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Alzamendi e Independiente: un amor que nació de joven y que nunca pensó que concretaría Los comienzos de Alzamendi: futbolista y policía, con una forma peculiar de gastar su primer sueldo

Antonio Alzamendi habló en exclusiva con ESPN y recordó su etapa antes de llegar a Independiente, cuando ya tenía un cariño por el Rojo.

“A mi cuñado, el 'Perico' Silva, le encantaba el fútbol argentino, y con una radio Spica nos subíamos arriba del techo a escuchar al ‘Gordo’ Muñoz en Radio Rivadavia para agarrarle la onda. Escuchaba a Pavoni, Pastoriza, Bernao, Santoro, unos jugadores bárbaros, y me encantaba Independiente en esa época. Me hice fanático del fútbol argentino y me hice hincha de Independiente. Y el tiempo me llevó nada menos que a suplantar a Bertoni y a jugar con Bochini, un sueño increíble”, contó.

Alzamendi dijo que cuando jugaba en la cuarta división de Wanderers de su ciudad, a su amigo Jorge Peralta y a él les decían “Bochini y Bertoni”, en comparación con los históricos atacantes del equipo de Avellaneda.

El “Hormiga” llegó a Independiente en 1978 proveniente de Sud América y se quedó allí tres años hasta que pasó a River Plate. Con el Rojo marcó más de 80 goles y fue campeón del Torneo Nacional en 1978.

Más precisamente, Alzamendi se convirtió en jugador de Independiente el día después que Argentina obtuviera el título de campeón mundial contra Holanda. “Lo primero que veo en el vestuario es a (Ricardo) Bochini, (Enzo) Trossero y (Hugo) Villaverde, todos los que yo escuchaba en ese momento. De repente, se me arrima -nunca me voy a olvidar- el “Negro” Galván y me dice: ‘uruguayo, acá ustedes son Dios. Vos sos uno más. Acá no hay argentinos ni uruguayos, acá está Independiente’. Y te podés imaginar… El técnico era el “Pato” Pastoriza, y el presidente, Julio Grondona, que fue muy importante también para mí”, comentó el ex atacante.

Alzamendi comparó la situación en la que vivía antes de llegar al Rojo con lo que le tocó a posteriori. “Caminábamos desde el Palacio Legislativo hasta la cancha de Sud América con Pablo Sosa, que vivíamos en una pensión. Después, me fui a vivir con el “Negro” Antúnez en Luis Alberto de Herrera y General Flores, en el monumento a Herrera. Y lo hacíamos caminando porque no teníamos plata para el ómnibus, y comíamos la cena en Sud América. Y que, de repente, te surja esto de Independiente…”, contó el “Hormiga”, que señaló que su etapa en el Rojo fue “un sueño completo”. Esto se debió, además, a que le tocó ser compañero de habitación de Bochini y de Mario Killer, a quienes admiraba.