La Copa Confederaciones dejó muchísimo para analizar. Como siempre, el torneo que sirve como "ensayo general" para la Copa del Mundo fue importante para ver cómo se está preparando el país anfitrión y también para tomarle examen a los equipos que buscarán el éxito más importante dentro de un año. En ese sentido, Rusia demostró que está en condiciones de organizar el evento más importante de todos y Alemania volvió a dejar en claro las razones que lo convierten en el máximo favorito.

Joachim Löw sorprendió en los días previos y decidió darle descanso a la enorme mayoría de los titulares. Muchos pensaron que el fútbol teutón estaba menospreciando la competencia, por eso la consagración fue una gran sorpresa para buena parte de la opinión pública. Solo el entrenador y sus jugadores estaban convencidos que tenían material suficiente para lograr el título. Ahora, Alemania le sumó 23 futbolistas más a su amplia base de cara a la Copa del Mundo. La jugada fue redonda para los campeones reinantes.

Como de costumbre, Blogski 2018 analiza cada juego con la mente puesta en el Mundial y, claro está, este "ensayo general" no podía escaparle a nuestra manera de sentir el fútbol. De cara al Mundial, presentamos el equipo ideal de la Copa Confederaciones.

MARC-ANDRÉ TER STEGEN Sí, es cierto que la actuación de Claudio Bravo fue sobresaliente y bien merecido tuvo el premio al mejor arquero de la competencia. Sin embargo, con una óptica mundialista, lo hecho por el guardavallas de Barcelona fue realmente bueno. Transmitió seguridad y fue una de las grandes figuras de la final. Aunque nadie duda de que Manuel Neuer será el titular en Rusia, el nivel de Ter Stegen lo pone en carrera por el puesto.

JOSHUA KIMMICH El heredero natural de Phillip Lahm. En esta Copa jugó de marcador de punta derecho y de mediocampista, según el juego lo necesitó. Alemania muchas veces salió con un esquema 3-5-2 y Kimmich demostró todo su despliegue y capacidad física. Tiene solo 22 años y será uno de los números puestos en el Mundial.

GARY MEDEL Otra vez, un gran torneo del defensor de Inter. Líder espiritual y futbolístico de Chile, fue protagonista de una de las fotos más recordadas del certamen, cuando a pesar de su aparente debilidad física le ganó en un salto a Cristiano Ronaldo, ni más ni menos. De todos modos, su aporte no se reduce a una simple jugada. Es un pilar fundamental de esta generación y será clave tanto en las Eliminatorias como en el Mundial.

PEPE A pesar de su poca continuidad en Real Madrid, el defensor se transforma cuando se pone la camiseta de la Selección. Como en la Euro, fue uno de los mejores jugadores de su equipo y su presencia es muy importante para el campeón de Europa. Su edad podrá ser avanzada, pero nadie duda que su aporte será muy valioso para el cuadro lusitano el próximo año.

JONAS HECTOR A los 27 años, tuvo su torneo consagratorio con la Selección. Cuando Alemania se coronaba en Brasil, Hector ascendía a la Bundesliga. Con personalidad se ganó un lugar y hoy está para pelear el lugar de marcador de punta izquierdo en la Selección A.

CHARLES ARANGUIZ El mediocampista de Bayer Leverkusen fue el mejor jugador de campo chileno en la semi y en la final. Eso habla de su invalorable aporte en el subcampeón de la Copa Confederaciones. Mostró su mejor nivel cuando más se lo necesitó. Contra Portugal y Alemania expuso sus mejores virtudes: quite, toque criterioso y capacidad de relevos. Es el socio perfecto de Arturo Vidal en el centro del campo y otro de los pilares de la Roja.

ARTURO VIDAL La mezcla justa de talento, sacrificio, vergüenza deportiva y liderazgo. Es el símbolo de Chile y volvió a demostrarlo en esta Copa Confederaciones. A los 30 años, se convirtió en el típico "jugador de Selección", que crece cuando se pone la camiseta nacional. La Roja lo necesita más que a nadie para buscar la clasificación e intentar la revancha dentro de un año en estas mismas canchas.

