Maxx WilliamsAP PhotoNo hay muchas dudas de que Maxx Williams será el primero en escuchar su nombre.

MÉXICO -- La posición de ala cerrada es una de las más interesantes de cara al sorteo universitario de este año por varios motivos. Antes que nada, todos los equipos buscan a su "Gronk". La NFL es una competencia donde se copia sin pensar dos veces la fórmula ganadora, y la del último Super Bowl incluyó al mejor ala cerrada de la liga. Es divertido pensar que hace apenas poco más de 20 años, durante el auge de las ofensivas "Run N' Shoot", había un par de equipos que ni siquiera tenían a un ala cerrada en plantilla, anunciando una supuesta extinción inminente de la posición. Hoy, las ofensivas "Spread" que toman tanto prestado de la "Run N' Shoot", utilizan a los alas cerradas de modos cada vez más innovadores.

Otro factor que vale la pena mantener presente, es que la agencia libre de este año tendrá, seguramente, a varios alas cerradas de primera línea disponible, lo que sin lugar a dudas servirá para empujar hacia abajo en el orden de selecciones a los aspirantes a ser reclutados en el siguiente draft.

Julius Thomas de los Denver Broncos, Jordan Cameron de los Cleveland Browns, Jermaine Gresham de los Cincinnati Bengals y Charles Clay de los Miami Dolphins podrían ser de los que más llamen la atención si llegan al mercado abierto. Otros nombres a seguir en un momento secundario incluyen a Niles Paul de los Washington Redskins, Lance Kendricks de los St. Louis Rams, Tony Moeaki de los Seattle Seahawks y Virgil Green de los Broncos.

Finalmente, la generación de este año no tiene la calidad de atletas de otros años. No hay un Eric Ebron o un Vernon Davis disponible. No sería sorpresivo que no hubiera ala cerrada elegido este año en primera ronda, ni que en las primeras tres rondas, solamente sean reclutados tres o cuatro.

Con eso en mente, es momento de conocer a los alas cerradas más destacados de cara al Draft 2015:

Maxx Williams, Minnesota Golden Gophers.
Se trata del claro líder entre los alas cerradas, y realmente el único que amenaza con meterse a la primera ronda. Los Golden Gophers hicieron un buen trabajo de alinearlo por todos lados: abierto, sobre la línea, en el backfield, en la ranura, etc. Atrapando pases es realmente donde luce, con un buen control corporal y sentido de la colocación, además de una velocidad suficiente en campo abierto. Bloqueando, me parece que le falta todavía un poco de fuerza, y es ahí donde su estatura no le ayuda para controlar su centro de gravedad. A menudo, lo verás con el jersey del rival en las manos, en buena medida por perder el balance. Probablemente su mejor jugada en el año fue una atrapada a una mano con un defensivo de Michigan encima, aunque la jugada más conocida puede ser un pase que llevó hasta la anotación contra Missouri en el cual saltó a un defensivo antes de tirarse a las diagonales. Williams sólo jugó dos temporadas a nivel colegial, y en el 2014 no logró ser tan productivo como los dos que siguen en esta lista, aunque eso tiene que ver más con el programa. Pienso que se va en la segunda ronda, pero no hay que descartar que sea llamado en la parte final de la primera ronda.

Clive Walford
AP PhotoWalford podría ser el prospecto más completo

Clive Walford, Miami Hurricanes.
Se trata de un jugador enteramente distinto a Williams. Prácticamente mide lo mismo y pesa lo mismo que el prospecto de Minnesota, pero definitivamente no se ajusta al modelo de jugador de baloncesto que la liga busca, como sí lo hace Williams, pese a que Walford sí practicó ese deporte en la preparatoria. Las manos de Walford no son tan suaves, e incluso tuvo por ahí algún problema de seguridad de balón que debe ser tomado en cuenta. Sin embargo, Walford sí se ve natural alineando sobre la línea y es mucho más efectivo como bloqueador, probablemente porque parte de una mejor base con los pies. Los Hurricanes confiaron en Walford incluso en protección de pase y no lo hace mal, algo que admito no vi hacer a Williams en Minnesota. Walford no va a entregar esas atrapadas a una mano espectaculares de las que es capaz Williams, pero definitivamente es más versátil como jugador de fútbol americano. Calculo que Walford escuchará su nombre en la segunda ronda, después de Williams. Posiblemente, nadie tuvo un mejor Combinado, únicamente hablando de mesurables, que Walford.

Nick O'Leary, Florida State Seminoles.
Después viene al otro lado del espectro O'Leary, de FSU. Se trata de un ala cerrada construido a la antigua, algo que se delata desde el hecho de que no utiliza guantes para atrapar el ovoide. Sin lugar a dudas, el atleticismo no es su punto fuerte. En cambio, se trata de un aguerrido bloqueador al que se le nota más gusto partiendo desde la posición de tres puntos, flanqueando al tackle, que de pie en la ranura. Como receptor, no tiene gran explosividad ni va a conseguir separación de los defensivos constantemente, pero sus manos son extremadamente confiables, y tiene buena técnica. Bloqueando, como Walford, es confiable en protección de pase, y los Seminoles nunca dudaron en correr el balón hacia su lado, lo mismo que Miami hacia el lado de Walford. En cambio, Los Golden Gophers rara vez corrieron hacia el lado de Williams cuando éste alineaba al lado del tackle. En una clase débil de alas cerradas, supongo que tercera o cuarta ronda sería lo ideal para elegir a O'Leary.

Ben Koyack, Notre Dame Fighting Irish.
Si una escuela se ha encargado de mandar múltiples alas cerradas de calidad en los drafts recientes, ha sido Notre Dame: del 2006 a la fecha, cinco alas cerradas del Irish han sido seleccionadas en el draft, y ninguna ha caído más allá de la segunda ronda. Honestamente, dudo mucho que Koyack se meta a la parte alta del draft, pero no tengo duda que mantendrá viva la tradición de los alas cerradas del Irish de llegar a la NFL vía selección. No es el mismo espécimen físico que Troy Niklas, recluta de segunda ronda del año pasado, pero no le pide nada a nadie en esta lista. Versátil, alineó en el backfield, sobre la línea, y algunas veces en la ranura. Buena base para bloquear pero está claro que le hace falta un poco de fuerza, como a todos los prospectos de esta lista. En sus cuatro campañas en Notre Dame, Koyack tiene números inferiores (44 recepciones para 532 yardas y cinco touchdowns) a lo que consiguieron Walford y O'Leary solamente en el 2014.

Otros nombres a seguir: Jesse James de los Penn State Nittany Lions, Tyler Kroft de los Rutgers Scarlet Knights y el ex mariscal de campo Blake Bell, de los Oklahoma Sooners.

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Rafael Zamorano, 5900, NFL

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MÉXICO -- Si hay una cualidad que le conviene mostrar a Cam Newton en sus negociaciones contractuales con los Carolina Panthers, es la paciencia.

Todd Gurley
AP PhotoNewton firmó por cuatro años y 22 millones tras el Draft 2012

Newton fue el primer jugador reclutado bajo el más reciente acuerdo laboral entre la National Football League y el sindicato de sus jugadores, la National Football League Players Association. Bajo este acuerdo laboral, se acabaron los monstruosos convenios con reclutas de primera ronda, tanto en dinero como en longitud, de los años anteriores.

Como primer recluta global del Draft 2011, Newton firmó un acuerdo por cuatro temporadas y 22 millones de dólares, muy distante del convenio que un año antes firmó, también como primer recluta global, Sam Bradford, por seis temporadas y 78 millones de dólares.

El convenio de Newton contenía una opción a una quinta temporada --hecha válida por los Panthers para la temporada del 2015-- a cambio de 14.666 millones de dólares. Esa cantidad supone aproximadamente dos terceras partes de su contrato original, en una cuarta parte de tiempo. Aun así, es poco para el dinero que puede comandar Newton en Carolina.

Y aquí, es donde a Newton le conviene sentarse a esperar.

Por un lado, Adam Schefter de ESPN reportó hace un mes que los Indianapolis Colts ya trabajaban los parámetros del nuevo acuerdo de Andrew Luck, anunciado que podría ser el mayor contrato en la historia de la NFL.

