Andrés Lillini: "Nada está perdido con nosotros"
LOS ÁNGELES -- Había dos desahuciados que emergieron del milagro, la noche fría y lluviosa del miércoles en el Estadio Olímpico Universitario. Uno: Juan Ignacio Dinenno, por una lesión. Otro: Seattle Sounders FC. 2-2, el suspenso tiene una gala el próximo miércoles.
En diez minutos (‘38 y ‘48), Dinenno había finiquitado y embalsamado a Seattle: 2-0. La noche primaveral de Pumas, sin embargo, terminaría en un aciago invierno en el otoño del juego: Nicolás Lodeiro, al minuto 100, hizo su segundo de la noche.
La Concachampions se había engalanado de azul y oro. Seattle parecía condenado. Pumas certificaba con el 2-0 aquello de “Por mi Raza hablará el espíritu”. Pero, si de lemas se trata, el de Seattle, el del estado de Washington, tiene lo suyo: “Alki”, palabra de la nación Chinook, que significa “te veré de nuevo” o “esperanza futura”.
Entre el 5 de abril y el 4 de mayo, Pumas estará disputando nueve juegos. Prácticamente un partido cada tres días. De esos, sólo ha ganado dos: a Cruz Azul en la Semifinal de la Champions y al nuevo patiño del Ex Rey Midas: Monterrey.
Como sea, semejante ajetreo, para una plantilla reducida, estreñida y constreñida, por más que la raza puma quiera arengar al espíritu, o que el espíritu puma quiera arengar a la raza, el traqueteo es excesivo. La voluntad a veces rebasa al músculo y a los pulmones. Pero hay un límite. Pumas se estampó con el suyo, la noche de este miércoles.
Los universitarios de Andrés Lillini tienen dos juegos determinantes. O enaltecen una proeza, o, coloquialmente, se quedan como el perro de las dos tortas.
Este fin de semana, los Pumas enfrentan a Pachuca, amo y señor del torneo, para buscar un sitio en el ignominioso purgatorio del Repechaje. El próximo miércoles con lluvia y frío, nuevamente, visitan a Seattle, y su estruendosa trinchera, con esa vorágine de 72 mil gargantas y cancha artificial. ¿”Por mi Raza...”?
Y mientras la Liga MX ha abandonado, abandona y abandonará a los equipos mexicanos a su suerte, la MLS mima a Seattle. Este fin de semana descansa, se recupera, se concentra púnicamente y únicamente en darle a la liga, a la historia, y a la rivalidad entre los balompiés de México y Estados Unidos, una coquetona medalla de la Concacaf, que, ciertamente, no sirve para más allá de ir como chambelán, como pajecito, al Mundial de Clubes.
Entiéndase, y trataré de describírselo. Para la MLS vencer a un equipo mexicano en una Final de Concachampions, es, absolutamente, la mayor victoria de su historia. Hablo de ligas, de torneos. Nada tiene que ver con el territorio de selecciones nacionales. Ahí, baste recordarlo, en 2021, Estados Unidos puso de rodillas tres veces al Tri-tanic de Gerardo Martino.
Pero, así como Sounders no estaba muerto en el desenlace ante Pumas, tampoco los universitarios viajarán a Seattle con el acta de defunción en la bolsa, sino con la solvencia histórica de las grandes remontadas, aunque, cierto, esas se escriben principalmente ante su domesticado Cruz Azul.
Así, mientras la Liga MX hace sus calendarios bajo la tutela farisea de las televisoras, y la MLS respeta los proyectos deportivos, Pumas, deberá decidir si se envalentona para buscar el Repechaje ante el intratable Pachuca, o sólo se concentra en recuperar a sus agobiados guerreros, para la vuelta ante Seattle.
Claro, si se sirve un banquete con ambas sopas, Andrés Lillini recibirá el Honoris Causa de la UNAM, pero si fracasa en ambas cruzadas, le quedará el estigma histórico de ser el primer equipo mexicano que permite que la MLS se le trepe a las barbas a la Liga MX. Sería un ‘Horroris Causa’.
Sí, el América va por ello. Es inmudable que es favorito para ganar la Concacaf y la Liga MX, pero los partidos hay que jugarlos y los trofeos hay que ganarlos y uno esperaría que las dificultades que ha sopesado con éxito el equipo de Santiago Solari se incrementen de forma substancial y poderosa a partir este jueves, cuando se metan al majestuoso Estadio de los Rayados, con la plantilla más rica en la historia del futbol mexicano y el único entrenador mexicano, Javier Aguirre, que ha logrado dirigir en el mayor nivel posible del juego. El América es favorito para todo, sí, pero los retos, así Rayados este sumergido en una profunda crisis, indudablemente, deben incrementarse...
SAN DIEGO, California. - El América es favorito y si usted quiere recontra favorito, como dirían sus más acérrimos aficionados, a ganar “el doblete” del futbol mexicano, Concacaf y Liga MX, pero, la realidad es que esperamos que sea presionado y probado como no lo han hecho hasta ahora.
Y ese “examen” debe comenzar, a más tardar, este jueves en el majestuoso Estadio de los Rayados del Monterrey. El América promete ser examinado en la final de la Concacaf por un equipo que, evidentemente, está en una crisis profunda, pero que conserva cierta esperanza a partir de una de las nóminas más caras en la historia del futbol mexicano y de un entrenador de amplia experiencia y trayectoria como Javier Aguirre. Ahora mismo, nadie duda de que el América entrara como el gran candidato a ganar el boleto disponible en el área para el Mundial de Clubes. Cuando suene el silbatazo inicial, los aficionados Rayados aguardan que su equipo muestre el verdadero alcance y poder su arsenal.
Y, sin embargo, para que ello suceda, el Monterrey debe jugar como, todavía, no lo ha hecho en todo el torneo. Es evidente que el América es un equipo al que debes presionar, poner a prueba, tratar de descomponer en su férreo aparato defensivo. Hacerle daño. Medirlo, si es posible, en desventaja. Rayados tiene a los futbolistas idóneos para hacerlo, pero no el futbol necesario, no, ese no ha existido. Los puntos fuertes siguen siendo sus nombres propios, Funes Mori, Vergara, Campbell, Maxi Meza, Carlos Rodríguez, Cesar Montes, Héctor Moreno, Gallardo, su solidez línea por línea, sus excesos, su banca y un entrenador que, difícilmente, cederá ante la presión. Además, su Estadio y su gente. Sus puntos débiles: que no existe como equipo de futbol. Es irregular, le falta, por momentos, intensidad y también determinación ante la portería contraria. Está inmerso en una crisis, tanto de resultados como de funcionamiento.
