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Billy Álvarez y Víctor Garcés tendrían que enfrentar su proceso desde la prisión

LOS ÁNGELES -- “Honestidad, honor, familia, respeto y trabajo”. Un dogma de vida, una doctrina de comportamiento. Lagunas, Oaxaca, 1987. Esos, eran los principios marcados por Guillermo Álvarez Macías, mesías de la Cooperativa Cruz Azul, y que podían leerse en un discurso a su gremio.

Trabajaba entonces en El Heraldo de México. Guillermo Álvarez Cuevas me invitó a escribir las memorias de la Cooperativa. Había que ir a la matriz a conocer el músculo y el corazón de Cruz Azul. El eventual anfitrión me mostró fotografías, documentos, hicimos un recorrido por el pueblo, las instalaciones.

Recuerdo aún que el primer día, en el comedor de Cruz Azul, el mesero preguntó si los huevos que ordenaba para el desayuno los quería de gallina, de avestruz, de guajolote, de faisán o de codorniz. Y había opciones de al menos ocho o diez jugos de fruta fresca. Excentricidades. Extravagancias.

Al final, una nueva oferta de trabajo en medios impresos, me impidió desarrollar el proyecto, pero, en ese entonces, comimos con la persona que me guiaba por las instalaciones, en una fonda, sin adorno alguno, en Lagunas. Por 30 pesos mexicanos de entonces, tuve ante mí una espectacular langosta. ¿Impresionante? Sin duda.

Pero regresemos a los valores de la institución. “Honestidad, honor, familia, respeto y trabajo”. Álvarez Macías, padre de Billy, catapultó a Cruz Azul a escenarios espectaculares. Amenazaba con arrebatarle a Chivas y América su hegemonía en el futbol mexicano.

Después del #HaitíGate, donde a los jugadores de México les temblaron las patitas (“nos hicieron vudú, brujería”, dicen todavía algunos de ellos), Álvarez Macías presentó un proyecto de reestructuración del futbol a Gustavo Petricioli, nombrado primer y único Alto Comisionado del balompié en México.

Aquel proyecto era lo más parecido a una Liga Premier. Un reordenamiento absoluto del futbol, nada que ver con la falacia que muchos años después y muchos fracasos después del Tri, quisieron vender Decio de María y sus achichincles.

Pero Álvarez Macías cometió un error. El documento lo entregó a Petricioli, desdeñando al ya por entonces dueño de la industria naciente del futbol en México: Emilio ‘El Tigre’ Azcárraga. ¿Qué pasó después? Lo esperado.

1.- Cruz Azul se convirtió en víctima del encono de ‘El Tigre’.

2.- El proyecto quedó en poder de Azcárraga Milmo.

3.- Petricioli conoció el lado hedonista y lascivo del poder, y se olvidó de la tarea asignada por la decisión advenediza del entonces presidente de México, Luis Echeverría Álvarez: sacudir a fondo el futbol mexicano.

Hasta donde he podido indagar, aquellos principios del pentálogo de la Cooperativa Cruz Azul (“Honestidad, honor, familia, respeto y trabajo”), en verdad trataba de ejercerlos Álvarez Macías. Pero, aparentemente, el adoctrinamiento no llegó a su hogar o no impactó profundamente en su hogar.

Este miércoles, un juez federal ordenó la aprehensión de Guillermo Álvarez Cuevas y otros cuatro colaboradores y abogados, por delincuencia organizada y lavado de más de 114 millones de pesos. De ser detenidos, los imputados serán encarcelados sin derecho a la libertad provisional.

Mientras tanto, Guillermo Barradas, abogado de la Cooperativa La Cruz Azul y de los socios disidente de esa empresa, aseguró que Guillermo Álvarez Cuevas y Víctor Garcés son prófugos de la justicia hasta que se ejecute esa orden de aprehensión.

Irónico que mientras el equipo de futbol vive su mejor momento, a nivel directivo, Cruz Azul sea un caos, y al quedar acéfala la pirámide del poder, se vendrán horas inciertas para el club y, lo más importante, la Cooperativa.

Puntualicemos lo alguna vez adelantado aquí: Cruz Azul no será afectado como equipo. A la FMF no le conviene, y además --¿intencionadamente?-- el reglamento sobre desafiliaciones es tan ambiguo, que prefiere cortar cabezas antes que desaparecer clubes. Sí, de acuerdo con usted, es una forma de complicidad de parte de la FMF.

¿Afectará al equipo? Sin duda. Se vienen luchas enconadas y encarnizadas por el poder, por el control del equipo. Establecer que aquí hay buenos y malos, sería demasiado bobalicón. Desde fuera, parece que hay malos y hay peores, con el tiempo habrá de identificarse a cada uno.

Sin embargo queda claro que el evangelio de la Cooperativa Cruz Azul, impuesto por Álvarez Macías, no se consumó como un acto hereditario a plenitud. “Honestidad, honor, familia, respeto y trabajo”, hoy, como pentálogo, como doctrina de comportamiento, ligados a un apellido, se han deteriorado.

Curioso que entre las órdenes de aprehensión no aparezca Alfredo Álvarez Cuevas, el hermano de Billy, aunque sí el cuñado incómodo, Víctor Garcés. ¿Otro capítulo de Caín y Abel o de Rómulo y Remo?

El próximo 18 de diciembre se cumplen 44 años del fallecimiento de Guillermo Álvarez Macías. Descanse en paz, porque su descendencia hoy no puede.

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El 7 de diciembre de 2020, irremediablemente, se cumplirán 23 años del último título de Liga del Cruz Azul. Las imágenes poco a poco se van diluyendo en la memoria. Las generaciones recientes no lo vieron, y para los más veteranos es un ejercicio cada vez más complicado recordar lo ocurrido aquella ardiente tarde de domingo en León, Guanajuato. Confieso que me ocurre, y miren que tuve la fortuna de ser reportero de cancha en aquella transmisión de TV Azteca.

Carlos Hermosillo fue certero en el cobro del penal del título, con todo y que Ángel David Comizzo le había recetado una plancha en el pómulo momentos antes. Carlos volvió a dar en el clavo hace unos días en ESPN Radio Fórmula cuando analizaba las posibilidades de Cruz Azul en este torneo.

AP PhotoCarlos Hermosillo anotó el gol que le dio el último título de Liga a Cruz Azul.