LEON GORETZKA Quizás la gran revelación de esta Copa Confederaciones. Pocos tenían en cuenta a este mediocampista de 22 años antes de este campeonato, en el que se graduó de futbolista de Selección. Un equipo con la identidad que tiene Alemania necesita de sus mediocentros más que de nadie. Ellos marcan los tiempos y manejan los contragolpes, el arma más importante del campeón. Por eso, su aporte fue tan importante. Mostró el despliegue de Sami Khedira y a eso le sumó gol, ya que convirtió en tres ocasiones.

JULIAN DRAXLER La usina de fútbol del campeón. Ganó el Balón de Oro al mejor futbolista del torneo y nadie puede discutir la decisión. EL hombre de PSG brilló durante todo el certamen y cumplió las expectativas que lo señalaban como el líder futbolístico del equipo. Utilizó la cinta de capitán y jugó como tal. Sin dudas, peleará un lugar entre los titulares en la Copa del Mundo.

TIMO WERNER En la final, el atacante de RB Leipzig dio un verdadero recital. A los 21 años jugó su primer gran torneo internacional y no sufrió miedo escénico ni nada de eso. Además de hacer goles, que es la obligación de todo centrodelantero, participó del circuito de juego alemán y fue clave su presencia para presionar a la salida de los rivales. Terminó con tres goles y recibió el Botín de Oro al máximo artillero gracias a sus dos asistencias.

CRISTIANO RONALDO A pesar de que solo mostró un poco de su talento en la fase de grupos y ni siquiera jugó el partido por el tercer puesto, el crack portugués dejó en claro que será uno de los principales protagonistas de la Copa del Mundo. Portugal es un equipo serio y con identidad, que sabe como cuidar a su estrella, y está en condiciones de competir contra cualquiera.

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LOS ÁNGELES -- Se sabía. Banquete voluptuoso habría. Chile y Portugal, con una pléyade de futbolistas extraordinarios. Y que han memorizado a qué juegan. Porque saben a qué juegan. Porque saben con quién juegan. No existe el harakiri de la rotación.

Se sabía que debía ser un juego de altísimo nivel. Más allá de las provocaciones e incitaciones al alarido, al grito, al drama, a la angustia, al estupor, al colapso. Y más allá de los balones indecisos estampándose en el marco limítrofe de la gloria, rehuyendo su destino de gol. Más allá de ese penalti. Más allá de teatralidades y bravuconadas.

Pero, sobre todo, muy por encima de todo, ese fervor, esa devoción, esa hambre, esa rabia, esa lava homicida de intenciones y hasta suicida de obligación si la cuota del triunfo lo exige.

Chile es finalista. Claudio Bravo se metió en el cerebelo de los portugueses para evitar que sus disparos se metieran en su portería. El arquero chileno infiltró los demonios de la duda. Y el tahúr de las argucias ganó.

Pero, al final me quedo con una estampa sublime. La gloria es una ostentación de la belleza... por más repulsiva que pudiera parecer en otro escenario, por ejemplo, en un callejón oscuro a la medianoche.

Arturo Vidal se empeña en la cosmética del adefesio, incluyendo ese corte de pelo, pero ¡Dios!, ese festejo tras consumar su cobro desde el manchón de las sentencias debe ser el rostro más frenéticamente cautivador para los chilenos en la catarsis de sus ilusiones. Arturo Vidal es el Dorian Grey de las epopeyas vestidas de rojo. La victoria de Picasso pintada por Rafael Sanzio.

Eso es Chile. Su selección y su patria. Ese rostro de Vidal deformado de furia, congestionado de rabia. Venas, arterias, nervios, amígdalas, músculos del pescuezo de Vidal armonizan colosalmente con ese bufido humeante del gol.

Y si El Patrón (como le rebautizaron en el Bayern Múnich), es el patrono de la inmortalidad, los chilenos sabían que eran finalistas. Vidal se metió en el corazón de su corte de guerreros, y Claudio Bravo se metió en la despensa de las emociones de los lusitanos y transformó a sus presuntos verdugos en víctimas propiciadas.

Antes de los penales, claro, hubo futbol. Un futbol ardorosamente embelesador. Endulzaron el trámite a pesar del 0-0 de 120 minutos, y los centavitos agregados, el contraste de sus estilos, pero fundamentalmente la vehemencia absoluta de todos.