El América, estemos seguros de ello, va a salir a hacer lo que ha hecho en toda la temporada. Controlar sus emociones, manejar los tiempos y los espacios de la cancha y ser determinante cuando tenga la oportunidad de marcar. Si mantiene el nivel que ha tenido, será, indudablemente, el Campeón de la Concacaf. Tiene la mejor defensa de la liga, se defiende como equipo, no como un aparato defensivo, sus 10 futbolistas de campo trabajan en la contención y en la recuperación del balón. Tienen al mejor portero de la Liga en Guillermo Ochoa y, para mí, el futbolista más valioso de la campaña. ¿Algún punto débil? Debe tenerlo, aunque, hasta ahora, no los ha evidenciado demasiado. Si hurgamos bien, podríamos decir que, quizá, sea que no “aplasta” al rival, que lo deja siempre vivo o semi-consciente y que no sabemos cuál sería su respuesta en desventaja. Sólo ha perdido un juego en toda la temporada. Habrá que medirlo, también, en una jornada “a matar o morir”, donde intervienen muchos otros factores.
Sigue siendo poco creíble que un cuadro de las dimensiones de Rayados no parta como favorito para la final de la Concacaf en su propio estadio, pero es indudable que, hoy, el América esta mejor. Pero, los partidos, hay que jugarlos. Los trofeos, hay que ganarlos…
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Concacaf inventa un torneo 'Gulliver' para 48 liliputienses
LOS ÁNGELES -- Aclaremos primero, porque enseguida oscurece. Este torneo, la Copa de las Ligas (Leagues Cup) sólo genera repudio, repulsa, animadversión, obvio, entre quienes pisan la cancha, y no entre quienes operan desde sus bunkers con aire acondicionado, habanos y whisky.
Pero si el engendro incomoda en su enanismo, será insoportable ahora que se concibe como un aberrante fenómeno del gigantismo. Una competencia tamaño Gulliver, entre liliputienses.
¿De verdad quieren jugarlo con 48 equipos en sólo un mes y sólo en tierras estadounidenses a partir de 2023? Abarátenme pues, aún más, un ya abaratado futbol baratija de una zona baratera.
Esta nueva versión de la Copa de las Ligas (Leagues Cup), que presuntamente anunciará este martes la Concacaf, tendrá 48 equipos participantes y se jugaría en sólo un mes, según afirma el diario Mural de Guadalajara.
Desde su nacimiento, en 2019, los clubes de la MLS ningunearon este torneo, enviando, la mayoría, a versiones B de sus equipos, y los castigados de la Liga MX fueron forzados a enviar su mejor legión a competir. El título fue para Cruz Azul con un 2-1 sobre Tigres en Las Vegas.
Es un torneo incómodo. Un cachivache, un mamotreto, organizado por la fantasía farisea y voraz de generar ingresos a través de patrocinadores, transmisiones, y claro, esquilmando a aficionados, ávidos de platos de segunda mesa.
La realidad es que a los clubes les desagrada este tipo de inventos. Los entrenadores no ven el beneficio en exponer a sus jugadores de medio pelo, física y futbolísticamente hablando, en un torneo sin provecho genuino, más allá de que para este certamen de 2023, el premio mayor (¡Ufff!) es un boleto directo a los Octavos de Final de la Champions, claro, versión conkakafkiana, según el reporte de Mural.
Recuerde, tentativamente, esta vez, participarán los 48 equipos que conformarán la MLS (30) y la Liga Mx (18). Ojo: no olvide que para 2023, se contempla aumentar a 20 el número de equipos en la Primera División de México, así que...
Ideota, sin duda. Una idea grandota, pues. Es decir, un castigo para premiar otro castigo. El ganador, evidentemente, no será el más audaz, sino el más torpe para encontrar la salida de emergencia de la competencia.
Los clubes mexicanos no tienen salida. Que los entrenadores, jugadores, y hasta uno que otro directivo, lo consideren inoportuno, improcedente e innecesario este torneo, de nada servirá. Como asalariados de los clubes, deberán jugar cuando se les ordene y donde se les ordene. ¿Hay riesgos? Sin duda: fatiga y lesiones, por un mendrugo.
¿Por qué se prestan la FMF y la Liga MX a estas jugarretas? No tienen opción. Están esclavizadas. Ya se ha explicado aquí hasta el cansancio. Misteriosamente algunos expedientes que presuntamente involucraban a directivos mexicanos no fueron parte del #FIFAGate.
Protección a cambio del manoseo y la manipulación, porque, ojo: ni el caso está cerrado, ni las investigaciones agotadas, ni los eventuales y posibles delitos han caducado.
Por eso ni ese 27 de mayo de 2015 ni seis años después, ha sido –ni será—, detenido o citado al menos, algún dirigente del futbol de toda Norteamérica. ¿Por qué ningún mexicano? Se compró un seguro de vida, que el balompié de la FMF y de la Liga MX deben seguir pagando, per sécula seculorum.
Así que tampoco es que el futbol mexicano tenga muchas posibilidades de alzar la voz. Como alguna vez le dejaron entrever ante la Comisión de Ética y la Comisión Disciplinaria de FIFA, “calladitos se ven más bonitos”, según testimonios del extinto Chuck Blazer y de Jack Warner.
Dicho está que el silencio de los inocentes es también el silencio de los culpables. Y el futbol de México disfruta de la simbiosis hipócrita de ejercer ambos personajes.
Este miércoles, al jugarse la Final de la segunda edición de la Copa de las Ligas, entre León y Seattle en Las Vegas, esa versión resplandeciente y cargada de luces neón, de Sodoma y Gomorra, la Concacaf estará muy atenta a una de sus migrañas incontrolables: #ElGrito.
El texto de Mural enfatiza el riesgo de que los aficionados mexicanos en Estados Unidos, que han hecho de #ElGrito un vehemente protagonista, se dispare de manera incontrolable. ¿Y si se presenta el grito, a quién pedirá la Concacaf que se castigue por su propio torneo y en su propia casa?
Recordemos que Víctor Montagliani, presidente que preside pero no manda en Concacaf, es el más feroz de los mastines en contra de México por la presencia de #ElGrito. Ha convertido esta batalla en algo personal. Pero si se le meten “a su casa” y lo injurian, ¿a quién castigará?
Recordemos que en la Copa Oro, tras la aparición del alarido ante Trinidad y Tobago, la FMF, a través de su presidente Yon de Luisa, pidió que el juego siguiente, ante Guatemala, fuera jugado a puerta cerrada.
De inmediato saltaron como fieras Montagliani y Concacaf, rechazando esa petición, porque era una agresión a sus intereses económicos. Es decir, #ElGrito es una abominación, pero no tanto, como para que dañe sus voracidades financieras.
Por lo pronto, parece inevitable que este mediodía se haga oficial el alumbramiento, el advenimiento, el parto, pues, de otro adefesio en el balompié de la zona. 48 enanitos en un torneo gigante, con un premio pigmeo.
