Entrando al antepunúltimo fin de semana de la serie regular de Grandes Ligas, los cinco puestos a playoffs de la Liga Americana lucen estar prácticamente decididos, contrario a la Liga Nacional, donde hay batallas muy cerradas en todos menos uno, creando las condiciones apropiadas para que se produzcan empates en divisiones o puestos comodines.

En la Americana: Medias Rojas de Boston (101-46) ya clasificó a postemporada y tiene el número mágico en seis para ganar su tercer título consecutivo de la División Este; Indios de Cleveland (82-64) posee la mayor ventaja de un líder divisional (15.0 juegos) y tiene el número mágico en 3 para ganar el centro, mientras que los Astros de Houston (92-54) están muy cerca de garantizar u n puesto comodín y dominan por 3.5 juegos el sector oeste.

Los Yankees de Nueva York (90-56) y Atléticos de Oakland (89-58) batallan ferozmente la ventaja de casa para el partido de comodines, pero no están en real peligro de quedarse fuera de la postemporada. Los Marineros de Seattle (80-66) están a 8.5 juegos del segundo Wild Card.

Getty ImagesIndios de Cleveland (82-64) posee la mayor ventaja de un líder divisional (15.0 juegos) y tiene el número mágico en 3 para ganar el centro.
En la Liga Nacional: Lo único que luce casi decidido es la División Este, donde los Bravos de Atlanta (82-64) dominan por 7.5 juegos a los Filis de Filadelfia (74-71). En el centro, los Cachorros de Chicago superan apena por 1.5 juegos a los Cerveceros de Milwaukee (84-63) y por 4.5 a los Cardenales de San Luis (81-66). En el oeste, los Rockies de Colorado (81-65) van 1.5 arriba de los Dodgers de Los Angeles (80-67) y 4.5 por encima de los Diamondbacks de Arizona (77-70).

Milwaukee y San Luis ocupan las plazas de comodides del viejo circuito, pero Los Angeles, Arizona y Filadelfia están a uno, cuatro y seis juegos. Para poner las cosas más sabrosas, Dodgers y Cardenales juegan una serie de fin de semana, cuyos resultados impactarán las divisiones central y oeste y los comodines.

Con las diferentes modificaciones que ha sufrido el sistema de determinar el campeón de la temporada, la pelota estadounidense se ha visto en la necesidad de hacer variaciones a las reglas de resolver embotellamiento en la tabla de lugares a lo largo de sus más de 140 años de historia.

Al principio todo era muy básico. Entre 1876 y 1900, el equipo que más victorias acumulaba durante la temporada regular era declarado campeón de la Liga Nacional y del béisbol (recordando que las ocho series que se jugaron entre los campeones de la Liga Nacional y la Asociación Americana entre 1884 y 1892 fueron considerados eventos de exhibición).

No fue hasta la creación de la Serie Mundial en 1903, por un título máximo entre los campeones de la Nacional y la nueva Liga Americana (fundada en 1901), que nació oficialmente la postemporada de Grandes Ligas.

Hasta 1968, los dos mejores clubes de cada liga iban directo al clásico de otoño. En 1969 se crearon dos divisiones en cada liga y se agregaron las Series de Campeonato para decidir los dos finalistas. En 1994 emergió la figura del Wild Card (comodín) y se creó una tercera ronda en los playoffs, las Series Divisionales, y en 2012, cuando agregaron un segundo comodín, se estableció el formato actual de cuatro instancias.

Desde entonces, los dos mejores equipos de cada liga que no ganaron sus divisiones, juegan un partido de muerte súbita para determinar el rival del conjunto con el mejor récord de liga en las Series Divisionales. La inclusión del segundo comodín también obligó a que se cambiaran algunas reglas en el sistema de definir empates de temporada regular.

EMPATES DE DOS EN DIVISIÓN O COMODINES

Un partido extra de desempate se juegan cuando dos equipos queden empatados con el mismo récord en una de las tres divisiones o el segundo puesto comodín de la liga. Estos partidos se jugarán el día posterior a la finalización de la temporada, en la casa del club que obtuvo la ventaja de local, que se determina usando una serie de criterios que citaremos más adelante.

Desde la implementación de la figura del comodín en 1994 hasta el final de la temporada del 2011, se implementó una regla diferente. Dos equipos empatados para una división no jugaron un desempate si sus récords eran mejores que todos los ganadores fuera de su división en su liga. Básicamente, si dos estaban empatados en la división y como sea estaban clasificados a los playoffs, se usaban varias consideraciones cuál era campeón divisional y cual era comodín. Punto y bolita.

Sin embargo, con la adopción de un segundo puesto de comodín y un juego entre comodines desde el 2012, el ganador de la división con el mejor récord de la liga enfrentaría una posible eliminación en el primer día de la postemporada, lo que obligó a variar las reglas.

Con las nuevas reglas de desempate, si dos equipos quedan empatados en la división, tendrán que jugar un partido extra incluso si ambos equipos ya se han clasificado para la postemporada. El equipo que pierde el juego de desempate ahora calificará para un puesto de comodín solo si su récord de temporada regular se encuentra entre los dos mejores récords de la liga que no ganaron una división. Esto quiere decir que empatar en la divisió no garantiza nada, más allá del juego de desempate.

Si ese equipo está empatado en el segundo puesto de comodín, entonces se jugará un segundo juego de desempate. Si el empate es en el primer comodín, no es necesario un juego extra, sino que ambos avanzan y la ventaja de la casa se determina con los criterios de desempate establecidos. Tampoco se necesita un juego extra para definir el mejor récord de la liga entre dos ganadores de división que terminen con la misma foja.

Para determinar cuál equipo tendrá la ventaja de la casa en un partido extra, tanto para desempatar una división y el segundo comodín y la ventaja de la casa como mejor récord de la liga son:

El equipo con ventaja en la serie particular, el equipo con el mejor récord global en juegos intradivisionales, el equipo con el mejor récord global en juegos intraligas, el equipo con el mejor récord en los últimos 81 juegos de la temporada, ignorando los partidos interligas, el equipo con el mejor récord en los últimos 82 partidos de la temporada (siempre que el juego agregado no esté entre los equipos empatados), se extiende hacia atrás hasta que se rompe el empate (los juegos de interliga se omiten e ignoran en este proceso).

JUEGOS DE DESEMPATE

En la historia de Grandes Ligas, en 14 ocasiones se ha necesitado jugar un partido (10 ocurrencias) o una miniserie (cuatro ocurrencias) para resolver empates de de serie regular. El fenómeno se repitió cuatro veces entre el 2007 y el 2013, pero no fue necesario en las cuatro temporadas anteriores.

En 1946, Dodgers y Cardenales debieron chocar en una serie al mejor de tres juegos para decidir el campeón de la Liga Nacional. San Luis ganó en dos choques y avanzó a la Serie Mundial, donde venció a los Boston Red Sox.

En 1948, Cleveland derrotó a Boston en un juego extra para definir el monarca de la Liga Americana y siguió inspirado para vencer a los Bravos de Boston en el clásico de otoño. En 1951, cuando Dodgers y Gigantes de Nueva York empataron en la cima del viejo circuito, se juegó una serie de tres encuentros, que terminó con el famoso jonrón de tres carreras del 3B Bobby Thomson al derecho Ralph Branca en la novena entrada para dejar a los Dodgers en el terreno en el Polo Grounds de Manhattan.

El campeón de la Nacional también se decidió en mini series después de la serie regular en 1959 (Dodgers venció a Milwaukee) y 1962 (Gigantes superó otra vez a Dodgers).

Boston y Nueva York quedaron empatados en la División Este de la Americana con 99-63 en 1978 y se tuvo que jugar un partido extra, que ganaron los Yankees 5-4 en el Fenway Park. Dos años después, Houston y Dodgers empataron en el oeste de la Nacional con 92-70 y en el juego de muerte súbita, los Astros superaron a los Dodgers en Dodger Stadium. En 1995, los Marineros ganaron a Anaheim en un encuentro por desempatar el oeste de la Americana.

Hubo desempates por el puesto comodín en 1998 (Cachorros sobre Gigantes), 1999 (New York Mets sobre Cincinnati Reds), 2007 (Colorado sobre San Diego Padres) y 2013 (Tampa Bay Rays ganó a Texas Rangers), en tanto que la División Central de la Americana necesitó un día extra en 2008 (Medias Blancas de Chicago derrotó a Mellizos de Minnesota) y 2009 (Minnesota doblegó a Tigres de Detroit).

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"1.01 - El béisbol es un juego entre dos equipos de nueve jugadores cada uno, bajo la dirección de un dirigente, a ser jugado en un terreno cerrado de acuerdo con estas reglas, bajo la jurisdicción de uno o más árbitros".