Uno Campeón de Europa; otro dos veces campeón de América. La potestad absoluta del futbol estaba en juego. El patriarcado del balón, estaba en disputa.

Y si el balompié fue hijo del ocio europeo, se siente más cómodo en la adopción del americano, especialmente del sudamericano, donde ha encontrado sus mejores Mecenas: Pelé, Maradona, Garrincha, Ronaldinho, Messi...

Claro, la doncella esférica prefiere la exquisita caballerosidad estética del trato en este continente, más allá de la brusquedad histérica de sus progenitores.

Esos 120 minutos expusieron, aparte, los atributos indispensables de los históricos. Cada balón, cada jugada sin balón, cada amague, cada roce, cada embestida, cada filigrana, exhibía el portento espiritual de cada jugador.

Insisto, más allá de la calidad sublime de cada uno, verlos convertidos en bestias de caza, sin temor y sin tregua, ungió de autenticidad y legitimidad la combatividad de este juego futbol.

Bien lo puntualizó Juan Villoro: "Dios es redondo". En la guerra civil de sus adoradores, el culto a este deporte sumó adeptos. En la cancha de futbol, los artistas tienen genes de aves de rapiña. Su mirada los delata.

Hay que temerle a Chile en la Final. Y a Arturo Vidal. Y a sus huestes. No sólo por su futbol. Muy especialmente porque todos, los once, los 23, los 19 millones de chilenos, tienen su rostro transfigurado en ese semblante insaciablemente beligerante de Arturo Vidal.

Debieron angustiarse ya de ello y por ello sus posibles contendientes en la Final de esta Copa Confederaciones: Alemania y México.

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El entrenador nacional está en la “mirilla” de todos los “francotiradores” que rodean al futbol mexicano. Ex jugadores, ex entrenadores, entrenadores, futbolistas, comentaristas y periodistas, pero... y yo pregunto: ¿Los futbolistas de México? ¿Dónde está la llamada mejor generación en la historia del futbol mexicano? ¿Dónde están esos jugadores que han desaprovechado otra maravillosa oportunidad para dar un paso al frente, para crecer, para darle a México el futbol que merecen sus aficionados? Escondidos, tapados, con poca vergüenza profesional, ocultos en las cenizas de un campo que tiene pocos culpables y muchas excusas.

LOS ANGELES -- Hace más de 40 años, un gran periodista mexicano calificó la mentalidad del futbolista en México con una frase que resultó épica y también dolorosa: “Los Ratones Verdes”. Con el paso del tiempo, el poderoso enunciado de Manuel Seyde parece seguir vigente.

Y algo que también sigue vigente es nuestra necesidad de buscar culpables y de esconder a los verdaderos responsables. Una cosa tapa otra, un nombre en el patíbulo salva al resto de sus cómplices. Entreguemos una “cabeza” para salvar a "los otros".

Aún peor que el “7-0” es volver a cuestionar la continuidad del entrenador de la Selección Mexicana de futbol.

Juan Carlos Osorio es hoy “el villano perfecto”. Hecho a la medida de nuestras necesidades. El hombre que se equivocó, que planteó mal el partido y que le abrió los espacios y le dio los balones a Chile para propiciar la masacre futbolística. Pero, yo no vi a Osorio en el campo de juego. No lo vi perdiendo balones, no lo vi dando rebotes, no lo vi fallando en las coberturas, no lo vi concediendo ventajas amplias, no lo vi fallando física, técnica y mentalmente en las situaciones más comprometidas del juego. No lo vi a Osorio. Vi a otros...

Hoy, él tiene la culpa de todo. Y es obvio que como entrenador adopte, desde el final de la noche en San Francisco, un “mea culpa” y una responsabilidad para seguir protegiendo a quienes tiene que proteger. Osorio está para cuidar a sus futbolistas. Y nosotros, la crítica, no estamos para cuidar a nadie.

