SAO PAULO (Enviado especial) -- Después de presenciar el primer partido de la Copa del Mundo y con la emoción todavía a cuestas, dejamos por unos días nuestra casa de Cotia, Sao Paulo, y viajamos a Belo Horizonte, donde la Selección Colombia enfrenta este sábado a Grecia en su debut mundialista.

El viaje en avión es corto y cómodo, pero como sucede en cada paso que uno da en la capital paulista, el aeropuerto está muy alejado. Me tocó viajar desde Guarulhos, distante a unas cuantas decenas de kilómetros de Cotia. Fue difícil dormir pero con paciencia y contando ovejas pude pegar los ojos un par de horas. Muy temprano en la mañana me embarqué rumbo al estado de Minas Gerais.

Ya en el aeropuerto me encontré con hinchas de Australia y Chile que iban a Cuiabá, de Suiza rumbo a Brasilia, de Francia hacia Porto Alegre, de Alemania hacia Salvador, de Argentina rumbo a Río de Janeiro y de Colombia. Muchos colombianos. Cientos diría. Todos iban con una gran ilusión y esperanza en lo que puede hacer su equipo en este campeonato. La Tricolor copó el aeropuerto de Sao Paulo al menos por un día.

El viaje transcurrió con normalidad, pero cuando el avión aterrizó comenzaron los gritos y los cantos. Fue como si haber tocado el suelo donde la Selección volverá a jugar por Copa del Mundo después de 16 años hubiera despertado de un largo letargo a los hinchas cafeteros.

Mientras esperábamos para bajar de la nave fui testigo de un diálogo maravilloso. Un hincha argentino había quedado rodeado de colombianos y esto fue lo que charlaban:

Argentino: "Pero Colombia tiene un grupo fácil, no se conocen ni los nombres de los equipos"

Colombiano: "Por favor, Costa de Marfil tiene a Yaya Touré y a Drogba y los japoneses pueden cambiar el equipo entero en el segundo tiempo y nadie se da cuenta".

A: "Van a salir primeros, no juegan contra nadie, viejo".

C: "Sí, porque ustedes tienen un grupo muy difícil. Bosnia, Irak (sic) y Nigeria, Deberían hacer diez goles por partido con Messi".

A: "Si Pekerman no se equivoca como cuando dirigió a Argentina en 2006, van a llegar lejos, van a ver".

C: "Ese Messi que dejó en el banco no es el Messi que fue después, así que no fue un error tan terrible el de Pekerman".

A: "Bueno, la cosa es que van a pasar y que pueden llegar a jugar con nosotros algún día, porque les enseñamos como jugar a esto, cuando fueron muchos argentinos a Colombia hace tiempo. Zubeldía, Bilardo y otros".

C: "No es cierto. Con decirte que la Brujita Verón es barranquillero alcanza".

A: "Eso es verdad, nació allá, pero se crió acá y es de acá

C: "Lo que yo sé es que a ustedes le van a hacer comer un churrasquito y lo van a mandar para casa.

Y la charla siguió, aunque yo ya no fui testigo del resto del intercambio de posiciones. Seguramente habrá continuidad entre las muletillas clásicas como "bol*do y mar*ca", el diálogo siguió y muy probablemente se habrán ido a tomar algo todos juntos. Así es el Mundial.

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SAO PAULO (Enviado especial) -- "Hey, Dilma, vai tomar no cu". En el Arena de Sao Paulo más de 60.000 torcedores disfrutaron de una verdadera fiesta popular en el comienzo de la Copa del Mundo, sin embargo no se olvidaron de expresar su descontento ante la gesión de la presidenta Dilma Rousseff.

Dilma Rousseff
Getty ImagesDilma Rousseff, vestida de verde, en el estadio

Desde antes de la Copa Confederaciones 2013, buena parte de la sociedad brasileña ha demostrado estar en desacuerdo con el desembolso de dinero que significó la organización del Mundial. Unos 15 mil millones de dólares fueron destinado a obras que la FIFA requería y eso ha causado una gran discusión en el país. Las protestas populares fueron muy fuertes durante la Confederaciones y, aunque disminuyeron, formaron parte del primer día mundialista.

