SEVILLA -- El brasileño Vinícius se convirtió en gran protagonista de la primera parte de la final de la Copa del Rey, que decantó a favor del Real Madrid nada más cumplirse el primer minuto de juego con su asistencia en el gol a Rodrygo Goes, siendo pesadilla continua de Jon Moncayola hasta que respondió a una provocación, protestó, se enfrentó a jugadores de Osasuna y recibió la reprimenda de Carlo Ancelotti.
Dominaba la final Vinícius en La Cartuja, desequilibrando siempre en los ataques del Real Madrid, aprovechando los ataques a campo abierto y las faltas de ayuda que sufrió Moncayola. A los 21 minutos lograba sacar la cartulina amarilla a su marcador, tras superarlo nuevamente en el uno contra uno en una acción de peligro.
Las ocasiones más claras del Real Madrid nacieron de Vinícius desde la banda izquierda hasta que al borde del descanso pasó a ser el foco de la polémica. Se dejó caer dentro del área de Osasuna en una carrera perdida con David García, que ya había recibido una cartulina del colegiado, Sánchez Martínez, y se dirigió al brasileño y le acarició la cabeza durante unos segundos.
El gesto encontró la respuesta de enfado de Vinícius que acabó siendo amonestado por el árbitro de la final. Los silbidos de la afición de Osasuna que ocupa la mitad de grada de La Cartuja, tuvieron la respuesta del jugador brasileño madridista que cogió el escudo de su camiseta de campeón del mundo y posteriormente con sus manos hizo el 1-0 del marcador.
Ese gesto recibió la queja de Rubén Peña, a quien respondió al oído Vinícius, a quien fueron a buscar varios rivales camino del vestuario cuando se señaló el descanso. El Chimy Ávila, bajando las escaleras, quiso hablar de cerca con el brasileño y Lucas Vázquez se interpuso. Se acabó montando una discusión a puertas de los vestuarios, en la que intervinieron suplentes de los dos equipos.
Lucas Vázquez y Ceballos se llevaron a Vinícius al vestuario. Antes, sobre el césped tanto Lucas como Nacho habían calmado a su compañero tras ver como respondía con impotencia al reproche de su entrenador, Carlo Ancelotti. El italiano salió del vestuario tras la charla, con la mano en el hombro de su jugador, con el que dialogó y le pidió calma para que no se descentre del partido en la segunda parte.