México recuperó el segundo lugar del medallero general de competencias y calificó al equipo de Natación Artística por primera vez en casi tres décadas.
En el Centro Acuático de Ñuñoa, en Santiago de Chile, México ganó por primera vez en su historia la medalla de oro en la prueba de equipo de unos Juegos Panamericanos, pero más importante es el hecho de que el primer lugar general otorgó el boleto para los Juegos Olímpicos de París 2024, una clasificación que no se obtenía desde hace 28 años.
El relato de éxito mexicano tiene muchos personajes, pero dos nombres que le han dado identidad a un equipo acostumbrado a cargar contra la historia de un país de escaso prestigio en este deporte, de un dopaje superado y carácter para enfrentar a autoridades: la capitana Nuria Diosdado y la entrenadora Adriana Loftus.
Nuria era una niña de seis años la última vez que México participó en una prueba de equipo en el Nado Sincronizado de los Juegos Olímpicos, en Atlanta 1996. La entrenadora de ese equipo era Adriana Loftus y los recuerdos son negativos por la subjetividad de las calificaciones que dejaban a México en octavo lugar, con la rechifla de los aficionados a los jueces.
Desde entonces, en las últimas tres décadas, México solo calificaba en pruebas de dueto, las autoridades se jaloneaban, los proyectos han sido inestables y los resultados de modestos hacia atrás. El colmo fue Beijing 2008, donde México terminó en el lugar 19.
Para el siguiente ciclo regresó Adriana Loftus, una mujer que dejó este deporte a los 21 años porque le dijeron que de eso no podría vivir; pero que ya había entrenado a Brasil y había llevado a México en equipo a unos Juegos Olímpicos.
De carácter firme, acusada incluso por ex nadadoras de violencia por presionarlas cuando eran seleccionadas, Adriana plantó una selección que dominó los Centroamericanos de 2010 al llevarse todas las medallas de oro hasta que llegó la fatalidad cuando Nuria Diosdado, ganadora de todas las pruebas, resultó positivo en un examen antidopaje, fue suspendida y a México le retiraron todos sus primeros lugares.
Nuria había tomado una medicina equivocada, recetada por su padre que es médico, y eso provocó el dopaje. Oriunda de Guadalajara, Nuria siguió entrenando y viajando con el equipo hasta que cumplió su sanción y pudo competir en casa. Era solo el inicio.
El año siguiente fue a los Olímpicos de Londres 2012 y junto a Isabel Delgado terminó en el lugar 18. Para Río 2016 con Karem Achach alcanzaron el sitio 11 y en Tokio 2020 fue 12 al lado de Johana Jiménez.
Nuria dijo que quería hacer historia y calificar a París 2024 en equipo. Lo ha logrado, pero sudó más de lo necesario. Problemas directivos ocasionaron que la World Aquatics (federación internacional) suspendiera a México y eso provocó que la Conade dejara de dar las becas a los deportistas de disciplinas acuáticas porque se había creado una Comisión de Estabilización que, decía la directora Ana Guevara, no contempla la ley mexicana.
Conade entonces retiró becas y apoyo para viajes a compamentos y competencias; pero las dejó seguir entrenando en el CNAR, donde mantener a un deportista cuesta 80 mil pesos al mes.
Desesperadas por ir a competir lanzaron una venta de trajes de baño y luego de toallas. Las ondinas sabían que así no juntarían dinero para ir a la Copa del Mundo de Egipto, pero hicieron el ruido suficiente y Fundación Telmex costeó el viaje.
El resultado: Ganaron la medalla de oro en una Copa del Mundo, se volvieron virales y la opinión pública recriminó la falta de apoyo de Ana Guevara para costear el viaje. La directora de Conade reveló que no habían comprobado apoyos de años previos y en un programa de radio les dijo: "Por mí, que vendan calzones, trajes de baño, Avon o Tupperware, pero ellas y sus entrenadoras son deudoras. Les hemos dado 40 millones de pesos y no los han justificado".
Paralelamente, las nadadoras metieron un amparo para recuperar sus becas y un juez determinó que se las debían regresar, y retroactivas.
Victoria en los tribunales mientras ellas competían en el Mundial de Fukuoka, Japón y en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador, a donde Colombia se quedó con algunos oros. No eran dominantes, pero la verdadera prueba era Santiago, donde se daba el pase olímpico al equipo Campeón.
Ya en los Panamericanos, México dominó y le sacó 13 puntos de ventaja a Estados Unidos en la rutina libre. En el día 2, en la rutina técnica, México volvió a ganar y se fue de la alberca con 25 puntos de ventaja; pero Estados Unidos apeló y cambiaron los resultados, dos veces, hasta que las Norteamericanas se quedaron con la victoria por cinco puntos. En el acumulado, México ganaba por ocho unidades, pero tenía menos grado de dificultad para el tercer día.
Esa noche Nuria Diosdado y el resto del equipo se durmieron hasta las 2 de la mañana, por una encerrona interna: "Después de reunirnos con las entrenadoras nos reunimos nosotras, fue un mensaje hacia todo el equipo en donde dijimos que era nuestro momento, que teníamos que ganar, hacer valer nuestra pequeña ventaja. Ellas pasaron primero, nos tapamos los oídos pero escuchamos que el público gritó, sabíamos que lo habían hecho bien; pero desde que veníamos en la mañana dijimos que nadaríamos como si fuera la última vez que estábamos juntas, nos jugábamos un pase olímpico, veníamos a matar", compartió Diosdado.
Así fue, el equipo de Natación Artística logró una histórica medalla de oro y ahora se perfila hacia París 2024, justo en el mismo día que México volvió a aparecer y ganó cinco medallas de oro para volver a la tercera posición del medallero general, a falta de dos jornadas de competencia. "El papel de la Conade es apoyar a todos los atletas que califican a Juegos Olímpicos, que no son muchos. Todos vamos por México, quisiera sentir ese apoyo", remató Adriana Loftus.