Pobre futbol mexicano, tan lejos de Dios y tan cerca de la Concacaf.
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Ejecutan al 'Ex Rey Midas'... ¡Y ahí viene el que sigue!
LOS ÁNGELES -- Chivas se equivoca hasta cuando acierta. Sí, el Guadalajara sigue haciendo las cosas mal, hasta cuando las hace bien. Anunció este domingo la expulsión del ‘Ex Rey Midas’ de su propio Reino del Revés.
Víctor Manuel Vucetich había salido con ultimátum ante Pachuca. Parecía que el gol del ‘Canelo’ Ángulo al 89’, lo resucitaba. Lo único seguro es que su relevo y relevista, estaba ya apalabrado.
¿Por qué Chivas se equivoca hasta cuando acierta?
1.- La decisión debió tomarla antes de la Fecha FIFA. El relevo, obligado a ser rescatista, habría tenido más tiempo para trabajar.
2.- Se viene el Clásico contra América, zarandeado por un Toluca que le perdonó una humillación mayor. Aunque, recordemos, el Chivas de Vucetich moría de miedo ante El Nido en juegos de fase regular. Ya se supo que en aquellos Cuartos de Final, los jugadores se rebelaron.
3.- Esta es una decisión que rebasa a Ricardo Peláez. Amaury Vergara y su nuevo consejero, Marcelo Michel Leaño, lo orillaron. Cuando veas la cabeza de tu técnico cortar…
Al ‘Ex Rey Midas’ lo condenó su mediocridad. Un abominable estilo de juego. Ensayó con 34 alineaciones diferentes en 45 partidos; 17 victorias, 17 empates y once derrotas. 52 goles a favor y 46 en contra.
¿Algo más grave? Renegó del nacionalismo de Chivas: “Sí, es una desventaja jugar sólo con mexicanos”. Sólo un jugador le dijo que se había equivocado: Jesús Molina, irónicamente, recordado más en Coapa que en Verde Valle.
¿Nombres? La tolvanera de rumores se azuzó al saltar el boletín del Guadalajara. Como chisporroteo de anafre, saltaron pistas.
1.- Que Antonio Mohamed ya viaja a Guadalajara.
2.- Que Guillermo Lara ya les enquistó el nombre de Jaime Lozano.
3.- Que Matías Almeyda se incorpora al cerrar su contrato el 7 de noviembre con Terremotos.
4.- Que Michel Leaño, tras años de labor de zapa, ve frutos, y al menos, sería interino a prueba.
¿La mejor opción? Parecería firmar al ‘Turco’ Mohamed por lo que resta del torneo, pero, ojo, sólo por lo que resta del torneo. Y después darle las gracias.
Puede hacer el mismo milagro que con Monterrey al sustituir a Diego Alonso, pero después, lo arruinará como arruinó a Rayados. Por eso, contrato por tres meses, aunque se oponga su tan cuestionado, polémico y enervante promotor, Christian Bragarnik (búsquese sobre él en la nota roja de medios argentinos).
Mohamed tomó de Alonso un equipo aceitadito físicamente y bajo un rigor de disciplina. Después del espectacular juego ante Liverpool en el Mundial de Clubes y de ser campeón, por su pereza, él mismo saboteó al equipo.
Hoy el ‘Turco’ recibiría eso: un Chivas carburando físicamente y bajo la necesariamente carcelaria disciplina impuesta por Peláez. El equipo está afinadito, ronroneando, para arrancar en tercera, pero necesita de una guía futbolística y espiritual.
Gente involucrada con Chivas asegura que la decisión estaba tomada desde antes incluso del gol del ‘Canelo’ Angulo. Lo único que hizo ese 1-0 sobre Pachuca, al final, fue agregarle salpullido de duda a una decisión irrevocable. Por eso no se anunció la noche del sábado. Parecía impopular la medida a pesar del vociferante #FueraVuce de la afición encolerizada.
¿Jaime Lozano? No tiene la nitroglicerina para hacer estallar a Chivas en el poco tiempo que queda en el torneo. Lo suyo requiere tiempo, mucho tiempo, además de que su medalla de bronces es un currículo pobre para que le entreguen al Guadalajara.
¿Matías Almeyda? El ‘Pelado’ está dispuesto. Se ha apresurado a aclarar que no pondría condiciones para regresar a Chivas. “Un amor enorme”, dice tenerle al Rebaño, pero su liga con Terremotos vence el 7 de noviembre.
Hay quien considera un interinato de Leaño, fanático de Chivas de toda la vida, y un adulador de Jorge Vergara hasta el empalago y el hartazgo. Lo venera tanto, que hasta hace dudar.
Ojo: hay alguien que no puede equivocarse nuevamente: Ricardo Peláez. Su habilidad y credibilidad como director deportivo en Selecciones Nacionales, América y Cruz Azul, se ha vuelto cenizas.
Hoy, a Pelaéz, ni su santoral de bolsillo, ajado y decolorado, puede salvarlo si se equivoca nuevamente. El ultimátum que pendía como Espada de Damocles sobre el cuello de Vucetich, ahora oscila sobre el suyo.
Además, él mismo juramentó públicamente que “el día que me tenga que ir, lo haré sin ningún finiquito”. Eso facilita la purga para el nuevo amasiato administrativo en Chivas, ése entre Amaury Vergara y Marcelo Michel Leaño.
¿Y los jugadores? Parecen haber recapacitado, aunque tal vez demasiado tarde. Han sido meses de cinismo, desfachatez y desvergüenza, pero, al menos recientemente, han mostrado que espiritualmente quieren cambiar el humillante desastre que han perpetrado en el Guadalajara.
Por lo pronto, esos de mantenimiento en Verde Valle, que sólo enjuaguen la canasta donde rodó la cabeza de Vucetich. La testa del que sigue, terminará ahí, tarde que temprano, y muy posiblemente, muy probablemente, antes de que Chivas vuelva a ser campeón.
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LOS ÁNGELES -- No estremece. No alebresta. No apasiona. No enerva. Y un América que no desata frenesí no es el América. Un América que no te enfila al precipicio del paroxismo y el delirio no es el América.
De modo muy simplista y casi pueril debe decirse: juega feo, muuuuy feo. Juega aburrido, muuuuy aburrido. Entiéndase bien: por ser el América, por ser el Patrón de El Nido, y el paladín, el alférez, el abanderado del #ÓdiameMás, no debería jugar así, no debería ser así, pero es, lo es.
Y sin embargo...
El América de Santiago El Indiecito Solari es el equipo que -ojo- en este momento mejor juega al futbol en la Liga MX, cierto, a su futbol, bajo su entendimiento de lo que debe ser el futbol. La mezquindad a veces se viste de gala.
