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El vóley de los domingos

El seleccionado argentino de vóley femenino tendrá su primera participación en Juegos Olímpicos en Río 2016 www.rio2016.com

BUENOS AIRES -- Envidia. Eso sentía. Cada vez que mis primos, mi hermano o mi novio se iban a su religiosa cita de los domingos. Esa cita impostergable, inamovible, inaplazable. Cita con sus amigos y la pelota.

Esa envidia desapareció el día que yo encontré mi cita de los domingos. Con mis amigas y la pelota. De vóley.

Hace varios años que nos juntábamos a entrenar, de forma recreativa. Esas dos horas por semana que me hacían completamente feliz. Ese momento único en el que no pensaba en nada más que “la pelota no puede tocar el piso”.

El año pasado decidimos anotarnos en un torneo. Los domingos. Extrañaba competir, no lo hacía desde el secundario. La sensación de pertenencia a un equipo, intransferible, es mucho más importante que el resultado del partido. Nos divertimos y nos apoyamos unas a otras también afuera de la cancha.

Uno podría pensar que todas esas cosas pasan a nivel amateur, que se van diluyendo a medida que avanza el profesionalismo. Pero traigo un claro ejemplo de que no siempre es así.

A ese ejemplo lo bautizaron “Las panteras”. Son las chicas del seleccionado femenino de vóley de Argentina que lograron la clasificación a los Juegos Olímpicos por primera vez en la historia. ¿Y cómo lo consiguieron? Con trabajo, con esfuerzo y con talento, claro.

Un equipo bien federal, con jugadoras de Córdoba, de Entre Ríos, de Santa Fé, de Formosa.

Un equipo con juventud y experiencia: la más joven, Sol Píccolo, tiene 19, mientras que Marianela Garbari tiene 35.

Un equipo donde muchas de las chicas pudieron combinar la práctica del deporte con el estudio, algo muy difícil pero evidentemente no imposible: nutrición (la armadora Clarisa Sagardía es licenciada), turismo (como Julieta Lazcano, estudia a distancia en la Universidad Nacional de Córdoba) o el profesorado de educación física (Marianela Garbari ya es profe).

Un equipo de muchas jugadoras con experiencia en el exterior: la armadora Yael Castiglione, por ejemplo, jugó en España, Suiza, Rumania, Francia, Austria, Azerbaiyán y Brasil y actualmente juega en Polonia.

Un equipo heterogéneo, formado por algunas con el vóley en el ADN, como Castiglione, hija, sobrina y hermana de jugadores profesionales o Morena Martínez, hija del “Mono” Esteban Martínez, medallista de bronce en Seúl 1988 con Argentina y luego figura mundial en el beach vóley; otras que cayeron en el vóley después de haber pasado por otras disciplinas, como es el caso de Julieta Lezcano, que hizo gimnasia rítmica y básquet antes de decidirse por el vóley y finalmente, una que directamente no sabía lo que era ese deporte, Tanya Acosta, quien confesó: “Cuando una amiga me invitó a jugar a los 12 años, le pregunté: ¿qué es el vóley?”.

Un equipo que tiene a su Messi: Emilce “Mimí” Sosa. Dejó el fútbol por el vóley a los 16. Pueden deleitarse viéndola hacer jueguitos. Lleva la 10 en su espalda y sus orígenes en la piel. Creció en una comunidad wichi, tiene un tatuaje escrito en wichi en el antebrazo que dice "Mis raíces, mi historia", que muestra en el festejo cada vez que gana un punto con el bloqueo.

Un equipo que tiene un entrenador con las tres C: capacidad, compromiso y coherencia. La primera vez que lo vi a Guillermo Orduna fue hace 18 años, en mi colegio, el Pestalozzi. Entrenaba a mis compañeros varones. Me impacté cuando lo vi, no sólo por su altura y su presencia, sino por la pasión y la responsabilidad con la que asumía su trabajo como docente. Esa misma pasión y responsabilidad que transmite hoy. Orduna reúne todo el saber y la experiencia necesaria para dirigir a un grupo en un deporte: es ex jugador, profe y DT. Es decir que conoce el juego desde adentro, tiene las herramientas para transmitir ese conocimiento y sabe de táctica. Estuvo al frente del seleccionado femenino entre 1991 y 1996 y asumió en esta segunda etapa a fines del 2012. Además, fue ayudante de Jon Uriarte en el seleccionado masculino.

Cuando Las Panteras consiguieron el boleto a Río 2016, Orduna dijo: “Estos son resultados que marcan. Como hace mucho pasó con el vóley masculino, ojalá que este sea el despegue definitivo del vóley femenino. Creo que es un momento de quiebre. Esto jerarquiza a la disciplina. Después de tanto luchar, lo vivo como una reivindicación deportiva”.

Ojalá que Guillermo tenga razón. Ojalá que el amor por este deporte se multiplique. Ojalá que muchas chicas se sumen al vóley de los domingos.