La novela, que se robó las primeras planas de todos los diarios deportivos del mundo, sólo sirvió para dejar un poco de sabor amargo en las bocas de todos los aficionados al deporte más lindo del mundo.

CRONOLOGÍA DE UN PASE FRUSTRADO
El brasileño Ronaldo, llamado el Fenómeno por sus numerosos admiradores, está entrenando normalmente con sus compañeros de plantilla del Internazionale de Milán. Aparentemente, todas las especulaciones sobre su posible pase al Real Madrid, alimentadas por su propio representante y todo lo publicado en su página de Internet, R9ronaldo.com, han quedado desairadas.

Vale la pena, antes de analizar la noticia en sus matices más profundos, repasar brevemente la cronología de los hechos.

Todo comenzó en los primeros días de julio, cuando en los diarios italianos aparecieron las primeras indiscreciones sobre un supuesto deseo del brasileño, reciente goleador del Mundial de Japón y Corea, de pasearse con su fútbol y sus goles sobre el escenario del equipo más poderoso de Europa, reciente ganador de la Champions League, el Real Madrid.

El directo interesado nunca desmintió directamente las noticias, pero esas sirvieron para que el presidente de la institución italiana, Massimo Moratti, le pusiera un precio en firme al goleador: 100 millones de euros, o de dólares, ya que al cambio actual las dos divisas se equivalen.

La historia volvió a aparecer cuando las vacaciones del astro brasileño estaban a punto de acabar, y fue su propio representante Alexandre Martins el que pateó el tablero, con declaraciones a la prensa y con una extemporánea visita a las autoridades del Real Madrid, con las cuales no tardó en encontrar un acuerdo económico. Eso sí, el Real nunca quiso entrar en conflicto con el Inter, y por lo tanto la desvinculación del jugador de la entidad italiana tenía que correr por cuenta de él mismo y de su entorno.

Por otra parte, la ocasión también sirvió para que los españoles aclararan su punto de vista con respecto al precio del brasileño: no más de 40 millones de euro, y sin ninguna figura del plantel que ingresara en la negociación.

Aún así, la fantasía de los aficionados y de los periodistas españoles comenzó a volar: todos daban por hecho el pase, que superaría inclusive en importancia y espectacularidad al del francés Zinedine Zidane, arrancado por 75 millones de euros a la Juventus un año atrás. Los medios españoles mostraban infografías con el probable planteo táctico del equipo, en el que Ronaldo simplemente sustituía a Morientes como primera punta del Real.

Ronaldo se presentó en Milán el martes, un día después del final de sus vacaciones, pero no encontró el presidente Moratti, quien viajó justo el día antes por un crucero en el Mediterráneo. Habló con otros dirigentes, y en la mañana del miércoles su sitio publicaba un extenso comunicado con las razones de su decisión de dejar al Inter.

Más tarde, su abogado afirmaba que en menos de 48 horas se le acercaría al club de Milán la propuesta de desvinculación. Sorpresivamente, pocas horas después, en la tarde de ese mismo miércoles, Martins daba por terminada la novela, al afirmar oficialmente que Ronaldo se quedará en su actual equipo hasta terminar los 4 años de contrato que le quedan.

¿Será el verdadero final de la historia?

EL FRENTE DE LOS CLUBES
También vale la pena recordar que este ha sido y es un mercado de pases veraniego realmente atípico, de los más extraños vistos en Europa. Nadie gasta, con la excusa -formalmente cierta- de la caída vertical del valor de los derechos televisivos, y las operaciones más importantes están detenidas -casos Alessandro Nesta y Fabio Cannavaro- o se realizaron a costo cero, como la adquisición por parte del Milan de Rivaldo y del danés Tomasson, ambos dueños de los respectivos pases.

El mismo Madrid, todopoderoso gracias también al dinero recaudado por la venta de la Ciudad Deportiva, no realizó alguna incorporación de relieve, ni siquiera el marcador central que el técnico pide a gritos. Barcelona desvinculó a Rivaldo y trajo a Juan Román Riquelme, pero a un precio extremadamente favorable, gracias también a la crisis económica del otro lado del Océano Atlántico. Los clubes más importantes -el G14, como se le llama- se han reunido en varias oportunidades, realizando algún tipo de "pacto de no agresión recíproca", y esa es una de las claves de lectura más importante para analizar cuanto ocurrido con Ronaldo.

