Egan Bernal ganó el Giro de Italia con la autoridad de los grandes. Aseguró el título en Milán durante la crono individual que cerró la carrera. Es el segundo colombiano en conseguirlo, después de Nairo Quintana en 2014.
Durante dos semanas se adueñó de la camiseta rosa por su primera victoria de esta competencia en la novena etapa. Cruzó primero en Los Abruzos, al centro del país y como una armadura, la llevó por 12 jornadas más.
Egan Bernal atravesó el frío, el calor, los abanicos, la nieve de la alta montaña alpina, caminos de tierra, los descensos afilados en ruta mojada del penúltimo día, las dudas, los ataques de los favoritos. Administró bien la ventaja que consiguió en la tercera semana, la más difícil de todas.
Demolió rivales cuando el camino se empinó. Remco Evenepoel, Aleksandr Vlasov, Joao Almeida y Romain Bardet se quemaron en su intento por superarlo en las cuestas. La pasó mal con Simon Yates en esa rampa eterna del Sega di Ala de 11,2 kilómetros al 9,8 por ciento. La energía inagotable de Daniel Felipe Martínez lo rescató de esa crisis. Un par de gritos salvaron ese día que lo debilitó en la clasificación general pero no en su convicción de campeón.
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"Es lo mismo ganar por un segundo o dos minutos", se juró ante todos, bajo esos traicioneros dolores de espalda. El respaldo del Ineos cubrió ese sufrimiento final con el que completó los 3.410,9 kilómetros de esta edición 2021. Además de Martínez, el español Jonathan Castroviejo tiró de su experiencia para traerlo sano y salvo hasta la gloria.
Entró a Milán cubierto de victoria en la siempre temible contrarreloj. La diferencia con Damiano Caruso y Yates resultó suficiente para sacudirse de la angustia con la que pedaleó la temporada anterior.
A los 24 años conquista su segunda vuelta grande. Egan agiganta su leyenda.