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La división pesada pierde peso antes de Joshua y Wilder

Camino al final del 2017, la máxima división del boxeo profesional se redujo al imprevisible futuro de sus dos grandes y únicos referentes: Anthony Joshua y Deontay Wilder. ¿Se enfrentan o no se enfrentan en el 2018? Esa es la única opción que ahora pasa por el tamiz de las especulaciones. Mucho se parece al vaivén previo de la esperada pelea entre Canelo y GGG. Wilder hace el papel del kazajo reclamando la pelea y Joshua el del mexicano, eludiendo y estirando sin decir no, pero tampoco diciendo sí.

El juego del peleo o no peleo, sin embargo, tuvo una semana en la que los dos campeones vieron acción en pésimas peleas, pero al final del día, son las malas peleas las que quizás terminarían propiciando el choque que todos quieren ver. En eso juegan varios factores, las diferencias de peso y los desafíos en redes sociales. Algo que necesariamente debemos abordar en nuestro análisis.

LA MATEMATICA DEL PESO EN LAS DOS PELEAS

El sábado 28 de octubre, Anthony Joshua venció a Carlos Takam en una batalla en donde el juez la detuvo de manera absurda y donde el británico subió al ring pesando casi 255 libras, mientras que su oponente arañó apenas los 235. Una semana después. Deontay Wilder subió al cuadrilátero pesando unos poco más de 220 libras para defender su título en una revancha contra Bermane Stiverne que - insólitamente - para esta pelea su entrenador Don House decidió que aumentara en veinte libras su tonelaje y subiera al ring en casi 255 libras.

A Joshua las 20 libras demás no le alcanzaron para liquidar a Takam y a Wilder las treinta y cinco de menos le sobraron para destruir a Stiverne con tres madrazos en el mero primer asalto. Stiverne subió pesado demás, sin ningún plan y solo se limitó a esperar los golpes sin ni siquiera ensayar una mínima defensa. Antes de la pelea me dijeron que habían trabajado en cuerpeo, contragolpe y un sinfín de alternativas tácticas. Honestamente, creímos que eso podría mejorar el desempeño del haitiano que en su pelea anterior con muy poco hizo mucho y había sido el único rival solido en enfrentar a Wilder. El aumento exagerado en el peso, con que nos sorprendieron en la báscula, terminó con cualquier posibilidad del haitiano. La culpa es del entrenador, no cabe dudas. ¿Por qué lo decidió?, es otra historia, pero por donde se le mire fue un error absurdo.

¿Qué significó esa forma de ganar por parte de Wilder? Muy sencillo, el estadounidense se mostró tan dominante, tan superior al único rival que no había noqueado que simplemente transmitió una imagen distorsionada sobre su poder. No tuvo rival, no peleó, seguimos igual que antes, pero con un problema de percepción. Joshua y su gente vieron a su mayor rival destruir en nada de tiempo a un oponente consistente y que subió a pelear "con el mismo peso de Joshua". Razón suficiente para seguirlo evitándolo.

Agreguemos que ante Carlos Takam, Joshua mostró los mismos problemas de cardio que acusó en su pelea anterior contra Wladimir Klintschko. A partir del sexto eran inocultables sus inconvenientes para respirar. "Jalaba aire buscando recuperar su respiración y era en esos momentos donde no boxeaba o perdía preciosos segundos para poner presión a un rival inferior y más pequeño como Takam.

Los 255 de Stiverne fueron una locura frente a los 220 de Wilder y los 255 de Joshua no alcanzaron para "pasarle por arriba" a Takam. En la especulación fría habría una sola perspectiva para imaginar una pelea entre ambos. El tamaño, el poder en la pegada, la velocidad y los desplazamientos de Wilder - ayudados por su menor peso - serían más que suficientes para destruir a Joshua. A su vez, con el británico crece esa sensación de que nos siguen vendiendo una fantasía boxística. Sin embargo, no es una garantía total de que efectivamente vaya a ser destruido por el estadounidense.

Realmente Wilder aún se encuentra en el punto donde estaba cuando se lesionó y paso por un par de cirugías. Sus dos últimas peleas no demuestran nada, no venció a nadie y por más sospechas que existan sobre la verdadera capacidad de Joshua, el británico es mucho, pero mucho más que nadie. En realidad, es temprano para hacer pronósticos. Es poco lo que sabemos de los dos, pese a esos números increíbles en la estadística.

LA PELEA POSIBLE O LA PELEA IMPOSIBLE

Ya sabemos que Wilder quiere pelear y Joshua no quiere, aunque tal vez sea su manejador Eddie Hearn el que sigue desojando la margarita entre el "quiero y no quiero". Tras lo visto durante la semana anterior, es de esperar que ese miedo se convierta en terror y lo que se le diga a los medios, sea muy diferente de lo que se decida en la mesa de negociaciones.

Tal vez más dinero para el estadounidense, pero obligándolo a realizar alguna pelea previa. O empujar la unificación para comienzos del 2019, alegando - quizás - alguna defensa mandataria o desafío pendiente. Cualquier cosa puede servir, ya vimos una historia parecida con Canelo-GGG. Por la vía negociada es difícil que esta pelea ocurra en breve. Sin embargo, hay un camino alternativo que puede romper con esas previsiones: la presión social.

En el último tiempo, las redes sociales se han transformado en el mejor aliado de la realidad que beneficia a los fanáticos y perjudica a los empresarios. Allí tenemos el impensado duelo entre Guillermo Rigondeaux y Vasyl Lomachenko transformado en una realidad gracias al empuje de los fanáticos en las redes. Fueron ellos los que generaron el clima de duelo entre los dos campeones olímpicos y literalmente pusieron la pelea en el ring para el 9 de diciembre.

Wilder ya repitió su desafío y Joshua le respondió. El viaje hacia esa batalla ya comenzó su camino en las redes sociales. Ahora todo puede suceder, pero definitivamente la clave que posibilitó el choque de los dos ex campeones olímpicos por ESPN, podría también esta vez ser la única herramienta que nos dé esperanzas de ver la pelea que todos queremos ver en la máxima división (Joshua vs. Wilder) y de una vez por todas saber cuánto de buenos o de mediocres pueden ser los dos mayores exponentes de la categoría cuando estén frente a frente.