Los “fantasmas” volvieron a aparecer en el escenario de un Cruz Azul-América. Y pasó lo mismo de siempre. Un equipo sin argumentos, sin ideas, sin profundidad y sin espíritu. El Cruz Azul, al que yo no me atrevo llamar “Máquina”, volvió a palidecer ante los colores amarillos sin que nadie encuentre las razones para ello. Un club que venía impulsado por 10 juegos sin perder y que parecía envuelto en una armonía de juego, ha tropezado, otra vez, con la misma piedra...

Jugadores de Cruz Azul tras perder ante América.
Imago7Jugadores de Cruz Azul tras perder ante América.
 

CIUDAD DE MÉXICO.- Desesperante, indignante e irritante. ¿Qué te pasa, Cruz Azul? ¿Qué “diablos” te pasa?

Volvió a suceder. El mismo escenario. La misma situación. El mismo desenlace. Cruz Azul “se enferma” cuando tiene al América enfrente y esa patología lo lleva a no tener respuesta, a paralizarse, tanto en lo futbolístico como en lo mental. Cruz Azul y sus “miedos” eternos ante la camiseta amarilla.

La resignación se ha hecho presente en el aficionado celeste. La “paternidad” del América se ha vuelto a confirmar sin que nada ni nadie pueda hacer algo para detenerla. Veinte años y contando, con una generación tras otra, con un entrenador diferente y hasta con otro directivo. El América “aplasta” a Cruz Azul, a veces, sin siquiera emplearse a fondo o despeinarse como ocurrió el jueves por la noche en el Estadio Azteca.

Cruz Azul Jonathan Rodríguez manos en la cabeza.
Imago7Jonathan Rodríguez en el partido de ida contra América.
 

¿Cómo explicarlo? ¿Cómo entenderlo? Los expertos de cancha juran y perjuran que la culpa es de Pedro Caixinha. Que Cruz Azul no elabora juego, ideas y profundidad porque su entrenador es incapaz, pero antes de Caixinha hubieron otros nombres y yo no recuerdo un resultado diferente.

 

Los futbolistas que escuchan, leen, perciben y se contagian. Esos mismos jugadores que parecieron cerrar el torneo con una dinámica diferente. Esos profesionales a los que no les falta nada en Cruz Azul. Ellos mismos volvieron a sus parajes más obscuros y tenebrosos. Un equipo sin ideas, sin variantes, sin orden, sin alma y sin espíritu.

Es una pena lo de Cruz Azul. Lo más fácil es caer en “el juego” que proponen las redes sociales. Las burlas, las ironías, las provocaciones, pero nadie realmente puede entender qué pasa por la mente del futbolista y los futbolistas, del entrenador y los entrenadores que no son capaces de revertir la situación.

Me da mucha pena por Cruz Azul. Espero que el domingo, al menos, intenten “morirse” de algo. Lo que es evidente es que hay una “enfermedad” y nadie conoce el remedio. Qué pena.

@Faitelson_ESPN

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Y partir de ahí, estarán fincadas sus esperanzas de matar todos los “fantasmas” que rodean a sus duelos contra el América. Sabe que tiene futbol, pero entiende que necesita algo más para no sufrir lo mismo que ha padecido en los últimos 20 años. El Clásico que propone la Liguilla promete ser espectacular, emotivo y profundo.

Cruz Azul Pedro Caixinha conferencia.
Imago7

SAN DIEGO, California.- Pedro Caixinha le ha adelantado al periodismo parte del discurso que proclamará este jueves por la noche en el Estadio Azteca: “Ya es el momento de dar un ‘morrazo’ en la mesa y decir: ¡Basta!”.

En Cruz Azul saben exactamente lo que necesitan para vencer al América en la serie de los cuartos de final que propone la Liguilla del futbol mexicano: una fuerza que aleje de la cabeza de sus futbolistas la suma de todos los miedos acumulados del pasado.

Cruz Azul no le gana al América en una Liguilla desde 1999 -el siglo pasado- y Cruz Azul ha perdido, desde el 2013, dos finales ante el América, en las que ha sido, la mayor parte del tiempo, mejor en lo futbolístico que el América. Creo que Caixinha y sus futbolistas entienden de qué se trata. Se trata de 'matar' a todos y cada uno de los 'fantasmas' que han atemorizado al equipo en cada enfrentamiento ante el 'odiado' rival deportivo.