El párrafo anterior es lo primero que uno ve cuando abre el libro de reglas del béisbol. La regla número 1.01, un juego entre dos equipos de nueve jugadores cada uno.

Por tanto, el uso del bateador designado, adoptado por la Liga Americana, viola la primera regla del béisbol.

David Ortiz
AP Photo/Kathy Willens

En otras palabras, sólo en la Liga Nacional se juega la pelota como fue concebida originalmente, aunque cada vez cobra más fuerza la idea de adoptar el bateador designado en el viejo circuito.

Es más, parece cuestión de tiempo para que esto pase, pues probablemente no exista otra liga o torneo en el mundo que se mantenga apegada a la originalidad del juego.

En el resto del planeta ya los lanzadores no batean y hay otro hombre que se encarga de consumir sus turnos en el plato.

Quienes defienden la idea del BD en la Nacional alegan, con razón, que es hora de pasar la página y ponerse a la par del resto del mundo.

Ello le ampliaría las posibilidades de conseguir trabajo a ciertos jugadores cuyas habilidades defensivas nunca fueron muchas o han mermado con el paso del tiempo, pero que mantienen intactas sus condiciones ofensivas.

Ya no escucharíamos más que Fulano o Mengano deben tratar de firmar con tal o más cual equipo de la Liga Americana, porque en la Nacional no tienen cabida.

El BD prolongó las carreras de muchos peloteros, incluidos el puertorriqueño Edgar Martínez y el dominicano David Ortiz, tal vez los dos mejores que hayan pasado por las Grandes Ligas en esa función.

Pero los más tradicionalistas defienden las cosas tal cual están ahora, como el último bastión del béisbol más puro, en medio de un asedio implacable de los cambios en el juego.

El hecho de que el lanzador ocupe un turno (usualmente el noveno) dentro de una alineación favorece a los propios pitchers cuando están en la lomita, pues enfrentar a un colega en la inmensa mayoría de los casos representa un respiro que muchas veces los ayuda a salir de aprietos.

Por ejemplo, un equipo está amenazando a la ofensiva, con corredores en bases, cuando le corresponde batear al lanzador.

Entra entonces el manager en una disyuntiva, en dependencia de la situación del partido.

¿Dejar batear al serpentinero o enviar un emergente por él?¿Qué tal si estamos apenas en los comienzos del partido, digamos un segundo o tercer inning?¿Qué tal si el pitcher que viene a batear está lanzando magistralmente, el marcador está cerrado y el equipo no cuenta con relevistas confiables?

En la Liga Nacional se juega un béisbol más táctico, con una serie de situaciones que no se ven en la Americana, como el doble cambio de jugadores, cuando un emergente sustituye al lanzador o el toque de sacrificio que muchos modernistas quienes abolir por considerarlo un out regalado, aunque muchas veces ponen a un corredor en posición anotadora y termina marcando la carrera del triunfo.

A no dudarlo, los managers de la Nacional están más obligados a pensar durante el partido, a apelar al llamado juego pequeño, más estratégico, y muchas veces vemos cómo los dirigentes de la Americana cometen serios errores en los choques interligas o en las propias Series Mundiales, cuando tienen que hacer esos cambios dobles en el line up, a lo que no están acostumbrados.

Rob Manfred, comisionado de Grandes Ligas.
AP Photo/Alex BrandonRob Manfred comisionado (Grandes Ligas)

No le falta razón a quienes alegan que de momento, en los interligas sacan ventaja los equipos del viejo circuito, que refuerzan su ataque con un bateador designado cuando juegan en los terrenos de la Americana, mientras que estos últimos se debilitan ofensiva y tácticamente cuando van a los estadios de la Nacional.

Dejar las cosas como están ahora mismo complace a todos por igual, a los que les gusta el BD y a los que prefieren el béisbol en su estado natural.

Entonces, ¿por qué cambiarlo, si funcionan para todos los gustos? Lo que no está roto, no lo arregles, dice un refrán.

Pero si las Grandes Ligas terminan haciéndolo, como parece es la voluntad del comisionado Rob Manfred, entonces habrá que reescribir de una vez y para siempre la regla número uno del béisbol.

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Aunque los sabermétricos insistan en estos tiempos en restarle importancia, ganar la Triple Corona del bateo es una de las hazañas más difíciles de conseguir.

Y es que para ello es necesario combinar como nadie el bateo de contacto con el de fuerza y encima de eso, hacerlo con oportunidad.

Este año podríamos ver este fenómeno, que en más de 140 años de béisbol, solamente 14 hombres han conseguido, aunque dos de ellos, los inmortales Rogers Hornsby (1922 y 1925) y Ted Williams (1942 y 1947) lo hicieron dos veces.

El cubano J.D. Martínez podría repetir en el 2018 la hazaña que ya consiguió en el 2012 el venezolano Miguel Cabrera, único latino en la reducida lista.

Martínez, de los Medias Rojas de Boston, abre el mes de septiembre como líder absoluto en carreras impulsadas (114) y comparte la punta de los jonrones en la Liga Americana con Khris Davis, de los Atléticos de Oakland, ambos con 39.

Además, va segundo en average, con .333, a ocho puntos de su compañero de equipo Mookie Betts.

La tiene difícil, pues dada su función dentro de los Medias Rojas, a él se le pide bateo de poder, con swing grande, en detrimento del contacto, aunque el cubano ha demostrado ser la clase de bateador que puede hacer las dos cosas al mismo tiempo.

40-40

En los primeros 100 años de las Grandes Ligas, ningún jugador pudo robar 40 o más bases y al mismo tiempo batear 40 o más jonrones.

Hace 30 años, en 1988, el cubano José Canseco inauguraba el club 40-40, al que desde entonces se han incorporado otros tres miembros: Barry Bonds (1996), Alex Rodríguez (1998) y el dominicano Alfonso Soriano (2006).

El quisqueyano José Ramírez podría ser el nuevo integrante de ese selecto grupo, pues ya suma 37 palos de vuelta entera y 29 estafas.

Con tres grandes swings más completaría la parte de los cuadrangulares, pero necesita que el manager Terry Francona le dé luz verde en los senderos, para que pueda correr libremente en busca de los 11 robos que le faltan.

Podría ser, sobre todo, porque los Indios de Cleveland ya están 99 por ciento seguros en los playoffs y pueden darse el lujo de arriesgarse en intentos de robos de bases.

Pero aparte de la posibilidad de entrar al club 40-40, Ramítez podría conseguir una rareza que solamente ha sucedido tres veces: ser líder en robadas y bambinazos. La primera vez que eso pasó fue en 1903, cuando Jimmy Sheckard botó nueve pelotas y estafó 67 almohadas para liderar la Liga Nacional.

Seis años más tarde lo consiguió Ty Cobb en la Americana, con nueve vuelacercas y 76 hurtos.

Y Chuck Klein, en 1932, encabezó el viejo circuito con 38 pelotas sobre las cercas y 20 estafas.

50 jonrones

En el 2017, Giancarlo Stanton, entonces con los Marlins de Miami, y su ahora compañero de equipo en los Yankees de Nueva York Aaron Judge, despacharon 59 y 52 cuadrangulares, respectivamente.

A falta de un mes de concurso, Martínez y Davis van igualados con 39.

Está difícil llegar a medio centenar de vuelacercas, pero no es imposible.

El de los Medias Rojas ha disparado siete bambinazos en cada uno de los últimos tres meses (junio, julio y agosto), pero 11 no es una cifra inalcanzable, si se tiene en cuenta que en mayo despachó 13.

En el caso del toletero de Oakland, producción ha ido en incremento, con seis en abril, igual cantidad en mayo, siete en junio, nueve en julio y diez en agosto.

¿200 hits? No way, José

El 2013 fue el último año en que ningún bateador llegó a 200 imparables.

En aquella ocasión, Matt Carpenter, de los Cardenales de San Luis, y el dominicano Adrián Beltré, de los Rangers de Texas, fueron los líderes de la Nacional y la Americana, respectivamente, ambos con 199.

Una lesión sacó de acción al venezolano José Altuve por 21 partidos, lo que le impedirá extender a cinco su racha de temporadas seguidas con 200 o más cohetes.

Necesitaría 54 en los 27 juegos que le quedan a los Astros de Houston en septiembre, a dos por partido. Pero de Altuve se puede esperar cualquier cosa.

Ahora mismo, el máximo productor de hits en la campaña es J.D. Martínez, quien cerró agosto con 164.

Batear 36 inatrapables en lo que resta de calendario también se ve difícil, aunque más probable que la tarea que tiene Altuve por delante.

Efectividad por debajo de dos carreras

El zurdo Chris Sale, actualmente en la lista de lesionados, encabeza la Liga Americana en efectividad con un promedio de 1.97.