Hubo seis heridos en Sao Paulo este jueves y, aunque en el estadio se vivió un día festivo, en la ciudad de Sao Paulo no hubo nada que celebrar. De hecho, varias horas antes del inicio del partido, las fuerzas públicas dispersaron una protesta pacífica en las tribunas mismas. Fuera, la policía reprimió a manifestantes y se generaron serios disturbios. Esto no se sintió para nada en las inmediaciones del campo de juego, donde sí hubo críticas a Dilma.

Las entradas al partido inaugural eran muy caras y por eso quienes asistieron eran ciudadanos de ingresos medios o altos. Estos sectores fueron críticos con la gestión de Dilma desde siempre, pero no son los únicos. Durante el gobierno de Lula unos 40 millones de brasileños salieron de la pobreza y ellos son los que hoy forman parte del colectivo que se manifiesta contra los gastos del Mundial.

Además de los abucheos a la presidenta, quien asistió al triunfo sobre Croacia junto a parte de su gabinete, el día previo al inicio de la Copa estuvo marcado por la amenaza de huelga en el transporte público. Finalmente todo funcionó con normalidad, pero la incertidumbre fue grande hasta último momento. El día hubiera sido caótico si el metro y el tren no habría prestado servicios.

Para muchos, Dilma se juega la presidencia en este Mundial. No sólo por la mejora del ánimo social si la Verdeamarela consigue el título, sino también por todo lo que apostó el estado al organizar este campeonato. Aunque su imagen sigue siendo buena y encabeza las encuestas, la aceptación no es la misma de otros tiempos. Hoy, obtendría 38 por ciento en los comicios, cuando alguna vez alcanzó el 50 por cincuenta.

En medio de este contexto problemático, dentro de la cancha empezó el Mundial. La Selección de Brasil ganó porque tuvo en Neymar y Óscar dos individualidades decisivas y porque el árbitro se equivocó demasiado en contra del combinado croata. El primer encuentro de Brasil 2014 fue entretenido e intenso, tuvo goles y buenas ocasiones de gol y dejó la esperanza de ver el mejor Mundial de los últimos años.

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Selección MéxicoImago7

NATAL -- Se aproxima el momento del duelo contra Camerún y la Selección Mexicana ha tratado de encontrar en los últimos días lo que no tuvo en año y medio: armonía colectiva, un once definido, victorias consistentes y una idea definida. Al cuarto para las doce.

Si hoy hay tal incertidumbre se debe a todo lo que ha pasado después de aquel 27 de junio de 2010 en que México perdió ante Argentina en Johannesburgo. Si bien es cierto se ganó la Copa Oro en 2011 y la medalla de oro olímpica en Londres 2012, sin embargo, los tropiezos fueron también mayúsculos.

En cuatro años Javier Aguirre fue quemado en leña verde, Chepo de la Torre también por dejar al equipo al borde de la eliminación; salió Néstor de la Torre y entraron Héctor González Iñárritu y Ricardo Peláez a la dirección de selecciones nacionales; hubo dos sanciones disciplinarias por incidentes en Ecuador y Monterrey; y lo peor de todo, hubo un manoseo indiscriminado del puesto de entrenador nacional.

El proceso mundialista ha sido obtuso, desordenado, mal planeado. Esos son los detalles que si se corrigen harían que el futbol mexicano fuera mejor. Llegó el momento del debut mundialista. Sea cual sea el resultado, hay que aprender de una buena vez la lección. Un proceso prolijo acerca a mejores resultados. Hoy se trata de corregirlo todo al cuarto para las doce.

Miguel Herrera es el menos culpable de todo esto. La oportunidad le llegó antes de tiempo, ha decidido, definió su equipo y habrá que tomar "el toro por los cuernos" este viernes en Natal.

La realidad es que hasta ahora no se ha visto idea colectiva, coordinación entre líneas, creación de futbol. Han faltado muchas cosas. Luis Montes y Carlos Peña eran los llamados a generar juego ofensivo, y ninguno de los dos arrancará ante Camerún; Rafael Márquez, en la recta final de su carrera, tratará de liderar una defensa que no se caracteriza por su velocidad; y adelante, Oribe Peralta tratará de recuperar el nivel perdido hace un año, mientras que Giovani y Andrés Guardado acarrean una deuda futbolística de varios años con la selección.

