A la reunión extraordinaria no asistieron los presidentes de la Roma (Franco Sensi, suspendido por tres meses por sus críticas) ni de la Lazio (Sergio Cragnotti), ambos representados por miembros de su consejo directivo, y que parecía iba a poder traer un voto de censura a la gestión de Galliani.

Al final, tras una caldeada discusión, el esperado "voto de censura" a Galliani, a quien Sensi no ha parado de criticar y afirmar que iba a desbancar del cargo, no sólo no ha llegado, sino que se ha acordado darle plena confianza hasta junio de 2004, cuando concluye su mandato.

Asimismo, los presidentes han decidido un "pacto de honor" para que no vuelvan a producirse los insultos, declaraciones cruzadas y polémicas que están desde hace semanas enturbiando el fútbol italiano.

También, se ha decidido no aceptar la propuesta federativa de reestructurar una Segunda división con dos grupos.

En cambio, se ha creado una "mesa de trabajo" para negociar con la Asociación Italiana de Jugadores una reducción de los salarios de de los futbolistas, una medida que se considera necesaria para buscar la reducción de los gastos de un fútbol que vive una clara crisis económica.