Los Colts están entrando al último año de contrato de Luck, quien firmó por cuatro campañas y 22.1 millones de dólares como primer recluta global un año después de Newton. En el 2015, Indy tiene previsto pagar a Luck unos 3.4 millones de dólares. Los Colts podrían ejercer esa opción contractual a un quinto año --los primeros diez reclutas reciben una compensación igual al número designado para quienes reciben la etiqueta de jugador de transición en la misma posición--, por una cantidad superior a los 14.666 millones de dólares de Newton para el 2015, en el 2016.

Suponiendo que Indy tomara ese camino, retendrían a Luck por dos campañas más, por un promedio cercano a los 10 millones de dólares anuales, antes de verse obligados a entregarle un contrato a largo plazo. Al empezar las negociaciones con Luck ahora, los Colts podrían estar apostando en contra de la inflación. Si se espera que un nuevo contrato a Luck promedie cerca de 25 millones de dólares anuales ahora, no sería impensable suponer que ese mismo acuerdo deba/pueda promediar 30 millones de dólares anuales o más en un par de años, después de entregarle esos 20 millones adicionales entre 2015 y 2016. Por otro lado, también se puede suponer que alcanzar un acuerdo con Luck ahora podría facilitar a futuro una segunda extensión contractual antes de que el mariscal de campo se convierta en agente libre, prácticamente asegurando que Luck juegue toda su trayectoria para Indianapolis.

El segundo factor que le conviene conocer a Newton es si Russell Wilson obtiene su nuevo contrato con los Seattle Seahawks.

De acuerdo a un reporte de la semana pasada de NFL.com, Los Seahawks estarían negociando una extensión contractual totalmente garantizada para Wilson, algo que simplemente no se ve en la NFL. A diferencia de los Colts con Luck, los Seahawks sí tienen mayor prisa por acordar una extensión con Wilson. Al no ser seleccionado de primera ronda --Wilson fue elegido en la tercera vuelta, N° 75 global, del Draft 2012--, el club no tiene a su disposición esa opción al quinto año contractual. Para el 2015, Wilson tiene previsto cobrar poco menos de 800,000 dólares. Sin lugar a dudas, en Seattle se sentirá la obligación de recompensar de mejor manera al único mariscal de campo de la NFL que ha conseguido llevar a su equipo al Super Bowl en cada una de las dos últimas temporadas. Pero, adicionalmente, se puede esgrimir el mismo argumento que con Luck: si los Seahawks firman a Wilson ahora, es probable que su promedio salarial anual sea menor que el año que viene, contando la inflación y, además, el alza artificial que puede producir el hecho de que Wilson sería altamente codiciado en el mercado abierto, dando al mariscal de campo una posición ventajosa en la mesa de negociaciones. Lo mismo se puede decir del argumento sobre una segunda extensión contractual, una que prácticamente asegure la totalidad de la carrera de Wilson con los Seahawks, en caso de que así lo decidan las partes (recuerden el caso de Ben Roethlisberger con los Pittsburgh Steelers).

Cam Newton
AP PhotoNewton tiene una victoria de playoffs con Panthers

Newton, en cambio, tiene todas las de ganar en caso de esperar. Es un dos veces elegido al Pro Bowl que ha guiado a Carolina a dos títulos divisionales y una victoria de postemporada. Con todo y eso, se le considera que está todavía un paso --o más-- por detrás de Luck y Wilson. Jugar una temporada más le permitirá seguir abultando el currículo positivo que se ha forjado en cuatro años en la NFL, pero además, lo ayudará a consolidarse como el rostro de la franquicia.

Los contratos de Luck y Wilson, por lo tanto, ayudarán a colocarle un techo a las pretensiones económicas de Newton. Al pasador de los Panthers le conviene, en ese sentido, ver hasta dónde puede llegar en su siguiente contrato.

Aunado a la inflación esperada para el siguiente año, no sería sorpresivo si el siguiente contrato de Newton ronde los 20 millones de dólares, una suma que difícilmente conseguiría si se decide a firmar en la actual temporada baja, con todo y que se cuente a favor suyo su corto historial como pasador de los Panthers, además de su edad (25 años).

Actualmente, Aaron Rodgers de los Green Bay Packers es el jugador mejor pagado de la NFL, con un convenio que promedia 22 millones de dólares anuales. Luck está cerca de quebrar esa marca, y Wilson podría aproximarse bastante. Si Newton espera un año, y disfruta de otra temporada positiva en el 2015, también se acercará a ese total anual.

Los representantes de Newton se reunieron con los ejecutivos de Carolina en Indianapolis, durante el Combinado de Talento. De acuerdo a un reporte publicado por The Charlotte Observer, el equipo ya había hecho una oferta inicial para un contrato a largo plazo a Newton durante el pasado receso de temporada, el cual fue rechazado por el pasador. Si Newton fue capaz de ejercer la paciencia y jugar el 2014 a cambio de unos 3.38 millones de dólares, puede esperar un poco más, a cambio de 14.666 millones en el 2015 y un potencial contrato de 20 millones anuales.

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Henry Melton, Chris JohnsonGetty ImagesHenry Melton y Chris Johnson estuvieron entre los primeros sacrificados por cuestiones de dinero.

MÉXICO -- En el arranque del receso de temporada, escucharemos constantemente referencias hacia la agencia libre y el draft como los momentos en que se construyen a los campeones.

También es el momento en que se pueden enmendar errores del pasado.

A diferencia de otras ligas profesionales, los contratos de la NFL no están garantizados en su totalidad. Los siguientes días serán vitales para que algunos equipos se desprendan de pesadas lozas financieras, cortando a jugadores cuyo rendimiento no está a la par de su sueldo, o que simplemente ya no tienen cupo bajo el techo del tope salarial del 2015, que no ha sido definido todavía, pero que se proyecta ronde los 140 millones de dólares por franquicia.

Desde luego, firmar contratos onerosos con enormes bonos por firmar y de plantilla, conlleva un precio, que se traduce en el dinero muerto que el equipo carga contra su tope salarial, aun cuando el jugador ya no forma parte de la plantilla. A veces, se describe como el dinero que compromete un equipo contra su nómina para que un elemento ya no juegue con el club, pero eso es impreciso. En realidad, es un cargo prorrateado de un dinero que se entregó anticipadamente a un jugador. Sin embargo, de acuerdo al momento en que se contempla el corte de un jugador y a la estructura de su contrato, puede salir más "caro", de momento, cortarlo que mantenerlo en plantilla.

Un ejemplo perfecto sería Jay Cutler, quien firmó antes de la temporada pasada una extensión de contrato por 126.7 millones de dólares por siete temporadas con los Chicago Bears. Ese convenio incluyó la cantidad garantizada de unos 54 millones de dólares, entre sueldos y bonos. En el primer año de ese acuerdo, Cutler se embolsó un salario base de 17.5 millones de dólares, más un bono por reestructuración de 5 millones de dólares. Ese bono se partió en cinco fracciones, que impactan por 1 millón de dólares al tope salarial de los Bears en 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018. El salario base para Cutler en el 2015 es de 15.5 millones de dólares, mientras que su impacto en contra del tope salarial de este año es de 16.5 millones, resultando la suma de ese sueldo base más la parte proporcional del bono por reestructurar correspondiente a este año. Sin embargo, en caso de cortarlo, los Bears no se "ahorrarían" esos 16.5 millones de dólares en contra de su tope salarial, sino que cargarían con un impacto de 19.5 millones, que resulta del dinero garantizado en el contrato de Cutler que todavía no se descuenta al tope del equipo, sin importar si ya se pagó o no al jugador. Sin embargo, el año entrante, esa píldora sería más sencilla de tomar. Cutler tiene contemplado un sueldo base de 16 millones de dólares, y contaría por 17 millones contra el tope salarial, pero en caso de ser cortado, los Bears cargarían un impacto por dinero muerto de apenas 3 millones, gracias a que ya se habría pagado la totalidad del dinero garantizado de su contrato y solamente restaría descontar la parte prorrateada del bono de reestructuración para los años previstos, cargos que se acelerarían contra el tope del 2016. Otro año como el que nos acaba de ofrecer Cutler sin lugar a dudas sería su último en Chicago, dados estos números.