"Hay jugadores de entrenamiento, hay jugadores de partido, hay jugadores de Liguilla y hay jugadores para ganar finales… hay quienes no pueden con ese tema y tienen su deuda pendiente, creo que les cuesta muchísimo trabajo", sostuvo. En esta última categoría incluyó, sin reparo, a Elías Hernández y a Roberto Alvarado.

Aquel Cruz Azul de 1997 estaba lleno de jugadores para ganar finales. No solo Carlos Hermosillo, también Paco Palencia, Benjamín Galindo, Héctor Adomaitis, Óscar Pérez, Juan Reynoso, entre otros. ¿Y el actual? Sin duda. Pablo Aguilar, Jonathan Rodríguez, Adrián Aldrete y Orbelín Pineda han sido campeones de Liga en sus trayectorias; Jesús Corona lo fue a nivel olímpico.

Carlos Hermosillo no solo acierta en la evaluación de ese tipo de jugadores, también en la ponderación del plantel. Línea por línea no les falta nada. El diseño de esta plantilla la inició Ricardo Peláez y la ha redondeado Jaime Ordiales, que ha sumado a Luis Romo y a Ignacio Rivero. Las bases son sólidas para un torneo tan movedizo como el actual.

Esto apenas comienza, Cruz Azul venció con claridad a un Santos Laguna que se quedó con diez en el minuto 11. Para que veamos al equipo de Robert Dante Siboldi ante verdaderas pruebas, después de enfrentar al León en la Fecha 3, tendremos que esperar a la segunda mitad del torneo. De la fecha 12 en adelante enfrentarán a América, Tigres, Chivas y Rayados.

Pocos con el olfato goleador de Carlos Hermosillo en la historia del futbol mexicano. Dio en el blanco cientos de veces. Esta vez que habló de su Cruz Azul lo volvió a hacer. "Jugadores para finales", esos que se crecen en los momentos de más alta presión e importancia. Solo así se podrán refrescar las imágenes de hace 23 años.

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LOS ÁNGELES -- Noche de domingo. Abril 17, 1994. Vestidor silencioso, con ese silencio compungido, yermo, yerto. Vestidor de visitante en el Estadio Corona de Torreón. Desde su altura y su altivez de dos metros, su gesto cicatrizado de derrota, sombrío, clava esa mirada dura, ruda, en el reportero, enviado especial de Siglo 21 de Guadalajara: “¡Ah, es usted! ¡Espere afuera, ya lo busco!”.

Impaciente, manos en los bolsillos. Marcelo Bielsa, el entonces locuaz y beligerante Bielsa, usa poca pólvora en sus respuestas a otros reporteros. De reojo, nuevamente, con un gesto de impaciencia, echa a este reportero del santuario apesadumbrado del Atlas.

Los Zorros habían llegado a Torreón amparados a la fragilidad del 1-0 (gol de La Pájara Chávez) en los Cuartos de Final. Pero, dos goles de Adomaitis, uno de ellos brutalmente espectacular, y uno más de Daniel Guzmán, con el único rezongo de Sergio Pacheco, y Santos Laguna ganaba 3-1, 3-2 en el global. Rojo furia, negro luto, historia del Atlas.

Unos minutos después, afuera del vestidor, Bielsa desploma su imponente humanidad en los escalones: “¡Siéntese, hablemos!”. Y se vino una autopsia espectacular del Atlas, como forense catedrático, sin pausa. De pronto se interrumpe. Reposa los codos sobre las piernas. Sus manos le ocultan el rostro, pero no las emociones del rostro.

Súbitamente Bielsa se endereza. Su rostro cansado, contraído, bruno. No le importa que sus ojos, abrillantados y húmedos, desnudaran lo entrañablemente recóndito de sus sensaciones y sentimientos. “¡Es todo, listo!”. Este reportero extiende la mano, pero él ya estaba de regreso a la catacumba colectiva de un equipo, de una fraternidad rojinegra, de casi media ciudad de Guadalajara, que fervorosa creía que con él, se acercaba al fin de un ayuno de gloria, que se prolongaba desde 1951.

Hoy, nuevamente, en la pasarela mediática, tras ascender al Leeds United y este 21 de julio cuando cumple 65 años, Bielsa ocupa un nicho histórico en esa devoción fascinante por la tragedia que hay en el Atlas. Le cambió la historia al equipo y a la selección mexicana, a la que le dio la columna vertebral más sólida de su historia: Oswaldo Sánchez, Rafa Márquez, Pável Pardo y Jared Borgetti. En el Mundial Alemania 2006, había seis titulares rojinegros de la incubadora Bielsa: los cuatro mencionados más Mario Méndez y Andrés Guardado.

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Al himno puro, de sangre, de “¡Newell’s… car...!”, sacudiendo al futbol argentino, César Luis Menotti lo recomendó a Francisco “Cuico” Ibarra García de Quevedo (ex presidente de la FMF). El presidente rojinegro, Fernando Acosta, fue a reclutarlo con una advertencia del mismo Menotti: “Está un poco…loco”. Bielsa explica ese mote: “Me llaman loco porque algunas respuestas que elijo no coinciden con las que se eligen habitualmente”.

No fue fácil para Acosta. Tres reuniones maratónicas en el estudio de Bielsa, una imponente colección de videos, archivos, videocaseteras y televisores. Él ya tenía un expediente del Atlas. Acosta decide ponerlo a prueba. Los Zorros querían contratar a Joao Vanderley, un brasileño juguetón y habilidoso. “¿Lo conoce?”, le preguntó. El entrenador sacó un video, un archivo y le dio un análisis.

Acosta recibió el visto bueno para cerrar la negociación. “Lo que pida, lo que quiera, lo que cueste”. El Cuico Ibarra quería hacer historia y que, en su gestión, el Atlas rompiera el maleficio vigente desde 1951. Incluso, se afirma que de su propio bolsillo, ayudaba al equipo a completar el salario de Bielsa, un salario sin precedentes en el futbol mexicano.

Bielsa tenía una condición: sería director deportivo el primer año. Era necesario una cirugía reconstructiva en un Atlas que se reconstruía cada torneo con el bisturí titubeante de la improvisación. Eligió a Mario Zanabria como técnico mientras él extendía una impensada telaraña rojinegra con un grupo de supervisores en casi un centenar de ciudades de México, para observar a cerca de 10 mil jóvenes. Fue menos martirio que su odisea con Newells, donde organizó el mapa de Argentina en 70 zonas y las recorrió todas en un compactísimo Fiat 147, en el cual debía enrollarse como faquir o instructor de yoga. Para entonces, Efraín Flores y José Luis Real se sumaban a esa caravana como piezas clave del plan.