La llamada “mejor generación en la historia del futbol mexicano” ++ni una letra menos ni una de más++ ha tenido un terrible fracaso justo en un momento decisivo, cuando hemos vuelto a soñar con ese juego competitivo, con el famoso y ya épico quinto partido del Mundial, con la noche consagratoria, la que nos acerca al nivel de competencia de las grandes potencias. Esos futbolistas, la mayor parte de ellos, procedentes de equipos europeos serios, de ligas también muy formales, han fallado rotundamente y nadie es capaz de decirlo.

¿Cómo explicar que 10 días antes una selección ++si usted quiere distinta en algunos nombres++ le ganó a esa misma selección chilena en un partido de carácter amistoso? He ahí la respuesta: “amistoso”, cuando no se juega nada, cuando no vale, cuando la presión afecta de manera distinta al futbolista en México., el resultado es diferente. Típico y recurrente de nuestra pobre historia en las canchas de juego.

Se critica una y otra vez a Osorio por el tema de las rotaciones en la alineación. Y sí, puede que lo haya hecho, pero si usted se fija en la formación inicial del juego ante Chile del sábado, ahí estaban los que todos consideran y consideramos los mejores futbolistas mexicanos en cada posición: El portero Ochoa, los laterales Layún y Paul Aguilar. El central Héctor Moreno. Los volantes Herrera y Guardado. Y los delanteros “Tecatito” Corona y Javier Hernández. ¿Quién faltaba? Dicen que Rafael Márquez, que se había perdido dos días de entrenamiento por ir a Guadalajara al nacimiento de su hijo y que de acuerdo con algunas fuentes, el propio Márquez le dijo al entrenador que no estaba en condiciones para afrontar el juego. ¿Rotaciones? Sí, pero en la cancha, el día en que Chile le paso por encima a México estaban los mejores jugadores disponibles de la llamada “mejor generación de futbolistas en la historia del futbol mexicano”.

El futbol mexicano ha vuelto a fallar a la hora clave, justo en el momento menos propicio y lo ha hecho con un grupo de futbolistas que se vanagloria de tener otro tipo de mentalidad y de entereza, mentalidad y entereza que no les alcanzo para nada, ni para jugar al futbol ni para meter una patada por ahí de orgullo y de coraje.

Todas las “mirillas” de los francotiradores apuntan hacia Osorio. ¿Y cómo no? Hay que proteger a los “santísimos” futbolistas que tenemos, a unos “sin vergüenzas” que se empequeñecieron otra vez, como lo han hecho históricamente, en Mundiales, en Copas América o hasta en el último proceso eliminatorio para Brasil 2014.

Mentalidad. El futbolista mexicano puede competir ante Vidal, Alexis o Medel, pero es pobre en mentalidad. Cuando se le exige que adopte la responsabilidad sobre los hombros y que dé el paso hacia el siguiente nivel, se vuelve pequeño, se transforma en un “ratón verde” como solía llamarle el desparecido periodista Manuel Seyde.

Osorio es el blanco perfecto para defender y ocultar a los cobardes.

@Faitelson_ESPN

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¡Humillante!

FECHA
19/06
2016
por David Faitelson

No hay otra forma de describirlo. La Selección Mexicana se descarriló y se estrelló de frente con una penosa realidad. Y puede que el resultado haya sido parte de un accidente futbolístico, pero lo que es inobjetable es que Chile le pasó por encima, arrasó con un equipo que no mostró ni condiciones, ni aptitudes, ni vergüenza profesional. Lo más grave de todo fue el retroceso de un horizonte donde la Selección Mexicana se sentía en la capacidad de ganar y, si usted quiere, de perder y sin embargo, competir, siempre competir ante selecciones que aparentemente tiene una mayor condición futbolística. Lo del sábado por la noche en Santa Clara fue vergonzoso y humillante.

LOS ANGELES -- Lo veo y lo creo. Hay "formas" y "formas" de perder. La de hoy no tiene nombre.

Una de las noches más humillantes y tristes en la historia del futbol se consumó a las afueras de San Francisco.

La Selección Mexicana fue exhibida, superada, violada y ultrajada en la cancha de futbol por una Selección Chilena que no tuvo piedad.

Antes de buscar y de enumerar las carencias mexicanas --si tenemos tiempo y espacio porque son muchas-- habrá que apuntar al resultado como un terrible retroceso en una selección que apuntaba hacia un horizonte distinto y que parecía, basada en los resultados, en sus futbolistas de categoría "europea" haber encontrado una fórmula para afianzar el futuro.