El derecho Jacob deGrom, en la Nacional, exhibe una minúscula efectividad de 1.68.

En los dos últimos años, ningún lanzador logró terminar con un promedio de limpias inferior a las 2.00, desde que Zack Greinke lo hiciera en el 2015 con los Dodgers de Los Ángeles (1.66).

El último pitcher con menos de dos limpias por cada nueve entradas en el joven circuito fue Pedro Martínez en el 2000, con Boston, cuando tuvo 1.74.

Ahora bien, ¿cuándo fue la última vez que los líderes en efectividad de ambas ligas estuvieron por debajo de 2.00?

Fue en 1972, cuando Steve Carlton encabezó la Nacional con 1.97 y el cubano Luis Tiant la Americana con 1.91.

Eso fue hace tanto tiempo, que Bartolo Colón no había nacido aún.

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Siete managers en la cuerda floja

FECHA
29/08
2018
por Jorge Morejón | ESPN Digital
En lo que va de temporada, solamente dos managers ha perdido su trabajo.

El primero fue Bryan Price, de los Rojos de Cincinatti , despedido sorpresivamente apenas tres semanas después de iniciada la campaña, cuando el equipo exhibía récord de 3-15.

David Kohl-USA TODAY SportsBryan Price fue el primer manager despedido de la temporada por los Rojos de Cincinatti.

Y el 15 de julio, durante la pausa del Juego de las Estrellas, los Cardenales echaron a Mike Matheny en su séptima campaña al frente del equipo.

A falta de poco más de un mes para completar el calendario regular, lo más probable es que los equipos esperen hasta el final antes de tomar decisiones sobre sus dirigentes.

Hay varios de ellos en la cuerda floja, incluidos dos que recién se estrenaron en esas funciones este año, en lo que podría ser debut y despedida.

Dave Roberts

Si Los Dodgers de Los Angeles no logran clasificar a la postemporada, probablemente sea Roberts el primer manager despedido tan pronto terminen las acciones regulares el 30 de septiembre.

Harry How/Getty ImagesDave Roberts

Como estratega es de lo peor que hay en la Mayores, con todo y el premio de Manager del Año de la Liga Nacional que recibió en el 2016.

Y no le echen la culpa a las lesiones, porque en una temporada tan extensa, todos los equipos pasan por eso.

Roberts es malo, muy malo, con uno de los mejores equipos posibles en sus manos, con el que no pudo ganar la Serie Mundial del 2017 debido en gran medida por sus errores de juicio.

Buck Showalter

Todo indica que después de nueve años, el camino de Showalter al frente de los Orioles de Baltimore se acabará con el último out de la campaña regular.

Tenía en las manos un equipo con posibilidades de plantar batalla en la competitiva división Este de la Liga Americana, con todo y el favoritismo de los Medias Rojas de Boston y los Yankees.

Pero los Orioles son hoy el peor conjunto de todo el béisbol, con una proyección para terminar con 115 derrotas.

Después de 20 campañas al frente de los Yankees, los Diamondbacks de Arizona , los Rangers de Texas y Baltimore, ni siquiera llegó a una Serie Mundial.

Mike Scioscia

Con un título de Serie Mundial en el 2002, Mike Scioscia lleva 19 temporadas al frente de Angelinos de Los Angeles, toda una rareza en estos tiempos de poca paciencia de las gerencias.

Pero Scioscia parece haber agotado su largo ciclo, encaminándose a su tercera campaña negativa consecutiva.

Mike Scioscia
Matt Brown/Angels Baseball LP/Getty ImagesMike Scioscia

Aunque el veterano estratega ha negado rumores de que vaya a renunciar después de esta temporada, cuando el río suena, piedras trae y para los Angelinos sería conveniente un cambio.

Ned Yost

No tenía mucho con qué competir Yost, tras perder de golpe a varias piezas claves del núcleo del equipo que fue a dos Series Mundiales seguidas en el 2014 y 2015, con trofeo incluido en la última de estas.

Pero la reconstrucción iniciada por los Reales de Kansas City podría requerir nueva dirección y según la prensa local, el equipo está mirando para el 2019 hacia Matheny, el despedido manager de los Cardenales.

Dave Martínez

"Ya no sé qué más hacer". Así lo reconoció el manager de los Nacionales de Washington el pasado 14 de agosto, en medio de una racha perdedora de su equipo.

Y con esa frase se puso él solo la soga al cuello.

Si un conjunto partió como superfavorito para arrasar en su división, ese fue el de Washington, que a duras penas coquetea con récord de .500.

Luego de años a la sombra de Joe Maddon, primero en los Tampa Bay y luego en los Cachorros de Chicago, Martínez recibió en el 2018 su primera oportunidad para dirigir...y no ha podido hacerlo peor.

USA TODAY SportsDave Martínez

Mickey Callaway

Otro debutante en el 2018, Callaway no ha podido sacarle jugo a los Mets, el equipo llamado a luchar con los Nacionales por la división Este de la Liga Nacional.

Tan mal lo han hecho los Mets, que en cierto momento llegaron a estar en el último lugar de su grupo, por debajo incluso de los Marlins de Miami , conjunto que acababa de sufrir una profunda reestructuración.

Don Mattingly

Los jóvenes Marlins necesitan un verdadero líder para llevar adelante el proceso de reconstrucción que planea Derek Jeter.

Ese líder no es Mattingly, cuya personalidad aparentemente indiferente y conformista exaspera a los reporteros que cubren día a día sus ruedas de prensa en el Marlins Park.

Ha tenido récord perdedor en cada una de las tres temporadas que lleva en Miami y sus constantes errores en el ABC del béisbol lo hacen blanco permanente de críticas de la fanaticada.

Su posible reemplazo sería un viejo conocido de Miami, Joe Girardi, quien ganó el premio de Manager del Año en el 2006, cuando debutó como director con los Marlins, a pesar de lo cual, el entonces dueño Jeffrey Loria lo despidió por diferencias con él.

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Insistentes reportes señalan que el derecho Jacob deGrom cambiará de equipo dentro de la propia ciudad de Nueva York.

Urgidos de pitcheo abridor, los Yankees aceptarían de buena gana a deGrom, quien automáticamente se convertiría en la pareja ideal del dominicano Luis Severino para tirar como una yunta de la carreta del emblemático equipo.

Con unos Mets sin rumbo y hundiéndose cada vez más en la tabla, toca una reconstrucción drástica que comenzaría por deshacerse de piezas caras, como el serpentinero que será nuevamente elegible para arbitraje salarial al final de esta campaña y cuyo sueldo debe dispararse mucho más allá de los 7.4 millones que ganará en el 2018.

Las proyecciones indican que su salario para el 2019 será de alrededor de 13 millones.

Pero la gerencia sabe muy bien cuánto vale este lanzador, capaz de hacer la diferencia en el equipo al que llegue y por eso pedirá la Ceca y la Meca a quien quiera hacerse de sus servicios.

Incluso, los Mets estarían dispuestos a canjear a Noah Syndergaard en el mismo paquete, a cambio de toneladas de talento.

¿A los Yankees? Sólo si los Mulos estuvieran dispuestos a ceder nada menos que al venezolano Gleyber Torres y al dominicano Miguel Andújar, más dos o tres de los muchos prospectos valiosos que tienen en las Menores.

Paul Bereswill/Getty Images
Incluir a Torres y Andújar en el pedido frustraría de golpe cualquier posibilidad de intercambio, sobre todo en el caso del primero, que los Yankees obtuvieron después de una magistral maniobra con los Cachorros de Chicago en el 2016 a cambio del cerrador Aroldis Chapman, para recuperarlo meses después en la agencia libre.

Quizás Brian Cashman estaría dispuesto a ceder a Andújar, junto al zurdo Justus Sheffield, el jardinero haitiano Estevan Florial y el lanzador derecho quisqueyano Albert Abreu, pero ni soñar con Gleyber.

Más factible luce un canje con los Dodgers de Los Angeles, también abundantes de talento en sus granjas y con Clayton Kershaw, Rich Hill, Kenta Maeda, Hyun-Jin Ryu, Walker Buehler, el dominicano Dennis Santana y el mexicano Julio Urías en la lista de lesionados.

Los Dodgers cuentan con varios jugadores entre los 100 primeros prospectos de Baseball America, como el catcher venezolano Keibert Ruiz (24), el jardinero Alex Verdugo (36), el derecho Mitchell White (66) y el guardabosques cubano Yusniel Diaz (83).

Al menos tres de ellos, en un paquete que encabece Buehler, ya con breve experiencia en Grandes Ligas, podría ser lo que esté dispuesto a entregar el presidente de operaciones de béisbol Andrew Friedman para obtener a deGrom y eventualmente a Syndergaard también.