Y visto así, estrictamente así, nada hay que recriminarle ni a Solari ni al América, que este miércoles, aún con la cizaña arbitral propia de Concacaf, expulsó las ilusiones sacrílegas de la MLS de meterse a la Final de la Concachampions, al sentenciar 2-0 (4-0) al Philadelphia Union.
América juega con orden y como si fuera guiado por un ordenador. Una mezcla gélida del ajedrez y el FIFA. Más bostezos que alaridos, cierto, pero está en la Final de la región, y comanda la Liga con un desparpajo insultante, pero ni siquiera insulta de manera soez y perdularia. No, insulta de la manera más dolorosa, con una mirada altanera, desde el pent-house del torneo.
Así quiso Solari hacer jugar al Real Madrid, pero, obviamente, la pléyade merengue no estaba dispuesta a obedecer al Indiecito. ¿Por qué? Porque había que correr más, pensar más, concentrarse más, y sacrificarse más por la posesión de una maldita pelota. Los purasangre no permiten ni siquiera la cercanía del arado.
Ciertamente, la forma de jugar del América repele a la mayoría, incluso entre el americanismo más culterano. Pero, después de unos años de agruras y constipaciones con Miguel Herrera, prefiere el conformismo.
Porque, insisto, América juega muy bien, de acuerdo a su librito, cadencioso, somnífero, desesperante, cansino, agobiante, estrujante, enredado, pero altamente eficiente.
Es mérito absoluto de Solari. Le han dado rastrojos. Tal vez a excepción de Pedro Aquino, y quien ya había sido reclutado por Miguel Herrera, antes de su abrupta separación, el nivel de exigencia para afiliarse a El Nido, se redujo a la mediocridad en los currículos.
De la banca del Real Castellón, de la Segunda División de España, desempolvó y limpió de telarañas a Alvaro Fidalgo, quien, como ya conoció el hambre y las mazmorras de la desesperación, resurgió, contrito, en América.
Solari recibió, en medio del camposanto futbolístico, en medio de tantos difuntos en calzoncillos, una columna vertebral saludable: Guillermo Ochoa, Richard Sánchez, Sebastián Córdova y Henry Martín.
Ha pedido refuerzos, pero el dueño, Emilio Azcárraga Jean, cerró el monedero. Se hartó del despilfarro de Santiago Baños. Le soltó la chequera y fue a comprar, como nuevo rico, a señoritos perfumados de vicios ocultos.
Tres colombianos y un ecuatoriano, todos de muchas mañas y poco futbol: Roger Martínez, Nico Benedetti, Andrés Ibargüen y Renato Ibarra terminaron por ser protagonistas de escándalos y de la nota roja, más que del marcador. Además, nunca investigó, médicamente, los antecedentes de Nico Castillo en Portugal.
Surcando entre indisciplinas, lesiones, Fechas FIFA, torneos antojadizos de la MLS y de la USSoccer, y revisando el listado de jugadores, que parecía más un obituario futbolístico, El Indiecito eligió la forma de sobrevivir ganando.
Un equipo compacto, de intensa marca, de agobio feroz, de acoso con superioridad numérica, de tránsito seguro con el balón, y mucha paciencia, además de un respetable índice de efectividad. Sin duda, Solari se metió en las molleras de sus jugadores.
Dicen, los cercanos al América, las cabecitas pizpiretas que se arremolinan en busca de información en El Nido, que en su discurso Solari tiene dos mensajes: cautiva al jugador, pero le entrega un ultimátum. Le dice a cada uno que es el mejor, pero que es totalmente prescindible.
En espera de que sea una realidad y no otra de sus farsas, hasta Benedetti parece dispuesto a desquitar los cuatro millones de dólares por año que recibe, más allá de su fallido y humillante intento por convertirse en estrella porno en diciembre pasado. Marcó en Mazatlán y en Filadelfia.
Queda claro que en esa habilidad pertinaz por manipular el cacumen limitadito del futbolista, esas entendederas colapsadas de los jugadores, Solari ha rebasado a otro experto, como suele o solía serlo Miguel Herrera.
Por supuesto, gente con autoridad futbolística habría increpado el proceder de Solari, ante la dimensión histórica del América. Johan Cruyff, arquitecto de los cimientos de un Barcelona en extinción, sostenía: “El futbol siempre debe jugarse de manera atractiva, debes jugar de manera ofensiva, debe ser un espectáculo”.
Y, guardando las distancias, las abismales diferencias, cabría en Solari la definición lapidaria que hizo Cruyff de uno de los imperturbables genios del futbol mundial: “(José) Mourinho es un entrenador de títulos, no de futbol. O mejor dicho, no es un técnico de futbol si entendemos este deporte como espectáculo o divertimento para los que lo ven”, escribió el holandés alguna vez en El Periódico de Cataluña.
Estrictamente, en términos de espectáculo, América no desquita el precio del boleto. Pero, entiéndase que todo aquel aficionado que ha hecho del plumaje de Coapa su vestimenta de fin de semana, tiene todo el derecho a regocijarse.
Hoy, las Águilas vuelan donde los zopilotes se marean, y otros animalejos de menor estirpe, como cabras, chivas invadidas de artritis reumatoide, ni siquiera se atreven.
Para El Indiecito y la Tribu de Coapa se vienen los días más exigentes de este 2021, al margen de los jugadores que deberá ceder a la Selección Mexicana para los dos Fechas FIFA restantes y el amistoso ante Ecuador.
Deberá jugar la Final de la Concachampions ante Cruz Azul o Monterrey, y la jaula de la Liga MX está atiborrada de fieras cebadas, que tratarán de alterar esa flema tan distante del Indiecito. Tome nota: Toluca, Chivas, Pachuca, Santos, Tigres, La Máquina campeona y Rayados, y por ahí aparece un remanso como es el Atlético San Luis, que, sin embargo, ya se sabe, este tipo de equipos menesterosos, buscan siempre un mendrugo de gloria ante las Águilas.
Y sí, juega feo, muy feo. Y aburre, vaya que aburre. Pero, está ahí, al mando de su Liga y de la región conkakafkiana. Y su afición, modorra y todo, genera envidia entre el resto. Sí, #ÓdiameMás, aunque sea entre bostezos.
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LOS ÁNGELES -- ¿Hay persecución contra el América en Concacaf? ¿Se ha levantado la veda? ¿Los patos cortan cartucho con escopetas ajenas?
Así como el lloriqueo acompañó al americanismo en dos jornadas conkakaflkianas (término acuñado por Guillermo Chao en el ESTO, en los ochentas), la noche del miércoles, Columbus Crew también es asaltado por el VAR y el arbitraje. Y también el técnico Caleb Porter se siente ultrajado.
El Nido ha sido vejado e injuriado en la Concachampions. Y dos veces.