Llegó la hora de presentar el examen profesional. Si el resultado es favorable habrá sido por esas cosas que tiene el futbol, por alguna genialidad, por que de repente surgió espontáneamente el juego extraviado. Eso ocurrió en Francia 1998. ¡Cómo he recordado aquel mes anterior al Mundial con Manuel Lapuente! No descarto que eso pueda ocurrir. Si pasa, no habrá sido gracias a la maquinaria del sistema federativo, sino a pesar de ella. Que no se nos olvide lo cerca que vimos el abismo.

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Hincha
APBrasil ama el fútbol, pero el Mundial trajo conflicto
SAO PAULO (Enviado especial) -- Y llegó el día. Después de tanto esperar, de años de imaginar este momento, hoy comienza la Copa del Mundo de Brasil. Desde el final de Sudáfrica 2010 que muchos esperábamos este 12 de junio que hoy vivimos. Pasaron meses, años, goles, campeones, buenos y malos equipos. Todo para llegar al Mundial, que es lo que le da sentido a todo el resto. Sin este campeonato el fútbol no sería lo que es.

De acuerdo con el espíritu de este diario de viaje, escribiré en primera persona. Admito que las siguientes líneas pueden resultar un poco cursis, pero es lo que me sale hoy. Costó dormir, pero se logró aunque sea por un par de horas. Después de madrugar para asistir a la conferencia de prensa de la Selección Colombia, emprendí el viaje al Arena Itaquera. Transitar 50 kilómetros por Sao Paulo puede ser una verdadera odisea. No sólo por las protestas que se suceden a lo largo de la ciudad, sino también por la locura de tránsito que aquí se vive día a día.

"Si vas en carro puedes tardar cinco horas desde Cotia hasta el Arena", me dijeron ayer. Parece una verdadera exageración en un contexto normal, pero es la cruda realidad si de esta gigantesca metrópolis se habla. Entonces, la única alternativa para llegar a tiempo al estadio de la ceremonia y el partido inaugural era el metro. Ahí comenzaron los miedos por la amenaza de huelga. De todos modos, la Prefectura había asegurado el funcionamiento del transporte público. Sin el metro habría sido imposible llegar. Así de simple.

Llegué a la estación Butanta y quizás por primera vez desde mi llegada a Brasil sentí el consquilleo por tener la oportunidad de vivir una Copa del Mundo. Hasta ahora, la lejanía de la localidad de Cotia nos mantenía un poco al margen del calor popular que genera este evento. Sólo los hinchas colombianos que alentaron a su Selección en la primera práctica le pusieron un poco de ambiente futbolero a nuestra vida. Pero hoy es el día del comienzo del Mundial y las camisetas verdeamarelas coparon las calles.

En la estación el color amarillo copaba la escena. Hombres, mujeres y niños, casi todos vestían algo que los idenficara como brasileños. La mayoría se dirigía al estadio, pero los que no también decidieron recibir a la Copa vestidos para la ocasión. "Primero Brasil y después Colombia", afirmó un muchacho paulista que se encontró con un cucuteño enfundado en la bandera de la República de Colombia. Estaba seguro de que Brasil ganará el título, pero por las dudas ya eligió su segundo equipo.

El trayecto en el metro es largo pero muchísimo menos caótico que por carretera. En definitiva, el transporte público fue la mejor opción. Los trenes están en perfecto estado y todo funciona con fluidez. A medida que nos acercábamos al Arena Itaquera, la euforia crecía en los pasajeros. Muchos se subieron en la estación República de la línea Vermelha, que finaliza en el estadio. Cuando llegué, el Mundial se me presentó adelante de mis ojos.

Cientos de personas cantando y aplaudiendo, haciendo sonar las cornetas y saltando. Ahora sí, ya estoy en la Copa del Mundo. No me pellizqué, pero juro que la sensación fue esa: es acá, ya llegué. El sueño se hace realidad.

Miles de torcedores vestidos de amarillo caminaban rumbo al estadio a unas cuatro horas del comienzo del juego. Entre la multitud de camisetas de la Canarinha, algunos hinchas de Croacia se divertían bailando con brasileñas. Los europeos estaban igual o más felices que los sudamericanos. Tomaban cerveza -por supuesto- y cantaban mientras sus rivales de hoy les tomaban fotos. Hasta lograron "copar" la terraza de un restaurant cercano al Arena.

El camino desde la estación hasta el campo de juego es largo pero casi no me di cuenta. Entre la gente uno entiendo lo que significa un Mundial. No es un partido más, se siente en el aire. Es una mezcla de nerviosismo y de alegría. Además, en un país tan futbolero como Brasil esos sentimientos se hacen aún más fuertes.

