigado jugador que terminó como el máximo goleador del torneo. La reciente Copa América destacó que esta posición sigue abierta en la selección mayor, de modo que su rendimiento será observado con interés.

Argentina, mientras tanto, parece haberse enfocado más en el desarrollo de jugadores que en presentar al mejor plantel posible. Y la falta de nombres de Boca Juniors y River Plate sugiere que el equipo no ha recibido la mejor cooperación de los grandes clubes, lo cual no es tan sorprendente considerando que los convocados se perdieron la primera ronda eliminatoria de la Copa Libertadores, la Champions League de Sudamérica.

Hay un solo jugador mayor, el arquero Jeremías Ledesma, quien viene de una exitosa temporada en España con Cádiz. Solamente un miembro del plantel ha jugador de titular con la selección mayor: Alexis MacAllister, enganche de Brighton & Hove Albion. Y fue titular una sola vez, en un amistoso. El bullicioso centro delantero Adolfo Gaich entró de suplente durante dos minutos de un amistoso. Así que no hay nada como el nivel de experiencia que tiene el plantel brasileño.

Sin embargo, hay muchas expectativas sobre los centrales Nehuén Pérez y Facundo Medina -- posición donde Argentina necesita más profundidad en la selección mayor. Y muchos seguirán de cerca al volante central Martín Payero y al sutil enganche Thiago Almada.

El entrenador del equipo es Fernando Batista, hermano menor de Sergio Batista, mediocampista de contención del seleccionado argentino que ganó el Mundial de 1986. Batista también dirigió al equipo que ganó el oro en 2008. Así que Fernando tiene una vara muy alta, y un grupo complicado con Australia, Egipto y España. Una repetición de la hazaña lograda hace 13 años parece poco probable. Probablemente será mejor medir el éxito en función de cuántos de estos jugadores serán útiles para la selección mayor.