Regresando al presente, hay varios candidatos para ser cortados, o al menos reestructurados, en días próximos.

Los New York Jets ya anunciaron que no ejercerán una opción contractual sobre Chris Johnson. Eso implica que el equipo prefiere recibir un impacto de 1.75 millones de dólares contra su tope salarial de este año, sin contar con el corredor, en lugar de pagarle un sueldo de 3.5 millones más un bono de otros 250,000 dólares para mantenerlo en la banca, a cambio de un impacto de 5.25 millones de dólares contra su nómina.

Lo mismo ocurrió con Henry Melton y los Dallas Cowboys. El liniero defensivo tenía programado cobrar un sueldo de 9 millones de dólares para el 2015, e impactar el tope de los Cowboys por 9.25 millones. Ahora, Dallas cargará con una cantidad de dinero muerto de 750,000 dólares a nombre de Melton, sin que forme parte del equipo.

Adrian Peterson
Getty ImagesNo hay certeza de que Peterson vuelva a vestir de morado

En Minnesota, Adrian Peterson corre riesgo serio de ser cortado. El corredor estelar tiene programado un sueldo base de 12.75 millones de dólares, además de un bono por 25,000 dólares. Su impacto contra el tope salarial de Minny para el 2015, en caso de mantenerse en plantilla, es de 15.4 millones. Dejarlo libre --más allá del escándalo que lo tuvo sin jugar durante la mayor parte del año pasado--, generará un cargo de 2.4 millones de dólares contra el tope salarial de los Vikes de este año, además de cerrar un capítulo polémico en la historia del club. Créanlo o no, firmar a Peterson --quien está a punto de cumplir los 30 años de edad-- en la agencia libre, seguramente saldrá más barato que Demarco Murray, un corredor que posiblemente no quepa bajo el tope de los Cowboys la siguiente campaña después de ser el líder corredor de la NFL.

Siguiendo con corredores, Matt Forté también podría estar en la cuerda floja. Su cargo contra el tope salarial de 9.2 millones de dólares, y su sueldo base para el '15 de 7.05 millones, sin contar un bono de 1.15 millones, son elevados, en el último año de su acuerdo actual. Si los Bears quieren retener a su mejor jugador ofensivo, lo más probable, entonces, sería una reestructuración contractual que convierta parte de ese sueldo en un bono prorrateable que se pueda repartir en campañas futuras, aunque se le entregue el dinero a Forté este año. A final de cuentas, al jugador no le importa bajo qué concepto recibe sus billetes.

Steven Jackson de los Atlanta Falcons, y Trent Richardson de los Indianapolis Colts, casi seguramente serán cortados, también.

Empujar cargos contra el tope salarial hacia años futuros no es el único aliciente para reestructurar un contrato, y en ocasiones resulta un efecto secundario. A veces, lo más importante, sigue siendo retener los servicios de un jugador estelar, particularmente cuando está en el mejor momento de su carrera.

Muhammad Wilkerson de los Jets es un ejemplo perfecto. Su salario base para el 2015, último de su convenio actual, es de 6.969 millones de dólares, sin ningún bono previsto para este año. Su impacto contra el tope salarial es de esos mismos 6.969 millones, sin cargo por dinero muerto en caso de ser cortado. Una extensión salarial reduciría ese sueldo base, y por consiguiente, el cargo contra el tope salarial de este año, a cambio de un jugoso bono por reestructurar cuyo impacto se repartiría a lo largo de la vida de esa extensión. Pero antes que nada, vincularía a un jugador todavía joven y productivo como Wilkerson a los Jets en los mejores años de su trayectoria profesional. El efecto secundario sería una mayor capacidad inmediata para invertir una porción de dinero bajo el tope actual en otros jugadores.

En el mismo caso de Wilkerson se encuentran Prince Amukamura con los New York Giants (sueldo de 6.898 millones de dólares), y Mike Pouncey con los Miami Dolphins (sueldo de 7.438 millones de dólares).

Ben Roethlisberger
Getty ImagesCasi nadie duda que Roethlisberger se retirará en Pittsburgh

Ya que tocamos a los Steelers, parece imperativo reestructurar el convenio de Ben Roethlisberger. Es innegable el interés mutuo entre el equipo y el club para que Roethlisberger juegue hasta su retiro en Pittsburgh, pero el cargo contra el tope actual del convenio del pasador es inmenso: 18.395 millones de dólares. En lugar de invertir un poco más del 13 por ciento del tope proyectado de 140 millones en un sólo jugador, Pittsburgh podría reducir ese impacto y atar a una de sus figuras históricas hasta el fin de sus días como jugador con el club con una reestructuración contractual.

Además de Roethlisberger, otros jugadores que podrían acordar reestructuraciones contractuales para alivianar su peso contra el tope salarial del 2015 --operandobajo la presunción de que sus respectivos equipos todavía los quieren en plantilla-- incluyen a Haloti Ngata de los Baltimore Ravens (16 millones de dólares contra el tope), Andre Johnson y Arian Foster de los Houston Texans (16.144,583 y 9 millones, respectivamente), Greg Jennings en Minnesota (11 millones), Tamba Hali y Dwayne Bowe de los Kansas City Chiefs (11.964,706 y 14 millones, respectivamente), Marcedes Lewis y Paul Posluszny con los Jacksonville Jaguars (8.2 y 9.5 millones, respectivamente), Joe Thomas con los Cleveland Browns (10.2 millones), Peyton Manning con los Denver Broncos (21.5 millones), y Charles Johnson con los Carolina Panthers (20.02 millones).

Entre los que considero están parados sobre la delgada línea entre que el equipo los podría retener --pero sólo a un precio accesible--, pero que igualmente pueden ser dejados en libertad sin que sea sorpresa para nadie, incluyo a Cary Williams con los Philadelphia Eagles (8.166,667 millones contra el tope del 2015), Darrelle Revis con los New England Patriots (25 millones), Mike Wallace con los Dolphins (12.1 millones), A.J. Hawk y Brad Jones con los Green Bay Packers (5.1 y 4.75 millones, respectivamente), Paul Kruger y Desmond Bryant con los Browns (8.2 y 7 millones, respectivamente), Leon Hall con los Cincinnati Bengals (9.6 millones), y Johnathan Joseph con los Texans (12.25 millones). Una petición de reducción salarial podría estar incluida en la oferta de reestructuración para todos estos jugadores.

Si hablamos de candidatos claros a ser cortados, es necesario mencionar a Percy Harvin con los Jets (10.5 millones contra el tope salarial, sin cargo por dinero muerto en caso de ser cortado), Matt Schaub con los Oakland Raiders (5.5 millones contra el tope, sin cargo en caso de ser cortado), Dannell Ellerbe de los Dolphins (9.5 millones contra el tope, 4.2 millones en caso de ser cortado), Ted Ginn Jr. de los Arizona Cardinals (4 millones contra el tope, 1.5 millones en caso de ser cortado), Chris Myers de los Texans (8 millones contra el tope, 2 millones en caso de ser cortado), DeMeco Ryans de los Eagles (6.9 millones contra el tope, sin cargo en caso de ser cortado), junto a Steven Jackson y Trent Richardson, mencionados arriba. Finalmente Chris Johnson y Henry Melton estaban contemplados en este rubro al momento de iniciar la redacción de esta entrada de blog, antes de que se anunciaran las salidas de sus respectivos clubes.

La purga es inevitable, y quien salga mejor librado de ella ya lleva una leve ventaja, al menos en los libros de contabilidad, sobre el resto de las franquicias, pese a que estemos a meses del inicio de la nueva campaña.

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Rafael Zamorano, 5900, NFL

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Josh McCownGetty ImagesLos Buccaneers eligen primero en el draft, pero tienen la peor situación de QBs en la NFL.

MÉXICO -- Ha transcurrido apenas poco más de una semana desde que terminaron de recoger el confetti del University Phoenix Stadium, después de la conquista del Super Bowl XLIX por los New England Patriots, cuando ya es momento de mirar hacia la temporada del 2015.

