Rafa Pascual, un trotamundos del voley

Rafa Pascual entró a formar parte de las leyendas del voleibol mundial en 1998, cuando fue elegido mejor jugador del Mundial sin que su país hubiese jugado la final. Además, el jugador fue estrella en la mejor liga del mundo, Italia, en Japón y en Francia

MAR DEL PLATA -- Rafa Pascual entró a formar parte de las leyendas del voleibol mundial un 29 de noviembre de 1998 en el pabellón Yoyogi de Tokio, cuando fue elegido mejor jugador del Mundial merced a su impecable trayectoria: 122 puntos en ataque, 20 en saque y 35 en bloqueo.

Era la primera vez que un jugador que no había disputado la final era elegido el mejor del universo. La selección española, en su primera comparecencia en un Mundial, concentró la admiración de técnicos y aficionados gracias a su meritoria octava plaza.

Y Pascual se convirtió en el nuevo "Príncipe" que embrujó a las apasionadas seguidoras niponas. Un muestrario infinito de golpes, su encanto natural y una arrolladora personalidad contribuyeron decisivamente a su elección, que se plasmó en un cheque de 150.000 dólares.

Cuatro años después, el internacional madrileño no está dispuesto a ceder su cetro. "¡Yo soy el mejor del mundo!. Tendrán que luchar, y mucho para arrebatarme el título", manifiesta exultante.

UN INOPORTUNO CAMBIO DE PUESTO
Pero el tiempo y el cambio de rol no juegan a su favor en esta ocasión. El capitán español asumió a finales de la pasada temporada un nuevo reto. Tras su periplo por la Liga japonesa, retornó a Italia, escenario de sus mayores éxitos. Aunque, a cambio, debió sacrificarse y asumir funciones como receptor-atacante. Una faceta mucho más ingrata que la de opuesto.

Su ausencia en la pasada Liga Mundial permitió evaluar el rendimiento del equipo español sin su máxima estrella. Y sus compañeros no parecieron echarle en falta. Ocho victorias consecutivas le dieron el pase a la fase final.

"Ahora la selección ya no sólo depende de mí. Lo importante es que sea yo el que me adapte al equipo, aunque eso suponga que será mucho más difícil que consiga ser de nuevo el mejor. Algo, por otra parte, que ningún jugador ha logrado hasta ahora", reconoce.

Nacido en Madrid el 13 de marzo de 1970, Pascual se ha convertido en uno de los trotamundos del voleibol. Salesianos Atocha de Madrid, Bomberos de Barcelona, Palma y Unicaja Almería fueron sus clubes en España, antes de dar el salto definitivo y convertirse en el primer jugador español de voleibol que recaló en Italia.

EL SALTO AL VOLEY ITALIANO
La liga italiana era y es el paraíso del voley. Considerada la mejor competición de clubes del mundo, Rafa Pascual ansiaba una oportunidad. Llegó en mayo de 1993. El club San Antioco, de la A-2, le solicitó.

Todavía seguía siendo jugador del Unicaja. Disputó con su equipo un partido de la Copa del Rey, que se jugó en Murcia. Regresó a Almería para entregar unos trofeos a niños y, tras cumplir con esa tarea, una de las que más le agradan, se desplazó en coche a Madrid. Sin descanso, tomó un avión rumbo a Roma.

Tras una escala de 6 horas, le esperaba otro vuelo hasta Cagliari y, desde allí, 120 kilómetros en coche hasta la isla de Cerdeña. Llegó al hotel. Dejó el equipaje. Se enfundó ropa deportiva y, sin descanso en las últimas cuarenta y ocho horas, hizo la ansiada prueba. Le ficharon.

A partir de ese momento inició una fulgurante carrera: ascenso a la A-1 y, como recompensa, el paso al Alpitour Cuneo, uno de los mejores clubes de ese país. Durante seis años fue el máximo anotador de la Liga italiana. Elegido en una ocasión mejor extranjero de esa competición, fue reconocido además como el mejor jugador del torneo.

A ello se suman los títulos de campeón de la Copa de Italia, Copa Confederación, Recopa Europea, Supercopa italiana y Supercopa europea.

LA IDA DEL PARAÍSO
Su magnífica relación con el Cuneo comenzó a quebrarse y Pascual optó por marcharse. Su nuevo destino fue el Panasonic de Osaka, en el que militó la temporada 2000-2001.

Y en esta última campaña, batió todos los registros. Comenzó en el Icom Latina, un modesto club de la Liga italiana, al que ayudó a mantenerse en la máxima categoría A-1.

Se incorporó al Poiters francés el 30 de marzo y, tres días después, contribuyó a que su nuevo equipo ganase la Copa de Francia. Y una vez descartado por Hervás para participar en la Liga Mundial, se enroló en una nueva aventura, al fichar por el Playeros de San Juan puertorriqueño.

Pascual siguió fielmente los consejos de Santos, su difunto padre. "Sé lo que quieras en la vida, hijo. Pero sea cual sea el camino que elijas, debes ser el número uno", le decía.

En noviembre de 1998, logró cumplir los deseos paternos. Ahora, en Argentina, luchará por incrementar su ya exquisito palmarés.

- EFE

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