Los números son una clara evidencia del buen momento que vive Cruz Azul: sin derrota en los últimos 10 juegos, una estabilidad defensiva -tal como y marca el sello de Pedro Caixinha- y hasta la notable recuperación del argentino Milton Caraglio que ha concluido una temporada con números extraordinarios (10 goles). Este Cruz Azul le puede ganar a cualquiera. La pregunta es: ¿Si está listo para ganarle al América? La respuesta solo la podremos tener cuando suene el silbatazo y empiecen a correr los minutos en la cancha del Estadio Azteca. Lo que me parece claro es que tendremos un duelo extraordinario, llamativo, pasional, parejo -como siempre lo ha sido- y hasta de pronóstico reservado, esto último, enmarcado en la postura anímica que los jugadores de Cruz Azul establezcan en el campo.

Del otro lado, el América no cerró bien la campaña, pero aún así tuvo un año donde levantó otro trofeo -el de Copa- y donde, en apariencia, se reforzó para tener un ataque mas inquietante que el del semestre anterior. Nico Castillo, más o menos, respondió y el colombiano Benedetti, que tuvo un 'buen aterrizaje' en el futbol mexicano, lamentablemente, se lesionó. El América fue irregular hasta el punto de sumar un calendario con seis derrotas acumuladas. Miguel Herrera luchó hasta el final de la campaña para encontrar una alineación ideal, sobre todo en el frente de ataque. Hacia atrás, el América siguió siendo un equipo sólido, aunque cada vez pareció depender mas del portero Marchesín.

Tenemos una batalla “para chuparnos los dedos” en cuartos de final, siempre y cuando Cruz Azul lo enfrente con condiciones muy diferentes el duelo a como loa ha hecho anteriormente. En gran medida, dependerá de los riegos que Caixinha y sus futbolistas quieran tomar. Si se presenta con las mismas precauciones -algunos le llaman “miedos”- con lo que lo hizo hace menos de cinco meses, obtendrá el mismo resultado de los últimos años. Yo lo veo así: Cruz Azul necesita salir a jugar con inteligencia, con libertad y con la idea de atacar y hacerle daño al América. Una postura diferente, me llevará a escenarios comunes en la historia moderna entre ambos clubes.

El América recibe el calificativo de 'favorito' porque su comportamiento en Liguilla ha sido siempre muy sobresaliente. Tiene la fama de ser un equipo atrevido, echado hacia adelante, que nunca se rinde y que, cuando no tiene futbol, acude al corazón para ganar los partidos. El América es un 'animal de liguillas', capaz de devorarse a quien se le ponga enfrente. Cruz Azul debe ser lo suficientemente inteligente y audaz para frenarlo.

El Cruz Azul-América debe ser un duelo que sacará 'chispas' y de donde podría salir fortalecido el siguiente campeón o bicampeón del futbol mexicano.

Lo que me queda claro, tras escuchar a Caixinha, que Cruz Azul sabe lo que quiere y más importante aún: sabe lo que necesita…

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- "Quiero que Pedro (Caixinha) cuando voltee a la banca tenga soluciones". Esa, tal vez, la reflexión más implacable de Ricardo Peláez al comparecer junto con su técnico para recitar una epístola de tolerancia cero dentro de Cruz Azul para el próximo torneo.

Fue un mensaje difundido ante los medios, hacia su afición, pero con un remitente inconfundible: el vestidor de La Noria. El sermón tenía nombres y números en las camisetas.

Viñeta Rafa Ramos

Peláez fue más directo que Caixinha. "La competencia será más dura (el próximo torneo)", y advirtió que, desde ya, la camiseta de Cruz Azul no la puede vestir cualquiera.

Sin denunciar pecados y mucho menos pecadores, Peláez mandó a todos al Purgatorio, incluyendo a dos al Limbo, a Montoya y a Rentería.

El mensaje es inequívoco. Porque a Peláez lo secundó Caixinha: quieren un plantel combativo en los entrenamientos y dispuesto a una competitividad directa.

Coincidieron en un término, con discursos distintos: los futbolistas tienen que estar convencidos y comprometidos con la grandeza del club. Casi una cita bíblica: "Si eres tibio, te vomito".

Congeniar en un frente común, como lo revelan y demuestran Caixinha y Peláez, es una bendición y una maldición para el jugador de futbol.

1.- Una bendición, porque los jugadores saben que tanto Peláez como Ciaxinha están conscientes de que las hazañas en la cancha serán posibles en la medida en que se les exija sin mancillar un respeto colectivo.

2.- Y una maldición para los haraganes o los pusilánimes. Porque, estando de acuerdo el técnico y el director deportivo no hay espacio para chapuzas, descuidos, indisciplinas o trampas. O para desaparecer en los momentos clave, como debe entenderlo Elías Hernández.

Peláez dejó compromisos muy fuertes, temerarios, casi. Y Caixinha los hizo suyos, ya sea porque asentía con la cabeza o porque guardaba silencio, sonriendo.