Sobre todo, en momentos en que el equipo, a pesar de su epidemia de lesiones, ha comenzado a jugar bien y ya están en segundo lugar de la división Oeste de la Liga Nacional, a juego y medio de los Diamondbacks de Arizona , luego de dos meses con el rumbo perdido en que incluso se llegó a cuestionar la continuidad del manager Dave Roberts.

El problema, tanto para los Dodgers como para cualquier otro equipo, es que los refuerzos pueden ser decisivos para llegar a los playoffs, pero no garantizan para nada el objetivo supremo, que es la conquista de la corona en la Serie Mundial.

Entonces, eso hace a muchos gerentes pensársela dos veces antes de ceder jóvenes talentosos que pueden representar un futuro brillante por muchos años.

Pero para los Dodgers, que ya estuvieron el año pasado en el clásico de octubre y no han levantado el trofeo desde 1988, vale la pena correr el riesgo.

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Matt Harvey (Mets NY)
AP Photo/Lynne Sladky
Terminó la estancia de Matt Harvey en Nueva York y se fue por la puerta de atrás.

Quien parecía destinado a la grandeza en el béisbol es apenas un recuerdo borroso de aquel que deslumbró con su talento a los Mets de Nueva York, que lo escogieron en la séptima selección general de la primera ronda del draft del 2010.

Lesiones, pero sobre todo, su actitud, descarrilaron una carrera que prometía un mundo y ha quedado en nada.

Hasta que el equipo se cansó y lo colocó en el mercado, enviándolo a los Rojos de Cincinnati a cambio del receptor Devin Mesoraco.

Además de sacarse de encima a un elemento tóxico dentro del clubhouse, Nueva York adquiere a alguien que puede ayudarlo mucho en un departamento problemático.

En una misma semana, los Mets perdieron a su cátcher titular Travis d'Arnaud y a su reserva Kevin Plawecki.

Eso los llevó a apelar al venezolano José Lobatón y al inexperto puertorriqueño Tomás Nido, lo cual ha incidido negativamente en los resultados del equipo en las últimas dos semanas, cuando los Mets cayeron de la cima al tercer lugar de la División Este de la Liga Nacional.

No es que Mesoraco sea una superestrella de la receptoría, pero está más capacitado que Lobatón y Nido para conducir al cuerpo de serpentineros de ''el otro equipo de Nueva York''.

Aunque perdió la titularidad en los Rojos ante la competencia de Tucker Barnhart, ganador del Guante de Oro en el 2017, Mesoraco puede aportar mucho detrás del plato y además traer tranquilidad al manager debutante Mickey Callaway, que ya no tendrá que lidiar con las distracciones que provoca el indisciplinado Harvey.

Y quién sabe si alejado de las tentaciones de la Ciudad que Nunca Duerme, en la aburrida Cincinnati y sin la presión de un equipo contendiente, el talentoso lanzador --que es innegable que talento tiene-- encuentra una nueva vida para recuperar una carrera que parece irse por la cañería.

Aún está a tiempo y sólo depende de él.

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AP Photo/Kyusung Gong
NUEVA YORK - Ya Matt Harvey se había ausentado por un buen tiempo cuando los Mets de Nueva York lo colocaron en asignación este viernes. Por ende, no hubo imágenes de despedida para un pitcher que en una ocasión llegó a ubicarse entre la élite del béisbol, llorando ante las cámaras o limpiando su armario.

El fin llegó tres horas antes que los Mets abrieran su serie ante los Rockies de Colorado, cuando el gerente general Sandy Alderson comenzó una rueda de prensa y tranquilamente, resumió los hechos de ese día.

Alderson se veía cansado, producto de las tensiones en una semana difícil. Y se mostraba en conflicto cuando se refirió a Harvey como "un individuo llamativo, agradable y vulnerable", e insistió que parte de él iba a extrañar tener a Harvey dentro de su equipo a diario.

"Intento no dejar que mis emociones interfieran con la toma de decisiones. Sin embargo, la empatía forma parte del proceso de toma de decisiones", dice Alderson. "Me agrada Matt, a pesar de todo lo que ha ocurrido".

Es natural pensar que los Mets sintieron una gran dosis de alivio al cortar lazos con Harvey. Se convirtió en un lanzador muy oneroso para justificar mantenerle, un pitcher con muchas fallas, demasiadas para corregir con un ajuste aquí y otro allá. Un paso por el bullpen a modo de reiterar lecciones no iba a cambiar esta dinámica.

Si bien el aspecto pragmático de Alderson sabía bien que era hora de pasar la página, el historiador del béisbol que hay dentro de él sentía cierto remordimiento al ver que una relación que en una ocasión fue sumamente prometedora se había hecho polvo. Cuando Harvey llegó a Nueva York en 2012, personificaba los sueños y aspiraciones de la afición de los Mets, que había depositado su fe en el poder del pitcheo abridor joven. Recuerden aquella electricidad que corría por el estadio cuando Harvey ponchó a 11 bateadores en 5 1/3 innings en su debut en Grandes Ligas, o cuando tomó el escenario como pitcher abridor de la Liga Nacional en el Juego de Estrellas 2013, celebrado en el Citi Field. Provocó comparaciones con Tom Seaver gracias a su estilo de enviar los lanzamientos, y con Dwight Gooden, gracias a la capacidad que tenía de hacer que toda una ciudad se detuviera a verle cada cinco días.

Los cuatro días que transcurrían entre cada apertura no eran menos interesantes. Si Harvey no estaba posando desnudo para la edición Body Issue de ESPN The Magazine o saliendo con una súper modelo rusa, estaba en el sofá del programa Tonight Show con Jimmy Fallon, o paseando por horas a través de las calles de la Gran Manzana, para así satisfacer su fascinación por todo lo que significa Nueva York.

A pesar de todo lo anterior, la cruda realidad es que no se han producido muchos momentos mágicos recientemente con los trucos de Harvey. El último se produjo en la Serie Mundial de 2015, cuando Harvey convenció al mánager Terry Collins de dejarle terminar un intento de blanqueada contra los Reales en el Juego 5. Kansas City armó un rally, la temporada de los Mets llegó a su fin y Harvey sumó una cirugía para reparar un síndrome del opérculo torácico a su lista de problemas médicos en la siguiente campaña.

Al final, las lesiones acabaron con las oportunidades que tenía Harvey de alcanzar todo el potencial que había mostrado en Nueva York. Harvey forma parte de una lista corta en la cual se incluyen Chris Carpenter, Shaun Marcum y Jaime García, todos lanzadores que han sido objeto de una reconstrucción de su codo y padecido el síndrome del opérculo torácico en la última década. Noah Lowry nunca volvió a pitchear tras sufrir síndrome del opérculo torácico en 2009 y Tyson Ross sí regresó, aunque en condiciones gravemente disminuidas.

La velocidad de la recta de Harvey, medida en 92.5 millas por horas, sigue siendo suficiente a fin de que él tenga éxito, si cuenta con buen dominio de su pitcheo y un plan, pero requerirá de un compromiso por parte de él. Los Mets no se imaginaban ver a Harvey ir a Triple-A para jugar en Las Vegas, hacer tres o cuatro aperturas para volver a Nueva York, donde le esperase un puesto en la rotación. Lo que sí vieron fue una serie de fallas de mecánica que requerían de cambios radicales de principio a fin, similares a los hechos por Cliff Lee y Roy Halladay, quienes fueron a los rangos más bajos de ligas menores para enrumbar sus carreras por la senda correcta. Simplemente, Harvey no estaba dispuesto a dar semejante paso.

Fue revelador cuando Alderson expresó que Harvey se permite conocer bien por personas que él conoce y en las cuales "semi confía". Si Harvey va a comenzar de nuevo en este año, el último de su contrato para luego ser agente libre, preferiría hacerlo con una tabula rasa, en vez de un ambiente gastado donde todas las partes están colmadas de tanto bagaje histórico.

Es muy poco probable que Harvey llegue a conseguir en su nuevo hogar un mejor sistema de apoyo que el disponible para él en Nueva York, con el coach de pitcheo Dave Eiland y el mánager Mickey Callaway, quienes tuvieron amplio éxito con Corey Kluber, Carlos Carrasco, Trevor Bauer y otros lanzadores en su anterior empleo con los Indios de Cleveland. Callaway objetó la idea de que Harvey nunca estuvo dispuesto a intentar un paso por el bullpen. Y tanto el estratega como Eiland están asumiendo en lo personal que las cosas no funcionaron como se esperaba.

"Sentimos que le fallamos a Matt Harvey", dijo Callaway. "Creo que nuestro trabajo es el de ayudar a cada jugador, y no se siente muy bien cuando no puedes hacerlo".