En efecto, como quedó dicho, el Real jamás abrió una negociación con el Inter, y el desenlace llegó luego de una rutilantes declaraciones del ex futbolista alemán Karl-Heinz Rummenigge, actual presidente de otra entidad muy poderosa, el Bayer de Munich, quien no dudó en definirlo a Ronaldo como un "mercenario", y a sus actos como "una asquerosidad".

La impresión es que los dirigentes de los grandes clubes se arrepintieron de los contratos "absurdos" -que sin embargo ellos mismos firmaron sin que nadie les pusiera un arma en la sien- pactados con los jugadores más importantes, y que hayan llegado a un acuerdo para que los futbolistas no puedan crear verdaderos "remates", hasta quedarse con quien más ofrece. Ronaldo fue el primero en chocarse con esta nueva realidad del mercado, y es de suponer que su ejemplo hará escuela.

LA CUESTIÓN MORAL
Y es muy justo que el caso de Ronaldo abra la pista a esta nueva realidad. Porque desde el punto de vista moral la actitud del brasileño no tiene justificaciones, en consideración de su reciente y dramático pasado. Hasta hace unos meses, cuando inclusive aún se dudaba de su vuelta a las canchas, Ronaldo gozó con la simpatía y la comprensión de hinchas propios y ajenos -algo casi inédito en el fútbol- por la pena que sus lesiones repetidas y su terrible mala suerte le provocaban a todo el mundo.

El presidente Moratti lo trató realmente como a un hijo, en las largas crisis de confianza que el delantero, inevitablemente, sufrió en el curso de la dolorosa e incierta recuperación. Más allá de haberle pagado religiosamente sus "dinerillos", a lo largo de los dos años en los que Ronaldo no pisó una cancha.

Hubo ejemplos de profesionales, como Fernando Redondo, el volante argentino del Milan, que se suspendieron voluntariamente las remuneraciones, por lo menos hasta tener la seguridad de poder volver, pero ese no fue el caso de Ronaldo. Fue atendido como un rey, recibió el afecto permanente hasta de los hinchas adversarios y cobró hasta el último centavos de sus haberes.

Ahora se dijo que no se lleva bien con el técnico interista, el argentino Héctor Cúper, pero la verdad, en nuestra opinión, es que el Inter perdió un título que parecía ganado cuando lo incluyó en el último y decisivo partido, por respecto a su nombre y sus pergaminos, cuando la prudencia táctica mandaba jugar con Christian Vieri y Alvaro Recoba en la delantera, apostando al contraataque. Cúper lo puso a él, al uruguayo, al cañonero italiano y al portugués Coceicao, todos juntos en la cancha, y así le fue.

Pero la verdadera víctima, realmente, fue y es el presidente de Inter, Moratti, uno de los pocos verdaderos caballeros que quedan en un ambiente envenenado por el dinero y la falta de ética. Moratti sintió realmente al brasileño Ronaldo como a un hijo, y eso pasó cuando el delantero estaba mal, no cuando marcaba goles.

Nos gusta interpretar que el presidente se fugó para no sentir el dolor de escuchar las razones de la traición con sus propios oídos, quizás queriendo preservar infantilmente a lo que queda de su pasión por el fútbol.

Claro que el hombre, curtido en negocios petroleros, jugó sus cartas sin temblores y remordimientos, y estamos seguros de que habría llegado a dejar a Ronaldo sin fútbol -y al fútbol sin él- antes que aflojar un centímetro.

Ahora Ronaldo deberá quedarse, porque no hubo negocio a los precios establecidos por su presidente, y para peor quedó expuesto a la condena de todos, incluidos los propios dirigentes del Real Madrid, quienes se apuraron en declarar que "jamás contratarán al jugador".

La patente de mercenario le quedará puesta en tinta indeleble, y en adelante deberá "remar" sin el apoyo de los hinchas, y hasta no tendrá la titularidad garantizada. Quizás por lo menos aprenda a seleccionar mejor a sus consejeros...