Nadie había estado tan cerca, ni siquiera Alexander Gustafsson, de acabar con el reinado de Jon Jones en las 205 libras.
Parecía ser una pelea de trámite, una despedida de la división antes de dar el esperado salto al peso completo, pero no fue así, Jones fue puesto en aprietos, castigado, superado por momentos por Dominick Reyes, pero de alguna manera terminó ganando para mantenerse como monarca.
Al escuchar las tarjetas de los jueces, el 48-47 pareció sensato, una pelea tan cerrada que pudo ir para cualquier lado a los ojos de una persona común y el 49-46 fue por demás polémico, porque Jones no pareció ganar cuatro de los cinco rounds, de hecho, si hubiese perdido nadie habría dicho nada.
Cruz fue superior en golpes totales (119 a 107) y golpes de poder (116 a 104), además su volumen de golpes lanzados fue bastante superior al de Jones, sin embargo, hay dos estadísticas clave que Jones dominó y que seguramente debieron ser consideradas por los jueces al momento de calificar: derribos y control de la pelea.
Jones trató de ir al frente la mayor parte del combate, a pesar que parecía no causar daño a Cruz, además contabilizó dos derribos y controló la pelea por 1 minuto y 41 segundos, ¿Cruz? No tuvo control de pelea acreditado.
"Ese quinto round me hizo ganar la pelea", declaró Jones al final del combate. "Esos derribos me hicieron ganar la pelea, creo con todo mi corazón que gané la pelea".
Es cierto que Jones cerró con mayor fuerza y que claramente se llevó el último asalto, también lo es que Cruz se apuntó los primeros dos rounds, quedando en disputa el N° 3 y N° 4.
"Lo tenía del uno al tres", señaló Reyes. "Estuve sobre él, es lo que es. Mejoraré, demostré que soy de verdad".
Dicho lo anterior, la tarjeta 49-46 del juez Joe Solis sigue sin tener justificación alguna, no obstante, esto no debe empañar el resultado final, Jones mereció la victoria, hizo tanto como Cruz por ganar y al final del día el retador tenía que dar más para arrebatarle el cinturón, algo que no sucedió.
Jones tiene todo el mérito de llegar a 14 victorias en peleas de campeonato, un récord en el UFC, superando a leyendas como Georges St-Pierre (13), Demetrious Johnson (12) y Anderson Silva (11), algo que no debe opacar una tarjeta disparatada.
La reacción del público obligó a actuar pronto al presidente del UFC, Dana White, quien dejó la mesa puesta para una segunda pelea.
"¿Creo que merece una revancha?", señaló White en la conferencia de prensa posterior al evento. "Claro que sí".
Parece ser que el cambio de división de Jones tendrá que esperar y Cruz demostró, una vez más, que en un mal día el campeón puede caer de su trono.