Callaway está siendo muy cruel consigo mismo. Matt Harvey se lesionó, la magia de 2012 y 2013 se disipó y todas las partes involucradas estaban dispuestas a ponerle fin a esta unión. Incluso, si Harvey y la gerencia de los Mets tenían visiones radicalmente distintas sobre el futuro del pitcher, sí estaban de acuerdo en una sola cosa: Había llegado la hora de decir adiós.

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Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": Hace apenas 29 meses, los Mets de Nueva York perdían la Serie Mundial en casa ante los Reales de Kansas City, pero el mundo del Beisbol hablaba de lo lejos que estos Metropolitanos podrían llegar, de cuántas veces más alcanzarían el Clásico de Otoño y de los títulos de campeón que podrían llegar a acumular en las próximas temporadas. La juventud y la calidad de la rotación de abridores del equipo daba para pensar que aun con jugadores mediocres en la alineación, los de Queens estaban para cosas grandes.

Hoy en día, ese mencionado grupo de lanzadores es un verdadero desastre, un fracaso. En 2017, Jacob deGrom fue el único en responder a esas expectativas, al terminar con marca de 15-10 y 3.53 de efectividad en 31 aperturas. El resto: Noah Syndergaard con problemas de lesiones abrió 7 juegos, Matt Harvey con situaciones físicas y mentales abrió 18 con efectividad de 6.70 y los que supuestamente venían a dejar atrás sus problemas físicos y tener grandes temporadas, Steven Matz y Zack Wheeler, 5-14 entre los dos, ninguno abajo de 5.20 en carreras limpias admitidas.

El bullpen no se salvó, y el gran cerrador del equipo, Jeurys Familia, pasó por un bochornoso año de lesiones y suspensión.

Los jugadores de posición, igual que ha venido sucediendo con el equipo desde hace varias temporadas, tampoco estuvieron sanos. Yoenis Céspedes jugó solo en 81 juegos, y también dijeron presente en la lista de lesionados Asdrúbal Cabrera, Juan Lagares, Michael Conforto, Brandon Nimmo y..., mejor aquí le paramos porque se nos acaba la columna.

Llegó el momento en el que Sandy Alderson, gerente general del equipo, reconoció abiertamente que sus políticas de manejar las lesiones estaban equivocadas (necesitó casi 8 años para notarlo), pero en concreto nada pasó.

Hoy se espera que con Mickey Callaway como el nuevo mánager la situación cambie. La relación con Terry Collins ya estaba desgastada, el clubhouse dividido, David Wright semi retirado, Matt Harvey haciendo su santa voluntad igual que otras estrellas del equipo, y la afición.... envidiando a los Yankees.

La nueva era incluye la contratación de Adrián González, que sin duda podrá aportar a la ofensiva si lo dejan las molestias en la espalda, factor que definirá también si el "Titán" vive su última temporada en Grandes Ligas o decide continuar. Amed Rosario será titular indiscutible todos los días lo mismo que Michael Conforto. Yoenis Céspedes seguirá siendo el encargado de cargar la ofensiva del equipo, y pueden venir muchas variables más. Pero si los Mets no ponen disciplina en casa, si continúan viendo como sus peloteros se dedican más al golf que al béisbol sin hacer nada, esa gran generación de lanzadores será desperdiciada, sin haber regresado a su equipo a una Serie Mundial.

¡No hay nada mejor!

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Oct. 15 - Kirk Gibson beats Dennis Eckersley, A's (1988)
AP Photo/Rusty Kennedy¿Habrá algún otro momento más emocionante en la postemporada que el batazo de Kirk Gibson en 1988?
¿A quién ustedes le van en el torneo de la NCAA? Yo siempre selecciono a Gonzaga. Oigan, ¡el truco casi me salió el año pasado!. En honor a la Locura de Marzo, mi editor me propuso esta idea: ¿Cuál ha sido la mayor sorpresa en postemporada para los 30 equipos de Grandes Ligas?

Gran error que cometiste, Dan, porque este que está aquí va a despacharse con la cuchara grande y va a escribir mucho - pero va a valer la pena. Bono: No solo voy a seleccionar la sorpresa para cada equipo, sino que también voy a hacer un ranking de las sorpresas en orden descendente desde el No. 30 (la menos impresionante) al No. 1 (el equivalente en la postemporada del béisbol de la victoria de North Carolina State sobre Phi Slamma Jamma). ¡Qué lo disfruten!

30. Rockies de Colorado: Vencieron a los Filis en la SDLN del 2007

Los Rockies han llegado a la postemporada cuatro veces en la historia de la franquicia y han ganado dos series de playoffs, ambas en 2007, el año de la famosa corrida del 'Rocktober' a la Serie Mundial. Ellos jugaron para 13-1 en sus últimos 14 juegos, vencieron a los Padres en un juego de desempate para ganar el comodín y luego barrieron la SDLN y la SCLN, una impresionante corrida de 21-1. Realmente, la sorpresa en primer lugar fue llegar a la postemporada. El grupo de equipos de playoffs de la Liga Nacional en el 2007 fue uno de los más débiles de la historia. Los Diamondbacks tuvieron el mejor record con 90-72, pero tuvieron un diferencial de carreras negativo. Los Rockies terminaron con 90-73 y tuvieron el mejor diferencial de carreras. Los Filis ganaron 89 juegos y los Cachorros se quedaron con la Central con apenas 85 triunfos. Así que en realidad no fue tanta la sorpresa.

Momento clave/juego: Kaz Matsui conectó un grand slam con dos outs ante Kyle Lohse en la cuarta entrada del Juego 2 para darle a los Rockies ventaja de 6-3.

29. Cerveceros de Milwaukee: Vencieron a los Angelinos en la SCLA del 1982

Los Rockies han ido a postemporada cuatro veces en 25 temporadas, pero los Cerveceros tienen cuatro viajes en 49 campañas - una historia de miserias que tiende a pasarse por alto. El equipo de 1982, conocidos cariñosamente como los Harvey's Wallbangers por el manager Harvey Kuenn y su equipo de toleteros - fue la mejor edición en la historia de la franqucia. Esto califica como una sorpresa solo por el hecho de que los Angelinos ganaron los primeros dos partidos antes que los Cerveceros se llevaran los siguientes tres en casa.

Momento clave/juego: Abajo en el marcador 3-2 en la séptima entrada del Juego 5, Cecil Cooper conectó sencillo remolcador de dos carreras con dos outs ante Luis Sánchez para darle a los Cerveceros ventaja de 4-3.

28. Expos de Montreal: Vencieron a los Filis en la SDLN de 1981

Los Nacionales han perdido sus cuatro series de playoffs en su historia, así que tenemos que remontarnos al extraño año de 1981, dividido por la huelga, y la única aparición en postemporada -- y su única victoria - en los días de la franquicia en Montreal. Los Expos eran el mejor equipo, aunque los Filis eran los campeones defensores de la Serie Mundial.

Momento clave/juego: El gran Steve Rogers trabajó una blanqueada de seis hits para vencer a Steve Carlton 3-0 en el decisivo Juego 5.

27. Azulejos de Toronto: Vencieron a los Bravos en la Serie Mundial de 1992

Vamos a etiquetar la primera de las dos Series Mundiales conseguidas por los Azulejos como una sorpresa menor. Los Azulejos jugaron para 96-66, los Bravos para 98-64 (aunque con una ventaja de siete juegos en el record Pitagoreano). En una Serie Mundial que muchos pasan por alto - cuatro de los seis juegos se decidieron por una carrera - los Azulejos ganaron el partido final en 11 entradas.

Momento clave/juego: El doble de Dave Winfield con dos outs que trajo dos carreras al plato en la parte alta de la entrada 11, los Bravos anotaron una carrera antes que Mike Timlin lograra el out final cuando Otis Nixon intentó tocar para hit.

26. Rangers de Texas: Vencieron a los Yankees en la SCLA de 2010

Liderados por su JMV Josh Hamilton, los Rangers estuvieron en los playoffs por primera vez desde 1999. Jugaron para 90-72 con un diferencial de carreras de más-100 mientras que los Yankees jugaron para 95-67 y un más-166. Hamilton bateó .350 con cuatro cuadrangulares, ocho boletos y siete remolcadas mientras los Rangers ganaron la serie en seis juegos.

Momento clave/juego: Bengie Molina conectó cuadrangular de tres carreras ante A.J. Burnett en el Juego 4 para darle a los Rangers ventaja de 5-3 en la sexta entrada. Ellos siguieron su camino para llevarse la victoria 10-3 y colocar la serie 3-1 a su favor.