Cruz Azul, Caixinha, Alvarez y Pelaez
Imago7

Peláez prometió que irán "por todas las canicas", y habló de dobletes, de una permanencia constante en Liguillas, porque dijo que "seremos campeones hasta por estadísticas", aunque seguramente quiso hacer referencia a la inefable Ley de Probabilidades.

La brújula de Cruz Azul no está más a la deriva. Hoy hay dos tipos que renuevan sus votos de fe en sí mismos en el grupo. Y esa mano enérgica compartida, solidaria, insisto, debe fortalecer al jugador por convicción directa o por intimidación indirecta.

A partir de este torneo recién concluido, en La Noria se apagaron los chismes mezquinos de pasillos, especialmente por los jugadores recelosos y enquistadamente rencorosos con la directiva o con el cuerpo técnico.

¿Esto garantiza absolutamente que Cruz Azul será campeón en 2019? Absolutamente no. Pero, al menos, hoy, La Máquina ha sido un equipo que ha recuperado la credibilidad y la autoridad en la cancha.

Aún con la derrota, aun siendo esta ante el América, aun así, por el peso de la campaña, Cruz Azul ha dejado de ser el hazmerreír del torneo, y, curiosamente, este mismo miércoles, ha desenterrado el hacha de la guerra antes que cualquier otro.

Esa audacia, esa temeridad -insisto--, se había perdido en Cruz Azul, acostumbrado a vivir durante 21 años, al "a'í se va", al "a'í veremos".

Bienvenida pues esta nueva etapa, esta, tan necesaria en La Noria, esta de #CeroTolerancia.

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LOS ÁNGELES -- Las malas noticias tienen una buena noticia: generalmente las acompañan peores noticias.

Exaltado al reino del ridículo como nuevo monarca, tras su penosa peregrinación por el Mundial de Clubes, Chivas se ofrenda, se inmola, para su linchamiento popular: vende a Orbelín Pineda a Cruz Azul.

Viñeta Rafa Ramos

Mientras Jorge Vergara mantiene una gallarda batalla por su salud, al Guadalajara lo azotan más plagas que en las venganzas bíblicas. Si tuviera un circo, quedaría lampiña la mujer barbuda.

Y una de las peores plagas que carcomen al Rebaño, la más grave, es patrocinada por el mismo club: #ElPelagatos2.0, como Ricardo Peláez inmortalizó a José Luis Higuera. En poco tiempo, entregó, por puro despecho y capricho, a su mejor prospecto, J. J. Macías, y ahora se deshace de Orbelín.

Tan desafortunada es su situación, que, si muriera hoy, Chivas reencarnaría en un cadáver, plagiando la analogía a Alvite.

¿Soluciones? Sólo hay una al alcance de Chivas: el regreso de Néstor de la Torre, sin El Chepo, claro. Pero el mismo Higuera ha dicho: "Sobre mi cadáver regresa ese...", y puede agregar Usted las mejores ofensas de la peor ralea que Usted conozca.

Amaury Vergara, lo hemos dicho, creció observando a Del Toro, Cuarón y González Iñárritu, y el futbol era un ocio sin pasión. Cambiaría la sala de trofeos del Guadalajara por un Oso de Berlín, o al menos un Ariel. ¿Por un Óscar? Hasta el estadio de Chivas y OmniLife completo canjea.

Irónico que, en un declive paralelo, él y Chivas se alejan de las candilejas en caída libre por el precipicio de la incompetencia.

¿Por qué no ha salido Higuera del feudo Vergara? Porque fue quien denunció a Angélica Fuentes, y porque hay algunas personas con alguna curiosidad, escéptica, sobre algunos procederes del directivo. En meses, se sabrá. Los auditores escudriñan lentamente.

Getty Images

Ya un representante, avecindado en Miami, con historia turbia en Cruz Azul, sondeó colocar ahí a dos de sus piezas clave en un momento dulce del América: Manuel Lapuente como director deportivo, y Mario Carrillo como entrenador.

La sugerencia no procedió. A Jorge Vergara no le gusta el azufre corrosivo que emana Carlos Hurtado, y tampoco olvida ese tufo americanista que exudan Lapuente y Carrillo.

¿Puede Néstor con el paquete? Ha aprendido suficiente, bastante. Pero, además, ya el daño está hecho para el Torneo Clausura 2019, porque ilusionar a la afición con un giro radical con las llegadas de Villalpando, Vega y Mier, sería un suicidio mediático.

La llegada de Marcelo Michel Leaño al Rebaño, es vista, por otro lado, como una esperanza para Fuerzas Básicas, pero, también hay urticaria porque no se descarta que sea un nuevo intento de la familia Leaño, impopular en Guadalajara, para adquirir al equipo.

La realidad hoy es que Chivas vive en la orfandad absoluta. Carece de un líder, de una figura de autoridad, de un hombre que confronte tempestades, de una cabeza abierta a consultar, una persona con cicatrices profundas de sufrir por la historia del Guadalajara.