La recepción en el Arena no fue para nada buena. Los voluntarios tienen voluntad pero ese oxímoron no alcanza para organizar bien un evento de semejante magnitud. La mayoría no sabía cómo ayudar a la gente que lo necesitaba y ellos mismos carecían de la información más elemental. Sin embargo, pudimos llegar a nuestro sitio de trabajo no sin algunos problemas menores. Y hay que decir que el estadio es espectacular. Tardaron mucho en terminarlo, pero es perfecto. Grande, cómodo, con facilidades para todos y muy moderno.

Cuando subí se me erizó la piel por enésima vez. Los preparativos de la tribuna copaban el panorama, pero lo que más importa estaba ahí. El césped y las tribunas. El fútbol. El Mundial.

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Superman Messi y Batman NeymarIlustración Sebastián DomenechSuperman Messi buscará batir la kriptonita del Mundial. Batman Neymar quiere su gloria
¿Qué se puede decir de Superman? ¿Que es el superhéroe por excelencia? ¿Que ya es un clásico? ¿Que es más rápido que una bala? ¿Que es un símbolo para millones de personas? ¿Y qué podemos decir de Lionel Messi? ¿Que es el futbolista por excelencia? ¿Que ya es un clásico? ¿Que es más rápido que una bala? ¿Que es un símbolo para millones de personas?

Lionel es el número uno. Como tal llega a este Mundial de Brasil. Quiere buscar romper el maleficio de ese torneo que hasta ahora fue su kriptonita: la Copa del Mundo. Para hacerlo deberá volar como supo hacerlo. Deberá ser fuerte para soportar cualquier golpe rival y mantenrse concentrado al máximo para lograr su objetivo.

No será tan fácil como en las historietas. Es que sus rivales no serán meros villanos. Hay otros héroes que quieren quitarle el cetro de honor. Entre ellos, un joven que estará en su casa y que no precisa mantener su identidad en secreto: Neymar. No es Bruno Díaz, pero es un Batman en potencia. Un ágil multimillonario que no tiene piedad.

Y si en Barcelona estos muchachos azulgrana son los Súper Amigos, cada uno defenderá sus propios intereses y sus propios colores en esta Liga de la justicia seguida de playoffs.

Ojalá que esta edición mundialista nos regale un enfrentamiento, quizá una final, entre la mejor versión de este Superman y la figura más completa de este Batman. Para anticipar el duelo cinematográfico que pronto nos regalará Hollywwod. Y para coronar a un rey que viva en Sudamérica.

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ColombiaEFE

SAO PAULO (Enviado especial) -- A poco más de 24 horas de nuestro arribo a Brasil, nos topamos por primera vez con lo que se denomina "clima mundialista". Este lunes, unos 800 hinchas presenciaron la práctica de la Selección Colombia en el predio del Sao Paulo FC y le pusieron color y calor al primer entrenamiento a puertas abiertas del equipo nacional.

Armenia, Bogotá, Barranquilla, Cali y muchas otras ciudades tuvieron su representación el predio de Cotia. Los hinchas recorrieron los más de 30 kilómetros que hay desde el centro de la capital paulista para ver de cerca a sus ídolos. Algunos tardaron más de dos horas debido al caos de tránsito que se vive todos los días en Sao Paulo. Pero, todo valió la pena.

"Colombia está en mi corazón", afirmó un cucuteño que vive en Brasil desde hace 5 años y en sus palabras resumió el sentimiento de todos los presentes. Las camisetas más modernas se mezclaron con algunas antiguas y con varias pelucas del Pibe Valderrama en las tribunas del predio.

Hubo familias, grupos de amigos, niños y gente mayor. De todas las edades, mujeres y hombres. Todos fueron con algo representantivo de la Tricolor. Una camiseta, una bandera, un gorro. Cantaron y aplaudieron a los futbolistas ante cada acción. También recibieron el cariñoso saludo de los protagonistas desde el perfecto campo de juego donde se entrenaron. "Los amamos, van a salir campeones", grita una señora con un optimismo que arrasa con todo.