25. Cachorros de Chicago: Vencieron a los Cardenales en la SDLN de 2015

La Serie Mundial de 2016 pudo haber sido la que quebró la maldición de la Cabra, pero no fue una sorpresa. El año antes los Cachorros mejoraron de 73 victorias a 97 y luego vencieron a sus rivales, que habían logrado 100 victorias, en la serie divisional. Aunque los Mets los barrieron en la SCLN, el vencer a los Cardenales dejó el escenario establecido para el 2016.

Momento clave/juego: Los Cachorros conectaron seis jonrones en el Juego 3 para tomar ventaja 2-1 en la serie.

24. Angelinos de Los Angeles: Vencieron a los Yankees en la SDLA de 2002

Los Angelinos del 2002 ganaron 99 partidos, pero esto se sintió en ese momento como una sorpresa monumental. Los Yankees habían ganado cuatro banderines consecutivos de la Liga Americana, llevaban record de 56-22 en la postemporada desde 1996 y ganaron 103 juegos en el 2002. Los Angelinos, que llegaban a los playoffs por primera vez desde 1986, los barrieron en cuatro juegos, al promediar .376 en la serie.

Momento clave/juego: Los Angelinos anotaron tres carreras en la octava entrada del Juego 3 en ruta a la victoria 9-6. Tim Salmon conectó cuadrangular de dos carreras ante Steve Karsay para la victoria decisiva. Los Angelinos siguieron su ruta hasta su primer y único cetro de Serie Mundial.

23. Diamondbacks de Arizona: Vencieron a los Yankees en la Serie Mundial de 2001

Quizás los Angelinos deban agradecerle a Curt Schilling y Randy Johnson, quienes le pusieron una abolladura a la casi invencible armadura de los Yankees el año antes con su victoria en la Serie Mundial. Recuerden, los Marineros que lograron 116 victorias parecían destinados a la inmortalidad antes que los Yankees con 95 victorias los sorprendieran en la SCLA. Los Diamondbacks lograron 92 victorias, pero se apoyaron en sus dos caballos en la postemporada.

Momento clave/juego: El elevado corto de Luis González ante Mariano Rivera que coronó el ramillete de dos carreras que evitó que los Yankees ganaran su cuarta corona de Serie Mundial consecutiva, pero no olvidemos que Mark Grace fue quien inició el ramillete con un sencillo para abrir la entrada.

22. Atléticos de Oakland: Vencieron a los Dodgers en la Serie Mundial de 1974

Los Atléticos tienen nueve Series Mundiales en su historia contando las conseguidas en sus días en Filadelfia, aunque ninguna de ellas cumple con los estándares de una gran sorpresa. Esta si tuvo como protagonista un diferencial de carreras importante, ya que los Atléticos llegaron con 90 victorias mientras los Dodgers habían logrado 102. Los Atléticos lucieron muy por debajo de lo que indicaba su record Pitegoreano (97-65) y, oh, además eran los dos veces campeones defensores. Pero ganaron su tercer cetro en fila con una victoria en cinco partidos.

Momento clave/juego: Ken Holtzman conectó cuadrangular y lanzó 7T fuertes entradas para ganar el Juego 4.

21. Yankees de Nueva York: Vencieron a los Bravos en la Serie Mundial de 1996

Antes de la dinastía, estuvieron los valientes Yankees de 1996, una mezcla de estrellas jóvenes en ascenso -- Derek Jeter era novato mientras Mariano Rivera tuvo su temporada de salto al estrellato en el bullpen - y veteranos que habían visto pasar sus mejores días como Wade Boggs, Cecil Fielder y Tim Raines. Los exMets Dwight Gooden y Darryl Strawberry también formaron parte de esto, 10 años después de sus días de gloria en 1986. Esta mezcla extraña en la primera temporada de Joe Torre como manager terminó con marca de 92-70 y entonces vencieron a los Bravos, que llegaron con marca de 96-66, en la Serie Mundial.

Momento clave/juego: Mark Wohlers, te presento a Jim Leyritz.

20. Orioles de Baltimore: Vencieron a los Dodgers en la Serie Mundial de 1966

Cuando eran los St. Louis Browns, esta franquicia era la broma más grande en el béisbol. Tras su mudanza a Baltimore en 1954, eventualmente se convirtió en la franquicia por excelencia en la Liga Americana por un periodo de dos décadas, con apenas una temporada perdedora entre 1963 y 1985. Este fue el primer viaje de Baltimore a la Serie Mundial y los Orioles barrieron a los Dodgers de Sandy Koufax y Don Drysdale de forma impresionante, con blanqueadas en los tres partidos finales. Los tres abridores de Baltimore eran Dave McNally de 23 años, Wally Bunker de 21 y Jim Palmer de 20.

Momento clave/juego: Palmer venció a Koufax 6-0 en el Juego 2 mientras el jardinero central de los Dodgers Willie Davis cometía tres errores en la quinta entrada (dejó caer dos elevados en el sol e hizo un error en tiro) mientras los Orioles tomaban ventaja de 3-0 en la serie.

19. Marineros de Seattle: Vencieron a los Yankees en la SDLA de 1995

Los Yankees estaban en la postemporada por primera vez desde 1981. Los Marineros estaban en ella por primera vez en su historia, tras vencer a los Angelinos en un juego de desempate en la División Oeste. Eso significaba que su as Randy Johnson no estaría listo hasta el Juego 3. Los Marineros perdieron los primeros dos juegos en el Yankee Stadium, Johnson ganó el Juego 3, Edgar Martínez rompió un empate 6-6 en el Juego 4 con un cuadrangular ante el cerrador John Wetteland, y luego volvió a ser el héroe en el Juego 5.

Momento clave/juego: Con Johnson lanzando en relevo, los Yankees anotaron en la parte alta de la entrada 11, pero el doble de dos carreras de Martínez ante Jack McDowell trajo al plato a Ken Griffey Jr. desde la primera base para darle la victoria y dejar tendido al rival.

18. Tigres de Detroit: Vencieron a los Cachorros en la Serie Mundial de 1935

Una explosión del pasado ya que los Tigres con 93 victorias vencieron a los Cachorros con 100 victorias en seis partidos. Fue la primera victoria de Detroit en una Serie Mundial, ya que habían perdido las series de 1907, 1908, 1909 y 1934. Seis semanas después de la victoria, el veterano dueño del equipo Frank Navin sufrió un ataque cardiaco al montarse en un caballo y falleció.

Momento clave/juego: Tommy Bridges lanzó partido completo en el juego decisivo y el sencillo de Goose Goslin trajo al plato al jugador/manager Mickey Cochrane con la carrera que les dio la victoria para dejar tendido al rival.

17. Indios de Cleveland: Vencieron a los Yankees en la SDLA de 1997

Los Indios llegaron a los playoffs en cinco temporadas consecutivas en la década de los 90, pero no todos esos equipos eran considerados poderosos. Esta edición terminó con marca de 86-75 con un diferencial de carreras de más-53 (nadie más en la Central LA terminó por encima de los .500). Los Yankees jugaron para 96-66 con un diferencial de carreras de más-203. Por supuesto, cualquier equipo con Jim Thome, Manny Ramírez, David Justice y Matt Williams en su alineación es capaz de dar una sorpresa. Rayos, incluso Sandy Alomar bateó .324/.354/.545 ese año.

Momento clave/juego: Alomar empató el Juego 4 en la octava entrada con un cuadrangular ante Mariano Rivera y el hit de Omar Vizquel para ganar el partido en la novena ante Ramiro Mendoza y que evadió a Derek Jeter para traer a Marquis Grissom al plato desde la intermedia.

16. Rays de Tampa Bay: Vencieron a los Medias Rojas en la SCLA de 2008

¿Una sorpresa? Quizás no. Después de todo, los Rays ganaron la división con 97 victorias mientras que los Medias Rojas terminaron con 95 triunfos. Aun así, estos eran los Rays - conocidos como los Devil Rays antes del 2008 - y habían perdido 96 juegos en 2007. Y 101 en 2006. Fue una corrida un tanto divertida hacia la postemporada, pero no había manera que ellos pudieran vencer a los campeones defensores de la Serie Mundial. Pero lo lograron en siete juegos.

Momento clave/juego: El novato David Price, con 14 entradas de experiencia en Grandes Ligas, entró en la parte baja de la octava entrada del Juego 7 con ventaja 3-1, las bases llenas y dos outs. Abanicó a J.D. Drew y luego terminó la labor para conseguir su primer salvamento en Grandes Ligas.