No olvidemos esa crisis de identidad en su propia directiva: Jorge Vergara intentó primero comprar al Atlas, porque era su verdadera afición. ¿Higuera? Nunca negó su visceral odio a Chivas y pasión por el América, hasta que recibió el primer cheque de su nuevo patrón.

La conclusión es la misma de hace semanas: Jorge Vergara debe vender a Chivas. Pero debe haber tan pocos interesados en un equipo que no quiere abandonar su doctrina mexicanista.

Y más importante que en cuánto vender al Guadalajara (Angélica alguna vez lo valuó en 900 mdd), a quién vender al Guadalajara. Insisto en no olvidar que, en dos ocasiones, Emilio Azcárraga Jean intentó adquirirlo a través de testaferros o prestanombres.

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LOS ÁNGELES -- Lo peor del fracaso es que tiene más vida y memoria que el fracaso mismo.

Hoy, Cruz Azul descubre que la vida sigue y que en 2019 tendrá dos oportunidades más. La terquedad es un acto de valentía... hasta en el suicida.

Viñeta Rafa Ramos

Pero, hoy, también, Cruz Azul descubre, nuevamente, como a lo largo de 21 años, que la vida sigue... y las burlas también.

Contrastes: Cruz Azul no estaba preparado para este nuevo fracaso, aunque el América sí estaba preparado para esta nueva victoria. Hábitos de vida.

El fracaso, como sobreviviente del fracaso mismo, suele ser pésimo, perverso consejero. Prepara una hoguera, convencido de que el fuego purifica.

Pero, para Cruz Azul no debe ser tan dramático. Hoy, al menos, tiene un punto de partida. Hoy, al menos, tiene menos ajustes urgentes por delante.

En medio de su fragilidad del domingo ante América, es el más fuerte, al menos, de los últimos 21 años.

Pedro Caixinha y Ricardo Peláez encontraron una base de jugadores. Ciertamente, deben depurar el plantel. Algunos sirven para ganar partidos, pero se empequeñecen antes cruzadas más exigentes. Ellos, al Lilliput F.C.

Siempre quedará la duda hacia el exterior. Al interior, Caixinha y Peláez sabrán ciertamente si los jugadores hicieron todo lo que debieron, todo lo que pudieron, o sólo todo lo que quisieron.

¿Se equivocó Caixinha en su estrategia o se equivocó al confiarla en tipos poco confiables para ejecutarla? ¿Falló Caixinha o le fallaron sus jugadores?

Es un misterio cuya respuesta sólo tienen el técnico y Peláez. Y a partir de ella, definirán si merecen un sitio rumbo a la Odisea, jugadores como Cauteruccio. Caraglio, Elías Hernández y el mismo Méndez.

El problema del fracaso es la reincidencia. Puede convertirse en una adicción. Bien lo define Alvite: "El fracaso es el sitio más seguro del mundo, nadie quiere arrebatártelo".

Al interior de La Noria, en la intimidad de las oficinas principales, la promesa de Peláez había sido conquistar la Copa Mx y jugar al menos la Final, en el primer año de esta nueva empresa.

Al menos Peláez cumplió lo prometido a su directiva. No basta para la afición, y menos aún, porque el descalabro mayúsculo fue ante el adversario más odiado. Es como si tu esposa te engañara contigo mismo.

Jugadores de Cruz Azul y Caixinha en lamento tras derrota
RODRIGO ARANGUA/AFP/Getty Images

Ciertamente Caixinha debe responder a preguntas puntuales de su directiva. La veracidad o la credibilidad de las respuestas serán pasadas por el fino tamiz del escepticismo.

Primero, deberá responder por jugar al alquimista en el partido más importante del torneo. Caraglio y Cauteruccio estaban más desconcertados que el adversario, al que le favorecieron al recortarle la zona de riesgo. ¿Falta de entendederas de los jugadores o falta de discurso del técnico?

Segundo, cuando entendió el recambio de funciones de Edson Álvarez, Oribe Peralta y Renato Ibarra, ya habían subido a su equipo al patíbulo encarnizado del marcador en contra, y el desorden se le había amotinado. El puente de mando estaba acéfalo, lo ocupaban la angustia y la desesperación colectiva.

Pero, con dos torneos a cuestas, Caixinha tiene derecho a reclamar una nueva oportunidad en Cruz Azul. El fracaso tiene esa dualidad perversa: puede absolver al responsable, pero puede ser desalmado con los culpables.

Ciertamente decir que el fracaso hace más sabias a las personas, equivaldría a creer que Billy Alvarez Cuevas es 21 veces o, en este caso, 42 veces más sabio que el resto.

