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El 2016 es el año de la división pluma en el boxeo

Cuando falta poco más de dos meses para finalizar el 2016, lo que presumíamos al comienzo de año ya puede ser considerado una realidad: la división pluma (126 y 130 libras) se llevará todos los aplausos. A lo que ya nos han dado en esta temporada, debemos agregar la expectativa por las batallas de campeonato que aún restan realizar e incluso las que heredará el 2017 en su mero inicio.

Pero no solo se trata de lo que estas categorías han logrado, también colaboran en esa percepción lo que han dejado de darnos las restantes divisiones donde cayeron todas las expectativas. Basta ver las decepciones sufridas con los medianos, los welters o los pesados para entender la valorización de quienes han sacado la cara por el mejor boxeo 2016. Algo que merece ser explicado. Sin duda.

LO QUE FUE Y LO QUE SERÁ

El 2016 reunió en los plumas una generación de figuras de primer nivel, cuya principal característica no pasa solo por su calidad y si por la forma de asumir el protagonismo: enfrentando a sus iguales, sin especulaciones y colaborando con el espectáculo por encima de los tristes intereses comerciales. Esos intereses que son buenos para el negocio inmediato, pero comprobado está que a la larga terminan con el deporte como tal.

En los meses anteriores vimos Francisco Vargas vs. Orlando Salido en una guerra que tuvo más de dos mil golpes lanzados y es por derecho propio la principal candidata a pelea del año. A ese portento de batalla sumemos las victorias de Oscar Valdez (Matías Rueda y Evgeny Gradovich), Vasyl Lomachenko (Román Martinez), Carl Frampton (Leo Santa Cruz), Gary Russel Jr. (Patrick Hyland), Oscar Escandón (Robinson Castellanos), Lee Selby (Eric Hunter), entre otros.

En un año tan pobre, quizás, con lo que ya vimos de estas divisiones les alcanzaría para llevarse el premio a las mejores del año. Sin embargo, en lo que aún resta del año nos darán tres súper batallas de campeonato: Oscar Valdez vs. Hiroshige Osawa (5 de noviembre) Vasyl Lomachenko vs. Nicholas Walters (26 de noviembre) y Jesús Cuellar vs. Abner Mares (10 de diciembre). Aún, el dominio de los plumas es tan abrumador que se han permitido perder otra guerra candidata a pelea del año, Orlando Salido vs. Takashi Miura, que fue cancelada y dejar para el 2017 (28 de enero) la revancha entre Carl Frampton y Leo Santa Cruz.

MUCHO FUTURO EN JUEGO

Las batallas que restan cumplir durante el presente año no solo tienen el atractivo por la calidad de los rivales, también reúnen otras características que las hacen diferentes. La enorme cuota de futuro que estará en juego para los principales protagonistas.

Y comencemos con la pelea más inmediata, la del mexicano Oscar Valdez. El propio Valdez no ha escondido su ambición de ocupar el enorme sitial que en el corazón de los fanáticos mexicanos dejaron las legendarias carreras de figuras ya retiradas o a punto de hacerlo como Julio César Chávez, Marco Antonio Barrera, Eric Morales o Juan Manuel Márquez. Su irrupción en el boxeo de primera línea ha estado acorde con esas metas, Valdez ha mostrado calidad, contundencia y la suficiente inteligencia para hacer historia en este duro deporte. Pero a tales metas, tales demostraciones. Si su objetivo es ocupar un lugar tan importante en la historia del boxeo mexicano, cada una de sus peleas será un examen en esa dirección. Valdez no debe y no puede fallar, ante quien sea. Su desafío es tan grande como las expectativas que el mismo provoca entre la afición.

Algo parecido sucede con el ucraniano Vasyl Lomachenko, un atípico ejemplo de figura de primerísimo nivel que llegó a los primeros planos sin ninguna escala: debutó el 12 de octubre de 2013 en una pelea de título y desde entonces en todas sus batallas ha habido una diadema en juego. No hay otro púgil de la actual generación con tanto impulso hacia la cima de la historia como Lomachenko. Si tomamos en cuenta que solo enfrenta a rivales de primer nivel, como es el caso de Walters, cada una de sus peleas en un desafío acorde a las expectativas que su carrera despierta. No es de dudar que de vencer al jamaiquino, deberá ser considerado para subir al Top 5 de los mejores Libra por Libra del planeta.

También hay mucho futuro en juego en la batalla del 10 de diciembre entre el campeón regular 126 libras de la AMB, Jesús Cuellar, y Abner Mares. Ambos no han pelado durante el 2016, aferrados a esta pelea que fue postergada en su momento. Para Cuellar, ganar de manera convincente le permitirá demostrar que estamos ante un verdadero campeón, un monarca sólido que merece reconocimiento y oportunidades acordes a su condición. En el caso de Mares, su rival, las opciones son de tipo dramático. Desde aquella victoria por TKO sobre Daniel Ponce de León en el 2013, su carrera ha ido en declive. Sufrió un impresionante KO en el primer asalto contra Johnny González y en su última pelea fue doblegado por Leo Santa Cruz. Para Mares no hay mañana, una derrota significa el final.

Al extraordinario fin de temporada que nos ofrecerán los plumas, hay que asociar lo que dejan de herencia para el 2107. La batalla de Salido-Miura, la posible revancha de Lomachenko con Russell Jr., la revancha de Frampton-Santa Cruz y el desafío lanzado al vencedor de ese combate por parte del filipino Nonito Donaire. Es verdad que el 2016 ha tenido más ruido que nueces, pero los plumas y los súper plumas han podido dar la cara por todos, este año, y posiblemente lo repetirán en el 2017.