15. Astros de Houston: Vencieron a los Cardenales en la SCLN de 2005

Detrás de Jeff Bagwell y Craig Biggio, los Astros tuvieron algunos equipos poderosos al final de la década de los 90 y el 2000. Pero este no fue uno de esos. Bagwell se perdió la mayor parte del año, Biggio estaba en declive y apenas ganaron 89 juegos. Los Cardenales consiguieron 100 victorias por segunda temporada seguida. Sin embargo, los Astros tenían un imponente trío de abridores -- Roger Clemens, Andy Pettitte y Roy Oswalt - quienes terminaron con efectividad por debajo de 3.00 (Clemens terminó con 1.87). Todo el mundo recuerda el batazo de Albert Pujols para ganar el Juego 5, pero Houston ganó la serie en seis juegos.

Momento clave/juego: Oswalt permitió una carrera y tres hits en siete entradas para ganar el Juego 6.

14. Piratas de Pittsburgh: Vencieron a los Yankees en la Serie Mundial de 1960

Esta parece una sorpresa mayor de la que es en realidad, en parte porque los Yankees ganaron partidos con anotaciones de 16-3, 10-0 y 12-0. Los Piratas terminaron con marca de 95-59 mientras los Yankees jugaron para 97-57 y los Piratas tuvieron el mejor diferencial de carreras. Aun así, estos eran los Yankees de Mickey Mantle y Yogi Berra y Whitey Ford y los Piratas, que fueron perdedores perennes durante gran parte de la década de los 50, habían ganado su primer banderín desde 1927. La derrota le costó a Casey Stengel su trabajo como manager de los Yankees.

Momento clave/juego: Bill Mazeroski ganó el dramático Juego 7 con un cuadrangular para dejar tendido al rival y darle a los Piratas la victoria 10-9 en lo que muchos consideran el mejor juego jamás disputado.

13. Cardenales de San Luis: Vencieron a los Filis en la SDLN de 2011

Los campeones de la Serie Mundial 2006 solo ganaron 83 juegos, así que podemos seleccionar su victoria en la SCLN ante los Mets con 97 victorias, o su triunfo en la Serie Mundial sobre los Tigres con 95 victorias, pero yo seleccioné su sorpresa sobre los Filis. Los Filis eran una de las potencias de ese momento, con 102 victorias y una de las mejores rotaciones de todos los tiempos. Los Cardenales habían logrado 90 victorias, alcanzando la postemporada en el último día de la campaña regular.

Momento clave/juego: Chris Carpenter venció a Roy Halladay 1-0 en el Juego 5 con un juego completo de apenas tres hits. Los Cardenales terminaron ganando la Serie Mundial.

12. Marlins de Florida: Vencieron a los Yankees en la Serie Mundial de 2003

Los Marlins nunca han terminado en primer lugar, y comoquiera tienen dos cetros de Serie Mundial - nunca han perdido una serie de postemporada. El béisbol es extraño e injusto, alegre y horrible. ¿Cuál fue la sorpresa más grande? ¿Los Marlins de 1997 con 92 victorias venciendo a los Bravos con 101 victoria en la SCLN o los Marlins de 2003 con 91 triunfos venciendo a los Yankees con 101 victorias en la Serie Mundial? Yo le doy la ventaja a la sorpresa en la Serie Mundial.

Momento clave/juego: Los Marlins ganaron el Juego 4 gracias al cuadrangular de Alex González para dejar tendido al rival en la entrada 12 ante Jeff Weaver -- Mariano Rivera nunca entró al partido - pero esta Serie Mundial es recordada por la blanqueada de cinco hits lanzada por Josh Beckett en el Juego 6 con tres días de descanso.

11. Filis de Filadelfia: Vencieron a los Bravos en la SCLN de 1993

Los Filis del 93 eran un grupo de locos que vivía duro y les gustaba la diversión. Por un año, fueron un equipo legítimamente grande - el 1993 fue la única temporada ganadora de la franquicia entre 1987 y 2000 - pero nadie esperaba verlos vencer a los Bravos con 104 victorias en la SCLN. Los Bravos, quizás agotados por una cruenta contienda divisional con los Gigantes, se llevaron dos de los primeros tres juegos antes que los Filis ganaron los últimos tres.

Momento clave/juego: En el Juego 5, los Filis tomaron ventaja de 3-0 detrás de Curt Schilling al llegar a la baja de la novena. Luego de un boleto y un error, entró en relevo Mitch Williams y lo próximo que supimos era que el partido se había empatado. Se puede llamar un presagio. Sin embargo, Lenny Dykstra rescató el día con un cuadrangular ante Mark Wohlers en la 10ª entrada.

10. Padres de San Diego: Vencieron a los Bravos en la SCLN de 1998

Los Padres ganaron 98 juegos, aunque con un record Pitagoreano de 93-69, y luego vencieron a los Astros con 102 victorias en la SDLN y los Bravos con 106 triunfos en la SCLN. En el camino ellos vencieron dos veces a Randy Johnson, a Tom Glavine dos veces, y una a Greg Maddux, antes de perder ante los Yankees en la Serie Mundial. Probablemente este fue el mejor de todos aquellos grandiosos equipos de los Bravos de esta era, ya que tuvieron cinco abridores con más de 16 victorias cada uno y cuatro toleteros con más de 30 cuadrangulares. Ellos superaron a sus rivales por 245 carreras. Pero entonces chocaron contra Sterling Hitchcock.

Momento clave/juego: Hitchcock venció a Maddux en el Juego 3 y entonces a Glavine en el Juego 6 (con cinco entradas en blanco).

9. Rojos de Cincinnati: Vencieron a los A's en la Serie Mundial de 1990

Eran los 'Nasty Boys' versus los 'Bash Brothers', el máximo choque de poder contra poder. Los Atléticos eran grandes favoritos, en búsqueda de su segundo título seguido tras ganar 103 partidos - 12 más que los Rojos. Pero los Rojos no dejaron espacio para nada. Y mayormente, fue todo gracias a José Rijo. Permitió una carrera en 15 1/3 entradas al ganar los Juegos 1 y 4.

Momento clave/juego: En la parte baja de la 10ª entrada del Juego 2, el poco utilizado utility Billy Bates - había tenido solo cinco apariciones en el plato con los Rojos y bateaba .088 en la temporada (3-en-34) - llegó a base con un rodado en el cuadro ante Dennis Eckersley y luego anotó la carrera de la victoria. Fue la última aparición del jugador en su corta carrera en Grandes Ligas.

8. Bravos de Boston: Vencieron a los Atléticos en la Serie Mundial de 1914

Considerando todas las veces que los Bravos de Atlanta han sido sorprendidos en la postemporada (¡ver arriba!), no es una sorpresa que usemos a los Bravos de Boston para entonces su propia sorpresa. Los milagrosos Bravos estaban en último lugar al 18 de julio - octavos entre ocho equipos - pero jugaron para 31-8 en septiembre/octubre para ganar el banderín de la LN. En la Serie Mundial, ellos barrieron a los Atléticos de Connie Mack, quienes habían ganado en 1910, 1911 y 1913. Mack, desilusionado por la derrota y encarando problemas financieros, desmanteló el equipo luego de la derrota.

Momento clave/juego: En el Juego 3, los A's tomaron ventaja con dos carreras en la 10ª. Sin embargo, los Bravos lo empataron con una carrera gracias al cuadrangular del receptor Hank Gowdy - en ese momento los jonrones eran escasos - y entonces ganaron en 12 entradas.

7. Reales de Kansas City: Vencieron a los Cardenales en la Serie Mundial de 1985

La postemporada de 2014 y 2015 fueron de alegría trascendente, pero esta fue la mayor sorpresa de todas. Este equipo tenía a George Brett en su pico y el ganador del Cy Young de 21 años Bret Saberhagen, pero era un equipo de 91 victorias y no era tan bueno como algunos de los equipos de los Reales de años atrás que habían fallado en ganar una Serie Mundial. Los Cardenales habían ganado 101 juegos.

Momento clave/juego: Los Cardenales tenían ventaja 1-0 en la baja de la novena del Juego 6, a tres outs del título. Jorge Orta conectó un rodado por la primera base, y el lanzador Todd Worrell salió a cubrir para el out. Excepto que el oficial Don Denkinger falló la jugada. Los Cardenales se autodestruyeron desde ese momento en adelante con un elevado de foul que no pudieron atrapar y un passed ball y los Reales anotaron dos veces y luego ganaron el Juego 7 detrás de la blanqueada de Saberhagen con marcador de 11-0.

6. Mellizos de Minnesota: Vencieron a los Cardenales en la Serie Mundial de 1987

Uno de los peores campeones de Serie Mundial de todos los tiempos, los Mellizos ganaron 85 partidos y fueron superados por 20 anotaciones. Si hicieron una cosa bien: Ganaron en el Metrodome. Ellos jugaron para 56-25 en casa y 29-52 como visitantes, pero gracias a las peculiaridades de un calendario preestablecido tuvieron ventaja de local tanto en la SCLA como en la Serie Mundial. Jugaron para 6-0 en casa. Larga vida al Homer Hankie. Los Cardenales habían jugado de 95-67, aunque Jack Clark, su mejor bateador (.286/.459/.597, 35 jonrones), se perdió la serie y Terry Pendleton jugó tres de los siete juegos.