Ninguna posición genera más expectativas en cada temporada baja, y más decepción cuando arranca la campaña, que la de mariscal de campo. Si algo confirmaron los Seattle Seahawks y Patriots el pasado 1° de enero, es que no se necesita invertir una selección de primera ronda en un pasador para ganarlo todo. Sin embargo, se elija donde se elija --ya sea vía draft o agencia libre-- sí es indispensable acertar si se quiere ser contendiente.

Un equipo con interrogantes o un nivel mediocre en la posición podrá quedarse estancado por años.

De cara al draft, los primeros dos pasadores que escucharán sus nombres desde el podio en Chicago serán Jameis Winston y Marcus Mariota, los dos últimos ganadores del Heisman. El resto del orden está por determinarse, y a primera vista, no parece que habrá alguien más que acompañe a Winston y Mariota en primera ronda.

Las alternativas en la agencia libre tampoco son prometedoras: Ryan Mallett, Christian Ponder, Jake Locker, Mark Sanchez y Brian Hoyer podrían ser de lo más llamativo para llegar a competir por algún puesto titular, pero realmente no hay motivo para festejar si tu equipo se decanta por esa opción. Matt Moore, Matt Hasselbeck y Michael Vick pintan para una campaña con gorra en lugar de casco y la tabla de jugadas en la mano, en lugar del ovoide.

Falta un poco para empezar a calificar las alternativas que estarán disponibles para los equipos de una manera más detallada, pero podemos comenzar a listar los siete equipos --en orden alfabético-- que más ayuda necesitan en la posición:

Buffalo Bills. EJ Manuel no ha demostrado absolutamente nada como titular, y fuera de él, sólo Jeff Tuel tiene contrato con el equipo, aunque nada garantiza que se quede en la plantilla de 53. El año pasado, dije durante la pretemporada que ningún equipo estaba en peor forma en la NFL que los Bills, tratándose de los mariscales de campo, cuando el orden jerárquico marcaba a Manuel, Thad Lewis y Tuel. Lewis y Tuel ni siquiera sobrevivieron hasta el inicio de la campaña y Manuel no tardó en entregar las llaves de la nave a Orton. Doce meses más tarde, no hay ningún progreso para Buffalo en la posición.

Cincinnati Bengals. La tendencia mostrada por Andy Dalton en cuatro partidos de postemporada, en cuatro años en Cincy, es preocupante. Un 55.7 por ciento de pases completos, un pase de touchdown y seis intercepciones en esas cuatro salidas claramente son el factor principal por el cual los Bengals no han logrado superar la Ronda de Comodines en esas oportunidades. Después de Dalton, A.J. McCarron es el otro pasador bajo contrato. El ex mariscal de campo de Alabama no jugó en toda su campaña de novato --2014--, e incluso desde que llegó había dudas de que pudiera jugar al siguiente nivel, más allá de lo que mostró al frente de la ofensiva del Tide. Cincy está amarrado a Dalton por muchos años y muchos billetes, pero es imperativo que los Bengals consigan competencia genuina en la posición.

Cleveland Browns. Johnny Manziel admitió que su preparación como novato no fue la ideal, cuando lo necesitaron los Browns en la alineación titular, y su temporada acabó fugazmente debido a lesión. Hoyer ha dicho que la reciente investigación de la liga respecto a los mensajes de texto enviados por el gerente general Ray Farmer a las laterales podría acabar con su interés en volver a Cleveland. Después de Manziel, Connor Shaw es la única otra alternativa bajo contrato. Es momento de apostar por Manziel pero su reciente reclusión para tratar el abuso de alcohol no ayuda a mejorar las probabilidades del acierto.

Geno Smith
Getty ImagesSmith tuvo la osadía de decir que mostró destellos de Pro Bowl

New York Jets. Geno Smith ha completado apenas el 57.5 por ciento de sus pases como profesional, y ha lanzado 25 touchdowns contra 34 intercepciones, además de registrar 16 balones sueltos. Créanlo o no, son menos pases de touchdown y más intercepciones que los de Sanchez en sus dos primeros años en New York. El futuro no luce muy prometedor, y Matt Simms es el único otro pasador en plantilla.

Tampa Bay Buccaneers. Josh McCown fue una de las peores contrataciones de la agencia libre del año pasado, y francamente hizo ver mal al entrenador en jefe Lovie Smith, quien no dudó en nombrarlo titular de inmediato, sin competencia, sobre Mike Glennon, a su llegada a Tampa. Glennon tuvo su oportunidad para recuperar el puesto titular que le perteneció en el 2013 pero la desaprovechó, y difícilmente recibirá una nueva oportunidad. Los Bucs eligen primero y en este momento, hay pocas dudas de que será un mariscal de campo su primera selección colegial.

Tennessee Titans. Se agotó el tiempo para Locker en Tennessee. A Zach Mettenberger, lo que le hizo falta fue tiempo. En su temporada de novato, el producto de LSU mostró algunos destellos ocasionales, pero la lesión que le hizo aterrizar en la lista de reservas lesionados ocasiona que no pueda recibir una calificación completa por su desempeño. El reserva Charlie Whitehurst nunca va a pasar de ser eso, un reserva.

Washington Redskins. Robert Griffin III corre serio riesgo de convertirse en "One Hit Wonder". Recientemente, los Redskins enviaron material promocional a sus aficionados propietarios de abono de temporada, resaltando a los jugadores claves para la campaña que viene, y RGIII no estuvo incluido. Hace poco, Kirk Cousins parecía destinado a salir de Washington para convertirse en titular en algún otro lado. Después de fracasar espectacularmente el año pasado, ante la ausencia de Griffin, eso ya no parece opción, al menos en el futuro inmediato. Colt McCoy se convertirá en agente libre y dudo que los Redskins se quieran ver limitados solamente a Griffin o Cousins para el 2015.

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Bryan StorkAP PhotoLas celebraciones de campeonato no se acaban para el liniero ofensivo Bryan Stork.

MÉXICO -- Con el emocionante triunfo de los New England Patriots sobre los Seattle Seahawks, por 28-24 en el Super Bowl XLIX, creció con un nuevo miembro uno de los grupos de jugadores más selectos que registra la historia de la NFL y NCAA.

El centro de los Patriots, Bryan Stork, obtuvo la distinción de convertirse en el más reciente campeón de Super Bowl en su primer año en las filas profesionales, inmediatamente después de obtener el título de la división más alta de competencia del fútbol americano universitario.

Stork, quien estuvo listado como "cuestionable" durante la mayor parte de la semana de Super Bowl por parte de los Patriots, debido a una lesión de rodilla, pudo recuperarse a tiempo para convertirse en el ancla de la línea ofensiva de New England que permitió a la franquicia conquistar su cuarto Trofeo Lombardi, y a Tom Brady ser nombrado Jugador Más Valioso del Super Bowl por tercera ocasión.

El triunfo en el University of Phoenix Stadium llegó poco más de un año después de que Stork guiara a la línea ofensiva de los Florida State Seminoles al tercer título nacional del programa, y primero bajo el entrenador en jefe Jimbo Fisher, en el Rose Bowl de Pasadena frente a los Auburn Tigers. En aquella campaña, Stork fue distinguido con el Rimington Trophy, como el mejor centro de la nación a nivel universitario.

A lo largo de la historia, no han sido muchos los jugadores que han sido capaces de salir campeones en ambos niveles en años consecutivos. Para recopilar una lista, recorrí hasta la campaña universitaria de 1965, para comparar con la temporada de la NFL de 1966, el cual culminaría con el First AFL-NFL World Championship Game, encuentro que sería conocido retroactivamente como Super Bowl I.

Sorpresivamente, encontré solamente a 10 jugadores --incluyendo a Stork-- que lograron la comentada hazaña. Antes que nada, aclaro que el listado no es necesariamente comprensivo. Es difícil encontrar fuentes fidedignas respecto a los agentes libres no reclutados que pudieron jugar en épocas pasadas, por lo que nos basamos sobre todo en el draft.

