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Barcelona deja atrás los marcadores ajustados y se destapa con goleada

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¡Y ya es goleada! ¡Raphinha concreta el tercero del Barcelona! (0:55)

Nueva excelente triangulación de los catalanes que culmina Raphinha para que esto ya sea goleada a favor del Barcelona. (0:55)

Desde que perdiera el Clásico del Bernabéu en octubre, BARCELONA -- El Barcelona, al cabo de 134 jornadas, desde que acabó la Liga 2018-19, le saca ocho puntos al Real Madrid en la clasificación. Apenas comenzar el mes de febrero, en el Camp Nou se dispara la euforia y empieza a pensarse que la conquista del título es más que factible.

Goleó al Sevilla con una ansia digna de elogio, peleándole todos los balones y mostrándose hambriento de gloria. El hambre por recuperar la gloria de tiempos pasados y que vuelve a verse en el futuro inmediato de un Barça lanzado. Disparado a ritmo de goles.

Desde que perdiera el Clásico del Bernabéu en octubre, el Barcelona ha enlazado nueve victorias y un empate que le han disparado en el campeonato. Es verdad que mezcla partidos pastosos, entre aburridos y discretos, con otros a muy buen ritmo.

Es el "crecimiento" al que tantas veces ha hecho mención Xavi Hernández, que ante el Sevilla igualó su mejor racha desde que entrena al equipo azulgrana, enlazando 15 partidos oficiales sin perder. Desde que le arrasó el Bayern en Champions, solo Espanyol y Betis (en la semifinal de Supercopa que acabó siendo superado en los penalties) han evitado la victoria de un equipo hambriento... Y disparado.

El hambre es la que pone a este Barça en órbita. Inasequible al desaliento, la derrota del Real Madrid en Mallorca multiplicó sus ansias por sentenciar a un Sevilla a medio camino entre la depresión y la resurrección. Le sometió desde el minuto uno a una presión descomunal, a un dominio sin disimulo, y ni la lesión de Busquets apenas comenzar el choque le descentró.

Bono le negó el gol a Lewandowski hasta dos veces en la primera mitad, pero ni eso evitó que llegándose al descanso sin goles se temiera ciertamente por la victoria, que a base de insistencia se sospechaba acabaría llegando en la segund mitad.

Y llegó, claro. Llegó porque el Barça no rebajó, al contrario, su ímpetu y ganas. Se veía en puertas de una situación liguera tan magnífica, tan lejana en el tiempo, que se multiplicó hasta que Jordi Alba rompió el muro del Sevilla. Y lo hizo asistido por uno de esos jugadores que tan poco han contado, un Kessié que le regaló una asistencia de oro.

Desatado, y entregado a la labor, al objetivo máximo de conquistar una Liga que se le resiste desde 2019, el equipo azulgrana acabó goleando al hundido y depresivo equipo andaluz. Marcó Gavi y cerró Raphinha entre la algarabía de una hinchada que sueña con este Barça disparado.