Momento clave/juego: El grand slam de Kent Hrbek abrió el Juego 6 y lo envió al Juego 7, el que ganaron los Mellizos gracias a Frank Viola.

5. Gigantes de Nueva York: Vencieron a los Indios en la Serie Mundial de 1954

Los Gigantes tenían al JMV de la LN Willie Mays, al ganador de 21 juegos Johnny Antonelli y a los ases del bullpen Hoyt Wilhelm y Marv Grissom y jugaron para 97-57 - y comoquiera esta fue una gran sorpresa. Esto debido a que los Indios habían ganado 111 juegos, en ese momento un record para la Liga Americana, detrás de la estelar rotación de Early Wynn, Bob Lemon, Mike García y un todavía efectivo Bob Feller. Larry Doby lideró la LA en jonrones y remolcadas. Y entonces los Gigantes barrieron la serie.

Momento clave/juego: La famosa atrapada de Mays llegó en la octava entrada del Juego 1, conservando el empate 2-2, y los Gigantes eventualmente ganaron en 10 entradas gracias al cuadrangular de tres carreras como emergente de Dusty Rhodes para dejar tendido al rival.

4. Medias Blancas de Chicago: Vencieron a los Cachorros en la Serie Mundial de 1906

Si tu apodo es "The Hitless Wonders (Las Maravillas que No Batean)", probablemente califique como una sorpresa. De hecho, esto podría considerarse como la mayor sorpresa en la historia de la postemporada ya que los Medias Blancas jugaron para 93-58 y los Cachorros jugaron para 116-36. Si a ustedes les gusta el béisbol de 1906 y quieren poner esta en la cima de su lista, adelante. De todos modos, los Medias Blancas batearon .230 ese año, el peor de la Liga Americana. Sin embargo, los Medias Blancas usaron el método de Moneyball 95 años antes del verdadero "Moneyball", al liderar la liga en boletos y terminando terceros en carreras anotadas. Además tuvieron un cuerpo de lanzadores que permitió la menor cantidad de carreras en la liga, liderados por el experto en la bola ensalivada Ed Walsh, quien logró 10 blanqueadas ese año.

Momento clave/juego: Walsh lanzó una blanqueada de dos hits y 12 ponches en el Juego 3. Los Medias Blancas ganaron en seis juegos con Jiggs Donahue remolcando tres ante Three Finger Brown en el juego decisivo. Nunca dejen pasar la oportunidad de escribir "Jiggs Donahue."

3. Medias Rojas de Boston: Vencieron a los Yankees en la SCLA de 2004

Se puede discutir que esta califica como la mayor sorpresa de la historia, no solo por el historial entre ambas franquicias, sino por el hecho de que los Medias Rojas se convirtieron en el único equipo en la historia en recuperarse de un déficit 0-3 en una serie postemporada. En realidad, ambos equipos estaban muy parejos: los Yankees ganaron 101 partidos, los Medias Rojas 98 y en realidad los Medias Rojas tuvieron un mejor diferencial de carreras (más-180 a más-89). Así que ¡quizás ni siquiera se podría considerar una sorpresa!

Momento clave/juego: Dave Roberts se roba la segunda base y pone todo en movimiento.

2. Dodgers de Los Angeles: Vencieron a los Atléticos en la Serie Mundial de 1988

Los Dodgers tuvieron dos jugadores que conectaron más de 10 cuadrangulares y uno de ellos solo tuvo un turno al bate en la Serie Mundial (y que clase de turno). Su tercer bateador en la Serie Mundial conectó un cuadrangular en toda la temporada. Su segundo bateador promedió .223 con OBP de .288. Su antesalista tuvo OBP de .268. Su torpedero bateó .199. Los Atléticos habían ganado 104 juegos, y los Dodgers 94. Esto se trató de la heroicidad de Kirk Gibson y Orel Hershiser cargando a un equipo sobre su espalda y un recordatorio que absolutamente cualquier cosa puede ocurrir en una serie corta.

Momento clave/juego: Como dijo Vin Scully, "Y miren quien viene a batear".

1. Mets de Nueva York: Vencieron a los Orioles en la Serie Mundial de 1969

En un nivel, quizás esto sea sobrevalorado como la mayor sorpresa. Después de todo, los Mets ganaron 100 juegos. Pero por otro lado, los Orioles ganaron 109, así que había una gran diferencia en la columna de victorias. Los Mets también superaron su record Pitagoreano por ocho victorias, así que se podría argumentar que su verdadero nivel de talento no era realmente el de un equipo de 100 victorias. Puntualmente, ellos ganaron apenas 83 partidos la temporada siguiente. Lo que hace a los Milagrosos Mets el mejor milagro en la historia de la postemporada es la historia de fondo. Ellos jugaron para 73-89 en 1968, lo que era el mejor -- ¡por 12 victorias! - en la corta historia de la franquicia. Era un equipo extremadamente joven. Hasta que consiguieron vía cambio a Donn Clendenon, el titular de posición más viejo tenía 26 años. Los primeros cuatro abridores tenían 26 años o menos. Ellos salieron de la nada y vencieron a unos poderosos Orioles en cinco juegos.

Momento clave/juego: Muchos momentos locos y grandes atrapadas a lo largo de la serie, pero la joya fue la victoria de Tom Seaver 2-1 en el Juego 4 cuando lanzó las 10 entradas.

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Tim Tebow batea (Mets NY)
AP Photo/John Bazemore, FileTras firmar con los Mets en 2016, Tim Tebow jugó en la Arizona Fall League ese año y pasó el 2017 entre Clase A y Clase A Avanzada.
Tim Tebow retrocedió un paso en su anhelo de jugar en Grandes Ligas al sufrir el domingo una lesión en un tobillo y muchos de sus detractores saltaron de alegría con la noticia.

El ex quarterback de la NFL está enfocado en sus planes de jugar béisbol al más alto nivel y el debutante manager de los Mets de Nueva York, Mickey Callaway, no ha descartado verlo algún día en el principal equipo de la organización.

Sin embargo, a pesar de todo el empeño que pone en cada práctica, Tebow no ha conseguido acallar a los críticos, que ven su presencia en el campo de entrenamientos primaverales en Port St. Lucie como una estrategia publicitaria en detrimento de otros prospectos con mejores aptitudes para el deporte de las bolas y los strikes.

''Si Tebow llega a Grandes Ligas será una señal de que el sistema está roto'', me dijo un colega que se rehúsa a creer en las habilidades beisboleras del antiguo jugador de futbol americano.

No, el sistema no está roto. No dudo que en un principio, la firma de Tebow con los Mets haya obedecido a una movida de publicidad.

¿Y por qué no? A fin de cuentas, esto es un negocio también como cualquier otro.

En su momento, los Medias Blancas de Chicago lo hicieron cuando Michael Jordan se cansó del baloncesto y quiso probar suerte en el beisbol.

Jordan jugó la temporada de 1994 en Doble A y consiguió atraer concurrencias jamás vistas anteriormente a los partidos de los Birmingham Barons.

Pero su calidad como pelotero dejó tanto que desear que un año después colgó los spikes y regresó a la NBA con los Chicago Bulls, para ganar otros tres títulos en el deporte que dominó como nadie.

El caso de Tebow es diferente.

Él no es el típico chico que le cae bien a todo el mundo y muchos lo rechazan por su fundamentalismo evangélico que raya con el fanatismo. Y quizás por ello tanta gente quiere verlo fracasar.

Tras firmar con los Mets en el 2016, jugó en la Arizona Fall League ese año y pasó el 2017 entre Clase A y Clase A Avanzada.

El que en el 2018 todavía esté invitado al campo de entrenamientos primaverales significa que algo tiene y va más allá de un simple truco propagandístico para captar asistentes a los parques.

De no tener la más mínima oportunidad de ascender en el entramado de las ligas menores hasta lograr su sueño de jugar en las Mayores, ya lo hubieran cortado después de tanto tiempo, cuando bajó el boom publicitario que en su momento trajo aparejada su contratación.

Si consigue el llamado de las Grandes Ligas será, sobre todo, por su esfuerzo incansable en cada sesión de entrenamiento, alimentado por su fe, aunque no todos la compartan.

¿Qué aprovechó la fama que le dejaron sus triunfos en el futbol americano colegial con los Gators de la Universidad de la Florida y su paso por la NFL para conseguir un contrato como beisbolista profesional?

Sin dudas. Pero como dice el refrán, ''al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga''.

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