Hasta ahora, la ciudad continúa su vida un tanto indeferente a la Copa del Mundo. Por segundo día consecutivo estuvimos en las calles y tampoco vimos las protestas que han ocupado páginas y páginas en los meses previos a este torneo. Es pronto para dar una opinión firme, pero hasta el momento, el caos que se ve en Sao Paulo es el propio de una metrópoli de este tamaño. Ni más ni menos.

Decíamos que en las calles no hay demasiadas referencias mundialistas. La gente está esperando expectante el inicio del certamen, pero continúa su vida con normalidad. "El Mundial será bueno, pero hay que seguir trabajando", afirma un oficial de policía en las afueras de Cotia, y sigue con su tarea diaria.

Como se pudo ver en los envíos de SportsCenter y Balón Dividido, el equipo de ESPN está alejado en un cómodo Haras, bastante lejos del centro de la ciudad pero muy cerca del predio de entrenamiento de la Selección. Hago esta aclaración para que el lector conozca un poco más de nuestra vida en el Mundial. Es un sitio muy tranquilo, donde se puede trabajar a la perfección y con gran comodidad.

Este primer dia completo en Brasil ha sido muy importante para tomarle la mano a la ciudad, para amigarse con un clima muy agradable pero diferente al que tenemos en casa en esta época del año y para comenzar a tomar contacto con el pueblo colombiano, que ya está en la Copa del Mundo y sueña con irse con una gran sonrisa.

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Ciclistas
ESPNFC.comLos ciclistas siguieron viaje hacia Belo Horizonte

SAO PAULO (Enviado especial) -- Este martes, cuando llegábamos a la segunda práctica de la Selección Colombia abierto a la prensa, nos encontramos con un escenario inesperado. Además de muchos periodistas y móviles que esperaban por entrar al predio del Sao Paulo, vimos un grupo de ciclistas vestidos con la clásica vestimenta de los equipos colombianos que representan al país en dicho deporte.

Apenas los vieron, los pocos hinchas que allí se encontraban -la actividad del día era sin público- comenzaron a aplaudirlos. Es que el ciclismo no es un deporte más para el pueblo cafetero, es una de sus grandes pasiones. Junto con el fútbol, son los dos juegos más caros al sentimiento de todos. Por tradición, cultura y triunfos.

Se trata de una docena de pedalistas que salieron desde Barranquilla el pasado 23 de mayo y que tenían como objetivo principal llegar a la concentración del equipo antes del inicio de la Copa del Mundo. "Combinamos el ciclismo, que es el deporte nacional y el más querido en Colombia, junto con el fútbol. Eso es algo excelente para nosotros", nos explicó Heriberto, uno de los integrantes del singular grupo.

Estos hinchas-ciclistas llegaron este mismo martes a Sao Paulo y, aunque no pudieron saludar a sus ídolos, se mostraron muy felices por haber cumplido una meta difícil: transitar los casi 5000 kilómetros que separan a Barranquilla de Sao Paulo en poco menos de veinte días. Para eso, pedalearon cuatro horas y 120 kilómetros por jornada. Parece un esfuerzo extraordinario, pero en realidad no lo es, porque los mueve el motor de la pasión.

Tras llegar a Cotia, el grupo seguirá viaje hasta la ciudad de Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais. Es un punto intermedio entre la capital paulista y Belo Horizonte, la sede del primer partido de la Tricolor en la Copa del Mundo. El grupo forma parte de la Asociación senior de ciclistas y está conformado por once barranquilleros y nuestro amigo Heriberto, oriundo de Quindío.

"Vamos a estar en los tres primeros partidos y queremos alentar al equipo nacional desde la bicicleta, que es nuestra gran pasión", afirma Heriberto y resume el pensamiento de "la otra" Selección que hoy estuvo presente en Cotia.

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Arena Itaquera
Sao PauloEl Arena Itaquera todavía no está listo

SAO PAULO (Enviado especial) -- A menos de 24 horas del comienzo de la Copa del Mundo, el estadio Itaquerao todavía no está terminado. Sí, pasaron casi cuatro años desde la oficialización del proyecto de construcción y en el día previo a la inauguración todavía se siguen viendo trabajadores en los alrededores de la cancha.

La construcción ha sufrido muchos problemas, desde huelgas y dificultades burocráticas hasta accidentes mortales. De hecho, el derrumbe de una tribuna a fines de 2013 fue una de las principales razones de este retraso que ha puesto muy nerviosa a la FIFA.

