Sven-Goran Eriksson, el primer director técnico extranjero que dirigió a la Selección de Inglaterra, que falleció a los 76 años, tuvo una relación directa y especial con el fútbol argentino. El sueco, que había sido diagnosticado con cáncer de páncreas terminal, ganó 18 trofeos entre 1977 y 2001 con múltiples equipos en Suecia, Portugal e Italia.
Tuvo una carrera poco destacada como jugador en su país natal antes de convertirse en asistente de Tord Grip en el Degerfors. Se convirtió en DT cuando Grip se marchó para tomar la Selección de Suecia y llevó al equipo al ascenso.
Eriksson fue contratado después por Benfica, al que llevó al título de liga en su primera campaña en el cargo. Luego de un segundo título consecutivo en la temporada 1983-84, el sueco comenzó una etapa de 16 años durante la cual dirigió a cuatro equipos de la Serie A. Y alcanzó su máximo éxito con Lazio, donde se ganó su reputación como uno de los mejores entrenadores de Europa al ganar la Serie A en el 2000 -segundo campeonato italiano en la historia del club- y otros tres títulos importantes.
Se convirtió en el primer director técnico no británico en hacerse cargo de Inglaterra luego de la sorpresiva renuncia de Kevin Keegan, después de que su equipo fue derrotado por Alemania en el último partido que se disputó en el viejo estadio de Wembley. Revitalizó la eliminatoria rumbo a la Copa Mundial, que incluyó una memorable victoria 5-1 sobre Alemania en Munich y un empate dramático frente a Grecia que aseguró el boleto a Corea-Japón 2002.
El seleccionado argentino, dirigido por Marcelo Bielsa y lleno de figuras, ganó las Eliminatorias Sudamericanas y llegó como uno de los grandes favoritos a ese Mundial. Debutó con triunfo 1-0 sobre Nigeria, con gol de Gabriel Batistuta, luego perdió 1-0 con la Inglaterra de Eriksson por ese marcador, tras el tanto de David Beckham, y finalmente igualó 1-1 con Suecia, tras ir en desventaja y empatar Hernán Crespo sobre el final.
La Albiceleste sufrió uno de sus golpes más grandes en la historia de los Mundiales, quedando eliminada en la fase de grupos. Significó un impacto mayor por cómo había llegado a Corea-Japón y los nombres que tenía en sus filas.
Eriksson fue el primer entrenador que Juan Sebastián Verón tuvo en Europa. Lo dirigió en la Sampdoria en las temporadas 1996-97 y 1997-98 y fue tal la buena sintonía entre ambos, además de la evidente calidad y jerarquía de la Brujita dentro de la cancha, que se volvieron a cruzar poco después en la Lazio.
Juntos, ganaron cuatro títulos en el equipo de la capital italiana: Serie A, Copa Italia, Supercopa de Italia y Supercopa de Europa, todos entre 1999 y 2000. Aquel Scudetto de la campaña 1999-00, el último de los dos que consiguió la Lazio en su historia, estuvo comandado por un batallón de futbolistas argentinos: el propio Verón, Diego Simeone, Roberto Sensini y Matías Almeyda fueron parte importante de aquel equipo.
En tanto, José Chamot compartió los primeros meses de Eriksson en el equipo italiano, mientras que Hernán Crespo, Claudio López y Lucas Castromán lo hicieron en la etapa final.
El título especial de Lazio con argentinos en la Serie A
El título de la Serie A que se adjudicó la Lazio tuvo tintes de dramatismo. Fue heroico, sin dudas. Dentro del "club de los argentinos", la Verón fue el que más partidos jugó en ese campeonato con 31, seguido por Simeone que disputó 28, Sensini 23 y Almeyda 19.
Lazio y Juventus definieron en la última fecha quien iba a ser el campeón del Calcio. Esa tarde de sol en Roma, los hinchas llegaron al estadio con la confianza de saber que su equipo no había perdido nunca en condición de local en dicho torneo y, a su vez, con la ilusión de que Perugia les diera una mano derrotando al conjunto de Turín. La situación era complicada: la Juve le llevaba dos puntos a la Lazio, que debía ganarle sí o sí a la Reggina y aguardar una caída del líder o, en su defecto, una igualdad para forzar un partido desempate.
Simone Inzaghi abrió la cuenta de penal, aumentó Verón con otro disparo desde los 12 pasos y luego Simeone, tras un tiro libre de Verón, marcó el 3-0 de cabeza. El Cholo fue clave en la levantada final de Lazio, porque marcó sus cinco goles en las últimas siete fechas. El volante argentino fue el héroe en la visita de Lazio a Juventus, encuentro que Las Águilas ganaron 1-0 gracias a su gol. Luego Simeone se volvió a vestir de goleador ante Piacenza, Venezia, Bologna y en el desenlace sobre Reggina.
Perdió finalmente Juventus con Perugia por 1-0 y Lazio se consagró campeón del fútbol italiano y sumó el segundo Scudetto de su historia. A pesar de que el equipo de la capital, conducido por Eriksson, tuvo que sufrir hasta el final, se caracterizó por ser muy ofensivo y regular. De los 34 partidos, Las Águilas ganaron 21, empataron nueve y perdieron cuatro. En esas 34 fechas, Lazio convirtió 64 goles, casi 20 más que Juventus (hizo 46). Además, terminaron invictos en el Estadio Olímpico y también se mantuvieron en la cima de la tabla de equipos que más puntos consiguieron en condición de visitante (29).
Eriksson tenía un plantel exquisito, que contaba con presencias importantes, como las de Alessandro Nesta, Roberto Mancini, Pavel Nedved y Dejan Stankovic y la carta goleadora de Marcelo Salas, quien terminó fue el máximo anotador del equipo en dicha temporada, con 12 tantos. Y el aporte de Verón, Simeone, Almeyda y Sensini fue también clave para concretar una hazaña inolvidable para Lazio.