Lucas Pozzi nació en la Ciudad de Buenos Aires hace 28 años. Es un atleta sordo y tiene con qué motivar, motivarse, inspirar, inspirarse. Pero no se queda en la "historia de vida". Porque tampoco su amor por el deporte nació particularmente por el atletismo. Primero se ilusionó con ser futbolista. De Racing. La poca participación que le daban, por ese impedimento de comunicarse, lo frustraba. Quizás esa situación fue la piedra basal para cambiar su propio destino.
Entonces se vio corriendo. O mejor dicho, vio corriendo a muchísima gente en las calles de Buenos Aires. Era el Maratón de 2018 y así empezó a averiguar cómo podía hacer para seguir esos pasos. Nunca mejor dicho.
Y apareció una oportunidad en el Trail Running en Valhol, en Ushuaia. Sin el calzado adecuado y con ropa "de más". Incluso no midió los esfuerzos y hasta cruzó la meta mareado. Un puesto 11 podría ser anecdótico para cualquiera y para él fue la medalla más preciada.
Comenzó a entrenar más y mejor. Primero con un amigo de similar condición. Se planificaban ellos mismos. Después se sumó a un grupo de corredores y con ello aparecieron las oportunidades. Más y mejores.
Las primeras Olimpiadas para Sordos, las llamadas Sordolimpiadas, se celebraron en París, Francia, en 1924. ¿Las próximas? En Tokio, Japón, en noviembre próximo. Se conmemorará el centenario y el sueño de Lucas es estar presente. ¿Por qué no ir por una medalla? En su pasión por correr encontró la magia del placer y la competitividad en partes iguales. Porque al final... “La meta es ganarte a vos mismo”.