1.- PRIMERA LLAMADA... En el Juego de Vuelta ante el Olimpia, en la alguna vez fortaleza inexpugnable del Estadio Azteca, el equipo hondureño organizó una carnicería, incluyendo una fractura a Chucho López, además de un masajito con taquetes de aluminio, remoliendo la mollera y la nuca de Sebastián Córdova.
El árbitro costarricense Henry Bejarano, con algunas atrocidades en su liga nacional, ni se inmutó. Pareció incluso regodearse por la forma intensa, dura, ruda y casi delincuencial de algunas entradas. Y los americanistas, traidores a su estirpe, ofrecían abnegados la otra mejilla. ¡Ah, Cuauhtémoc Blanco, te llevaste todo el ADN de Coapa!
2.- SEGUNDA LLAMADA... Este miércoles por la noche, el América se sentía protegido. ¡Habría VAR! ¡Iluso! ¡Y un árbitro de experiencia como Mario Escobar! ¡Doblemente iluso! La orquesta mediática y quejumbrosa que organizó El Nido parecía haber rendido frutos. ¡Tómala, Concacaf! ¡Triplemente ilusos!
Minuto 94. América ganaba 0-1. Zacapela en el área. Bruno Valdez quiere salir con la pelota y Felipe Mora lo jala del brazo, lo empuja por la espalda, y lo zarandea contra el pasto, y el remate de Claudio Bravo se impacta en el brazo del americanista. ¡Penalti! Escobar, con atropellos inconfundibles en Copa Oro, incluso a favor de México, concilia más que consulta con el VAR. Al manchón, y de ahí, Mora engaña a Guillermo Ochoa, pone el balón en la red y celebra el gol de manera escandalosa.
Santiago Solari se lava las manos. Salomónicamente deja la tarea a los medios. Giovanni Savarese se arropó en el VAR: “Era un claro penalti. Sólo faltaba que el VAR lo confirmara”. La falta de Mora le pasó inadvertida.
Ufano de su propia soberbia, al autonombrarse como el “más grande de México”, el América lleva tres felpas seguidas en la Concacaf. Lo eliminó en semifinales el LAFC (3-1) en diciembre pasado, con algunas pifias arbitrales, y melodramáticas histerias cortesía de Miguel Herrera.
En la nueva edición de Concachampions, Olimpia lo abre en canal, literalmente, en el Azteca, y Portland le priva de la victoria al minuto 94, en ambos casos con innegables latrocinios arbitrales. Bejarano y Escobar, con numerosos favores a la Selección Mexicana, terminan desfavoreciendo al #ÓdiameMás de la Liga Mx.
Pero, ¿alcanza para urdir un escenario de complot contra el América?
En el caso de la Concacaf, como en el mismo futbol mexicano, hay una estremecedora y escalofriante duda: los árbitros ¿son tan torpes o son tan canallas?, o incluso, ¿son ambas cosas?
Y en el caso de la Concacaf y de la misma Liga Mx, hay una perturbadora confirmación y aseveración: ni con el VAR, sus árbitros y sus arbitrajes pueden dejar de ser considerados torpes, canallas, o incluso abanderados de ambas viciosas condiciones.
Cierto que a la Concacaf le agradó muy poco la metralla de “verdadazos”, por parte de Santiago Baños, director deportivo de las Águilas del América, y que aparentemente implicó un bozal para el aventurero e imprudente directivo.
Esgrimió –de manera inobjetable– argumentos sobre por qué la Concachampions termina siendo un estorbo, un lastre, una emboscada para el futbol mexicano, que, arrogantemente, siente que es mucho collar para tan poco perro, como lo es esta competencia.
Baños, desde el púlpito americanista, tuvo voz visionaria. Al América, hasta el momento, el torneo le ha dejado lesionados, amarguras, gastos, agotamiento, además de daños colaterales que repercutirán directamente en la Liga Mx, como por ejemplo en un duelo de gran rivalidad, este sábado ante Pumas.
Ante Toluca, Solari se dio cuenta que los desechos de guerra que le heredó El Piojo Herrera, apenas ayudó a remendarlos la llegada de Pedro Aquino, y entendió por qué su antecesor sufrió para poner en pie un equipo digno, cuando está plagado de jugadores de medio pelo, y de lesionados constantes como Nico Castillo y Nico Benedetti, además del apéndice injustificable que es Giovani dos Santos.
En una zona donde el futbol se ha regido, se rige y se regirá por sucias pasiones, venganzas, rencillas, complots, sobornos, chantajes, y modos oscuros de sometimiento, hay suficientes motivos para creer que todo sea una venganza contra la sublevación de Baños, la cual, insisto, debió ser ordenada, orquestada directamente desde el mando supremo del americanismo.
¿Habrá una tercera llamada para el América? Sin duda. En la Concacaf –ha quedado demostrado–, hay todo tipo de árbitros, de todo tipo de raleas inescrupulosas, para todo tipo de misiones, nobles o torvas, como también los hay, queda clarísimo, en la Liga Mx.
¿Afectan o desestabilizan o inquietan o acongojan los pucheros y los lloriqueos del americanismo y sus corifeos a los altos mandos de la Concacaf? Absolutamente.
Imagínese Usted si va a perder el sueño el hombre que preside, aunque no manda, en este organismo, como lo es el canadiense Víctor Montagliani, quien, según el New York Times, recibe, entre salario y bonos, más de dos millones de dólares por año. Que el lagrimeo americanista no amargue el caviar de este personaje.
Así, que, prepárate América, con VAR y sin VAR, te llegará la tercera llamada, o las que sean necesarias hasta que se consuma la sumisión al nuevo orden del despotismo de la Concacaf. Pero, tampoco lo olvides, Coapa, como sabe de amargo comerse una sopa de su propio chocolate.
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LOS ÁNGELES -- ¿Y ahora? Tigres no tiene derecho a festejar. Se colgó una medalla de cobre y del pobre tercer mundo del futbol. Con esa nómina, que cuesta tanto y vale tan poco, sólo tendría derecho a comprometerse a ser, al menos, una digna comparsa en el Mundial de Clubes.
Lo mejor: que finalmente ganó la Concachampions, ante el LAFC, que tuvo, la noche del martes, su Vela, la de Carlos, muy apagada.
Lo peor: que Tigres viaja a Catar con ese plantel encarecido en precio y empobrecido en futbol. Turismo relámpago.
Lo mejor: que finalmente Tigres ya no tiene que emperrarse de envidia al ver las vitrinas de su incómodo vecino: Rayados.
Lo peor: que definitivamente no será capaz de emular la gesta, con derrota y todo, del Monterrey frente al Liverpool.