Mexico no tuvo nada positivo en el estadio de Santa Clara. El portero empezó con las fallas, la defensa, desubicada, se mostró endeble e insegura cuantas veces fue exigida, el mediocampo dio "risa" con o sin la pelota y los delanteros y jugadores de desequilibrio salieron a aprovechar el sol del vano en el Valle del Silicón. Un desastre, porque este equipo ni siquiera mostró vergüenza y entrega ante la falta de recursos.

Juan Carlos Osorio no pudo explicar el penoso pasaje y los expertos atribuyeron la jornada a la falta de continuidad y coherencia en las alineaciones del entrenador, que "rotó" y "rotó" futbolistas en cada uno de los cuatro juegos que tuvo en esta Copa.

Mientras las redes sociales se llenaban de críticas, de ira y de tristeza, y pedían la cabeza del entrenador, estaba claro que la noche podría marcar para siempre a esta generación de futbolistas y al propio seleccionador nacional. Yo no sé si la solución es cambiar al entrenador. Lo que me queda claro es que el humillante accionar mexicano no puede quedarse tapado o escondido "bajo la alfombra". Alguien debe pagar por la peor humillación en la historia del futbol mexicano.

Es tiempo se sentarse, con calma, y revisar hacía dónde va el futbol mexicano. Si es con Osorio, adelante. Si es con otro, también, pero deben evitarse parajes como estos que descomponen los procesos, que dañan profundamente al futbolista y que envuelven de pena al aficionado. México no está para darse esta clase de concesiones. Se supone que pasó ya por esa clase de pasajes tenebrosos y que su historia competitiva se escribe hoy en otro nivel.

Lo peor es el desánimo que se dibuja en las facciones del fiel, entregado y pasional aficionado mexicano. México sigue sin tener el futbol que se merece. Hay una deuda histórica con el aficionado. Si el futbol dictará nuestra felicidad, seríamos un país muy triste.

La noche más amarga en la historia del futbol mexicano. Se buscan a los culpables, al culpable, porque no hay tiempo ni espacio para sensatez o para cordura. Lo de Santa Clara fue una "Santa Madrina".

@Faitelson_ESPN

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+ Eso puede significarle a México "la batalla" de este sábado en San Francisco. Este tipo de horizontes, de retos fueron precisamente lo que buscaban aquellos intrépidos y luego maltratados dirigentes mexicanos cuando buscaron y lograron ser aceptados para jugar la Copa América. Duelos que pueden relucir los peores defectos o hasta las mejores fortalezas de una selección mexicana. Partidos que te dicen dónde estás, para qué estas y hasta donde puedes llegar. Hay que aprovecharlo y si se puede, ganarlo. Si no, aprender de él.

LOS ANGELES -- Algunos tienen mala memoria. Otros, se hacen. Pero escenarios como los que tendrá la selección mexicana este sábado fueron el "motor principal" en donde se sentaron las intenciones de aquellos dirigentes --Emilio Maurer y Francisco Ibarra-- que más tarde, por cierto, fueron denominados como "non gratos" para el futbol mexicano, para explorar y lograr que el futbol de México participará en las Copas América.

Porque es un hecho: El futbol mexicano siempre ha soñado con la amalgama de posibilidades que puede presentarle una noche como la que podría afrontar mañana a las afueras de San Francisco.

El duelo por los cuartos de final de la Copa América Centenario significa abandonar la "zona de confort" en la que casi históricamente ha vivido y sobrevivido la selección mexicana en su historial futbolístico del área de CONCACAF. Hoy, como lo ha sido desde que decidió, empujó y logró abrirse el camino para competir ante las selecciones sudamericanas, tiene un reto para seguir aprendiendo y reconociendo rumbo al nivel que tanto anhelan los aficionados al futbol en México y en los Estados Unidos. El partido ante Chile promete ser una batalla de gran complicación, que necesitará de la máxima concentración y de las mejores características de los futbolistas y del entrenador de México. No es un juego ante una selección caribeña de una calidad ambigua y tampoco un choque de más pasión que futbol como los que México suele protagonizar ante rivales centroamericanos o estadounidenses. Es un partido de alto calibre que puede darnos como resultado los defectos más temibles y escondidos de esta selección o llevarle al siguiente nivel de atributo futbolístico.

