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Mayra Herrera, una madre de talla olímpica: "Lo más difícil es sacrificar a los hijos"

La atleta de alto rendimiento clasificada por tercera ocasión a Juegos Olímpicos, combina su faceta de deportista y madre con su hijo José Ángel de 10 años.

GUATEMALA -- La marcha atlética se ha convertido en un estilo de vida que apasiona a Mayra Carolina Herrera que ha encontrado en la disciplina deportiva la fuerza para salir adelante en momentos difíciles, así como para convertirse en un ejemplo para su hijo José Ángel de 10 años, con quien festejará este 10 de mayo el Día de la Madre, tras conseguir su tercera clasificación a Juegos Olímpicos para representar a Guatemala.

Con 32 años, la atleta que reside en la zona 18 capitalina, es un ejemplo de sacrificio y disciplina para cumplir con ambas responsabilidades es su hogar y en el deporte de alto rendimiento, encontrando un equilibrio en sus actividades diarias.

“Como madre trato la manera de equilibrar ambas actividades. Darle tiempo de calidad a mi hijo cuando estoy con él y ahora con la tecnología puedo estar en comunicación todos los días para que él me sienta cerca y sepa que soy una atleta de alto rendimiento. Mi hijo me apoya bastante y me motiva todos los días para seguir en este deporte de alto rendimiento”, comentó Mayra Herrera en entrevista con ESPN Digital.

Herrera comenzó a practicar la marcha desde los 7 años en la escuela de primaria cuando el profesor de educación física le enseñó la técnica y se enamoró del deporte. Años después, tuvo que hacer una pausa a su carrera deportiva por temas personales y familiares, pero fue en 2011, algunos meses después del nacimiento de José Ángel, cuando retomó el alto rendimiento con el entrenador cubano Rigoberto Medina.

“No fue un inicio fácil. Mi hijo acababa de nacer y tuve que bajar de peso con mucha disciplina y dedicación. Recuerdo que mi primera competencia internacional fue en Polonia y la segunda en Estados Unidos, donde logré ver a mi madre y clasifique por primera vez a los Juegos Olímpicos de Londres. La verdad, el deporte me ha dado mucho en la vida, me ha salvado de muchas cosas y es mi pasión representar al país. Sigo con mi sueño de poder ganar una medalla olímpica y subir al podio en eventos de ciclo olímpico”, agregó Herrera.

Tras su presentación en Londres 2012, pasó una prueba muy dura al detectarle un tumor en la garganta que ameritó operación y un año de recuperación sin poder hablar, por lo que utiliza una prótesis para comunicarse. Retomó los entrenos de forma personal y clasificó a Río 2016. Fue el pasado 20 de marzo en Dudince, Eslovaquia, donde obtuvo la marca de 1 hora, 30 minutos y 27 segundos hacia Tokio.

Trato de hacer lo mejor que puedo por mi hijo. Hablo mucho con él y le explico cada cosa que hago, porque como atleta mujer lo más difícil es sacrificar a los hijos, pero lo hago sabiendo que en un futuro él sabrá que valió la pena. Día a día lucho para ser un ejemplo para mi hijo y los niños que viven en áreas marginales del país”, dijo Mayra Herrera quién siempre en cada competencia o viaje de preparación carga dos fotografías del pequeño José Ángel.

La rutina de Mayra inicia a las 4:00 AM para asistir a su primer entrenamiento de 5:30 a 9:00 AM. Luego de ello retorna a casa a desayunar con su hijo, ver tareas y apoyarlo en el estudio. Almuerzan juntos y luego se traslada a su entreno vespertino entre 15:30 a 17:30 horas, para llegar a casa a cenar y concluir con los oficios de la casa.

“La marcha es mi forma de vivir y es lo que quiero hacer el resto de mi vida. En un futuro me veo como entrenadora y sacando adelante a muchos atletas porque en Guatemala hay talento”, concluyó Mayra Herrera.