Como con el Leeds United, Bielsa no eligió un suntuoso espacio en Guadalajara o en Zapopan. Se asentó en la Colonia Seattle y de ahí caminaba al Club Atlas Colomos. Escribiría Machado: “Quien habla solo, espera hablar a Dios un día. Mi soliloquio es plática con ese buen amigo que me enseñó el secreto de la melancolía”. Ya desde 1992, Marcelo Bielsa dialogaba con El Loco, como aseguran que lo hace cada día desde Wetherby hasta Leeds.

Mi primer acercamiento con Bielsa fue en su oficina en el Atlas. Era una asignación para Contienda Deportiva, una revista concebida y dirigida por un gran amigo y profesional, Francisco Javier González. Fueron cerca de 40 minutos. Pocas preguntas y muy amplias respuestas. Siempre estuvo de pie, de un lado a otro, acomodando videos, archivos, dando órdenes a sus auxiliares, pero sin perder el hilo de sus respuestas. Súbitamente, como en aquella noche de abril de 1994, simplemente se despidió: “Bueno, es suficiente, muchas gracias”, dio la media vuelta y abandonó su oficina.

Pude cubrir numerosos entrenamientos de Marcelo Bielsa. Interminables y fascinantes. Podía ser un energúmeno o el hombre más paciente del mundo. Podía recorrer el ABC del futbol con un jugador, pero podía hacer estallar en el lomo de otro la tortura verbal y físico de ese látigo de nueve colas con el que intimidaba al futbolista. “Nunca me equivocaba, nomás por no verle la cara de enojado a Bielsa, era de terror”, recordaba Pável Pardo, uno de los cientos de jugadores que se deshacen en elogios por él.

Hubo también historias oscuras. La Pájara Chávez alguna vez insinuó que las lesiones de sus rodillas las provocó Bielsa por despiadadas cargas de trabajo. O cuando a Jared Borgetti quería marginarlo del Atlas, y según afirma José Luis Real, debió casi mantenerlo escondido del argentino para finalmente hacerlo debutar y convertirse en histórico del futbol mexicano. O cómo discriminó a Juan Pablo Rodríguez por su baja estatura.

Las charlas con Bielsa con los reporteros, al terminar los entrenamientos con el Atlas, eran una reyerta. Era otro Bielsa, intenso, beligerante, de confrontación, a la defensiva. Siempre terminaba con una frase: “Ustedes siempre buscan el pescado muerto”, y se retiraba enfadado. Los utileros reclamaban después a los reporteros: “Lo hacen enojar ustedes y todos pagamos allá adentro”.

Ese Bielsa que usted escucha hoy, es el antípoda del que estuvo en México primero con Atlas y luego con América. Desde que se hizo cargo de la selección de Argentina, su esposa (Laura Barcalenti, arquitecta), le aconsejó puntualmente que cambiara su actitud. Le recomendó que viera directamente a sus interlocutores de los medios informativos, y que sopesara lentamente cada palabra, para que más que describir su opinión, describiera u personalidad. En una conferencia de prensa previa a un amistoso México contra Argentina en Estados Unidos, quedé sorprendido por el cambio radical. Su lengua había cambiado la bayoneta por una liturgia serena y sabia.

Bielsa se enamoró de la cocina mexicana. Impensadamente, tomó adicción en especial por las tortas ahogadas, cuya intensidad en picante es intolerable en general para un argentino. He visto a muchos entre el sofocamiento y la asfixia cuando se atreven a probarlas. Él gustaba de acudir a un puesto de esas tortas ahogadas en la Colonia Providencia, a veces acompañado de utileros, auxiliares, o directivos. Y, mire Usted, se sentaba siempre en la misma hielera, justo como ha decidido dirigir los partidos desde hace tiempo. Incluso, mientras entrenaba al América, le enviaban en una hielera una dotación de esas tortas ahogadas.

Los directivos del Atlas sufrían sus cambios de humor. Si el equipo jugaba bien y ganaba, eran días de fiesta absoluta. Una convivencia espectacular con El Loco en su más seductora expresión. Al día siguiente se le podía ver en una dicha extrema en un centro comercial con un par de hermosas nenas en brazos. Pero, si el Atlas perdía, antes de que llegara del estadio, las hijas dormían con unos vecinos, no por una actitud incorrecta de Bielsa, sino por la estampa de un hombre devastado.

Él lo ha explicado así: “¿Sabe usted que yo muero después de cada derrota? La semana siguiente es un infierno, me siento inhabilitado para la felicidad por 7 días. Después de una derrota no puedo jugar con mis hijas, no puedo ir a comer con mis amigos; es como si no mereciera esas alegrías cotidianas”.

¿Qué pasó en el América? El régimen Bielsa no era para algunos niños mimados por la directiva. Se hilvanaron derrotas, sospechosas algunas, mientras jugadores se quejaban de sus formas y conductas, y se rompió la relación. Fue interrumpida su forma de trabajar. “Yo soy extremista. Esa es una tarea para la que no tengo la sabiduría indispensable. Yo dirijo según lo que siento. Y si a quien dirijo no se adapta, lucho para que se adapte, para poder proponerle aquello que yo siento”, ha explicado.

Sus allegados aseguran que sigue renegando de conducir y le estresan sobremanera los viajes en avión, pero lo que sigue manteniendo vivo, como lo hizo desde sus inicios en Newell’s, y como lo enarboló al llegar al Atlas, es su apego a una doctrina bajo la cual debe jugarse al futbol: “Hay tanta gente a la que se le dificulta tener felicidad, una alegría en la semana, que viene a buscarla a la cancha y nosotros debemos dársela”.

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Se asoma la reanudación de la Liga MX. Hay cuatro equipos de convocatoria nacional. Sin que se ofendan otros, esos cuatro siguen siendo América, Cruz Azul, Chivas y Pumas. A la vista de lo que han hecho en la pretemporada, es oportuno analizar sus nuevas realidades. Cambiantes ciertamente.

Cruz Azul, título Copa por México
Imago7Cruz Azul sumó otro título a sus vitrinas, pero sigue faltando el de la Liga MX

Cruz Azul tiene los ingredientes para ser campeón. No me baso en el torneo que ganaron el domingo ante Chivas, sino en la profundidad de su plantel, la calidad de sus jugadores, entrenador y director deportivo. Los elementos están sobre la mesa, solo espero que no se metan los Álvarez y Víctor Garcés. Dejen que los que saben del negocio, Jaime Ordiales y Robert Dante Siboldi, se ocupen del equipo. Manténganse alejados de la operación deportiva, por favor.

