Argentinos y oceánicos apartaron la defensa del libreto en el primer cuarto. Un total de 57 puntos entre los dos en equipos en ese tramo son muchos puntos, especialmente para un campeonato del mundo y, por extraño que parezca, en un partido donde estaba en juego la primera plaza del Grupo D.

La formación de Rubén Magnano ocupaba el sitio que se le presuponía en los pronósticos. Nueva Zelanda no. Su sitio, en la teoría, correspondía a Rusia, con la que se contaba para liderar el grupo junto al cuadro sudamericano, pero la competición ha destapado a una aguerrida selección neozelandesa que ha permutado el papel de partenaire por la primera clasificación de su historia para la segunda ronda de un mundial.

Fieles al perfil demostrado en Indianápolis 2000, los chicos de Tab Baldwin echaron el resto. Sólo en el primer cuarto anotaron cinco triples (5/8) y contaron hasta con siete puntos de ventaja. Argentina, como era de esperar, no se arrugó, aunque su respuesta partió del juego interior.

Después de veinte minutos (44-52) los argentinos habían anotado veinticuatro tantos dentro de la zona, el doble que Nueva Zelanda, pero incomprensiblemente dejaban unos tremendos agujeros en el bloque del rebote que regaló siete de sus doce puntos interiores a los 'All Blacks'.

La primera mitad del choque registró siete cambios de líder en el marcador y seis empates con especial protagonismo de Fabricio Oberto y Leandro Palladino, por parte americana, y de Pero Cameron -130 kilos- y Phil Jones en el bando oceánico.

El choque echaba chispas. La brecha abierta por Argentina volvió a diluirse ante el empuje y el buen baloncesto del cuadro maorí. La temperatura estaba por las nubes. Un pequeño enfrentamiento producto de la intensidad que ambos equipo estaban desplegando sobre la cancha la costó la técnica a Pepe Sánchez. Un cara a cara con Dillon Boucher y la intervención justiciera de Andrés Noccioni terminaron con la técnica sobre el base albiceleste.

La normalidad regresó inmediatamente y Nueva Zelanda la aprovechó para rebajar el pequeño hueco abierto por Argentina con un triple de Kirk Penny sobre la bocina del tercer cuarto y encarar el periodo decisivo en igualdad de condiciones (72-74).

Ahora bien, los pronósticos tenían razón cuando hablaban del cuadro suramericano como uno de los equipos a seguir en este Mundial. La pistola neozelandesa se encasquillo poco más de cuatro minutos y Argentina apuntilló el partido con insultante superioridad comodidad (76-96 m.35).

Tanto los chicos de Rubén Magnano como los hombres de Tab Baldwin entran en la segunda fase. Ahora les tocará medirse a los tres clasificados del Grupo C: Estados Unidos, Alemania y China. De momento, los suramericanos ya han conquistado una medallita, pequeña, pero significativa: mantenerse invictos y cerrar la primera ronda en calidad de líderes de grupo.

SÍNTESIS DEL PARTIDO

NUEVA ZELANDA (85 - 31+13+28+13): Dickel (12), Penney (13), Jones (13), Cameron (21), Marks (10) -cinco inicial-, Boucher (2), Henare (3), Book (11), Rampton (-), Flavell (-) y Winitana (-).
ARGENTINA (112- 26+26+22+38): Sánchez (10), Ginobili (24), Sconochini (12), Oberto (12), Wolkowyski (12) -cinco inicial-, Palladino (13), Scola (4), Montecchia (5), Noccioni (17), Gutiérrez (-) y Fernández (3).