Tal vez la mejor definición del logro felino, escapa del jolgorio de Andre-Pierre Gignac: “Por fin ganamos esa ¡pinche! copa”. El adjetivo, ese, el de “pinche”, es uno de los epítetos favoritos del mexicano para denigrar. Algún aficionado de Tigres podría tratar de “pinche” este mismo texto, y tendría razón.
Según Gignac, y de acuerdo con el Diccionario del español usual en México, escrito por Luis Fernando Lara, ese epíteto, esa palabra implica: “1. Que es despreciable o muy mezquino. 2. Que es de baja calidad, de bajo costo o muy pobre”.
El delantero francés festejó y denostó, al mismo tiempo, la máxima conquista internacional de los Tigres, que ya se sabe, suelen ser como los perros de rancho, que sólo a los de casa muerden, es decir, sólo a los del torneo doméstico, porque es imposible olvidar cómo se empequeñecieron en aquella final de la Copa Libertadores ante un River Plate desmantelado, castigado por lesiones y lastimado por transferencias.
Aquella actuación de Tigres ante el River Plate, estuvo, al final, muy de acuerdo a la expresión de Gignac de este martes por la noche, sobre la Concachampions. Deseable es que no deba utilizar ese mismo epíteto para estigmatizar y sintetizar su visita al Mundial de Clubes en febrero.
Lo cierto es que Tigres hizo lo correcto en la cancha ante el LAFC, más allá de que el deplorable y siempre sospechoso arbitraje de la Concacaf le perdonó un penalti y al menos una tarjeta roja.
Los angelinos tuvieron el control del juego, pero a su estrella se le acabó todo el brillo ante el América. Carlos Vela, bajo una marcación severa, correcta, seria, no encontró las libertades que le dio todo el paupérrimo aparato defensivo de las Águilas.
Y Tigres, bajo la doctrina del Tuca Ferretti, fue paciente. Asimiló sin desesperación el gol en contra, marcado por Diego Rossi, pero entendía que más allá de algunos soponcios aislados el partido se jugaba dentro de sus cánones.
Mientras Hugo Ayala conseguía el empate, llegó André Pierre Gignac a sentenciar el trámite. No sólo arrebató el boleto al LAFC, sino que pulverizó los sueños concakafkianos de Carlos Vela de ser el Botín de Oro del Tercer Mundo del futbol, como la FIFA ha clasificado a esta región.
Tigres ahora aguarda al sorteo para el torneo. Falta el invitado de Conmebol, con semifinales protagonizadas por equipos brasileños (Santos y Palmeiras), y argentinos (River Plate y Boca Juniors o Racing). La bestia de la competencia se llama Bayern Munich, el intratable equipo alemán.
Para los felinos del Tuca Ferretti no son las mejores fechas las de este Mundial de Clubes. Los toma en pleno arranque del Guard1anes 2021, que comienza el 8 de enero, y además recibiendo al monarca León.
La Liga MX abrió la posibilidad de reacomodar los juegos, en este caso de los Tigres, a la eventual representación mexicana en el Mundial de Clubes, pero, aún así, la logística del viaje, y el famoso jet lag, terminarán por afectarlos en la competencia de FIFA y, obviamente, en el regreso al torneo doméstico.
Con la llegada del goleador paraguayo Carlos González, procedente de los Pumas de la UNAM, Ricardo Ferretti redondeó el plantel para la obligación de ser campeón en la Liga MX, aunque todavía deberá organizar la logística más correcta para el peregrinar inmediato del Mundial de Clubes, en el cual debutará el 4 de febrero de 2021.
El grupo de jugadores tendrá apenas unos días libres en las fiestas de fin de año, con la pretensión del Tuca de alcanzar ritmo futbolístico, aprovechando los juegos de la Concachampions en la burbuja de Orlando, y después en la Liga MX.
Sin embargo, aunque parezca que, a diferencia de sus antecesores en el Mundial de Clubes, a excepción del América de Ricardo LaVolpe y el Monterrey del Turco Mohamed, esta vez Tigres tendrá una ventaja al llegar con ritmo competitivo oficial, lo mismo ocurrirá con sus eventuales adversarios.
Enrique Bonilla, quien ya no despacha desde las oficinas de la Liga MX, había garantizado todas las facilidades para el equipo que acudiera al Mundial de Clubes, pero ahora, bajo el control de Mikel Arriola, muy poco enterado de este tipo de necesidades y maniobras, la directiva de Tigres deberá ser muy eficaz para conseguir el apoyo necesario.
Pero, al final, los felinos de Ferretti consiguen el trofeo regional que les urgía. Ahora que los Tigres se sacaron la rifa del tigre, habrá que esperar que sepan qué hacer con él, para no regresar de Catar con el epíteto favorito de Gignac a cuestas.
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LOS ÁNGELES -- ¡Qué escena más poderosa en el sepelio del América! ¡Sí, esa, la del desplante de Carlos Vela! Y no, no fueron sus dos alcayatas calcinantes en el ataúd del #OdiameMás. No, no… Fue ese instante inmortalizado en video, ese ritual del odio, esa recreación suprema, ese rostro contraído, esa fusión de furia y júbilo, ese grito de: “¡Tomen, hijos de p…!”.
Lo inmortalizó Carlos Vela, allá , solo, aislado, en la esquina, con una bayoneta ardiente en cada cuenca de su mirada. Una lectura nítida en esa mímica: “¡Tomen, hijos de p…!”. Hubo tanto antes, había tanto detrás, de esa poderosa gesticulación.
Y habría tanto después de ese despiadado gesto de rabia, de fascinación, de burla incluso. Habría tanto después que América fue deshonrado en 45 minutos, por diez hombres, con tres goles, y bajo el epílogo de ese silencioso estruendo de un alarido universal en las redes sociales: #FueraPiojo #Fuera Baños.
LAFC 3-1 América. Vela y sus huestes ante Tigres, en la Final de la Concachampions. El botín, un boleto a la Copa Mundial de Clubes.
Carlos Vela aniquiló al América. Tuvo infiltrados en El Nido. Sebastián Cáceres había dado alas en el marcador con el 0-1 (11’) americanista. Pero el uruguayo sacó el ADN de Judas. ¿Traición o estulticia? ¿O ambas? Sin potencia, sin dirección, sin decisión, quiere abrir el balón a su derecha.
Un sospechosísimo obsequio al delantero del LAFC. Vela enfila y fusila a Guillermo Ochoa, y en la línea de gol, el mismo Cáceres, se encarga (¿Traición o estulticia? ¿O ambas?), de ratificar su obra.
Y vino esa epifanía mixta de Vela. Esa mirada de reojo, de verdugo. Ese rostro complacido y complaciente del justiciero. Y ese grito de desprecio: “¡Tomen, hijos de p…!”. Hubo más vigor y frenesí en ese bramido, que en el mismo grito de gol. A veces, la venganza requiere de más encono que la gloria. Al final, apareció una sonrisa leve, de esas suyas, socarronas, de esas que llevaron al bautizo de ‘La Hiena’.