Otro elemento fundamental es que Jonathan Rodríguez se mantenga en el equipo. Circuló un rumor de que interesaba en Europa. Lo que puedan pagarle a Cruz Azul no se comparará con la retribución que puedan recibir con sus goles. El uruguayo está gran forma para iniciar el torneo, igual que Yoshimar Yotún, de cuya calidad me declaro admirador, y Luis Romo que tiene una ductilidad encomiable.

Algo importantísimo para un torneo tan lleno de obstáculos como el que viene es que Cruz Azul tiene riqueza de plantel. Estos son algunos jugadores que apuntan para ser suplentes en este equipo: Milton Caraglio, Santiago Giménez, Rafael Bacca, Joaquín “Shaggy” Martínez, Igor Lichnovsky e Ignacio Rivero. ¿Por qué destaco a los suplentes? Porque podrían ser titulares en varios equipos.

América mostró carencias en la pretemporada al admitir ocho goles en dos juegos contra Chivas y Cruz Azul, pero tengo la confianza de que serán protagonistas. Imagino un inicio semejante al torneo anterior en que el funcionamiento no era el deseado, pero sacaban los resultados con su mística ganadora. Eso es importante porque los jugadores saben dónde están parados.

Durante ese proceso, Miguel Herrera estará ocupándose de la puesta a punto rumbo a la liguilla, donde no tengo duda estarán. Puede ser el torneo de Sebastián Córdova y Federico Viñas. Hay buen plantel, hay buen entrenador y también cantera. Son tres pilares que mantendrán al América como siempre, peligroso, contendiente y candidato al título.

Imago 7

Chivas tiene una realidad muy interesante. Firmemente creo que estarán en liguilla. Después de muchos tumbos de planeación, para esta temporada repiten plantel, director deportivo y entrenador. En enero de 2020 compraron un montón de jugadores, un semestre antes no estaban ni Luis Fernando Tena ni Ricardo Peláez, hoy los tres elementos conjugan continuidad. Deseo que JJ Macías reviente la liga y se vaya a Europa bien vendido, y que Alexis Vega siga su proceso ascendente.

¿Por qué dejé al final a los Pumas? Porque me quedo muy preocupado con lo que he visto. No tienen mejor plantel que el torneo pasado, y las sensaciones transmitidas en los ensayos me dejan con reservas. Sus problemas económicos los dejaron sin Víctor Malcorra, Pablo Barrera, David Cabrera y Martín Barragán, cuyo préstamo terminó. ¿Qué sumaron? Apenas a Alfredo Talavera. No mucho más. Duro reto para la cantera universitaria para competir al más alto nivel.

La nueva realidad ha tocado a todos. Es ahora cuando la profundidad de plantel, y la capacidad de adaptación a un torneo que estará muy distante a lo ideal, se convertirán en la clave para trascender. Esto apenas inicia.

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LOS ÁNGELES -- Después de que Cruz Azul recibió como trofeo un flamante e inútil anafre miniatura que lo consagra campeón del torneo miniatura (Copa por México), amparado por una miniatura de árbitro (Óscar Mejía), esta semana arranca el Torneo Guard1anes de la Liga MX en homenaje a los guerreros gigantes (médicos, enfermeros, etcétera) de una pandemia gigante que sólo se miniaturiza en México.

Tras el innecesario y ocioso anterior trabalenguas, y mientras el número de positivos asintomáticos rebasa los 60 casos entre La Famiglia del futbol mexicano, luego de los 12 reportados a regañadientes por el Necaxa el fin de semana, la Liga MX regresa en solitario a un torneo oficial, en el que espera, optimistamente, contar con público (entre 25 y 30 por ciento de la capacidad de los estadios) al menos para la Liguilla.

Al margen de ser el intrascendente ganador del anafre miniatura baratija, Cruz Azul se postula nuevamente para ser el protagonista de la Liga MX con la esperanza de que sus tiempos de buenaventura futbolística no sean truncados en ese vía crucis de la esperanza por conseguir el título tras 23 años cumpliditos el próximo 7 de diciembre, tras reiteradas y coloquiales visitas al rincón de los fracasos.

Vapuleó La Máquina al América en la copa bagatela, rival al que ha acogido recientemente en su hospicio, con Miguel Herrera como hijo adoptivo, y después sometió a Chivas, aunque con el padrinazgo oscuro y cegatón –o de rapiña--, de Óscar Mejía al inventarse un penalti, cuando deportivamente parecía más sano dirimir desde el manchón fatalista al ganador de esa pieza finísima de trofeo, en homenaje al utensilio más autóctono de la culinaria mexicana: el anafre.

Cruz Azul juega bien. A veces bien a secas y a veces esplendorosamente bien. Aunque, haciendo honor a su mote, La Máquina funciona de acuerdo a la prestancia de todos sus engranes, queda claro, sin embargo, que hay jugadores sobresalientes, con 'Cabecita' Rodríguez asumiendo el protagonismo de un equipo que se ha fortalecido desde la parte medular de los ejércitos: el vestidor.

En tiempos de escasez de pirotecnia, algunos medios no han escatimado columpiarse de Jonathan Rodríguez y colocarlo en las altas esferas europeas, aunque en La Noria aseguran que nadie ha llamado con un depósito bancario. Extraoficialmente, en La Noria no lo negociarían por debajo de los 15 millones de dólares y sólo hasta 2021.

Nada mal lo del Cabecita y nada mal para un oriundo de Florida, un pueblo apenas localizable en el mapa uruguayo, y sólo mediante una lupa, que cuenta con 33 mil habitantes a dos horas de distancia del centro de Montevideo y que duplica su población cada 3 de junio cuando miles de visitantes, principalmente de Argentina, acuden a la Capilla de San Cono, especialista en patrocinar sueños, como ése, como el que vive Jonathan Rodríguez.

Hoy, los Cementeros han descubierto la imperiosa necesidad de situarse en el centro del rombo magnífico de la victoria: querer, poder, saber y hacer. Y, en el nivel de puerilidad competitiva del futbol mexicano, queda claro, los jugadores de Cruz Azul demuestran que hacen futbol, porque quieren, porque pueden y porque deben. Al menos lo demostraron en el interrumpido Clausura 2020 y en el torneo improvisado, la Copa por México, que ya el viernes quedó confirmado por fuentes de TUDN, tendría descendencia en 2021 y en 2022, cuando invitarán a clubes de Concacaf y con sede en Estados Unidos.