El día de nuestra llegada a Sao Paulo, el domingo 8 de junio, nos acercamos a la Arena Itaquera para retirar nuestras acreditaciones. El estadio es hermoso y los edificios aledaños son muy modernos, lo que demuestra que esto fue mucho más que un proyecto futbolístico. Fue un proyecto urbanístico.

El problema fueron los tiempos, claro. Ese domingo continuaban las obras, que aún no fueron concluidas a un día del Mundial. A pesar de esto, la presidenta Dilma Roussef repitió que todo estará listo para el jueves y que no hay nada de qué preocuparse. Es cierto, faltan detalles, pero hoy hay más obreros que hinchas en las afueras del campo de juego.

Según informó el diario Folha de Sao Paulo, sólo restan los detalles finales, como por ejemplo los jardines y las flores que estarán en el exterior. Tampoco están finalizados los dispositivos lumínicos y el estacionamiento VIP. Esos sitios fueron tapados con lonas de FIFA. Si hay poblemas, que se note lo menos posible.

El otro gran inconveniente que podría presentarse el día de la inauguración es el del transporte. Los medios hicieron paro hasta este lunes y amenazaron con retomarlo el mismo jueves. Si esto sucede, la Prefectura pondría en marcha el "plan de emergencia para la Copa del Mundo", que garantizará el arribo de los torcedores al estadio.

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Bastian SchweinsteigerIlustración Sebastián DomenechEl mediocampista alemán se muevo como un robot, de forma precisa y mecánica.
Arnold Schwarzenegger ya dijo públicamente que su futbolista favorito es el portugués Cristiano Ronaldo, por que, según sus palabras, "tiene una psique fantánstica y geniales abdominales". Para nosotros, sin embargo, es Bastian Schweinsteiger el jugador que mejor representa a Terminator, el personaje más famoso del ex mister Olimpia.

Más allá del apellido largo e impronunciable y del origen común en el centro de Europa, el medio alemán se parece más al protagonista de la saga de James Cameron, que al actor austro-estadounidense.

Cuando se estrenó la película en 1984 Schweinsteiger todavía no había nacido. Nadie, en la industria del cine, esperaba demasiado de ese film. En paralelo, cuando el medio alemán llegó a la primera de Bayern Munich tampoco le tenían mucha confianza. De hecho, Felix Magath lo mandó de regreso al equipo de juveniles.

Pero como la historia del robot que venía del futuro para matar al no-nato líder de la revolución fue éxito de taquilla y hoy se la considera una película icónica para la cultura de EEUU, Bastian se ganó un lugar en la selección alemana y desde entonces forma parte de su columna vertebral.

Recién conocimos a Schweinsteiger en la Copa de Confederaciones de 2005. La definición propia de Terminator, "cyborg asesino", le caía perfecta. El rubio se movía por la cancha como un robot, de forma precisa y mecánica. Pero un robot del futuro, más rápido y más fuerte que el resto. Como si supiera todo lo que iba a pasar.

Por entonces parecía disfrutar el papel del malo. Del rudo. Con el tiempo, a medida que se hacía más reconocido, como Arnold y su personaje, pasó al bando de los buenos. Salvo en Argentina, claro, donde después de tanta eliminación en Cuartos de final de un Mundial, ya no lo pueden ver.

La primera versión de Schweinsteiger, simil T-800, se fue desgastando. Otros futbolistas robóticos, veloces y fuertes, le fueron quitando protagonismo. Pero Bastian siempre fue importante en su selección. En una década, juntos fueron subcampeones de la Euro 2008 y terminaron terceros en los mundiales de 2006 y 2010.

En 2012-2013, las lesiones y las operaciones en el tobillo derecho fueron quitándole potencia y disminuyendo su rendimiento. Se pensó que ya no volvería a jugar, pero Schweinsteiger supo resurgir con talento, con ubicación y con experiencia. Tan indestructible como cada secuela de Terminator. Ya no tan veloz ni potente con su cuerpo, como antes; ahora se destaca por su órden y su rapidez mental.

En este Mundial 2014, como en los anteriores, Bastian será una amenaza con la que ningún rival querrá cruzarse. Con un ojo rojo de furia y con el otro en la esquiva final. Con ganas de decir "hasta la vista, Baby" pero con la Copa del Mundo en las manos.