Porque el aullido procaz, pero casi heroico de Vela, tenía sangre acumulada. Antes, el LAFC había sido asaltado. El árbitro costarricense Juan Gabriel Calderón, se había tragado un penalti, tras clara falta de Richard Sánchez sobre Eduard Atuesta, quien se queda tendido en el césped. Discute con Ochoa, quien teatraliza una supuesta agresión. Atuesta se va expulsado. En minutos, el equipo angelino es doblemente destazado.
Habría más combustible, con la cancha a punto de ignición. Rumbo al descanso, hay jaloneos. Torpemente, el técnico americanista Miguel Herrera agrega un cerillazo al escenario listo para la combustión. Se da de manotazos con Ante Razov, auxiliar de Bob Bradley, cuando ya los jugadores habían calmado sus ánimos. Tras su piojosa reacción, el ‘Piojo’ sería expulsado. Se apoltrona en la tercera fila del estadio, detrás de su banca, para el segundo tiempo.
Y llegaría el 1-1, apenas regresando del receso, entre el dislate de Cáceres y el implacable Vela, cuya mirada y expresión, parecen ir ahí, a esa zona donde Miguel Herrera se desploma como víctima de un vahído de comadrona, incrédulo por el error o complot del uruguayo. Y desde ahí, segundos después, vería de nuevo a su atolondrada defensa hacerse añicos, con otra incursión de Vela, entre los pasmados zagueros, fusilando a Ochoa. 2-1. Y nuevo síncope de el ‘Piojo’.
En ese 2-1 hubo recato de Carlos Vela en el festejo. Casi guardó un irrespetuoso minuto de silencio. Festejar tan pobremente era su forma de pobretear a su víctima. Venganza con desdén, es doble venganza.
Así, ‘La Hiena’ estaba enviando al América a la misma fosa común donde había enviado ya al León y a Cruz Azul en esta Concachampions. Ahí mismo, a donde pretende enviar el martes a los Tigres de Tuca Ferretti. Los regios son la última garita antes del Mundial de Clubes.
Después de esos 90 segundos de advenimiento de Carlos Vela, el América estaba muerto. Las Águilas tenían ese tufo inconfundible a fiambre. La fetidez a carroña del #ÓdiameMás. El Nido había sido mancillado por Chivas en la Liguilla, y ahora era mancillado por un jugador ex chiva en la burbuja de Orlando. En el Salón Oval de Televisa hay alucinaciones bicromáticas. Su muerte no es blanco y negro, sino en blanco y rojo.
Y esa sensación de desahucio no era sólo por el marcador. Era todo lo que rodeaba e implicaba el marcador. Porque además, Carlos Vela empezó a sentirse más cómodo en el partido. Empezó a tirar alpiste en la cancha para sus águilas domesticadas. Tenía el control absoluto del partido.
Miguel Herrera había sido desalojado de la tribuna reservada para los suplentes y, recluido en la parte superior. Las cámaras seguían sus amagos de desmayos. Y sus berrinches. Y sus patatuses. Él sabía que sus polluelos estaban perdidos. Sólo Sebastián Córdova seguía poniendo intención, y Jorge Sánchez, dentro de su precario talento, se esforzaba. Luis Reyes se iba expulsado al 79’, en otra de las pésimas decisiones del cuerpo arbitral tico.
Mientras el equipo se desplomaba, en las redes sociales hacía erupción el ya coloquial desahogo de #Fuera Piojo, que esta vez tenía consorte: #FueraBaños, por Santiago, el presidente deportivo. Miguel Herrera cierra el partido ya con cinco cambios desesperados, enviando a sus cartuchos quemados, como Roger Martínez, Andrés Ibargüen y Sergio Díaz, además de los asustadísimos Santiago Naveda y Alonso Escoboza.
¿El futuro de Miguel Herrera? La noche del sábado fue subido a la pira implacable de sus estadísticas. Es el técnico más perdedor en la historia del América, con un total de 62 derrotas, luego de haber tenido su jornada festiva como el más ganador en la historia de El Nido. “Espero algún día ser leyenda en el América”, dijo esa vez. Hoy, ya lo es, en el apéndice de las leyendas negras de Coapa.
El ‘Piojo’ tiene contrato hasta junio de 2024, aunque hay versiones que aseguran que en el acuerdo no habría finiquito en caso de rescisión. Así de confiado estaba Herrera de su futuro en El Nido. Sin embargo, ha llegado a un balance temerario: sólo ha ganado cuatro títulos de 22 posibles.
“Si no se abordan y corrigen con honradez los errores del pasado, los espíritus oscuros brotan de las heridas abiertas…”, escribe Guillermo del Toro en Los Seres Huecos. Hoy, Miguel Herrera confronta muchos de esos espectros chocarreros, entre llagas que aún supuran.
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LOS ÁNGELES -- Carlos Vela tiene la mesa servida: América en Semifinales de la Concachampions. La otra Semifinal, a cloroformo puro, cortesía de Tigres ante el Olimpia.
Vela enfrenta, además, la peor versión del América, y en uno de los peores años de El Nido, como este 2020. Tan así, que Miguel Herrera redactó públicamente su nota suicida: “Si seguimos jugando así, se nos vendrá la noche”, dijo El Piojo.
Tampoco es que el LAFC tuviera una jornada exuberante. Venció 2-1 al hazmerreír, al patiño predilecto del futbol mexicano: Cruz Azul. La Máquina ganaba con un Panenka de Yotún. Del 1-0 al 1-2, sólo hay un conjuro con 23 años de innegable y burlona efectividad: #CruzAzulearla.
La burbuja de Orlando, cortesía de la MLS, capricho de la Concacaf, será el coliseo en que dos equipos mexicanos tratarán de arrancarse las costras de repulsiva vergüenza de este 2020, ante rivales que históricamente, visto desde la fatuidad y arrogancia del futbol mexicano, deberían pasarles por encima.
Tigres y América, dos de las nóminas más caras, no sólo de México, sino del continente, cierran 2020 en medio del oprobio. El par de millonetas cierra el año con ropa de mendigo. Manejan Ferraris y no tienen para darle de tragar correctamente a su afición.
Al primero, a Tigres, lo humilló su vecino regiomontano, que sumó un descarapeladísimo triplete de bisutería (Liga, Copa Mx y Concachampions). Pero mientras Rayados da dedazos de gloria tercermundista a su gente, a la afición felina le gruñen las tripas. No hay hambre más canija que la gula del vecino.