En el grupo cementero abundan líderes, de esos, de los que con orgullo muestran las cicatrices de su lealtad por La Noria, con una figura demandante, José de Jesús Corona, más allá de la febril reacción que generan en su contra algunos aficionados, que infructuosamente reclaman a Sebastián Jurado y a Andrés Gudiño, sin entender que el liderazgo del arquero, cascarrabias y todo, es un catalizador en el vestuario.

¿Y después de Cruz Azul? El Turco Mohamed siempre despierta dudas muy canijas, pero la versión cortometraje que ha mostrado hasta el momento de Monterrey, tras el confinamiento, hace creer –con riesgo de engatusamiento--, que ha logrado curarse de las llagas que lo convirtieron en el hazmerreír del Clausura 2020, y que puede retomar protagonismo. Esta vez no hubo ni compras caprichosas, ni misteriosas, ni sospechosas. Lo de Sebastián Vegas, enriquece.

América será mejor que la versión pírrica que mostró en lo que ni fue Copa ni fue por México. Insistíamos en este espacio –más abandonado que la sala de trofeos del Atlas--, que la vorágine de linchamiento del #FueraPiojo, fue lo mejor que le pudo ocurrir a Miguel Herrera y a su equipo, que todavía investiga si Djaniny Tavares podría llegar la próxima semana, con el salario escandaloso de Nicolás Castillo –y un pilón de lo que devengaba Renato Ibarra--, que es más de lo que el delantero de Cabo Verde puede aspirar en Brasil o Portugal.

Y aunque fue un desastre defensivo ante Tigres, y con bobalicona y bisoña ofensiva ante el triple candado del Tuca Ferretti, pero el Guadalajara mantiene como incómoda cataplasma la obligación de saldar las cuentas inconclusas y timoratas del Clausura 2020, donde siguió alternando las de la cal y las de la arena. Pero, si J.J. Macías sigue comiendo frutas y verduras y se mantiene sano, puede ser la clave rojiblanca.

Y para cerrar, agregue a dos antípodas de la forma de jugar al futbol. El generosísimo León con la incorporación de Emmanuel Gigliotti, y en Tigres amenaza el hecho de que a la fórmula de Quiñones y Gignac se agrega un descontaminado Leo Fernández.

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LOS ÁNGELES -- #FueraPiojo. Clamor del americanismo. Ocho boquetes recibidos en dos juegos. Dos humillaciones de quienes alguna vez tuvo de hijastros: Cruz Azul y Chivas. Cinco juegos de álgida rivalidad, y en ellos, cero victorias en 2020. #FueraPiojo.

Decía Platón: “Cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos”. Claro, aquí no hay poder de la muchedumbre. Acaso son voces castradas de votos. Pero, seamos claros: a Miguel Herrera no le preocupa su chamba, le flagela su ego.

“Tres años y no se juega a nada”. “Y faltan cuatro años más de no jugar a nada”. “Es la mentira más grande del futbol mexicano”. “Es el único técnico que ha perdido dos finales en nuestro Estadio Azteca”. “Está arrastrando el prestigio del más grande”. “Trabaja más y haz menos comerciales”. Y así. Durante la noche del jueves y la madrugada del viernes en Twitter.

El americanismo supura. Pero, ¿es más por las burlas de los cruzazulinos y los chivas? ¿O en verdad les horada tanto un doble tropezón en un torneo de bisutería? Cierto, la humillación existe: ocho goles en dos juegos, y con los corrosivos pitorreos correspondientes.

Aunque, entiéndase, es también el folklórico humor mexicano. La capacidad de inventarse su propia tragedia para carcajearse de ella, con ella, por ella. Y brindar por ella. El mexicano es así: se agazapa en el tumulto para el desahogo de su propio calvario.

Los ¿justicieros? desfilaron por miles, en ese balcón, demográfica y geográficamente infinito, que son las redes sociales. Twitter es un día el Olimpo y otro día un patíbulo, y ahí se aglomeraron para reclamarle a Emilio Azcárraga Jean la ejecución inmediata de Miguel Herrera.

Es cierto. Muchos de los marchistas cibernéticos, manifestantes tan activos, como lo puede ser el estar despatarrados en la cama o en un sillón, ellos mismos, alguna vez veneraron a Miguel Herrera. Hoy, lo denigran, lo sobajan y quieren ver la rubia melena como trofeo de su ira, en una picota a la entrada de El Nido. La volubilidad es un privilegio de la turba, hoy, más turbada que nunca.

Escribía Walt Whitman: “Sí, me contradigo ¿y qué? Yo soy inmenso y contengo multitudes”.

El populacho, la prole del #ÓdiameMás, tiene la posibilidad y la capacidad de pedir sin que le den, porque de esa manera se siente fortalecido para pedir aún más y que le den aún menos. Porque, además –y eso les duele--, a final de cuentas, el coliseo supremo de su desahogo, el Estadio Azteca, está cerrado. Su psiquiatra está en reparación.

En un escenario tan lúdico, tan poco serio en medio del dramático acto de supervivencia en el que está postrada la humanidad por el coronavirus, la afición americanista ejerce su derecho de que, en tiempos de poco pan, haya mucho circo, y de hecho, sea el mejor circo posible.

¿Juega tan mal el América? ¿Es tan malo Miguel Herrera? ¿En verdad no sabe parar un equipo ni improvisar sobre un partido? ¿Es tan soberbio que se niega a aprender y evolucionar?

Ante Cruz Azul, tuvo un primer tiempo bajo su control, pero, de nuevo, ciertamente a quienes advirtió del Cabecita Rodríguez, no hicieron su chamba en la cancha. El uruguayo zarandeó al Nido con las libertades que le dieron.

Y Chivas lo mató a puro vértigo, a pura dinámica y contundencia. El Guadalajara hizo mejor futbol y defensivamente, América jugó disminuido. Giovani y Roger Martínez hicieron tan poco colectivamente, que hicieron más por el rival a final de cuentas.

