La próxima Copa América comenzará en un mes en Argentina y Colombia. El debut contra Ecuador en Barranquilla será el punto de partida para que esta dinastía de jugadores arrope la gloria que reclama nuestro fútbol.
Siete partidos para ser campeón. Ese es el mandato que este plantel liderado por David Ospina, Falcao García, Juan Guillermo Cuadrado, James Rodríguez, Yerry Mina se impone como un compromiso para quedar en la historia.
El séptimo puesto en la Eliminatoria sugiere al torneo continental como un banco de prueba para que el nuevo técnico Reinaldo Rueda profundice su mensaje en una ronda de clasificación en la que necesita repuntar con poco tiempo de trabajo. Sin embargo, la tentación de un trofeo esquivo, junto con las ambiciones de este grupo, son compatibles con las urgencias.
Referentes como James y Luis Fernando Muriel resumieron el sentimiento de sus compañeros por esta oportunidad que aparece con la Copa América. En declaraciones a ESPN refrendaron ese deseo por validar el prestigio con un título.
“Soy una persona que quiere todo, que cuando está jugando o está compitiendo por algo siempre quiere ganar. Hay calidad para eso, los jugadores en Colombia estamos capacitados para todo eso”, lanzó el 10.
“Nosotros tenemos ese deseo y las ganas después de estar tantos años juntos conseguir algo importante y tenemos esta oportunidad. Cuando se habla de Copa América el objetivo principal es levantar la Copa, he hablado con mis compañeros de Selección y el objetivo es levantar la Copa América”, complementó el goleador de Atalanta.
El Mundial 2014, máxima expresión futbolera y de alegría de esta generación, permanece como el mejor de los recuerdos, pero es necesario extender esa mística con la que Colombia se ganó el respeto. Reinaldo Rueda dio un paso al frente, al atender el pedido de su corazón para aceptar un reto traicionero: recuperar el ánimo, la convicción y las formas de un equipo, contra el tiempo.
La Selección está en un nivel de madurez suficiente, tiene un técnico experimentado e incuba una fuerza interior capaz de convertir siete partidos en un título. Es el momento de la gloria.