Pero, si por un equipo con enanismo competitivo como Tigres nadie se desgarra las vestiduras, es distinto cuando el petulante de la barriada, el del #ÓdiameMás, acusa más pretextos y excusas que resultados, y reparte más culpas ajenas de su desgracia que motivos de orgullo. Coapa y el Salón Oval de Televisa siguen sin carnaval.
Y su pobre gente, el americanista genuino, a lo más que aspira es al estertor mediático del #FueraPiojo, que retumbó con fuerza tras caer 1-0 ante Atlanta United, una lágrima en el Sahara, que terminó el torneo de la MLS en la zona de escoria.
Muchos creerán que Carlos Vela saldrá a la cancha con el corazón partido ante el América. Más perdidos están que ministerio de salud en México. Todo lo contrario: vencer a las Águilas, es convencerlas de que cumplan su palabra.
En agosto de 2018 revelábamos el affaire Azcárraga-Vela y el siempre sonriente delantero siente más tentaciones de jugar por Coapa, que por Chivas. En la MLS ya acaparó todo, excepto, claro, el título de campeón.
Aunque amamantado brevemente en El Rebaño, Vela rompió totalmente con el Guadalajara el día en que Jorge Vergara repartió, en el 2005, autos nuevecitos a los campeones mundiales Sub-17 que pertenecían a Chivas. “Si quiere carro que se quede”, amenazó el dueño. Vela, lastimado, tomó un camión del club a su casa, y de ahí voló a Highbury, Inglaterra, a enrolarse con el Arsenal.
Así que, de corazón partido, nada. Para Vela y el LAFC, América representa el primer mordisco a la manzana prohibida para la MLS hasta el momento: ir a un Mundial de Clubes. Y por el estruendo que significaría vencer al equipo con más títulos de Liga en México, alborotaría al tristón gallinero de la liga estadounidense.
Además, Vela y el LAFC podrían sacar a la rondalla festiva, porque en su proceso hasta esta Semifinal de Concachampions, eliminaron, y de manera implacable e impecable, al flamante campeón mexicano, el León. Es decir, lúdica y perniciosamente, el equipo angelino tiene todo que ganar y nada que perder.
¿Futbolísticamente, puede? El paso y el peso de este América, de esta versión 2020, lo convierte en víctima propiciatoria, especialmente cuando Miguel Herrera debe echar mano de lo más piojoso de su plantel, como Roger Martínez, quien es un parásito descarado saboteando al equipo. Lo llevaron a esta encerrona en Orlando, a ver si alguien se interesaba por sus decadentes ruinas. Al colombiano sólo lo quieren en la segunda división de España, y en la Liga de Chipre. ¿Le pagarán allá los 4 millones de dólares anuales que cobra en Coapa?
Por lo pronto, en la conferencia de prensa del miércoles, tras perder ante Atlanta, El Piojo sacó un paraguas tamaño carpa circense, pues tiene, según él, “un equipo corto en jugadores de jerarquía, y venimos con muchos jóvenes que levantan la mano para mostrarse y todavía les falta”. Una plegaria clamando piedad, pues.
Si bien el martes, con ese estilo depresivo y deprimente, Tigres se metió a la Semifinal de la Concachampions para enfrentar al gallardo Olimpia de Honduras, la vergüenza del futbol mexicano sigue teniendo una cruz color celeste.
Todavía como peregrinos de su propia desdicha, Cruz Azul confirma su karma de caracol o de babosas: se arrastra llevando a cuestas la ostentosa mansión del bochorno. Como estos moluscos viscosos, La Máquina transporta a cualquier escenario la concha de su propensión al fracaso.
Ante el LAFC, el miércoles por la noche, como siempre, Cruz Azul parecía que podía más, parecía que quería más, como para purgar parcialmente sus pecados ante Pumas. Al final, el lujo de Yotún, ese cobro Panenka, se convierte en una obscenidad, en un insulto a sí mismos, cuando el LAFC con poquito, les saca el resultado.
Sin duda, #CruzAzulearla se ha convertido en el código de barras del fracaso y de los fracasados. Más que darle vida como verbo, la Real Academia Española debía agregarla al castellano dentro de las expresiones más soeces, procaces y denigrantes del lenguaje.
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André-Pierre Gignac baja el balón y afirma tajantemente: “En Monterrey están los dos mejores equipos del futbol mexicano”. Y tiene razón, a pesar de que el América es el vigente campeón de Liga y de Copa y que otros parecen tener ventajas en popularidad y mercadotecnia, Rayados y Tigres han acudido a una instancia poco habitual en este futbol: la constancia de resultados, de arribos a finales, de un nivel protagónico que les mantiene como los más regulares en un futbol completamente irregular. El campeón de la Concacaf que, surgirá este miércoles por la noche, podría considerarse, sin reparo, el mejor club de México…
SAN DIEGO, California.- André-Pierre Gignac recurre a una lógica elemental en el futbol y en muchos otros aspectos de la vida: las estadísticas. Y es verdad que, en algunas ocasiones, los números “mienten” o no dicen toda la verdad, pero en este caso, respaldan totalmente lo que él afirma con vehemencia. “Los dos mejores equipos del futbol mexicano están en Monterrey”.
Ya luego, podríamos, discutir otros factores que son parte del futbol y de su manera de apreciar o medir la grandeza. Pero lo que me parece que, al final, casi reclama el futbolista francés en una entrevista con el periodista Roberto Gómez Junco que se pudo ver en Futbol Picante, es el poco reconocimiento que ambos clubes reciben.
Puedo imaginarme también la inmediata recriminación de los americanistas: “¡Somos campeones de Liga y de Copa!”. Y en parte tienen razón, pero los números establecen que nadie mas que Rayados y Tigres han sido dueños de un tema poco apreciado en el futbol de México: la regularidad. Lo han sido en sus actuaciones semanas a semana, en arribos a finales y en protagonizar juegos.
Medir la grandeza en el futbol puede resultar complicado y hasta cierto punto contradictorio. Dejemos de lado temas de popularidad, mercadotecnia, impacto en la industria y en la propia sociedad. Sabemos que el potencial de clubes como el América, Cruz Azul y Chivas va más allá en ese sentido, pero los equipos de Monterrey, dentro de su mercado muy particular, han logrado adaptarse mejor a las nuevas condiciones del futbol mexicano, donde las nóminas de la mayor parte de los clubes están inundadas de futbolistas extranjeros. Ahí, con un gran presupuesto, una inteligencia deportiva, los personajes adecuados en los puestos trascendentales, Rayados y Tigres se las han arreglado para ponerse al nivel de los llamados “grandes” del futbol mexicano sin una condición mediática parecida.
El campeonato de la Concacaf se define este miércoles por la noche en Monterrey. Y sí, el que levante la Copa podría llamarse el mejor club del futbol mexicano, sin ningún reparo, reproche o censura…
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