El juego ante Chile es un beneficio total para el futbol mexicano. Le puede decir a México dónde está, para qué esta, en dónde debe corregir y en dónde debe afianzar. Partidos como estos valen, por ganarlos o hasta por perderlos. Juegos como estos te hacen crecer, darte cuenta de qué tan lejos estas de un gran nivel competitivo y hasta donde puede y quieres llegar.

@Faitelson_ESPN

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La selección mexicana no es favorita para el choque de este sábado en los cuartos de final de la Copa América del Centenario, pero tampoco se puede descartar, por completo, que logre superar y eliminar al vigente campeón del certamen. Chile es un equipo serio, con grandes nombres propios y que ha ido de menos a más en el evento. La jornada en San Francisco promete y puede ser memorable. Dos equipos que intentan primero, jugar bien al futbol y segundo, ganar para alcanzar las semifinales.

LOS ANGELES, CA -- El pizarrón lo muestra muy claro y también muy frívolo: La fórmula para ganar la Copa América incluye vencer, en una semana, a Chile, a Colombia y a la Argentina. ¿Sencillo, no?

¿Favorito? Si no lo era antes del comenzar el torneo, tampoco lo puede ser ahora. México sigue siendo una apuesta interesante para protagonizar en la Copa América, pero no tendrá, a partir de ahora, un carácter de favorito.

He buscado por todas partes: en la cancha, obviamente, fuera de ella, en el momento que parece vivir cada equipo y hasta en algún antecedente histórico. No hay forma de poner a México como favorito sobre Chile en el partido de los Cuartos de Final que se juega este sábado a las afueras de San Francisco. No la hay y no se trata de envolverse en la bandera nacional o de cantar el "mas si osare...". Se trata de futbol y el rival tiene más argumentos que México.

El primer lugar de grupo, el rimbombante triunfo ante Uruguay, una larga racha de 22 partidos sin derrota y como siempre el fervor que tiene y que aumenta México partido a partido cuando juega un torneo en su segunda casa --los Estados Unidos-- parecen ayudar para generar un clima de confianza. Pero hay que advertirle al aficionado que enfrente estará un equipo serio, un futbol que presume a la mejor generación de su historia futbolística, que ya gano algo (Copa América 2015), y que tiene jugadores regados por las mejores ligas y clubes del futbol del mundo: el portero es el titular del Barcelona. El defensa juega en el Inter. El medio es del Bayern Munich y uno de los delanteros figura en el Arsenal. Ganarle a Chile no será sencillo.

Lo que también está muy claro es que los planes no se han transformado. México fue primer lugar de su grupo y Chile fue el segundo. Desde un inicio, ambos tenían esta cita reservada en los Cuartos de Final del evento. La pregunta es: ¿quién podría llegar mejor? La respuesta la sabremos al finalizar los 90 minutos o los penaltis que establece el reglamento para un desempate en esta ronda de la Copa América.

Mientras México se debate entre el controversial sistema de rotaciones y ciertos momentos de buen futbol colectivo y de atrevimientos individuales, Chile ha ido de menos a más en el certamen. Perdió ante Argentina, en su presentación, lo cual es normal, pero cerró con triunfos ante Bolivia y Panamá. Sus futbolistas principales: Arturo Vidal (Bayern Munich), Alexis Sánchez (Arsenal), Gary Medel (Inter de Milán), Eduardo Vargas (Hoffenheim) han tomado la batuta del equipo. La parte más vulnerable, por llamar de esa forma, ha sido la portería, donde el usualmente seguro portero del Barcelona, Claudio Bravo, ha tenido sus peores momentos como guardameta de la selección chilena.

No veo a México como el favorito, pero esa, lejos de ser una debilidad, podría ser otra fortaleza: este equipo, cuyos números son positivos, puede jugar aún mejor de lo que lo ha hecho. Y esa esperanza alcanza, por ahora...

El Chile-México es un juego de pronostico reservado. Cualquier cosa puede pasar y ello, sin duda, lo hace doblemente atractivo.