Además, tuvimos que dejar fuera de la lista a algunos jugadores que formaron parte del equipo, pero que no participaron en las campañas de campeonato de la NFL por lesión. Tal es el caso de los Pittsburgh Steelers, Willie Fry y Calvin Sweeney, en los '70s, y más recientemente con Jesse Williams de los Seahawks. Otro caso curioso fue el de Steve Smear, elegido por los entonces futuros campeones Baltimore Colts en la cuarta ronda del draft de 1970 procedente de los campeones Penn State Nittany Lions, pero quien terminara jugando para los campeones Motreal Alouettes de la CFL en ese mismo año.

Tampoco pudimos incluir, por cuestiones de tiempo para la investigación, a los jugadores que salieron campeones en divisiones menores de la NCAA antes de conquistar un Super Bowl, o a los que resultaron campeones en la NFL tras salir campeones a nivel universitario, antes de la era moderna de la liga, criterios que sin lugar a dudas hubieran hinchado nuestro listado.

Después de haber cumplido con las aclaraciones pertinentes, dejamos la lista de los 10 campeones consecutivos a nivel colegial y profesional en la era moderna de la NFL:

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SCOTTSDALE -- Arrancamos con una nueva cobertura de Super Bowl, en esta ocasión la edición XLIX, desde Arizona, donde la mesa ya está puesta para conocer al campeón de la National Football League.

Las dos tramas más importantes a seguir, al menos en el inicio de la semana, están claras:

University of Phoenix Stadium
AP PhotoEl University of Phoenix Stadium recibirá el SB

¿Podrán los Seahawks convertirse en el más reciente campeón defensor que consigue refrendar exitosamente su título del año previo? La última vez que un equipo logró esta hazaña, se trató del equipo que ahora enfrenta Seattle, New England, al conquistar las ediciones XXXVIII y XXXIX. Los Seahawks poseen una defensiva de época, una cultura ganadora, y un ataque terrestre demoledor. De acuerdo al tackle defensivo de los Patriots, Vince Wilfork, el estelar de Seattle, Marshawn Lynch, es el mejor corredor de la NFL. Wilfork no es el único que lo piensa.

La mayoría de los ingredientes parecen estar allí para que Seattle consiga el segundo anillo en la historia de la franquicia, siempre y cuando Russell Wilson no juegue como el pasador que portó el N° 3 en el Juego de Campeonato de la NFC ante los Green Bay Packers. Wilson destaca por una actitud calmada y ecuánime, aún ante la adversidad, pero los Patriots no lo van a perdonar si vuelve tirar intercepciones múltiples.

¿Cuánto afectará a New England el escándalo de los balones con baja presión de aire? La NFL prácticamente dejó en claro que no habrá resolución a la investigación en torno a los balones inflados por debajo de lo mandado por la liga durante el Juego de Campeonato de la AFC, antes de disputarse el Super Bowl XLIX. Eso significa que la cuestión sobre la culpabilidad o no de New England en torno al caso se vuelve, por el momento, tema secundario.

Lo primordial ahora será ver cómo responde el equipo ante el escándalo. Bill Belichick suele ser un especialista a la hora de vender a sus pupilos la idea de que están solos contra el mundo. El actual incidente puede servir como catalizador para la plantilla, siempre y cuando esté bien encauzado el mensaje. De otro modo, las interminables preguntas acerca de lo mismo que enfrentarán los jugadores de New England a lo largo de la semana pueden convertirse en una distracción que termine afectando a la hora de saltar al emparrillado.

Por ahora, todo está en veremos. Por lo pronto, tenemos una semana completa para ver cómo cada una de estas tramas cobra vida propia, crecen, y quizás mueran, para dar vida a otros temas discusión. No se pierdan la mejor cobertura del gran juego --y de toda la semana previa-- por las plataformas de ESPN, la casa del Super Bowl XLIX.

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MÉXICO -- Quizás fue la Srta. Escarlata, en la sala, con el candelero. O posiblemente se trató del Coronel Mostaza, en la cocina, con el cuchillo.

Al más puro estilo del clásico juego de mesa, "Clue", la NFL intenta descubrir quién, y cómo, le sacó el aire a 11 de los 12 balones utilizados por la ofensiva de los New England Patriots durante la primera mitad del Juego de Campeonato de la AFC ante los Indianapolis Colts.

Las pistas no son abundantes, y la mayoría de los hechos no son claros. Sabemos que la liga ha exonerado a los oficiales por alguna falla respecto a la aprobación inicial de los balones, unas dos horas antes del inicio del juego, cuando aparentemente todos los balones presentados por ambos equipos cumplían con las medidas, peso y presión requeridas por la NFL. A partir de ese momento, todos los ovoides quedan bajo resguardo de los oficiales hasta el momento de la patada inicial.

También sabemos que a la mitad del encuentro, los balones anormales fueron reemplazados por otros 12, también presentados por parte de los Patriots, que cumplían con lo establecido en el reglamento de la NFL. Los marcadores parciales del juego fueron 20-7 en la primera mitad a favor de New England, con los balones anormales, y 28-0 en la segunda mitad, también a favor de New England, con los balones de reemplazo.

Eso significa que en algún punto entre la patada de salida, cuando todos los balones de ambos equipos cumplían con las normas de la liga, hasta algún momento previo al medio tiempo, cuando fueron medidos nuevamente los balones, detectándose las anomalías en 11 de las 12 piezas provistas por New England, éstas perdieron aproximadamente dos libras de aire, cada una.

Bill Belichick
Getty ImagesComo era de esperarse, Belichick no aportó claridad

La liga ya conduce su investigación. Bill Belichick, entrenador en jefe de los Patriots, se presentó en conferencia de prensa este jueves por la mañana, sosteniendo, "No tengo explicación por lo sucedido", y desviando las interrogantes hacia su mariscal de campo Tom Brady, quien apareció también ante los reporteros unas horas más tarde. "No alteré los balones de ninguna manera", fue la versión de Brady, además de señalar que la liga no se ha puesto en contacto con él todavía, respecto a la investigación.

Nos encontramos en el punto en el que las preguntas superan con creces a las respuestas. ¿Por qué la liga no ha hecho contacto con Brady, cuatro días después del incidente, como parte de su pesquisa? ¿Quién tuvo acceso a los balones en el transcurso de la primera mitad del juego, además de los oficiales y jugadores? ¿Cómo es que los oficiales --y sobre todo el encargado de colocar el balón antes de todas y cada una de las jugadas, gracias a lo cual constantemente tuvo en sus manos los balones de Colts y Patriots de forma alternada-- no se percataron de las anomalías del ovoide?

Lo que no se puede negar es que el "Deflate-gate", nombre que aparentemente ganó la competencia extraoficial en los medios por bautizar al más reciente escándalo que cimbra a la NFL, se ha convertido en la historia más importante de la liga, a menos de dos semanas de disputarse el Super Bowl XLIX.

Ha llegado el momento de lanzarnos de lleno al terreno de las especulaciones. Por eso, presentamos cuatro teorías, cada una con un grado distinto de plausibilidad, respecto a lo que pudo haberle sucedido al aire de los balones de Foxborough.

¿Fue un miembro de un equipo de los Patriots? Esta teoría parece ser la más socorrida, aunque no tengamos en claro a quién culpar todavía. El escándalo de "Spygate" es la excusa perfecta para negar al equipo de New England el beneficio de la duda, e incluso la polémica respecto a las sustituciones de jugadores elegibles/inelegibles ante los Baltimore Ravens --situación perfectamente legal en un partido de la NFL-- ha sido utilizada como argumento en contra de los Patriots.

Tom Brady
Getty ImagesLos números señalan que Brady jugó mejor con balones sustitutos

Es posible que Belichick, o Brady, o ambos, hayan ordenado a alguno de los encargados de utilería alterar los balones durante el transcurso del juego, con la finalidad de mejorar el agarre del mariscal de campo sobre el ovoide en un partido afectado por el clima frío, los vientos, y la humedad. Aparentemente, esto tendría que haber ocurrido en la banca, prácticamente a la vista de los miles de aficionados en Gillete Stadium, y a merced de las decenas de cámaras y reporteros presentes en el estadio.