Ciertamente, cuando Miguel Herrera decide jugar al kamikaze, a todo o nada, a matar o morir, su equipo queda expuesto. No ha encontrado ni a un nuevo Guido Rodríguez y ni los pocos momentos de consistencia que le dio Mateus Uribe. Se salvan Viñas y Córdova, diría la obviedad. Otros más son obreros y otros más holgazanean. Un ejemplo: si Gio y Roger tuvieran esa rabia de Ibargüen en el tercer gol…

¿Sacudirá a Azcárraga Jean el estruendo de la horda en Twitter? Por supuesto que sí. Especialmente porque es su producto de mayor impacto. Ninguno de sus programas alborota el tianguis de las rabietas como el América. El #FueraPiojo lo solaza, lo llena de gozo.

En el diván desde donde despacha, cada tweet es un empalagoso halago para sus ratings. ¿Echará a Herrera? Le tiene tanta fe que le concesionó su juguete por cuatro años. Claro, ya arrancados los juegos en el palenque del Torneo Guard1anes, reclamará resultados.

De momento, sabe que Chivas y Cruz Azul se encargarán de que el torneo chatarra, Copa por México, le mantenga a tope los ratings. Todos están a su servicio.

Vaya, le aseguro a usted que sin duda, hoy debe inquietarle más a Emilio, el saber que el Guadalajara cedió a los coqueteos de Telemundo en Estados Unidos, antes que a los suyos. Le duele más perder la telenovela de Chivas que el bodrio de la Copa por México.

Sin embargo, la erosión del #FueraPiojo será determinante. Si Azcárraga Jean lo ningunea, hay alguien que debe haber derramado océanos de bilis: Miguel Herrera. Y eso es magnífico para el americanismo.

Las derrotas ante Cruz Azul y Chivas, son la mejor pretemporada posible para el América. Conociendo a Miguel Herrera, esta forma de ser electrocutado en cancha y en Twitter, implica convulsiones de todo tipo. Ese será el premio para la tumultuosa artillería americanista: la mejor versión de su equipo en el Guard1anes.

Y entonces, Miguel Herrera, deberá dar las gracias por el #FueraPiojo que lo sacó de su modorra para sacar a los jugadores de su respectiva modorra.

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LOS ÁNGELES -- ¿Pasión o barbarie o soberbia o imprudencia? Tal vez de todo un poco. Es el futbol. Es ese frenesí, esa vehemencia de no querer perder, de siempre querer ganar.

Desde el manchón, Cruz Azul aniquila a Tigres con un héroe accidental: el arquero Andrés Gudiño. La Copa por México, de torneo de bisutería, se gradúa como competencia. La gradúan los ímpetus y los delirios de unos y otros, de los hunos (sí con “h”) y de los otros.

La Máquina, pitando exigua, desde la victoria sufrida, aguarda este jueves al otro finalista. Chivas y América, reeditan en la cornisa de la intrascendencia competitiva, otro episodio de trascendencia deportiva.

Imago7Cruz Azul vs Tigres

“Hasta en las canicas hay que ganarle al América”, dice El Pollo Briseño, desde esa confusión de ser engendro del Atlas, enemigo natural del Guadalajara y por postración, de El Nido.

Volvamos a la noche del miércoles, cuando azul, le pintan la cruz a los Tigres. Se agradecen los arrebatos, los arranques, propulsados por la gallardía de unos y la frustración de otros. Se agradecen, pero en otros tiempos. No en estos tiempos de riesgo, en estos tiempos de la cólera del COVID-19.

Los protocolos de salud fueron pisoteados. El miedo sustancial al contagio se vio devastado por pasiones ciertamente insanas: la rabia, la violencia, el rencor. La sensación ingrata de la humillación es pésima consejera.

¿Cómo explicarlo? Son tipos que llevan en las venas –casi todos-, esa saludable pasión insalubre por la victoria. Los mismos tipos cautos, de apariencia sensata, tolerante, explotaron. Robert Dante Siboldi y Ricardo Ferretti se despojaron de las mascarillas y confrontaron. Los perfiles ocultos de una trinchera fascinante como es el futbol.

“No me voy a quedar callado ante cualquiera que me venga a gritar”, reflexionó después Siboldi. Guido Pizarro, energúmeno de la frustración y la impotencia le había dedicado capítulos violentos contra su señora madre.

Nahuel Guzman, esa comadrona acobardada, notable arquero, pero ser humano de pasajes y parajes ignominiosos, había azuzado, con ese temple huidizo de los roedores, los ánimos. Javier Aquino se burlaba de su cuna: “30 años sin ganar nada”. Y tan poco, muy poco, que él hizo para interrumpir esa tragedia.

Insisto: todos los protocolos de salud, todas las recomendaciones de supervivencia fueron violentadas. Gritos cara a cara, vociferándose en el rostro; energúmenos sin mascarilla, que trataban de ser contenidos por otros expuestos a lo mismo; escupitajos en la cancha, bebidas compartidas en la misma botella; festejos extremos, lamentos extremos y cabreos extremos.

Irónicamente, en el partido en el que se esperaba una primavera de tregua y casi candor, en este torneo baratija, explotan hasta los de apariencia pusilánime. Es futbol, insisto. Es futbol, alebrestado siempre por ese desafío inexorable de ganar todo y perder todo. La pasión nunca se extingue.

Insisto, para bien, para mal o para peor, a una competencia de bagatela, un torneo muerto, sin palpitaciones de furia o de fervor, el ímpetu final, desbordado, entre Tigres y Cruz Azul, es un desfibrilador que agita el corazón quieto, inerte, de un torneo que no entrega nada y recoge todo.

Los dueños de este Circo Romano, con ábaco en mano, deben encender otro habano para glorificar la noche del miércoles. Que se vayan a la bancarrota todos los protocolos de salud, mientras no se vayan a la bancarrota las albaceas y arpías de sus bolsillos.

Porque Tigres y Cruz Azul les resucitaron el fiambre de torneo en un calentón de futbol de llano, que bendita sea la madre que parió a todos los futbolistas desde esa tierra agreste, la del llano, la del potrero, donde se sabe aquel que quiere, aquel que puede, ser apóstol del espectáculo más bello del mundo, aún con apéndices agridulces como el del miércoles por la noche en Ciudad Universitaria.

¿Futbol? Lo hubo. Parecía que La Máquina controlaba el juego, descontrolando a Tigres. Pero Luis Quiñones remata en una siesta de la zaga cementera. Pero, qué tan curado está Cruz Azul de cruzazulearla, que al ‘92, Igor Lichnovsky hace el 1-1. Penaltis. Ahí, insisto, in situ, el héroe accidental, Andrés Gudiño, ataja dos. Y comenzó la zacapela.

