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América... 5ntrario y 5mpasión, aplasta al San Luis

Este América no sería posible sin Henry Martín. Ni sería posible sin Álvaro Fidalgo. Ni sería posible sin Alejandro Zendejas. Y una percepción que será impopular: no sería posible con Guillermo Ochoa.


LOS ÁNGELES -- Este América no sería posible sin Henry Martín. Ni sería posible sin Álvaro Fidalgo. Ni sería posible sin Alejandro Zendejas. Y una percepción que será impopular: no sería posible con Guillermo Ochoa.

El resto, cierto, son jugadores clave, algunos determinantes como Diego Valdés y Julián Quiñones, quien ha aceptado deslumbrar con la oscuridad propia en beneficio del brillo ajeno, un doméstico colectivo.

Lo de Ochoa, el mejor arquero mexicano en este momento, lo explico con una asignación al lector: compare cómo salía del fondo el América con Ochoa y cómo lo hace ahora con Luis Malagón. Seguridad.

Cierto: América, este miércoles, superando a San Luis (0-5) --oficialmente--, no ha asegurado el pase a la Final, pero sería una necedad mayúscula condicionarlo. Aún deberá pues sacar reglamentariamente el visado el sábado en el Estadio Azteca, pero la exhibición de brutal superioridad en el Alfonso Lastras, parece certificar el advenimiento águila a la cita suprema del Apertura 2023.

Noche esplendorosa de Diego Valdés, con dos disparos, pero sobresaliente lo de Álvaro Fidalgo. Él inicia la jugada del 0-1, sirve para el 0-2 y conecta con Valdés para el 0-3. Lo del español, rescatado de la banca de suplentes del Deportivo Castellón a convertirse en el hilo conductor del América, eficiente en recuperación y salida desde el fondo, hasta definir en ataque, incluso, es el hombre que organiza la salida para el 0-4 que sería anulado por fuera de lugar de Quiñones.

San Luis tuvo complicidad. Gustavo da Silva Leal quiso dar cátedra a su tutor Andrés Soares Jardine y en la osadía se gestó la imprudencia: Vitinho no ha sido titular en San Luis, a pesar de los magníficos augurios tras la medalla de oro en Brasil.

Da Silva Leal sacrificó a su líder en el ataque, Leo Bonatini, dejando un hueco en el área. Claro, el técnico de San Luis debió trabajar para que Jhon Murillo y Salles Lamonge aparecieran en esa zona. Quedaba claro que nadie entendió la asignatura, por más que pudieran haberla trabajado o explicado antes del partido.

Y el maestro se almorzó a su Pequeño Saltamontes. Al dejar vacía la zona de definición, Jardine fortaleció su perímetro con un impecable trabajo de Zendejas, y el freno de mano que Quiñones puso sobre Ricardo Chávez, una de las ganzúas sorpresivas del San Luis. Se confirmaba pues: todo lo que Da Silva Leal sabe, se lo enseñó Jardine, pero Jardine no le enseñó todo lo que él sabe a Da Silva Leal.

Para el partido de vuelta, América sólo requiere mantener el mismo compromiso, la misma intensidad y la generosidad táctica de la noche de este miércoles. ¿Esta vez San Luis entenderá que quien debe custodiar a Fidalgo no debe ser Javier Güémez sino Villalpando?

Obvio, en el desenfreno ofensivo en el que pueden caer los potosinos, los tres locos enchufados que tiene El Nido al frente, pueden ser un rosario para llevarlo de ofrenda a La Catedral de Nuestra Señora de la Expectación.

Mención aparte merece Jardine. Como premio a la quijotesca, generosa y laboriosa disciplina de Julián Quiñones, hace cuatro cambios, para colocarlo como eje de ataque, y permitirle que cierre la masacre con los goles cuarto y quinto.

Esta orquesta americanista ya lleva dos sepelios ofrendados a los más desafiantes adversarios posibles en Liguilla: León y San Luis. Ahora, deberá esperar el siguiente cortejo fúnebre: Tigres o Pumas.