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Guerrera de la Semana: Tracy Cortez pelea para honrar la memoria de su hermano y su madre

Tracy Cortez entrará al octágono ante Justine Kish este sábado en busca de una nueva victoria que la consolide como una peleadora en pleno ascenso en la UFC. Aunque es apenas su tercer combate dentro de la promoción, la oriunda de Phoenix, Arizona, y de padres mexicanos vislumbra cosas muy grandes en el futuro próximo.

“Honestamente, si gano esta pelea, sé que en un año puedo pelear por el título,” dijo Cortez en entrevista para ESPN.

Llegar a esa instancia seria la culminación de un sueño compartido para Cortez y su familia entera. La peleadora de 27 años luce dos tatuajes coloridos en el brazo izquierdo. El más reciente muestra la sonrisa de su madre, quien falleció en 2015 y el otro, más visible, es de su hermano José, quien también era profesional de las artes marciales mixtas. Su sueño de llegar a UFC fue trágicamente arrebatado por el cáncer, enfermedad a la que sucumbió en 2011.

El tatuaje está basado en una fotografía de su hermano, con el atardecer de Puerto Peñasco, México, de fondo. José posó con una camiseta de UFC y tenía puesta su pulsera de tratamiento después de recibir una ronda de quimioterapia. Las imágenes que ahora lleva Tracy en la piel son, al final, recuerdos agridulces.

“Mi hermano José era mi héroe, yo lo miraba como si fuera Hulk”, dijo Tracy. “[El tatuaje] me lo hice a los 17 años, y el de mi mamá hace dos o tres años. Se me murieron, pues”.

Si bien José Cortez fue y continúa siendo una inspiración para su hermana, también pudo haber truncado los incipientes sueños de la peleadora. A sus escasos 12 años, la menor de los hermanos Cortez –y única mujer entre cuatro hermanos-- pidió a José un primer entrenamiento para saciar su curiosidad. La respuesta fue meter a Tracy al ring con una boxeadora profesional, con el afán de quizás disuadirla.

Esa tarde, la pequeña Tracy recibió apenas tres golpes: un par de jabs y un golpe a los riñones. Fueron suficientes para dejarla en la lona, llorando. Cuando el entrenador encargado del gimnasio se dio cuenta de lo que había pasado, corrió a la defensa de la niña y al regaño de su hermano.

“Fue un dolor que nunca había sentido en mi vida”, recordó Tracy entre risas. “Pero no me rajé y seguí. El siguiente día ahí estaba”.

Esa dedicación a seguir aprendiendo y entrenando la llevó a debutar en MMA seis años después de la muerte de José. El 31 de agosto de 2017, como parte de la cartelera de Invicta FC 25, perdió vía sumisión en el segundo round ante Cheri Muraski.

Hasta la fecha, es su única derrota en nueve combates como profesional, incluyendo los dos últimos en la UFC.

“Fue difícil porque yo supe que pude ganar esa pelea, pero no me preparé bien”, dijo. “Peleando como amateur y profesional son dos cosas muy diferentes. En esa pelea aprendí eso”.

Tras cinco victorias consecutivas, las puertas de la UFC se abrieron al fin, para toda la familia Cortez. Tracy fue invitada al Contender Series de Dana White, un semillero creado por el mismísimo presidente de la promoción para descubrir nuevos talentos. El 30 de julio de 2019, venció por decisión unánime a la kazaja Mariya Agapova para ganarse un contrato en el máximo circuito.

Las victorias siguientes ante Vanessa Melo y Stephanie Egger en UFC la tienen ahora cerca del ranking de las peleadoras más importantes de la división peso mosca. Para lograrlo, tendrá que vencer a Kish, quien suma tres derrotas en sus últimas cuatro peleas dentro de la promoción.

Además de catapultarla en los rankings, una potencial victoria para Cortez la ayudaría a perfilarla como una de las estrellas nacientes de UFC. Su crecimiento dentro del octágono se ve apoyada además por el carisma que le ha entregado una popularidad innegable en las redes sociales. Cortez suma más de 286 mil seguidores en Instagram, y otros 47 mil en Twitter. También mantiene un perfil en YouTube.

“Ahí puedo mostrar mi personalidad, mostrar quien soy”, dijo. “La gente nada más mira las peleas, pero no miran el proceso, cuando cortas peso, la dieta, no miran nada de eso”. Incluso en las redes sociales, la motivación e inspiración que siente Cortez por parte de su familia es fácil de encontrar. Una foto de su mama recordando su aniversario luctuoso por aquí, una frase alusiva a su hermano por allá. Los tatuajes de ambos, siempre presentes.

La primera parte del sueño familiar ya se cumplió, pero ahora queda quizás la parte más difícil: mantenerse. Por ellos, y por todos los demás que la apoyan, Tracy Cortez tiene el siguiente objetivo claro.

“Tengo el mejor equipo del mundo, yo no les puedo fallar”.