BARCELONA -- Neymar Jr. y el FC Barcelona se vieron este viernes las caras en el juzgado, después de una mañana de idas y venidas por los pasillos del edificio de la Ciudad de la Justicia en el que se dio por hecho un acuerdo entre las dos partes para aplazar la vista. Que no se produjo. Una fuente del club azulgrana admitió a ESPN las conversaciones entre los abogados de las dos partes para “encontrar una solución” antes de que, a mediodía, la misma fuente confirmase que no hubo tal entente. “Vamos a juicio”, expresó, lacónicamente, camino de la sala.
El juicio, que se prolongó durante cerca de tres horas y media, concluyó sin sentencia y otorgando el juez un plazo hasta el 21 de octubre para presentar las conclusiones, advirtiendo el portavoz del club, Josep Vives, que antes de esa fecha “todavía podría producirse un acuerdo entre las partes”, lo que da idea de que el asunto aún sería posible de resolver por una vía amistosa.
El delantero brasileño ya estaba de regreso en París cuando en la Sala 221 de la Ciudad de la Justicia, más allá de mediodía y con un retraso considerable, comenzó el juicio que enfrenta a un jugador que peleó durante todo el verano por volver al Camp Nou y un club cuyos dirigentes lucharon hasta el último instante por hacerlo realidad, con ese enfrentamiento judicial aparcado, esperando al final del mercado para anularse. Lo que no ocurrió.
Como tampoco los intentos de ambas partes por solucionar el conflicto en los últimos días, ni en las últimas horas ni en los últimos minutos. El Barcelona conocedor de su débil posición, intentó pactar. Y recibió “buenos imputs” desde la parte del jugador. Hasta que este viernes las exigencias de los representantes del futbolista sorprendieron al club azulgrana, que rechazó lo exigido. Y acabó el tema en la sala. En juicio.
De acuerdo con lo informado por la Cadena Ser, y que no desmintieron a ESPN las fuentes consultadas, la primera condición de Neymar para renunciar a su reclamación era que el Barcelona se comprometiera por escrito a ficharle al acabar esta temporada, exigencia que el club no entendió posible.
Neymar reclama al Barça el pago de los 26 millones de euros que faltan para completar los 40 que firmó en su día, en 2016, como prima de renovación y de la que el club le abonó 14 en el momento del acuerdo. En cuanto el jugador se marchó al PSG el Barcelona consignó esos 26 millones restantes en el juzgado, entendiendo que no debía pagar y, más aún, convencido de reclamar lo ya abonado anteriormente, aunque Ney presentó denuncia reclamando ese pago, más los intereses.
El club se querelló contra el crack al entender que esa prima de renovación estaba vinculada a que cumpliera el contrato firmado hasta junio de 2022. De esta manera, el Barça reclama la devolución de la parte proporcional del primer pago que hicieron. Aunque de acuerdo con lo reclamado por los abogados de Neymar, su reclamación económica no es un ‘signin bonus’, sino una parte de los ingresos a percibir del contrato en general, firmado en 2016.
El crack brasileño llegó a Barcelona el jueves por la tarde. Se fue a cenar con sus amigos, entre los que se encontraba Arthur (no hubo noticias de que se viera con Messi), disfrutó de la noche de la ciudad catalana y este viernes regresó, temprano, a París mientras sus letrados comenzaban esas reuniones que se entendían definitivas con los representantes del club y que acabaron en nada.
Después de una última semana en la que los contactos entre abogados de las dos partes fueron continuos, el padre de Neymar se reunió el jueves con el presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu, en un encuentro en el que estuvieron acompañados tanto de ejecutivos del club como de los abogados de las dos partes, que convinieron, en un primer acto, frenar el enfrentamiento judicial y buscar una entente.
Esto sucedió el jueves por la tarde, antes de que la supuesta entente empezase a resquebrajarse y tras más de dos horas de conversaciones infructuosas saltase todo por los aires. Fuentes judiciales, durante la mañana, ya pusieron “muy en duda” que el juez aceptase un nuevo aplazamiento, después de los ocurridos en enero y marzo. “Deberían presentar argumentos muy sólidos y claros para que se aplazase. Conciliación o juicio; esa es la idea”, solventaron las mismas fuentes mientras los letrados de las dos partes entraban en un bucle de imposible solución.
Instantes después de las nueve de la mañana se personaron en la Ciudad de la Justicia Joaquim Torrecillas, Carles McCragh y Josep Maria Costa, abogados representantes del FC Barcelona encabezados por Román Gómez Ponti, jefe de los servicios jurídicos del club, y que al cabo de unos minutos se reunieron en una sala anexa a la que debía celebrarse la vista con Rodrigo García y Germán Rodríguez, abogados del bufete Laffer de Madrid, en un encuentro ya pactado en la tarde del jueves y cuyo objetivo era no llegar al juicio.
Citados a las 9.30 de la mañana ante la Letrada de la Administración de Justicia para consumar el trámite de conciliación en una reunión privada, este encuentro previo se prolongó de manera que se aplazó el acto de conciliación hasta dos horas más tarde porque las dos partes seguían sus conversaciones... Para acabar en nada.
Neymar y el Barcelona se vieron en el juzgado. Se supone, aunque eso es mucho suponer, que llegados a este punto, que tanto unos como otros intentaron evitar de todas las maneras posibles, el futuro fichaje del brasileño por el Barça ha pasado a ser ya absolutamente imposible.
A no ser, claro, que ese acuerdo por el que seguirían los contactos hasta el 21 de octubre acabase alcanzándose. Aunque, de momento, desde el Barcelona existe total confianza en lo que pueda resolver el juez.
Así lo señaló el portavoz del club, quien en una breve declaración expresó que como representantes del Barcelona “estamos satisfechos de haber podido defender nuestra posición y los intereses del club en este juicio que hacía tanto tiempo que estábamos esperando”, dando tiempo al tiempo y, avisando, que en adelante “vamos a ser muy discretos y muy prudentes durante los próximos días y semanas por respeto al tribunal”.
“Hacemos una valoración positiva porque hemos podido defender una posición de un procedimiento que llevaba mucho tiempo y ahora esperaremos la resolución y a partir de la sentencia será cuando nosotros haremos las valoraciones y tomaremos las determinaciones que estimemos convenientes”, solventó Vives, negándose a hacer ninguna valoración o aventurarse de lo que pueda ocurrir en adelante.