BARCELONA -- El Barcelona que acudirá este domingo al Bernabéu para enfrentar al Real Madrid tiene poco que ver con el equipo que cayó en enero en la semifinal de la Supercopa de España y menos aún con el derrumbado en octubre en el Camp Nou, en el Clásico de la primera vuelta.
El conjunto dirigido por Xavi, que acumula seis victorias y un empate en sus últimos siete partidos y no conoce la derrota desde hace doce, ha encontrado el rumbo deseado por su entrenador, al que le costó dos meses trasladar su idea al vestuario... Y que ha demostrado ir en el camino correcto.
El mercado de invierno se adivina fundamental en este cambio azulgrana. En Arabia Saudí ya pudo contar el Barça con Dani Alves y Ferran Torres, pero ha sido la eclosión de Pierre-Emerick Aubameyang (siete goles en diez partidos) la verdadera clave del crecimiento de un equipo entregado a la filosofía innegociable de su técnico.
Del Clásico de la primera vuelta (1-2) al que se jugará este domingo en Madrid no solo ha cambiado el entrenador (fue el penúltimo partido dirigido por Ronald Koeman antes de su despido tras la derrota en Vallecas), sino que a la pérdida de protagonismo del entonces titular Óscar Mingueza (cuatro titularidades en 24 partidos con Xavi y sin minutos en los últimos siete), se añade la desaparición del lesionado Ansu Fati y también la baja de Sergiño Dest (lesionado en Estambul pero que se sospechaba suplente de Alves en la Liga).
Más similar se entendería el once que jugó el Clásico en Arabia Saudí (2-3) aunque sin la presencia de Luuk de Jong (aquel día titular) y cuyo puesto ocupará muy probablemente Aubameyang, dentro de un esquema muy definido por Xavi en las últimas semanas y en el que tanto el futbol de posición como la paciencia en la combinación, mezclada con la rapidez e insistencia en el juego por las bandas significan las principales variaciones respecto a la táctica que empleó anteriormente Ronald Koeman.
El Barcelona ha dejado de ser un equipo conformista, deprimido y fatalista para pasar a ser un grupo ambicioso. Mejor posicionado en defensa, aunque todavía demasiado sufridor con las transiciones del rival y que pasará una auténtica prueba de fuego frente al juego eléctrico del Real Madrid, el Barça ha rebajado la media de goles encajados (1.31 con Koeman a 1.16 con Xavi), ha sido capaz de enlazar cuatro victorias consecutivas y ha aumentado su capacidad realizadora de manera evidente (de 1.23 goles por partido con Koeman a 1.88 con Xavi).
De hecho, bajo el mando del catalán ha logrado anotar cuatro goles en cinco de los últimos diez partidos y solo en cuatro de los 24 disputados se quedó sin marcar, los mismos en que no anotó con el holandés en los 13 encuentros que dirigió. El Barça es un equipo que hoy busca dominar los partidos independientemente de quien sea el rival y cuyo rendimiento futbolístico ha crecido de forma ostensible en los últimos meses. Así, presentándose a un Clásico en el que acumula cinco derrotas consecutivas, para el conjunto azulgrana más importante, si cabe, se sospecha la imagen que pueda ofrecer en el Bernabéu que el resultado en sí mismo... Aunque una victoria le representaría no solo una catapulta moral sino, también, ganarse el derecho a soñar, aunque suene a utopía, en una remontada imposible en la clasificación. Y es que este Barça de marzo de 2022 poco o nada tiene que ver con aquel sometido y entregado de octubre de 2021.