Por supuesto, no espere Usted una reacción de nadie en la Liga Mx ni en el sector salud, que había advertido a la FMF de un rigor extremo para observar medidas de seguridad. Hicieron un pacto para jugar como caballeros, pero olvidaron, que a veces sana, y a veces insanamente, los de la cancha se despojan del bisoñé y se vuelven neandertales.

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Miguel Herrera ha sido renovado en Coapa hasta el 2024. Bien por el club y bien por él, se lo merece. Pero la realidad es que ha quedado "atado" al mismo grupo que maneja a la selección mexicana de futbol y uno de sus grandes deseos es volver al sitio de donde no se fue por temas futbolísticos. Herrera sabe y lo sabe también el América, la FMF, Yon de Luisa, que estará ahí, como una opción, siempre, como lo fue en durante el proceso mundialista para Brasil 2014 y por si de alguna forma, la era del "Tata" Martino se atora cuando México deberá realizar en casa el Mundial del 2026…Miguel Herrera se afianza en el América, también en la ilusión de volver al "Tricolor"…

SAN DIEGO -- Miguel Herrera renueva con el América, pero también renueva una ilusión: la de regresar en cualquier momento a la selección mexicana de futbol.

"No me fui de ahí por un tema deportivo", responde invariablemente cuando se le pregunta del tema. "Siempre estaré listo para volver".

Getty ImagesMiguel Herrera renovó su vínculo con el América hasta el 2024.

Y está claro que no hay un lugar más cercano a la selección mexicana que la banca del América. El propio Herrera lo vivió durante el proceso para el Mundial del 2014 cuando las cosas no salían en el equipo Tricolor, la Federación Mexicana de Futbol volteo enseguida hacía él y hacía el América y de alguna forma rescató la participación mexicana en Brasil. Es tan cumple como ello: el mismo "poder" que envuelve al América envuelve a la selección mexicana. Y Herrera lo sabe bien, sabe que al comando de la selección estaba Yon de Luisa, el hombre que le brindo la ocasión de volver al América en su segunda etapa y el hombre que, si bien no tiene la "última palabra", tiene acceso directo a quien sí tiene esa "última palabra". El América y la selección son la mejor "multipropiedad" de la historia del futbol mexicano. Y podrán terminarse otras, pero esta, por ahora, se mantendrá firme y posicionada por lo que significa en niveles de audiencia y en ventas por patrocinio.

Quien controla a la selección, tiene acceso a controlar también el sentimiento y hasta el bolsillo de millones y millones de personas. La selección lo unifica todo: razas, niveles sociales, religiones e ideales políticos que hoy están tan polarizados y muy de moda en el país.

El América hace muy bien en retener a Herrera. Nadie, en este siglo, le he dado la personalidad, el futbol, la regularidad y también los resultados que necesita el equipo. Con perdón del americanismo más recalcitrante, ese que exige pureza de sangre para ser el entrenador en Coapa, el llamado 'Piojo' lo ha hecho bien, muy bien. Ha entendido, primeramente, los valores de la institución. La forma en que hay que atacar la pelota y perseguir los títulos que el americanismo exige. Tiene el carácter apropiado para sentarse ahí, porque, además, él, inteligentemente, tampoco se ha transformado ni "mareado" con la fama que significa ser el entrenador del equipo más querido y más odiado del futbol mexicano. Herrera sigue siendo el mismo personaje irreverente, lleno de energía, de personalidad y de corazón que conocimos en las canchas de juego.

En el América saben que, al conservarlo, tienen también una opción por si el proceso de Gerardo Martino llega a interrumpirse --cosa que, advierto, nadie quiere-- y entonces hace falta un entrenador que encabece a una selección tan importante como la que será local por tercera vez en la historia de los mundiales. Herrera siempre estará cerca, por si hay algún tipo de dudas.

@Faitelson_ESPN

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'Billy'

FECHA
11/06
2020
por David Faitelson

David Faitelson
ESPN
SAN DIEGO, California -- Hace algunos años dije sin tapujo alguno que metería “las manos al fuego” por 'Billy' Álvarez. Lo único que puedo decir hoy es que no estoy arrepentido de ello.

Las últimas horas, sin embargo, han sido preocupantes y dramáticas para Cruz Azul y para el futbol mexicano. No pienso que sea prudente meterme en la vida de la cooperativa y sus complejos problemas. Primero, porque no me incumbe y segundo, porque no la conozco con profundidad como para hacerlo.

Me atañe el futbol y para lo que al futbol mexicano se refiere, Guillermo 'Billy' Álvarez es un personaje histórico y con cuentas muy claras de lo que ha sembrado y ha cosechado en las últimas cuatro décadas.

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Hablemos de 'Billy', pero el 'Billy' del futbol. Y yo sé que la primera objeción de sus muchos detractores será el hecho de que Cruz Azul no haya conseguido los títulos que se esperan de un club de esas dimensiones y repercusiones. Y esta bien, junto a 'Billy', habrá que decirlo, han fracasado otros, sean futbolistas, entrenadores y dirigentes. Lo que debe quedar claro es que como presidente del club Deportivo Cruz Azul, me consta que 'Billy' ha hecho hasta el último esfuerzo y ha puesto su propia alma y vida por delante parta tratar de tener siempre al mejor equipo posible para lograr el cometido. No lo ha logrado y en esa desesperación, totalmente válida del aficionado celeste, ha aparecido la interrogante sobre si Cruz Azul y su vida deportiva sería más exitosa sin 'Billy' en el horizonte. Yo, la verdad, dudo mucho de esa hipótesis, pero acepto y respeto otras opiniones sobre el mismo tema.

Hace un par de días, ante la dramática y alarmante información que surgía del caso, dije que me parecía excesivo e innecesario para la familia Álvarez, para el club y para su legado en el futbol de México. Debo, sin embargo, entender también que está sosteniendo una batalla llena de intereses, perjuicios, golpes bajos, traiciones y situaciones que tiene que ver con el poder. Cuando hay dinero de por medio y política mezclada, el panorama promete no ser muy limpio que digamos. Lo estamos viendo.

