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Tras superar al coronavirus y al temor por el contagio, Randy Arozarena pelea con Rays el título de Serie Mundial

ARLINGTON -- Hace dos meses, Randy Arozarena estaba contagiado de coronavirus, lejos de los Tampa Bay Rays y por primera vez desde que salió de Cuba, el beisbol estaba en segundo plano entre sus prioridades.

Hoy, Arozarena es el principal bateador de los Rays, que nada más y nada menos se encuentran en Arlington, Texas, para disputar la Serie Mundial ante Los Angeles Dodgers.

“Cuando te pasan cosas como las que me pasaron a mí, generalmente te desanimas”, señaló Arozarena en el nuevo Globe Life Field de los Texas Rangers, primer estadio neutral que alberga el Clásico de Otoño.

“Antes de que me diera el virus, tenía mi mente muy positiva sobre la temporada, pero cuando me contagié, sólo pensaba en tratar de salir de eso, porque ese virus estaba matando mucha gente”, relató el pelotero.

“El virus hizo que me olvidara un poco de la pelota. La pandemia ha matado a muchos en el mundo. Tenerlo da miedo a morir”, agregó el cubano.

No es que Arozarena no haya tenido antes temor a perder la vida. El nativo de Pinar del Río, en el extremo occidental de la mayor de Las Antillas, salió ilegalmente de su país en una balsa en 2015 y radicó en México, donde fue evaluado por las organizaciones de las Mayores y firmado con un bono de $1,25 millones por los St. Louis Cardinals.

Aunque la embarcación en la que viajó no tuvo ningún problema, Arozarena ha dicho varias veces que la posibilidad de morir en el intento de dejar su país es uno de los riesgos que corren quienes deciden desafiar al Golfo de México en un transporte poco seguro.

Arozarena debutó en la pelota organizada estadounidense en 2017 y después de aplastar el pitcheo de Triple A (.358 con 12 jonrones, 18 dobles y nueve robos en 64 partidos) en la primera parte de 2019, fue subido a Grandes Ligas, donde bateó para .300 en 19 juegos de temporada regular e integró el roster de los Cardinals en la Postemporada.

Sin embargo, St. Louis decidió sacrificar al cubano en enero pasado para adquirir a dos prospectos, principalmente el lanzador zurdo Matthew Liberatore.

“Cuando se hizo el cambio, me sentí mal, porque pensé que había hecho algo mal, pero mucha gente me explicó que eso es normal en la pelota profesional”, dijo Arozarena.

El jardinero se presentó a los entrenamientos primaverales de los Rays con grandes posibilidades de integrar el roster del Día Inaugural, aunque no necesariamente como jugador de todos los días, y su desempeño era bueno hasta que la pandemia del coronavirus paralizó las operaciones en marzo y puso en suspenso la temporada 2020.

Cuando Grandes Ligas decidió jugar una campaña corta de 60 partidos y convocó otra ronda de entrenamientos en verano, Arozarena se contagió de COVID-19, lo que hizo que estuviera ausente en las primeras cinco semanas de una temporada de un poco más de dos meses de duración.

Para Arozarena y Tampa Bay, la espera valió la pena. El pelotero de 25 años bateó para .281 con siete jonrones y 15 carreras anotadas en 23 partidos, lo que forzó al manager Kevin Cash a mantenerlo diariamente en la alineación el resto del camino.

En la Postemporada, el cubano saltó a un nivel superior al elevar su promedio a .356 con siete cuadrangulares y seis bases por bolas en los primeros 16 encuentros. Fue el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Americana que los Rays ganaron en siete encuentros ante los Houston Astros para pasar a la segunda Serie Mundial en la historia del club.

Con su sencillo en la novena del segundo encuentro de la Serie Mundial, Arozarena llegó a 22 imparables para empatar el récord de novatos que tiene Derek Jeter desde 1996, cuando debutó con los New York Yankees.

El desempeño de Arozarena, quien ha impuesto varias marcas ofensivas para jugadores novatos en la Postemporada, es tan notable, que su manager lo llamó “nuestro Mookie Betts”, en referencia a la mega estrella y jardinero derecho de los Dodgers, quien tiene un premio como Jugador Más Valioso de Grandes Ligas, cuatro Guantes de Oro y un contrato de $365 millones.

“Es asombroso lo consistente que ha sido Randy. Simplemente fenomenal”, dijo Cash.

“Uno tiene que sobreponerse a todas las circunstancias que te ponga la vida y seguir adelante”, destacó Arozarena, quien conectó cuatro cuadrangulares en la final del Joven Circuito.

“Desde que el coronavirus salió de mi cuerpo y me subieron, siempre tuve el objetivo de llegar a la Serie Mundial y, afortunadamente, estamos aquí. Me siento muy contento”, dijo Arozarena sobre los cambios que ha sufrido en su vida, desde que se quedó huérfano de padre a los 15 años de edad y luego, salir de Cuba, llegar a las ligas mayores y superar el COVID-19.

“Disputar una Serie Mundial en mi segunda temporada en Grandes Ligas es una experiencia que disfruto al máximo. La vida es buena”, aseguró el pelotero caribeño.