El hecho de que 11 de los 12 balones presentaran una anomalía casi idéntica en cuanto al aire faltante, nos dice que la persona que habría manipulado los balones podría haber contado con un instrumento de precisión, e incluso una bomba de aire para volver a inflar los ovoides en caso de que se excediera al sacar el aire a cada unidad. Eso aumentaría las posibilidades de ser atrapado in fraganti, exponencialmente.

La admisión de Brad Johnson de que habría pagado 7,500 dólares para que se alteraran balones previo al Super Bowl XXXVII entre los Tampa Bay Buccaneers y Oakland Raiders podría abrir la puerta a la suposición que no se trata de un caso aislado, pero no hay que olvidar que aquello sucedió en un tiempo en el que no se permitía, como ahora, preparar los balones por parte de cada equipo antes de los juegos. En otras palabras, Johnson no hubiera tenido que pagar nada por hacer algo que ahora está dentro de las reglas, aunque claro, existen límites.

¿Se trata de una conspiración? Una fracción de los seguidores de New England ha acusado al resto de la NFL de querer perjudicar a los Patriots, para impedir de que aparezcan en su sexto Super Bowl en la era Belichick-Brady, valiéndose de cualquier tipo de acusación que esté a la mano, incluyendo el tema de las sustituciones ante los Ravens, que, como ya dejamos en claro, siempre estuvo dentro de los límites de lo permitido.

Sin embargo, a diferencia de aquello frente a Baltimore, jugar con balones que carecen de dos libras por pulgada cuadrada de presión para ser considerados reglamentarios, no lo está.

Para que esto pudiera haber sucedido, una persona ajena a los Patriots tendría que haberse infiltrado a su banca --o quizás incluso al cuarto donde permanecen los balones por dos horas después de ser inspeccionados por los oficiales en primera instancia, antes de la patada de salida-- para manipularlos. En el caso de la teoría previa, tendría que haber llevado alguna clase de instrumento de precisión para dejar los balones en un estado en el que se puede seguir jugando con él, que los oficiales no se percaten de la falta de aire, pero que la infracción a las normas de la liga sea de tal magnitud como para plantar las semillas de la sospecha y el dolo en contra de New England.

Otro motivo de sospecha se genera, de acuerdo a este sector de fanáticos, gracias a que fue Bob Kravitz, miembro de la prensa local de Indianapolis, quien dio a conocer en primera instancia la investigación.

Carl Paganelli
Getty Images¿Cómo es que los oficiales no se percataron de la anomalías?

¿Se trata de un error de los oficiales? La NFL actuó rápidamente para declarar libres de toda culpa a los oficiales por el proceso mediante el cual aprueban los 12 balones que cada equipo aporta al juego, además de los seis balones que se emplean para equipos especiales.

Sin embargo, vale la preguntarse si es posible que en efecto, el procedimiento no se hubiera llevado a cabo apropiadamente a dos horas de la patada de salida. Después de todo, como ya dijimos, los oficiales no notaron anomalías en el balón durante gran parte de la primera mitad, y de acuerdo a un reporte de NBCSports, una fuente de la liga dijo que la falta de una o dos libras de aire al balón no sería algo "obvio" para los oficiales.

¿Será entonces posible que los oficiales "revisaron" los balones antes del encuentro a la ligera, sin todas las precauciones debidas para tal tarea?

¿Se desinflaron solos? Desde luego, esta teoría no señala que el aire desapareció mágicamente de los balones, sino que no hubo una persona o personas directamente involucradas en la manipulación del mismo, sino que sucedió por factores externos.

Un defecto en la producción del balón podría explicar hasta cierto punto una pérdida de aire, pero sería una coincidencia imposible de imaginar que 11 de los 12 balones de los Patriots sufrieran el mismo desperfecto, mientras que ninguno de los Colts.

El clima puede ser otro factor externo que podría entrar en juego. Después de todo, los balones son medidos y pesados en un cuarto al interior del estadio, con temperatura regulada, antes de ser sacados a la intemperie, donde las bajas temperaturas indudablemente hacen que el balón pierda tamaño y presión.

Eso ayudaría a explicar por qué tantos balones de un equipo sufrieron una alteración tan similar, partiendo de que los 12 fueron inflados a la misma presión originalmente, y fueron sometidos a las mismas condiciones climáticas. Lo que no explica, no obstante, es por qué los balones de los Colts permanecieron dentro de la norma cuando fueron medidos y pesados nuevamente.

La explicación podría radicar en que los balones no estaban inflados a la misma presión, para empezar, antes del arranque del partido. La NFL permite una variación de una libra por pulgada cuadrada de presión, entre el máximo permitido 13.5, y el mínimo, 12.5. ¿Sería muy descabellado suponer que los balones de Indianapolis fueron inflados a una presión cercana al límite máximo, y que por tanto aunque podrían haber sufrido alteraciones por el clima durante el transcurso del partido, se mantuvieron siempre por arriba del 12.5, mientras que los balones de los Patriots hubieran sido inflado originalmente muy cerca del 12.5, quedando por debajo del límite de lo establecido al ser expuesto al frío y humedad de aquella noche?

Para saberlo, bastaría con que la NFL revelara la presión que arrojó la medición y peso de cada uno de los 24 balones dos horas antes de la patada de salida, así como la presión y peso final de los balones de los Colts, pero la liga no ha ofrecido esos datos, y es probable que no exista. De ese modo, se podría comprobar una pérdida de presión más o menos uniforme en todos los balones, con las medidas finales dependiendo de las medidas iniciales.

Balones del Super Bowl XLIX
AP PhotoLa NFL ajustará su política de revisión de balones

Hay que recordar que cada mariscal de campo tiene preferencias muy particulares respecto a sus balones. Aaron Rodgers declaró esta misma semana que él prefiere el balón inflado al máximo posible, e incluso destacó que los oficiales suelen sacar el aire a los balones en el transcurso de los encuentros --aunque no dijo por órdenes de quién lo hacían--. Tom Brady ha dicho que le gusta el ovoide en 12.5, algo que reiteró en su conferencia de prensa de hoy.

John Brenkus, del laboratorio de SportScience, probó el efecto del frío en los balones de la NFL, exponiendo un ovoide a una temperatura de 10° F por una hora, para encontrar que había perdido aproximadamente un 20 por ciento de su presión, cayendo de 13 libras por pulgada cuadrada a 11.

La temperatura a la hora de la patada de salida del encuentro entre los Colts y Patriots el domingo pasado estuvo por arriba de los 50° F, cayendo unos 10° durante el transcurso del partido, de acuerdo al sitio AccuWeather.com. Esa caída de temperatura por sí sola sería incapaz de restarle dos libras de presión al balón. Los balones fueron medidos y pesados en primera instancia en un cuarto al interior del estadio que contaría con un clima controlado de aproximadamente 70° F, de acuerdo a observadores múltiples, y aunque la liga no ha detallado donde se hizo la revisión de los balones de los Colts al término del encuentro, más de uno ha sugerido que también se hizo en el mismo cuarto interior, donde los balones habrían recuperado presión al final del encuentro, a diferencia de los que se presentaron anomalías a la intemperie.

"Si inflaron los balones adentro del edificio y los dejaron en un mínimo, y luego los sacaron a temperaturas que eran unos 30° F más bajas, eso reduciría la presión por pulgada cuadrada entre 1 y 2", dijo Martin Schmaltz, un profesor de física de la Universidad de Boston al portal Boston.com.

Las teorías no deben quedar reducidas a las presentadas aquí. Cualquier otra teoría para explicar la desaparición de las dos libras por pulgada cuadrada de presión en el aire de los balones en Foxborough es bienvenida en este espacio, incluyendo la combinación de una o más teorías.

Lo que sí es seguro es que Humphrey Bogart no irrumpirá en el salón para desenmascarar al mayordomo, como ocurre en el film noir. Al final, la NFL concluirá su investigación y hará públicos los resultados de la misma. Como siempre, nosotros nos reservamos el derecho de creer o no creer.