'Billy' es un hombre de futbol y por más de tres décadas ha sido identificado como un hombre de principios, honorable, educado, un tipo bueno dentro de un horizonte donde personajes van y vienen del futbol sin dejar nada a cambio. Fue en su momento una esperanza de vientos de libertad en el futbol. Era el candidato romántico de muchos de nosotros para tomar la estafeta de la Femexfut y otorgarle la gran transformación que los aficionados a este maravilloso deporte han esperado con tanta ansiedad en México. 'Billy' era el equilibrio, la parte pensante, elocuente, lo poco que el futbol mexicano, en el ámbito administrativo, podría presumir. Su mirada reflexiva, su tenue sonrisa, sus canas blancas reflejaban años y años de trabajo, de aprendizaje con los mejores -Trelles, Cárdenas, Miguel Marín, 'Kaliman' Guzmán, Quintano, Hermosillo- y las grandes leyendas que se forjaron en los colores azules de un equipo.

El lado humano de las personas es, extrañamente, una rareza de pocos en estos tiempos. Esa parte de 'Billy' la pude conocer de boca de mi entrañable amigo y compañero Eder Velázquez, hijo de cooperativistas de Lagunas, Oaxaca, donde Cruz Azul tiene una de sus más grandes y modernas plantas cementeras. Fue Eder quien me contaba como era el círculo interno de 'Billy' y que cuando un empleado necesitaba una ayuda económica, él siempre estaba ahí. Cuando se trataba de una ambulancia, del pago de hospitalización, de los mejores médicos especialistas, de cualquier tipo de emergencia, 'Billy' estaba ahí. Eder me dijo alguna vez: “Este hombre es capaz de sacarse la camisa para dártela si te ve con frío”. Parece que aquellos que lo conocen bien, saben que 'Billy' es un hombre siempre dispuesto a tender la mano al más urgido o necesitado. Créame que, en la vida y en el futbol mismo, ese tipo de individuos no sobran.

Guillermo Álvarez no necesita de mi defensa. Necesita que él y sus abogados se defiendan en el sitio donde les han acusado. Él tendrá que responder y probar que todo lo que ha surgido en los últimos días ha sido falso.

Para el equipo de futbol Cruz Azul y para el futbol mexicano será fundamental la inocencia de 'Billy'. Será un paliativo, una prueba más que de las personas honorables y buenas existen y de que la nobleza puede más que las envidias, las difamaciones y las traiciones. Y hasta que el martillo del juez no choque contra la mesa de madera y dicte su sentencia, yo seguiré con lo mío: Pongo “las manos al fuego” por 'Billy' Álvarez...

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES – La Liga MX no aumenta de calidad, pero sí de cantidad. Oficializa una liguilla con cuatro clasificados y un repechaje con ocho involucrados, ocho mediocres. Y de esos ocho, difícilmente seis –júrelo usted– tendrán un rendimiento de al menos un 50 por ciento en la fase regular.

Ojo: entiendo porque lo hacen. Es una orden expresa de las televisoras para generar contenido y por lo tanto, ingresos. Y si es una maniobra agónica –e insuficiente– de rescate financiero, tras el receso por la pandemia, se vale que como industria, la liga busque mecanismos. Medidas desesperadas en tiempos desesperados.

Pero, este repechaje es un engendro hacia la mediocridad. Sin embargo, el hacerlo a eliminación directa depurará saludablemente el proceso. Nada como jugar a matar o morir.

Hagamos un ejercicio: si tomáramos las posiciones del interrumpido Clausura 2020; Cruz Azul, León, Santos y América estarían en Liguilla. ¿A repechaje? Chivas (16 puntos de 30 posibles), Pumas (15 de 30, 50 por ciento) y enseguida, Tigres, Juárez, Morelia, Puebla, Pachuca y Querétaro, todos ellos con 14 puntos de 30 posibles, es decir menos del 50 por ciento de rendimiento.

Pero, más allá de que este espacio es un paredón de fusilamiento al que concurren bajo sentencia la Liga MX y la FMF, lo cierto es que los pesos que rescaten serán un bálsamo, especialmente para sus propios errores, como suelen ser la mayoría de los 181 jugadores extranjeros de miserable rendimiento.

Lamentablemente, se ha llegado a eso, porque usted es cómplice: ha confirmado que prefiere una cena mediocre que una noche en ayunas.

Además, aunque no lo han querido aceptar, la Liga MX sigue contemplando tener asistencia de entre el 25 y el 30 por ciento en los estadios, durante la liguilla y anhelan que en diciembre, en la Final, puedan abrir las tribunas en un 50 por ciento.

ARTE, regreso Liga MX
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Por lo demás, la Liga MX le da la bienvenida a dos equipos espurios, indignos. Equipos que en la forma y en el fondo de su mudanza o cambio de dueños, contradice y violenta flagrantemente los propios reglamentos de la FMF.

Es así que Mazatlán despoja a Morelia, y la #YuntaDeDueños ni parpadea, y permite además a fariseos de cepa o de ralea innegable, apoderarse de Querétaro para infiltrar, tarde o temprano, un negocio turbio bajo el nombre del Atlante.

Acaso lo más fascinante de la conferencia de prensa de Enrique Bonilla, durante casi una hora, fue su maestría para participar del delito sin aparecer como culpable. Es un crack para menear el dedo con atole en la boca de quienes le cuestionan.

Se lavó las manos con acuciosidad de cirujano, en el tema espinoso de Cruz Azul y las investigaciones sobre los Álvarez Cuevas, y magistralmente dejó abierta la puerta de la incertidumbre sobre el futuro del ascenso y el descenso, además de mandar al tiro de esquina con la eficaz rudeza de defensa central, sobre la inconformidad de Venados, Correcaminos y Leones Negros presentada ante el TAS.

Pero, quédese con lo maravilloso: regresa el futbol el 24 de julio, y recuerde que de la mediocridad de su equipo de futbol, Usted también es responsable, porque, a partir de que se abran nuevamente los estadios, será quien tenga la sartén por el mango.

Si antes, jugadores irresponsables, entrenadores ratoneros (“el que quiera espectáculo que vaya al circo”), y directivos soberbios y prepotentes, lo ninguneaban a usted, sí a usted, el aficionado, hoy, todos ellos, se han dado cuenta, puntualmente que no son nada ni nadie sin usted.

Júrelo: hoy, ellos los extrañan más a Usted que Usted a ellos. Hoy entiéndalo y aprovéchelo, es Usted quien, nuevamente, puede tener el control absoluto del juego. En sus manos está el pago del boleto y el control de su televisión.

Para el COVID-19, habrá vacuna algún día. Pero para la mediocridad de esta liga, y de muchas otras, la única vacuna está sólo en manos de su afición.

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