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Los títulos de béisbol mexicanos se hacen en Estados Unidos

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Ex MLB buscan resurgir en México (1:06)

Exjugadores de Grandes Ligas que militan en Pericos de Puebla analizan la calidad en México (1:06)

PUEBLA -- La fotografía de celebración cuelga en la tienda oficial de los Pericos de Puebla, en el segundo nivel del estadio Hermanos Serdán. Dicha foto muestra a los jugadores del club celebrando el primer títulos en tres décadas para la ciudad dentro de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).

En ruta al título, los Pericos emplearon a 12 jugadores con experiencia en Ligas Mayores, incluyendo al mexico-americano Carlos Quentin, quien llegó a ganar el premio Silver Slugger. Otros incluyeron a Nyjer Morgan, Willy Taveras y al panameño Rubén Rivera, quien a sus 42 años bateó .286 de promedio y conectó diez jonrones. Hace dos años, el club fue la primera parada en México para el relevista veterano Kyle Farnsworth.

Se podría argumentar que ningún otro equipo en la LMB ha sido tan agresivo a la hora de buscar talento ligamayorista para sus filas.

"De verdad les importa mucho ganar," dijo Josh Roenicke en entrevista para ESPN Digital. El lanzador se unió al equipo esta temporada. "Se puede ver, entonces para mí fue fácil tomar la decisión. Eso hace más emocionante cada juego."

La estrategia de Puebla es una que otros clubes en la LMB han adoptado a la hora de emular el éxito que tuvo Pericos la temporada pasada. Por ejemplo, los Toros de Tijuana, el equipo que perdió la serie final de la liga, la llamada 'Serie del Rey' ante los poblanos, fichó al toletero italiano Alex Liddi a un equipo que hoy día posee nueve elementos con experiencia en Ligas Mayores.

Pero esa receta del éxito tiene también a sus detractores. En las reuniones invernales previas a la actual temporada, los Tigres de Quintana Roo, uno de los equipos con más historia en el país, estuvo a punto de salir de la liga al verse afectados por la falta de regulación extranjera. El tema no se resolvió. Para la actual temporada, se eliminó el límite de peloteros mexico-americanos, y la cantidad de foráneos por club no se vio afectada. Los Tigres se quedaron, aunque al final cambiaron de dueño, llegando la leyenda de los Dodgers, Fernando Valenzuela, al rescate.

"¿Dónde van a jugar los peloteros mexicanos si tenemos equipos con 23 o 25 jugadores extranjeros?", se preguntó Cuauhtemoc Rodríguez, ex presidente de los Tigres en una entrevista reciente con ESPN Mexico. "En nuestras ligas de béisbol, debemos darle al jugador mexicano el lugar que merece".

Pueblo, que es la cuarta ciudad más grande del país, posee una tradición artística que data varios siglos. Apodada "la ciudad de los azulejos" por tener de adorno este material en muchos edificios, la elegancia del mismo puede ser observado incluso en el Estadio Cuauhtémoc, localizado a las espaldas del Hermanos Serdán.

Una demora por lluvia, junto a vientos frios han mantenido alejada la multitud de un juego reciente en la noche al comienzo de la temporada. Utilizando el verde de los Pericos (parecido al de los Atléticos de Oakland), el lanzador Deunte Heath es uno de los pocos que estuvo en la temporada del campeonato que ha vuelto al roster para la actual campaña del Puebla.

"Ese fue un buen grupo, este incluso podría ser mejor," admitió Heath, un lanzador de 31 años que proviene de la ciudad de Atlanta.

El relevista ha estado jugando fuera de los Estados Unidos desde el 2014, cuando el ex de los Medias Blancas de Chicago emigró a Japón y posteriormente a Venezuela. Ahora en México, Heath y sus compañeros saben que una buena actuación en la LMB, clasificada oficialmente como una liga AAA en el esquema de las ligas menores, puede resultar en un regreso a la Gran Carpa.

En lo que va de la actual temporada, dos ex Pericos han sido tentados por clubes de MLB. El lanzador Blake Beavan fue firmado por los Mets de Nueva York y colocado en su filial de ligas menores en Estados Unidos. Quentin, por su parte, fue invitado al campamento primaveral de las Medias Rojas de Boston, aunque no quedó al final en el club.

