BARCELONA -- La vida sigue igual en el Camp Nou. El Barça se estrenó en su estadio goleando a una Roma sobrepasada desde el primer y hasta el último minuto… Y que aún pudo agradecer a la providencia alcanzar el descanso con un simple 2-0. Porque el tricampeón de Europa le habría podido humillar en los primeros 45 minutos.
Luis Enrique avisó en la previa que el once que presentara en el Gamper no tendría nada que ver con el de la próxima Supercopa de Europa… Y mintió. Lo hizo porque de entrada puso en liza a su tridente de oro. La MSN parece tan innegociable en los esquemas de este Barça como el vértigo, hambre y aplastamiento se contempla en el equipo. Viéndolo sin Piqué, sin Iniesta ni Busquets o Alba se hace difícil imaginar qué papel pueden tener reservado Arda Turan o Vidal a partir de enero.
La Roma mantuvo casi media hora el 0-0 pero en apenas cinco minutos ya pudo haber encajado tres goles. ‘Modo aplastamiento’ podría titularse el fútbol azulgrana en una primera mitad vertiginosa y en la que el tridente tomó el protagonismo de manera incuestionable.
AL FRENTE
Y Leo Messi, claro, al frente. Pareciera que el tiempo se mantuviera detenido en la mejor época de la pasada temporada, con el Barça atropellando a sus rivales bajo el liderazgo de la Pulga.
¿Vacaciones? Ni de broma podría decirse que el argentino regresó de sus vacaciones hace apenas una semana. Y sí puede advertirse que tiene la Supercopa de Europa marcada entre los ojos. Ya ni arranca desde la derecha, simplemente es el líder, una suerte de base en el basket, de quarterback en el fútbol americano… De dueño total y absoluto de la escena que ni precisa ponerse en forma para ofrecer sus clases magistrales.
Un pase digno del mejor Schuster (permítase la licencia histórica) dio paso al 1-0 cuando de primera Mathieu asistió a Neymar, quien dribló al portero en su salida para anotar el primer gol del curso en el Camp Nou.
La jugada, el pase, lo hizo Leo. Comenzó el 1-0 y acabó el 2-0, en una combinación del tridente con intervención especial de Alves, apenas dos minutos después de encararse y hasta chocar cabeza con cabeza con un zaguero de la Roma. A Messi no se le molesta… Quedó claro.
Después de la hora de partido, con el 2-0, llegó el carrusel de cambios que sacó al tridente del escenario y de alguna manera tranquilizó a la Roma. Llegó el 3-0 por medio de un latigazo de Rakitic y pudieron caer todavía un par más de goles con la rabia de Pedro, recibido con honores por la grada, tan diferente el público del habitual durante la temporada pero consciente de estar, probablemente, viviendo los últimos minutos del canario como azulgrana.
El Barça conquistó con calma su 38º trofeo Joan Gamper después de 50 ediciones. 3-0 a la Roma en una noche que evidenció algunas cosas: que el tiempo parece no haber pasado, que Messi es más que nunca el líder del equipo y que el aplastamiento sigue siendo una de las grandes razones de ser del tricampeón.
La próxima cita, el martes próximo ante el Sevilla en Tbilisi, con la Supercopa de Europa en juego y sin Jordi Alba, que protagonizó la única mala noticia de la noche al sufrir una lesión muscular que le apartará, al menos, diez días de la actividad y pone en peligro tanto su presencia en la Supercopa de España como en el inicio de la Liga.