La ventaja es que hoy, insisto, por primera vez tal vez en estos 21 años, en La Noria tienen bases sólidas para equivocarse menos. Por eso, es tiempo de depurar, con energía, por cierto.

El principio físico es brutalmente innegable: una pizca de porquería contamina un barril de agua purificada, pero una pizca de agua purificada no purifica un barril de porquería.

¿Y a la afición de Cruz Azul? Una frase de Vanesa Martín: "No reces si la fe ya no te importa...".

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Viñeta Rafa Ramos

LOS ÁNGELES -- La decepción es un acto de adulterio con la ilusión. Especialmente en el futbol. Y el jueves pasado la desilusión fue masiva. Como si tuvieras en la cabecera de Jennifer López y soñaras con La Chupitos... o algo así.

Con el 0-0 cintilando cínicamente como un embaucador de kermés, el jueves por la noche, el chasco lo protagonizaban América, Cruz Azul... y el VAR.

¿Quién más o quién menos? No importa. Fue una alianza legitimada para el fraude emocional de millones de mexicanos, indigna de las memorias frescas de aquella Final del 2013.

Este domingo no hay garantías. Habría que regalarles un abrelatas a Pedro Caixinha y a Miguel Herrera para abrir la lata del pánico del contrario. El dicho mexicano lo sostiene: "El miedo no anda en burro", ¿o sí?

¿El VAR? ¿César R. Palazuelos? Ha demostrado que puede rebasar la media del arbitraje. Ojo: no la mediocridad, pero sí la medianía de la mediocridad que abunda entre los silbantes mexicanos.

La diferencia de este domingo, es que habrá un desenlace. Ya sea en los 90 minutos de rigor, los 30 de piedad o el desfile de trémulos tiradores desde el manchón penal.

¿Entenderán ambos equipos que, deportivamente, su vida y su muerte en la cancha, se valorará estrictamente con la grandeza con que la busquen y no con la mezquindad que la negocien?

La balanza fría de las condiciones de América y Cruz Azul se queda estancada. Una moneda que cae parada. Calidad hay en ambos equipos y cacumen hay en ambas bancas.

Veamos: uno tiene un Diego Láinez y el otro tiene un Roberto Alvarado y un Elías Hernández, a quien parecen marchitársele las gónadas en los grandes desafíos. O aparece un Guido Rodríguez compitiendo con un Iván Marcone.

¿Más? Las chispas entre Pablo Aguilar y Bruno Valdez incendian la cancha. José de Jesús Corona y Agustín Marchesín, dobermans con habilidades de saltimbanquis. Mucha paridad en los planteles.

La diferencia, sin duda, se irá marcando en los imponderables. Sin embargo, no todas son definitivas. América perdió a Mateus Uribe y a Roger Martínez en el Juego de Ida y se mantuvo competitivo.

El viernes, en Raza Deportiva, una especialista en psicología deportiva, que lleva en el ADN la sabiduría sobre el tema, Claudia Rivas, hija del doctor Octavio Rivas (QEPD), nos levantaba un hilo suelto de la madeja: el liderazgo en el vestuario.

Imago 7

El mensaje determinante sobre ser campeones, no se da en el último momento, sino que se debe ir administrando cada día, cada momento, de otra manera ejerce más presión, explicaba la psicóloga Rivas.

En Cruz Azul, opinaba, la prédica de Caixinha y Ricardo Peláez parece estar en sintonía y ha comenzado desde antes del torneo, explicaba Claudia Rivas.

Alguna vez desarrollando sus servicios en el América, ella reconoce los riesgos en Coapa: "De repente Miguel (Herrera) se nos va", explicaba, en referencia al temperamento álgido de El Piojo.

Claro, en las Águilas esa obligación de ser campeón empieza a morder los tobillos del individuo, desde que ponen pro primera vez el pie en El Nido.

En ese sentido, la doctora en psicología deportiva opinaba que Cruz Azul tiene ventajas sobre América, para la homilía final, la arenga de este domingo, antes del Juego de Vuelta.

Podría tener razón la doctora. Pero, recordemos, cómo, con un hombre menos, todo en contra, América en 2013 le sacó el partido a Cruz Azul y se coronó campeón.

Recuerdo además, un amistoso entre Estados Unidos y México. Al medio tiempo, EEUU se fue con el marcador a favor, 2-0. En la segunda mitad, México emparejó 2-2 y estuvo cerca de la victoria.

"Huevos, eso les dije en el medio tiempo, que jugaba por México y que tenían que poner huevos, para ser su mejor versión de futbolistas mexicanos en la cancha", explicaría después Miguel Herrera con su habitual dureza.