Heath, quien tiene seis rescates en 10 apariciones esta temporada, podría entonces ser considerado otro candidato si un equipo requiere de sus servicios.

"Mi agente se ocupa de esos negocios, yo me ocupo de mis negocios," dijo Heath, haciendo hincapié en que esas decisiones están fuera de sus manos.

Ese sentir es compartido por otros como Roenicke, cuya familia está ligada al beisbol por generaciones. Su padre, Gary, jugó para los Orioles de Baltimore; su tío Ron fue hace poco el manager de los Cerveceros de Milwaukee.

Pese a ser relevista casi toda su carrera, Roenicke ha sido colocado como abridor por el manager Von Hayes, otro estadounidense que jugó en Ligas Mayores, incluso llegando al Juego de las Estrellas en 1989 como miembro de los Filis de Filadelfia.

Roenicke está por cumplir 35 años, y sabe que una vuelta a MLB es poco probable, por lo que disfruta su tiempo en Puebla.

"Los aficionados son grandiosos," comentó. "Quiero seguir haciendo esto, seguir jugando lo más que se pueda."

Tras no poder unirse a un club de Grandes Ligas en las últimas tres temporadas, Roenicke emprendió el viaje a México, una decisión con la que está satisfecho.

"Me dijeron muchas cosas buenas antes de venir," reconoció. "Este equipo es de primera clase, ellos me dijeron que se harían cargo de mí".

Entre otras cosas, Roenicke destacó que tendría un nivel de familiaridad y comfort viviendo en Latinoamérica. La gran cantidad de peloteros estadounidenses en Puebla ha creado la oportunidad de que los jugadores se conviertan en amigos y convivan mientras traversan la campaña.

Esto permite que los jugadores puedan combatir la barrera natural de lenguaje así como la cultural. Los miembros del staff en Puebla regularmente se comunican con sus jugadores en inglés y arreglan para que los jugadores sean transportados al estadio.

"A veces salimos a comer, jugamos cartas o vemos películas juntos," dijo Cole Gillespie, otro de la legión estadounidense que llegó esta temporada. "Roenicke se la pasa viendo películas y nada más se comunica de esa forma," continuó.

Gillespie también fue atraído a Puebla por la gran cantidad de paisanos en el club. "He jugado contra varios de mis actuales compañeros a lo largo de los años," recordó.

Al recibir vivienda gratis por el equipo en la ciudad, la mayor parte de los jugadores han decidido en contra de venirse a México con sus familias, situación que provoca que vivan varios en el mismo hotel y que dependan de sí mismos para amistarse.

Tanto Gillespie, Heath y Roenicke habían tenido experiencia previa en Latinoamérica, pero esta no fue lo suficiente para provocar que aprendieran a hablar español. Esta situación es evidenciada por la dificultad que tienen para entender hasta las frases más básicas del idioma.

"Puedo pedir comida en los restaurantes, pero a veces también me equivoco hasta con eso," dijo Heath, sonriendo.

"Yo empecé a usar un producto (Duolingo) para aprender el idioma, pero me tuve que detener," admitió Gillespie. El jardinero de los Pericos se dijo imposibilitado, ya que actualmente cursa clases de universidad en línea para intentar completar sus estudios.

Eso sí, no hay confusión para ellos ante la pasión de la afición beisbolera en Latinoamérica, aunque algunos de los detalles singulares crearon situaciones a las cuales no están acostumbrados.

"De repente estás en el dugout viendo un turno al bat, y la música suena durante el mismo lanzamiento," dijo Gillespie. "Es algo loco."

Esta experiencia mexicana ha permitido a varios jugadores, muchos de ellos con experiencias cortas en Grandes Ligas, una oportunidad única para ser estrellas en un equipo al cual se le depositan grandes esperanzas para campeonar.

"Aquí, esta liga es el equivalente a las Grandes Ligas," dijo Roenicke.

Ese sentimiento, el de buscar un título, tiene pocos puntos de comparación. Para describirse, no hay más que apuntar nuevamente a la foto del título, donde se observan los jugadores sonrientes, incluyendo a Heath, levantando el trofeo.

"No hay nada como un campeonato, amigo," dijo.