Los años no vienen solos y James O´Connor con 30 primaveras sobre sus espaldas, comenzó a exponer la unidad que necesita un jugador profesional para erigirse en uno de los mejores en su puesto. Las destrezas, la experiencia y la visión de juego aparecieron como tres características que se abrazaron en la calidad que rodeó al apertura a lo largo de toda su carrera y esta conjunción le permite al australiano ubicarse en el privilegiado podio que está reservado para los grandes jugadores.
Fue determinante a lo largo de todo el 2021 y en la final sacó a relucir su mejor repertorio como autor de todos los puntos en la victoria de 19-16 de Reds ante Brumbies que lo llevó al equipo de Queensland a ser campeón del Super Rugby Australia luego de 10 años. El try agónico para dar vuelta el partido en la jugada final, la conversión y 4 penales fueron argumentos más que suficientes para ser la figura de la noche en el Suncorp Stadium de Brisbane.
Esto no llegó de un día para el otro, en el 2020 ya comenzó a mostrar sus mejores destellos y Reds llegó a la final del torneo que luego perdió ante el rival del que hoy se tomó revancha. Sin embargo, el 10 comenzó a dar pistas de lo que vendría más adelante. Además de sus buenas actuaciones con Reds, se sumaron pincelazos de su calidad con Australia en el Rugby Championship.
Como “en un cuento de hadas” dicen desde Australia. Después del título y la gran actuación del apertura, ahora hablan de “James O´Connor y una redención completa”. Son algunos de los elogios que llegan del otro lado del mundo para un jugador que pasó por distintos estados a lo largo de su carrera profesional. El 2021 lo presenta como la figura del Super Rugby Australia, el goleador del torneo con 121 puntos y la gran estrella de la final que los Reds ganaron en Brisbane.
La historia de O´Connor es la de las figuras que brilla dentro y fuera de la cancha. Llevó y cargó rótulos de todo tipo a lo largo de su carrera. En 2012 y con 17 años fue “el niño prodigio” que debutó en el Súper Rugby con Western Force. A los 18 años ya era “el futuro” con sus primeros minutos en los Wallabies. Todos imaginaban un apertura por años en el seleccionado que sería la gran estrella del rugby mundial.
En 2012 pasó a Rebels y con 23 años sus acciones fuera de la cancha le cambiaron el calificativo por “el chico malo” por las constantes indisciplinas que le costó el contrato con Rugby Australia y un "exilio" en el Viejo Continente. Recaló en London Irish inglés una temporada y luego pasó a Toulon donde volvió a ser noticia y no por su gran juego. Fue arrestado en París y el club galo decidió que al finalizar el contrato buscar nuevos rumbos en 2017.
Se fue a Sale Sharks por 2 temporadas. Volvió a los Reds en 2019, jugó el Mundial de Japón y recuperó su nivel. Hoy las críticas son elogios, hoy James O´Connors vuelve a sentir las palmadas en la espalda, hoy el apertura volvió a sonreír como aquel adolescente que hacía sus primeras armas, hoy dejó en claro que no desperdició su segunda oportunidad.