Por eso, más allá de la parodia de Gran Final con que nos embaucaron el pasado jueves, tal vez este domingo, pero sólo tal vez, ambos, y hasta el VAR, decidan redimirse. Amén.

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Cruz Azul y América tiraron a la basura 90 minutos que eran una ocasión maravillosa del futbol mexicano para mostrar las virtudes de los dos mejores equipos del torneo y de dos clásicos e históricos clubes. Una pena. Un desperdicio absoluto por el miedo de tomar riesgos y decisiones en la cancha. La actitud de los entrenadores y de los futbolistas es, para mí, reprobable. Deben entender que antes de ser un juego de ganar o perder, es un juego para entretener, para brindar espectáculo. América y Cruz Azul lo dejaron todo para el domingo. ¡Qué decepción!

CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO.- Siempre será más fácil jugar a no perder que jugar a ganar. Cruz Azul y América nos lo mostraron profunda y eficientemente en los primeros 90 minutos de la ‘’gran’’ Final. !Que desperdicio!

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El arbitraje fue pésimo, el ‘’VAR’’ no existió y el césped del Azteca es una lástima, pero ninguno de esos factores estuvo por encima de la nula actitud de los equipos --los entrenadores Caixinha y Herrera y los 28 futbolistas que participaron la noche del jueves--. Una pena, porque si bien, insisto, hubo algunas situaciones anómalas o que pudieron haber perjudicado el desarrollo del juego por errores del árbitro --el innombrable Fernando Guerrero-- nada fue más drástico que un líder general de la competencia y otro cuadro con la mayor cantidad de goles en el torneo jugando al no pasa nada y al dejemos todo para el domingo. Sinvergüenzas.

Lo que en un principio nos parecía una ventaja que jugaría a favor de esta combinación entre dos clásicos clubes del futbol nacional -el equilibrio de líneas, el hecho de que no había cambios de estadios, que se jugaría la final completa en el Azteca-- terminó afectando lo que para mí es fundamental en este juego profesional llamado futbol: el espectáculo. Me pregunto si los jugadores, los entrenadores, los directivos, los árbitros y todos los integrantes de esta ‘’fabulosa’’ familia futbolística mexicana entenderán que se trata de entretener a los miles que hacen un esfuerzo por comprar un boleto para el estadio y a los millones que hacen otro esfuerzo en encender la televisión. Pareciera que no.

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Cruz Azul y América tienen material de sobra para jugar mejor de lo que lo hicieron el jueves. Pero ante tanta expectativa se genera un temor, un miedo por perder que provocó que los dos equipos se dedicaran a ‘’pelotear’’ --no sé si es el término adecuado, pero es el único que encuentro ahora-- y dejar todo para el día que en realidad será definitivo. No había un local obligado a sacar el resultado para defenderse el domingo como visitante. Y ello transformó la noche en parajes largamente indeseables e infumables de futbol.

 

El arbitro y la aplicación del ‘’VAR’’ se mantuvieron a la altura del juego y de lo que ha sido su trabajo en el torneo. También, en apariencia, existió miedo de marcar un penalti claro a favor del América cuando el partido comenzaba y luego también hubo ‘’temor’’ --no lo puede entender de otra forma-- de aplicar la justicia y echar del campo de juego al argentino Caraglio, del Cruz Azul y al paraguayo Valdez, del América.

Fue un desperdicio. Un desperdicio de expectativas, de emociones, de calidad futbolística, de un escenario lleno y chispeante y de una noche donde el futbol pasa a ser algo más importante que un simple juego o que un juego que siguen sólo aquellos a los que realmente gustan de este deporte. Fue un desperdicio del futbol mexicano, en una jornada ideal para atrapar a los aficionados y a los nuevos aficionados y brindarles lo que finalmente debe ser el valor supremo de este juego: el espectáculo.

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- El silencio del VAR sólo puede ser sospechoso. Ese silencio sólo significa incompetencia o contubernio.

O calla el VAR por timorato o lo callan por timorato. Cierto: la autocensura es tan perniciosa como la censura.

Viñeta Rafa Ramos

El VAR tuvo espléndidas oportunidades de rescatar su menoscabada credibilidad en este primer torneo de aparición en el futbol mexicano.

1.- ¿No merecía revisión el rodillazo de Lichnovsky sobre Bruno Valdez? Conforme a los lineamientos del VAR, era imprescindible que desde su unidad móvil apercibieran a Fernando Guerrero.

2.- ¿No merecía revisión el reajuste del puente dental que le hizo Bruno Valdez a Iván Marcone? Por supuesto. El espíritu de existencia del VAR se debe a acciones como esta.

3.- ¿No merecía revisión la plancha de Milton Caraglio sobre Bruno Valdez? Entra en las opciones para el VAR. Haberla auscultado no habría provocado ningún reclamo. "Fiat iustitia et pereat mundus ('Hágase justicia, aunque por ello perezca el mundo')".

