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México, otra vez, del carnaval al Apocalipsis

México enterró la ilusión en 10 minutos. Luego de las gratas y esperanzadoras sensaciones adquiridas en la goleada sobre Francia, al Tri le bastó un suspiro para demostrar su vulnerabilidad ante Japón.

Dos futbolistas del país anfitrión, el número ‘10’, Ritsu Doan, pero sobre todo el que pertenece al Real Madrid, Takefusa Kubo, exhibieron de fea manera a todo el aparato defensivo del conjunto azteca.

Velocidad y precisión para poner contra las cuerdas en un parpadeo a los dirigidos por Jaime Lozano, quien también demostró que está verde al no modificar de inmediato cuando su equipo estaba siendo literalmente arrasado.

México se empeñó en tratar de elaborar sus avances desde el fondo, pese a la presión japonesa y, sobre todo, a los nervios e inseguridad de Guillermo Ochoa, César Montes, Johan Vásquez, Jorge Sánchez, Érick Aguirre, y compañía.

En mediocampo, el refuerzo y considerado ‘mejor futbolista de la Liga MX’, Luis Romo, quien supuestamente es material de exportación, se cansó de verle el número a Kubo, y ni siquiera atinó a cometerle falta alguna cuando éste amenazó la portería azteca.

Lozano y el Tri no entendieron el partido y pagaron las consecuencias. Japón desde hace mucho que dejó de ser una selección inocente que solo basa su juego en la velocidad de sus jugadores. Hoy son técnicos, hábiles e inteligentes.

Y quedó demostrado luego del 2-0 en 12 minutos, pues sin volverse locos empezaron a manejar el juego, no renunciaron a ir por el tercero, al tiempo de priorizar la seguridad de su portería.

En 45 minutos, lo más cercano a una llegada de peligro que tuvo el Tri fue una media vuelta descompuesta de Henry Martín que salió a las manos del guardameta nipón, mientras que los dos goles de desventaja incluso parecían un buen balance tras lo visto en el campo.

Diego Lainez, quien brilló ante los galos con base en su desparpajo, esta vez optó por tirarse casi por sistema para pedir faltas inexistentes; Alexis Vega nunca fue consciente de que pisar el balón y buscar el lucimiento no es alternativa cuando te están superando; mientras que Sebastián Córdova jugó de ‘incógnito’.

El gol mexicano al minuto 86’ sencillamente hace decoroso un marcador que pudo terminar en goleada, pero sobre todo engaña –ojalá que no a Lozano y los suyos– a quienes supondrán que el Tricolor tuvo una gran reacción y hasta mereció empatar.

A esta generación de futbolistas aztecas, ciertamente con talento, se le ha colgado la medalla con anticipación, pero el domingo en Saitama quedó demostrado que no hay nada más alejado de la realidad.

La victoria ante Francia no pierde mérito, pero se le debe dar su justa dimensión. Los galos fueron un equipo sumamente pobre, esperanzados en lo que hiciera Gignac, jugador de 35 años que milita en los Tigres y que va como refuerzo ante la negativa de los clubes europeos de ceder a sus grandes figuras para los Juegos Olímpicos.

Sigue en las manos del Tri el pase a Cuartos de Final, pues de vencer a Sudáfrica estará entre las mejores ocho selecciones de Tokio 2020; sin embargo, desde hoy cabe adelantar que con todo y que está eliminado, este rival no será ningún ‘flan’, pues pese a sus marcadas limitaciones tiene buena ofensiva y velocidad, arma que, quedó demostrado, le hace muchísimo daño a México.

Ha pasado en incontables ocasiones... Un representativo nacional se presenta con victoria en un escenario mayúsculo, se hace fiesta nacional, todo es ‘carnaval’, se le pone la etiqueta de ‘Campeón del Mundo’… ¿Y luego? El Apocalipsis.

Bien lo dice el escritor mexicano Juan Villoro, “las ilusiones duran hasta que se topan con la realidad”.