@Faitelson_ESPN

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Al final del día, la nueva política de la Selección Mexicana de futbol, nos guste o no, está en marcha y esa práctica podría ser el inicio de algo muy interesante y complejo para el futbol mexicano. Las rotaciones deben tener su ventajas, es más, las tienen: Osorio ha logrado que México tenga un mayor poderío físico, una gran competencia interna por los puestos y hasta ha despistado a los rivales con los constantes cambios de nombres en las alineaciones. Osorio ha tomado un riesgo que si termina funcionándole en esta Copa América podría ser “la llave” rumbo al proceso para Rusia 2018.

LOS ANGELES, CA -- Siempre he creído en la frase y reflexión de mi padre: en lo malo, hay que tener siempre espacio para sacar lo bueno. El problema aquí es que ni yo ni muchos otros que en su momentos fuimos escépticos y repulsivos hacia esa costumbre, estemos tan seguros de que es una mala práctica.

Nos puede gustar o no, lo podemos entender o no, podemos creer en ello o no, pero la Selección Mexicana ha entrado, formalmente, a través de un torneo oficial, a la época de “las rotaciones”.

La polémica sobre si Juan Carlos Osorio ha hecho o bien mal aplicando esta política en cuanto a no repetir alineaciones y rotar futbolistas y hasta posiciones en el campo, está siendo respaldada por los resultados: México ha ligado 22 partidos sin derrota (una racha que obviamente se remonta hasta antes de los días del colombiano como entrenador), es primer dé lugar de su grupo, evitó a la Argentina en los cuartos de final y tiene una valiosa ocasión de jugar ante la selección chilena por el pase a las semifinales de la Copa América del Centenario.

Tratemos de encontrar lo bueno de “las rotaciones”. Y yo veo, sí algunas ventajas. La primera que se me ocurre tiene que ver con factor físico esencial para triunfar no sólo en el futbol sino en el deporte competitivo de nuestros días. La rotación le ha permitido a Osorio y a México tener jugadores frescos, rápidos en momentos decisivos y casi siempre por encima del rival en los minutos apremiantes del juego. Lo vi mejor a México físicamente ante Uruguay, ante Jamaica y ante Venezuela. Lo vi por encima del rival en ese aspecto corriendo por los bandas y no acusando el cansancio en las piernas que la mayor parte de los futbolistas de esta Copa han mostrado.

Segunda ventaja: el clima de competencia interna que Osorio ha creado en esta selección. Empezando por la portería y siguiendo el aparato defensivo y puntos claves en el ataque. Manteniendo un mismo sistema, un mismo esquema, Osorio ha cambiado los nombres, los perfiles, las pulsaciones, los caracteres y ha provocado que nadie en esta selección se sienta en la banca a mirar su realidad y decir: :”yo soy un suplente y no tengo nada que hacer”. El señor Osorio, inteligentemente, ha provocado que la primera competencia sea en el entrenamiento de Phoenix, de Houston o de San Francisco. Y que a partir de ahí, el jugador crezca en confianza, en amor propio, en autoestima.

La tercera ventaja tiene que ver con el rival, un rival que puede en un momento terminar desorientado por los cambios que hace México de un partido a otro. Aunque es verdad que intenta jugar de la misma forma, cada futbolista tiene una personalidad diferente, una manera de reaccionar, de correr, de controlar el balón y de patearlo.

Damas y caballeros, bienvenidos al nuevo mundo de la Selección Mexicana, “un mundo de rotaciones”, donde el entrenador cree que tiene 23 jugadores ++más o menos del mismo nivel++ que pueden jugar y competir por los puestos. Es una apuesta complicada que tendría que tener una mayor aceptación en clubes, donde el futbolista esta de tiempo completo con el entrenador y con sus compañeros. En una selección, los problemas podrían llegar a partir de esa falta de tiempo para adaptarse y conocerse, pero si Osorio logra pasar con éxito esta primera gran prueba, la de la Copa América, sentará la bases de un grupo solido que será el mismo ++más o menos++ que compita de aquí y hasta el Mundial de Rusia 2018 y que podría encontrar resultados favorables.

@Faitelson_ESPN

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