Cierto, los oficiales del VAR tienen la razón al explicar de manera confidencial que no lo vieron ni Miguel Ángel Chacón ni Quetzalli Alvarado, en la dinámica inmediata del partido.

Y si ellos no lo vieron en la secuencia del juego, pues seguramente escapó al árbitro y tenor fallido, Fernando Guerrero, y a sus asistentes. El único testigo, fue el cadáver, dirían.

Cruz Azul vs América final ida Roberto Alvarado.
Imago7

La justicia es ciega. Y aún más ciegos fingen ser quienes fingen que la imparten. Y no es que no vean, sino que saben, perfectamente, que es mejor tener los ojos cerrados. No importa que la omisión sea por sí misma un acto de injusticia.

Visto así, en México, el VAR no opera como instrumento de un reglamento, sino como un instrumento para oficializar la violación del reglamento.

Es decir, el VAR es la versión James Bond del arbitraje: con todas las licencias para hacer y deshacer.

Curiosamente, los involucrados, víctimas pues, Cruz Azul y América, deciden convertirse en cómplices: ninguno de ellos apeló ante la Comisión Disciplinaria. Su silencio protege la inoperancia de los operadores del VAR.

Claro: si uno pide la inhabilitación de Bruno Valdez, el otro pedirá la inhabilitación de Caraglio. Una pérfida versión del Rey Salomón, quien habría enloquecido dirigiendo al VAR.

Descartando el "ojo por ojo, diente por diente", ahora, después de renunciar, por conveniencia, a exhibir y denunciar la negligencia del VAR, Cruz Azul y América se convierten en compinches del mismo.

Entonces, ¿con qué cara podrán ambos equipos protestar por los fallos del VAR en el Juego de Vuelto de la Final? Ambos, Cruz Azul y América, ahora, son rehenes del VAR.

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LOS ÁNGELES -- El nerviosismo y el nervio provocaron el canibalismo en el Estadio Azteca. En la tribuna comenzaron mordiéndose las uñas y en la cancha mordiendo los tobillos y los espacios en la cancha.

Y al final, en el Juego de Ida de la Final, 0-0, que en el futbol equivale a la mueca grotesca de la decepción. La emoción llegó con las manos vacías.

Viñeta Rafa Ramos

En esta guerra, no hubo balas, y las medallas se las lleva el conformismo de los entrenadores... o enterradores. Si acaso, al final, Marchesín 1-1 Corona.

Pero en el saldo blanco y pusilánime del 0-0, el gran perdedor es el América. Se queda sin Mateus Uribe y sin Roger Martínez para el próximo domingo.

El chasco lo entretejieron los dos equipos. Incluso al minuto 80, Cruz Azul, administrativamente visitante, decidió ponerle doble candado al marcador. 0-0 que emocionaba a las bancas y hacia mugir de frustración a los ansiosos de una guerra genuina.

Y así comenzó. Guerra avisada, no mata soldado. 48 horas antes presagiaron fragor. Los primeros 45 minutos se trató de rescatar su pellejo, más que arrancarle genuinamente la zalea al juramentado enemigo.

Marchesin, volando, genuinamente, como un acróbata curtido de Cirque du Soleil, atajó un misil de Catita Domínguez que iba ahí, donde las arañas nunca tejen su nido.

El resto, una lucha sorda. Marca, choques, precipitación, rudeza y hasta el abuso de las obviedades de balonazos al área, con eventuales migrañas para los zagueros, fueron consumiendo los minutos, y en la tribuna, obviamente, los dientes apretados de angustia, se tradujeron en bostezos.

Sí, zozobra arriba, insipidez abajo. La veneración al empate sin goles desde los reclinatorios del miedo, terminaron por consagrarse a la supervivencia, bajo el amparo del 0-0.

Conocido en los bajos mundos del bolero y la bohemia como El Cantante, el silbante Fernando Guerrero se mantuvo afónico a pesar de reclamos airados a lo largo del primer tiempo por parte de ambos equipos, y, en apariencia, dirigido a control remoto desde el VAR.

De entrada, en el arranque del segundo tiempo, tras una atajada espléndida a disparo de Mateus Uribe, hay un choque en el que Bruno Valdez se queda con las muelas del juicio de Marcone en el puño, y extrañamente el VAR y su marioneta en la cancha, callaron, en inminente penalti y expulsión del goleador americanista.

Ya antes, Lichnovsky había clavado un rodillazo en el aire sobre la rodilla de Valdez, y tampoco Guerrero le cantó una oda al VAR. Un misterio muy silencioso y un silencio muy misterioso.