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SAO PAULO (Enviado especial) -- En primer lugar, es necesario hacer una aclaración: este blog estará escrito, en muchas ocasiones, en primera persona. Es algo que se debe poner de manifiesto porque la opinión de un simple periodista no tiene gran valor en sí misma, es sólo una más de las tantas voces que se pueden escuchar cuando de una Copa del Mundo se habla. Sin embargo, un diario de viaje debe ser escrito en primera persona para destacar mejor las vivencias. Es decir, que a nadie le importa lo que le pase a Damian Didonato, pero quizás sí a una persona que, en determinado momento de su vida, presenciará el evento más trascendente de la humanidad.

Arena Itaquera
Getty ImagesAsí está el Arena Itaquera a tres días del comienzo

Parece una exageración hablar del "evento más importante de la humanidad", pero no lo es. Nada genera algo similar a lo que genera un Mundial de fútbol. No caeremos en el lugar común de decir que es "un mes en el que todo el mundo se transforma en una pelota", pero sí hay que tener en cuenta la dimensión de este campeonato. El fútbol es el juego más popular del mundo, el que más gente mueve y el que despierta más sentimientos en los pueblos. Y la Copa del Mundo es, por amplio margen, el certamen más importante de todos. En consecuencia, no hay nada como lo que se vivirá en Brasil desde el jueves.

Volviendo a las vivencias personal, primero es necesario poner en contexto mi presencia aquí. Debo decir que vivir un Mundial ha sido el sueño de mi vida desde que tengo memoria. Como muchos en mi país, la Argentina, mido mi vida en Mundiales. En tal Mundial comencé la primera, en tal Mundial tuve mi viaje de egresados, en tal Mundial me enamoré por primera vez. Y así. Nuestra existencia está regulada por intervalos de cuatro años. Por eso estar hoy aquí representa un sueño cumplido.

En México 86 tenía sólo dos años y no recuerdo nada, sólo sé que mis padres me llevaron a festejar junto con mi recién nacido hermano, cuyo nombre es fácil de adivinar: Diego. En 1990, con sólo seis años vi a Sergio Goycochea transformarse en el ídolo de mi patria. En EEUU 1994 sufrí mucho con la derrota de Colombia, una Selección siempre cercana a mis sentimientos. En el 98 disfruté como un francés más con el fútbol de Zidane. En 2002 me desvelé todo el mes para ver una Copa más mediocre de lo que esperábamos. En 2006 vi a la Selección Argentina más sólida que recuerde. En 2010 me maravillé con una España extraordinaria. Y en 2014 estoy aquí, en el lugar de los hechos. No puedo ser más feliz.

Será un mes intenso, de mucho trabajo, pero también de mucho fútbol, del mejor fútbol. Yo creo que todo lo que pasa en un Mundial tiene trascendencia histórica, desde un lateral hasta un gol en la final, todo es importante. Porque este maravilloso deporte es lo que es gracias a lo que ha sucedido en 84 años de historia mundialista. Sin las maravillas que nos regalaron los Mundiales, nada sería lo mismo, no sólo para cada Selección, sino también para nuestras vidas.

Llegamos a Cotia (Sao Paulo) junto al resto del equipo de ESPN el domingo por la madrugada. Nos recibió una ciudad calurosa, imponente y todavía un poco ajena al Mundial. Sí, a cuatro días del comienzo de la Copa sólo se ven algunos carteles, un par de puestos de venta de banderas y no mucho más. El clima mundialista explotará en las horas previas al debut de la Selección local, el próximo jueves. Tampoco vimos las protestas de las que tanto se ha hablado, pero con sólo unas horas en la capital paulista, aún no tengo autoridad para referirme a dicho sensible tema.

En el Arena Corinthians (aquí se lo conoce como Arena Itaquera, por el barrio en el que está ubicado) siguen trabajando contrarreloj. Aún no terminaron con los preparativos y el estadio todavía no luce terminado. Faltan algunos retoques finales, pero estará listo para la gran cita. Por otro lado, el trámite de la acreditación fue rápido y ágil, uno de los grandes objetivos del comité organizador.

Ya estamos listos para salir a la cancha, como el resto de las 32 Selecciones de la Copa del Mundo. En este diario de viaje, el objetivo es pintar una especie de cuadro subjetivo del Mundial. Serán ni más ni menos que las vivencias de un futbolero que está cumpliendo su sueño. Tan simple como eso.

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