BARCELONA -- Ronaldinho vuelve al Barcelona. No lo hace como futbolista, sino con una tarea, de momento indeterminada, que ligará su imagen a la del club. Tal como pudo observarse en la inauguración de la oficina del club en Nueva York en septiembre de 2016 en un adelanto de cual podría ser su nuevo rol en azulgrana.
El astro brasileño, aquel tipo que devolvió la sonrisa al barcelonismo y le rescató de la depresión más dolorosa que se recuerda alrededor del Camp Nou, vuelve a ser protagonista destacado con una presentación que, acompañado del presidente Bartomeu, le colocará en el plano. ¿Volver a verle de corto? Sí, ocurrirá… Formando parte del ‘Barça Legends’ (Leyendas ásel Barça), un proyecto nacido al margen de la agrupación de ex jugadores del club y que, teniendo cabida solamente ex futbolistas de primer nivel, recoge un interés mediático y comercial indudable alrededor del mundo.
Ronaldinho se sumará a ese grupo privilegiado en el que ya han participado Kluivert, Stoichkov, Bakero, Kodro, De Boer, Edmilson, Popescu, Vitor Baía o Mendieta y al que el club, oficialmente, quiere tutelar de manera que su imagen esté totalmente ligada. Y para conseguir los beneficios posibles, claro… El brasileño de la sonrisa eterna regresa al Barça cerca de nueve años después de que Guardiola, el día de su presentación como entrenador del primer equipo azulgrana, anunciase que no contaba con él para su proyecto.
“Ronaldinho, Deco y Eto’o no entran en nuestros planes” afirmó aquel 17 de junio de 2008 el entrenador catalán, que forzó a Laporta a encontrar salida de Ronnie hacia el Milan, a de Deco al Chelsea… Y que debió claudicar con el camerunés durante un año, hasta que en el verano de 2009 pudo Pep sacárselo de encima en el famoso intercambio con Ibrahimovic y el Inter de Milán.
Personaje de un carisma especial, el paso de los años ha colocado a Ronaldinho en un escenario ideal para el recuerdo, aparcando de los focos su derrumbe final en el Barça y manteniendo aquella explosión maravillosa, sus primeros tres cursos en los que provocó el renacer supersónico de un equipo al que recogió de una realidad que hoy nadie sabría reconocer.
Embajador, representante, futbolista en partidos y torneos amistosos para veteranos e imagen, Ronaldinho vuelve, nueve años después, al Barcelona en un matrimonio del que pretende el club sacar el máximo rendimiento. El mismo que él, por supuesto. Todo a través de la mejor de sus sonrisas. Porque, no hay que olvidarlo, Ronaldinho es la sonrisa eterna del fútbol.