América debió sobreponerse a la primera baja de la Final, Mateus Uribe, con posible esguince de rodilla, y con Oribe Peralta obligado al relevo y a hacer funciones que ya venía realizando desde la época de Ricardo LaVolpe.

Cruz Azul tuvo al minuto 94 la oportunidad de asesinar a las Águilas. Cauteruccio, de manera trompicada, entrega el balón a Méndez, y solo, ante Marchesín, estrella el disparo en el larguero.

Sí, cáusticamente, Cauteruccio la cruzazuleó. No debería extrañar, porque es el disparo número 11 que este torneo La Máquina estampa en los postes.

Todo queda abierto para el próximo domingo. En algún momento, en esta Final, en la que parecen dispuestos a arrojarse jitomatazos de trinchera a trinchera, en algún momento alguno saldrá vencedor, aunque, de esperarse, que sea también un digno vencedor.

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Viñeta Rafa Ramos
LOS ÁNGELES -- Para ganar la guerra será necesario ganar las pequeñas batallas en la cancha. Y en esta Final entre América y Cruz Azul pululan las zacapelas individuales y por líneas.

Sin duda organizar cada batalla requiere de la astucia del cuerpo técnico y de la concentración, disciplina y lealtad de cada jugador. Un ajedrez con piezas azules y amarillas.

1.- ¿Noche de reencuentros? ¿Bruno Valdez contra Pablo Aguilar? El americanista es el goleador de su equipo. Siete anotaciones, cazando la oportunidad en la periferia de la portería.

¿Y será el chileno Lichnovsky quien respalde a Aguilar contra Valdez? ¿O recurrirá a labores extras de Méndez o Caraglio?

Mejor será, sin duda, tratar de evitar cobros que puedan poner la pelota en las entrañas del área celeste.

2.- Las cifras dicen la verdad, pero no todas las verdades. Incluyendo goles de Liguilla y torneo, la efectividad del América es de 2.77 y la de Cruz Azul es de 2.6.

De hecho, La Máquina fue durante el torneo uno de los equipos con menos tiros a gol, pero más eficacia. Incluyendo las dos fases, regular y Liguilla, ha hecho 78 tiros a gol y suma 30 anotaciones.

Imago7

Mientras tanto, el América en las dos rondas ha disparado al arco 126 veces y marcado 45 goles. De hecho en la fase regular, sólo Tigres hizo más disparos a portería que las Águilas.

3.- Del punto anterior es necesario recalar en media cancha, piedra angular del equipo, de cualquier equipo.

Mientras Pedro Caixinha tiene estructurado y estable su armazón en torno al medio campo, Miguel Herrera ha sufrido, especialmente porque Mateus Uribe y sus problemas personales, por momentos, lo abstraen del juego, y quien sufre es Guido Rodríguez.

Sin duda el trabajo colectivo que en desplazamientos hacen Elías Hernández, Roberto Alvarado y Édgar Méndez, en apoyo de Marcone, Salas y eventualmente Baca, han mostrado mayor solidez.

Sin embargo, así como el muro cementero fue la mejor defensiva, sólo detrás apareció el América a lo largo del torneo regular.

Sin que esto sea perfectamente demostrable, a no ser por la agonía celeste ante Monterrey en el segundo tiempo del Juego de Vuelta, y la aplanadora americanista ante Pumas en el segundo encuentro, pero ambos han reformulado su presencia en la cancha.

Cruz Azul decidió administrar mejor los partidos. Pragmático, calculador, paciente, estoico, sufrió ante Monterrey, que eligió, desde su banca, morirse de nada.

Miguel Herrera, recurriendo a la misma fórmula que con Xolos, y olvidándose de sus raíces fincadas en matar o morir, buscaba el gol y administraba esfuerzos. Contra Pumas, renunció a ello: desbocó al frente a su equipo y el escándalo en el marcador, más el dominio abrumador, le enseñaron la ruta.

Todo esto, sin embargo no garantiza nada a partir de esta jueves por la noche en el Juego de Ida, en el que técnicamente, ambos equipos jugarán de locales por el conocimiento de la cancha, pero evidentemente se notará la diferencia en las tribunas.

Claro, estará siempre zopiloteando la duda, en todas direcciones, con el VAR y la actuación de Fernando Guerrero.

Y ya se sabe: todas las consideraciones, claves del juego que se enumeren, estadísticas que se mencionen, y antecedentes que se recuperen, poco tienen que ver ante los magníficos imponderables del juego: una noche sobresaliente de alguno, una noche aciaga de otro, una lesión inesperada, un momento de duda o un momento de precipitación.

Lo deseable, como siempre, es que toda esa rivalidad amamantada a lo largo de 17 fechas y dos jornadas de Liguilla, termine con ambos equipos despedazándose sin piedad, pero sólo con el balón como argumento.

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