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MÉXICO -- Al campeón hay que noquearlo, no buscar irse hasta los 12 asaltos y ganar por decisión. Los Green Bay Packers tuvieron contra las cuerdas al actual monarca del Super Bowl, Seattle Seahawks --de visita en el ruidoso CenturyLink Field--, pero jamás lograron asestar el golpe del nocaut.

Los Seahawks remontaron un déficit de 16-0 en el tercer medio para anotar 22 puntos entre el tercer y cuarto periodo, empatando primero y sometiendo después, a los Packers, asegurando así su segundo viaje consecutivo al Super Bowl, tercero en la historia de la franquicia, con triunfo de 28-22.

Los puntos con que nos quedamos en el duelo son los siguientes:

Jermaine Kearse
AP PhotoKearse se llevó el touchdown de la victoria

Se acabó cuando: Russell Wilson conectó en pase de touchdown de 35 yardas para Jermaine Kearse en tiempo extra, por encima del esquinero Tramon Williams a los 3:19 de haber iniciado el tiempo suplementario de un partido en el que Green Bay no debía haber permitido la muerte súbita. La jugada sirvió como el punto de final de una dulce redención para Wilson, quien comenzó el partido lanzando cuatro intercepciones, antes de mostrar su nivel habitual en la recta final. Fue el primer touchdown para acabar el tiempo extra en una final de conferencia o de liga desde que los Baltimore Colts superaran a los New York Giants en la memorable final de 1958.

El balón de juego va para: Marshawn Lynch. Aun cuando nada parecía funcionar para Seattle, el corredor estelar de los campeones nunca dejó de responder. Lynch concluyó el partido con 157 yardas en 25 acarreos, incluyendo uno de touchdown de 24 yardas que dio a Seattle su primera ventaja del encuentro, 22-19, en el cuarto periodo. Lynch también atrapó un pase de 26 yardas que originalmente había sido llamado como touchdown, antes de ser revertido cuando se comprobó que había pisado la línea lateral derecha. Esa serie habría sido culminada con touchdown terrestre de Wilson antes de que Lynch --quien debió sacarse el calzado dorado que tenía preparado para el juego por órdenes de la NFL antes del partido-- consiguiera su propio touchdown.

Decisiones dudosas: Los Packers pasarán los siguientes meses preguntándose qué debieron hacer de modo diferente. Green Bay robó cinco veces el balón a Seattle --cuatro intercepciones a Wilson y un balón suelto de Doug Baldwin-- pero nunca se pudo hacer pesar en zona roja pese a sus múltiples viajes en el primer medio. Sobre todo, es de preguntarse por qué los Packers no buscaron el touchdown en cuarta oportunidad y 1, en su segunda posesión del encuentro, cuando se conformaron con un gol de campo para ponerse arriba 3-0. Un touchdown hubiera evidenciado que Green Bay estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por el triunfo, en lugar de tratar de "llevar el partido" hasta el final, de modo conservador. Otra decisión que levantará polémica fue la decisión de los Packers de no atacar al esquinero Richard Sherman en el segundo tiempo, cuando era evidente que sólo estaba jugando con un brazo. La primera vez que Aaron Rodgers retó a Sherman, fue interceptado en la zona de anotación, en la primera serie del juego. Eso fue suficiente para que Green Bay se intimidara y no buscara atacarlo más por tierra y por aire en la segunda mitad.

Vuelta a la vida: Los primeros puntos de Seattle llegaron en un engaño de gol de campo, cuando los Packers supusieron que los anfitriones llegarían con un plan de juego igual de conservador. Jon Ryan, el pateador de despeje y sujetador del balón, roló a su lado izquierdo antes de conectar con el liniero ofensivo Garry Gilliam. Con la jugada, Pete Carroll mandó el mensaje de que no estaba dispuesto a esperar el resultado, independientemente de lo que había sucedido hasta ese momento, sino que haría lo que fuera necesario para obtenerlo. Una conversión exitosa de 2 puntos y una patada corta recuperada sirvieron como prueba adicional de ese argumento.

Guerreros heridos: Sherman no era el único lesionado que se negó a abandonar a los suyos sobre el emparrillado cuando parecían estar contra la pared. El profundo Earl Thomas salió unos instantes en el tercer periodo, por una aparente lesión de hombro, sólo para volver al juego en la parte final. Por parte de los Packers, Rodgers lució con mejor movilidad que la semana pasada al inicio del partido, pero conforme fue absorbiendo el castigo de Seattle, fue notorio que la pierna le volvía a causar problemas.

Un toque de historia: El déficit de 16-0 al medio tiempo fue la mayor ventaja perdida por un equipo derrotado en la Final de la NFC en la historia de la liga, superando la remontada de 21-6 que consiguieron los Indianapolis colts sobre los New England Patriots en el juego de la AFC del 2006, de acuerdo a ESPN Stats & Info.

Lo que sigue: Seattle obtuvo el Trofeo George Halas que lo acredita como campeón de la Conferencia Nacional, pero lo más importante, obtuvo el boleto para viajar a Glendale Arizona, donde tendrá la posibilidad de convertirse en el primer equipo en defender exitosamente su campeonato del año anterior desde que los New England Patriots lo consiguieran en las ediciones XXXVIII y XXXIX, hace una década. A Green Bay no le resta más que regresar a casa pensando en lo que pudo ser.

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MÉXICO -- Ezekiel Elliott fue el Jugador Más Valioso de la primera final del fútbol americano colegial en la era del playoffs, con toda justicia, pero es probable que Cardale Jones se haya convertido en el Jugador Más Valioso de la temporada para los campeones Ohio State Buckeyes, pese a que inició solamente tres partidos.

La posición más importante en el deporte quedó en manos de Jones, tercero en el orden antes del inicio de la temporada, por la mala suerte. Braxton Miller, quien finalizó quinto en la votación por el Heisman en el 2012 y noveno en el 2013, quedó descartado por la temporada a días del primer partido por una lesión en el hombro. Su suplente, J.T. Barrett, condujo a los Buckeyes a una marca de 10-1 antes de fracturarse un tobillo ante Michigan, el archirrival. La campaña de Barrett le valió culminar quinto en la votación por el Heisman en el 2014.

Cardale Jones
Getty ImagesSin Jones, ¿lo hubiera ganado todo Ohio State?

Con todo y eso, los zapatos nunca le quedaron grandes al enorme Jones.

Jones cerró la victoria sobre los Wolverines completando únicamente dos de sus tres envíos para 7 yardas, y corriendo el balón en dos ocasiones para 18 yardas más.

Una semana más tarde, en su primer inicio después de tres años en el campus de Columbus --su primer año o pasó como redshirt freshman--, Jones completó 12 de 17 pases para 257 yardas con tres pases de touchdown ante los Wisconsin Badgers en el Juego por el título de la Big Ten. Además del título de su conferencia, los Buckeyes consiguieron su boleto para la primera semifinal en el nuevo esquema del playoff de la NCAA. Por si fuera poco, ganaron la confianza de que estaban en buenas manos con Jones como su mariscal de campo.

Ante Alabama, en el Sugar Bowl, Jones lució todavía mejor. Ante una de las mejores defensivas del país. El pasador completó 18 de 35 envíos para 243 yardas con un touchdown y una intercepción, y corrió el ovoide en 17 ocasiones para 43 yardas. Pero no hay que dejarnos engañar por los números. El libro de jugadas de Ohio State se abrió todavía más, y el jugador de 6 pies con 5 pulgadas de estatura probó nuevamente que estaba al nivel del reto. Ohio State ganó sorpresivamente gracias a una remontada en la que borraron un déficit de 15 puntos para meterse de manera improbable a la final, donde ya esperaban los Oregon Ducks y su flamante ganador del Trofeo Heisman, Marcus Mariota.

Como sucedió con Elliott, Jones también guardó lo mejor para el último. El mariscal de campo de los Buckeyes completó 16 de 23 envíos para 242 yardas con un touchdown, una intercepción y un balón suelto, pero también agregó 38 yardas cruciales y un touchdown terrestre en 21 acarreos, varios de ellos resultando en primeros intentos frente a los Ducks.

