El equipo de Xabi Alonso cortó su racha de triunfos en la Champions League al empatar 1-1 en la tercera jornada
El Bayer Leverkusen de Xabi Alonso empató a uno en su visita al Brest, en un espeso partido que se le indigestó al equipo de la compañía farmacéutica, que fue incapaz de imponer su teórica superioridad y acabó desesperado con el árbitro.
El vigente campeón de Alemania se presentaba en el Estadio de Roudourou de Guingamp -el del Brest no cumple con la normativa UEFA- con multitud de rotaciones, incluida la presencia en la portería del checo Matěj Kovář, en sustitución del titular y capitán Lukas Hradecky, además de su compatriota Patrik Schick en la delantera por la baja de Victor Boniface, víctima de un accidente automovilístico el pasado domingo.
Careció de velocidad el Leverkusen. Algo indeciso, con dudas entre si llevar el peso del choque o ceder la pelota al motivado conjunto de Éric Roy para buscar sus centelleantes contragolpes, su puesta en escena no intimidó a los bretones. Su primera jugada finalizada fue, desde lejos, un violento disparo de Hofmann a las gradas a los 19 minutos.
La falta de sintonía entre jugadores con tan poca coincidencia en cancha provocaba un bloqueo constante en el juego y ante la incertidumbre tuvo que ser la figura del equipo la que deshiciera el embrollo. Un pase filtrado del propio Hofmann, tras recoger un balón despejado por la zaga, acabó en las botas de Florian Wirtz y la joven estrella no perdonó en la definición.
Solo cinco minutos más tarde, el propio mediapunta se recreó en una asombrosa jugada personal, sorteando y quebrando en una baldosa a todos los defensores que le salían al paso, en la que su disparo, algo flojo, fue atajado por el meta neerlandés Marco Bizot.
Un simple fogonazo del crack alemán había servido para iluminar al apagado bloque del técnico español, pero el Brest, que hasta entonces apenas había sufrido, no se deslumbró.
Al filo del descanso, un esférico centrado desde la izquierda por Camara, fue conectado desde el borde del área por el francés Lees Melou para colocarlo fuera del alcance de Kovář. De la nada, el Brest había igualado el envite y contagió a la animosa hinchada bretona, a pesar de estar 'exiliada' en un estadio que no es el suyo.
El tanto espoleó a los galos y, tras la reanudación, otra irrupción en diagonal del activo mediapunta casi sorprendió a los de Xabi Alonso, de nuevo espesos en la elaboración de fútbol en el arranque del segundo acto, con Aleix García y Exequiel Palacios incómodos en la medular. Por momentos, daba la impresión que ambos se invadían mutuamente el espacio.
El cuadro de Roy se creyó con opciones de culminar la remontada y comenzó a concluir las jugadas en campo contrario, casi siempre en disparos lejanos que, aunque no siempre hallaban portería, sí sacudían a su ya convencida afición.
Ante la compleja tesitura, el entrenador español tuvo que sacar al campo a sus primeras espadas y el Leverkusen lanzó la contraofensiva. Un pase raso de Wirtz al corazón del área casi se introdujo en la propia puerta de Haïdara e, instantes después, una mano dentro de área de Lees-Melou tras un centro de Grimaldo no fue señalada por el árbitro al considerar que el brazo del francés, en plena entrada a ras de suelo, estaba cayendo.
El final del choque resultó igual de trabado. Apenas hubo ocasiones, salvo una clarísima de Baldé, que tras recibir un pase profundo a la espalda de la zaga, no acertó a definir. Instantes antes se había producido una escalofriante entrada de Coulibaly a Adli, y que se saldó sin tarjeta.
Otra acción polémica en el área gala, un presunto penalti sobre Hofmann en los últimos minutos, terminó por desquiciar al entrenador español, visiblemente enfadado en el banquillo. El Bayer dio un último arreón en busca del gol de la victoria, pero no lo logró.