Vale la pena resaltar que en los tres partidos que inició Jones, Elliott fue marcando nuevas marcas personales cada vez. El corredor estelar de los Buckeyes acumuló 220 yardas en la blanqueada sobre los Badgers, 230 yardas en la campanada sobre el Tide, y 246 yardas frente a los Ducks, un nuevo récord terrestre para una final colegial. Aquí es donde hay que destacar la gran simbiosis que desarrollaron pasador y corredor. Sin duda, Elliott le facilitó la vida a Jones, cargando con el peso de las jugadas explosivas. Sin embargo, no se puede desestimar la importancia de la potencia en el brazo de Jones y su capacidad para estirar el campo verticalmente como uno de los factores que abrieron avenidas a Elliott por tierra.

Cardale Jones
Getty ImagesOregon no logró contener a Jones por tierra

Ante Wisconsin, los tres pases de anotación de Jones --que además los tres terminaron en manos de Devin Smith-- fueron para al menos 15 yardas, cifra que jamás alcanzó Barrett en ningún juego previo. Además, Jones completó 4 de 6 pases de 20 yardas o más frente a Oregon, el mayor número de envíos conectados permitidos por los Ducks en un juego este año, según datos de ESPN Stats & Information. Desde el momento en que Jones asumió las riendas como titular de Ohio State, los Buckeyes obtuvieron el 55 por ciento de sus yardas aéreas en pases de 20 yardas o más, comparado a apenas el 25 por ciento de sus yardas aéreas en los primeros 12 encuentros, de acuerdo a ESPN Stats & Information.

No se trata de menospreciar el trabajo del dinámico Barrett, un mariscal de campo con cualidades distintas a las de Jones, que mantuvo a los Buckeyes a la caza de ese boleto al playoff aún después de una decepcionante derrota en casa ante Virginia Tech al principio de la campaña. Simplemente se trata de destacar lo excepcional que es el caso de Jones, el mariscal de campo ganador de una final colegial con menos inicios al frente de su equipo.

¿Cuántos equipos pueden llegar hasta la cima como Ohio State, de la mano de su tercer pasador? Es más, ¿cuántos equipos pueden salir campeones con su primer pasador?

Difícilmente, volveremos a ver un caso como el de Jones y Ohio State, por más que ciertos programas de alcurnia tengan la facilidad de coleccionar talento de primera línea en ciertas posiciones. Oregon estuvo sin Mariota en un par de jugadas cuando salió lesionado del hombro hacia el final del partido, y su reemplazo, Jeff Lockie, ni siquiera pudo completar el único envío que intento. Está claro que Lockie no tuvo la más amplia de las oportunidades, pero es seguro que el segundo pasador de los Ducks no iba a armar una heroica remontada en ese momento.

No hay que ignorar, tampoco, el destacado trabajo de Urban Meyer con la preparación de su equipo. Está claro que Jones posee cualidades naturales que le permiten jugar a un alto nivel, pero un porcentaje de lo que muestra sobre el campo se debe al grado de detalle con que Meyer prepara a sus equipos para jugar, tanto titulares como suplentes. La antítesis de la preparación de Jones y Meyer pueden ser los New York Jets de la NFL, en el 2014. En la Semana 5, Michael Vick fue llamado para reemplazar a un inefectivo Geno Smith al inicio del segundo tiempo. Lejos de probar ser una mejoría, Vick dio ofreció una actuación miserable, y admitió tras el partido no haberse preparado para jugar a lo largo de la semana previa. Lejos de ganarse la ira del entrenador en jefe, Rex Ryan, fue comendado por su franqueza.

Eso nunca va a suceder en un equipo de Meyer, y claramente no sucedió con Jones, quien llegó a Ohio State originalmente como un recluta de tres estrellas.

La campaña del título de Ohio State será recordada por la culminación del gran trabajo de Meyer en Columbus, su tercer título nacional como entrenador en jefe, y su integración al club que ahora es de dos --junto a Nick Saban-- de entrenadores que han conseguido títulos con dos programas diferentes. También será recordada como la campaña de revelación de Elliott, quien empezará la temporada del 2015 como el claro favorito inicial en la carrera por el Heisman.

Sin embargo, quizás sea recordada más por aquel tercer mariscal en el orden que hizo lo que nunca se había hecho antes: salir de la sombra de dos genuinos estelares para conducir a la ofensiva de los Buckeyes para convertirse en el más improbable de los héroes.

Barrett dijo a SI.com al finalizar el partido: "Yo no me voy. No creo que Braxton se vaya. No creo que Cardale se vaya". Si eso es verdad, habrá dos mariscales de campo titulares sentados en la banca de Ohio State, situación que se antoja menos que ideal.

Honestamente, no veo cómo regresen los tres a los Buckeyes para la siguiente campaña. Lo que sí sé es que nunca debemos olvidar el nombre de Cardale Jones, porque tampoco veo cómo se pueda repetir su extraordinaria historia.

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Rafael Zamorano, NFL

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MÉXICO -- Los Denver Broncos reciben a los Indianapolis Colts para cerrar la Ronda Divisional, en el Sports Authority Field at Mile High.

Aquí están las tres tramas a seguir en el duelo:

Andrew Luck, Peyton Manning
Getty ImagesLuck y Manning prometen chispas ofensivas

Legado en juego. Hace unos meses, el propietario de los Colts, Jim Irsay, encendió la controversia cuando admitió que un anillo de Super Bowl para Indianapolis en los 14 años de Peyton Manning con la franquicia le sabía a poco. Eso definitivamente debe servir como un aliciente adicional para que el futuro miembro del Salón de la Fama consiga conquistar un segundo Super Bowl, ahora enfundado en los colores de Denver. Los Broncos estuvieron cerca el año pasado, pero este año tienen la oportunidad de pasar por encima del equipo de Indy en el proceso. Es muy prematuro para saber si los Colts tomaron la decisión correcta con Manning, y el mariscal de campo jamás dirá una palabra negativa acerca de los Colts o de la ciudad de Indianapolis. Sin embargo, no quepa ninguna duda de que el ultra-competitivo Manning sólo piensa en vencer a su ex equipo.

El sucesor. Es bien sabida, también, la anécdota de Manning recomendando a los Colts reclutar a Andrew Luck. El todavía joven mariscal de campo de Indianapolis se ha separado, con distancia de sobra, del resto de los pasadores reclutados en la última década o más en cuanto a su precisión para lanzar, y su capacidad para conducir a su equipo a triunfos viniendo de atrás. Está claro que los Colts no han temido llenarle el plato a Luck de toda clase de responsabilidades a la hora de ejecutar el ataque. Con todo y que Indianapolis no cuenta con un ataque terrestre confiable, Luck ha mantenido a Indy entre los invitados constantes a postemporada. En su segundo viaje consecutivo hasta la Ronda Divisional, el ex estelar de Stanford vuelve a ser el punto focal para todas las esperanzas de los Colts. Del brazo de Luck y su capacidad de crear ofensiva donde la mayoría no encontraría más que una plantilla con carencias, dependerá si Indianapolis alcanza por primera vez el Juego de Campeonato de la AFC desde la época de Manning.

¿Quién toma la estafeta? Al principio del año, Julius Thomas parecía encaminado a una temporada récord para la posición de ala cerrada, con nueve touchdowns en sus primeros cinco partidos. Thomas ha anotado apenas tres en los siete encuentros subsecuentes, incluyendo cinco encuentros en los que se fue en blanco. Por otra parte, C.J. Anderson tomó el camino opuesto. El corredor de los Broncos acumuló apenas 17 acarreos en las primeras nueve semanas. A partir de la décima fecha, lleva 162 acarreos para 767 yardas con ocho touchdowns por tierra y dos por aire. Emmanuel Sanders tardó un poco en dejar su marca con el ataque de Denver, pero en la parte media de la campaña regular fue imparable, con siete touchdowns en cinco encuentros. Demaryius Thomas, por su parte, fue incontenible en el rubro del yardaje durante toda la campaña, pero parecen pocos sus 11 touchdowns en el año, solamente uno en los últimos cuatro encuentros. Los Broncos pueden atacar con multiplicidad de armas ofensivas. Lo difícil será averiguar quién será esta semana...

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