Nota del Editor: Este blog fue publicado originalmente el 8 de abril de 2014, en ocasión del 40º aniversario del HR 755 de Hank Aaron.
ATLANTA -- Durante la noche inaugural de la temporada en Turner Field, el martes, las Grandes Ligas y los Bravos de Atlanta realizaron una merecida y oportuna ceremonia para celebrar el 40 aniversario del jonrón 715 de Hank Aaron, uno de los personajes más emblemáticos e importantes de la historia moderna del béisbol.
En la ceremonia, legitimada por el gobierno del béisbol con la presencia del comisionado Bud Selig, el presentador, Peter Van Wieren, el ex narrador de 33 años de los Bravos, presentó a Aaron como "el rey real de los jonrones" y un poco más tarde Terry McGuirk, principal oficial ejecutivo de los Bravos, agregó: "Aaron estableció el récord de jonrones a la manera antigua y por eso siempre será el rey de los jonrones de todos los tiempos".
En un encuentro breve con la prensa alrededor de la tercera entrada del partido entre los Mets de Nueva York y los Bravos, a Selig le preguntaron sobre la frase "el rey real de los jonrones" para describir a Aaron. "Yo mismo he dicho eso. Y lo voy a dejar ahí", dijo Selig.
Aaron se convirtió en el rey de los jonrones la noche del 8 de abril de 1974 en el Atlanta Stadium, cuando sacó la bola del parque contra Al Downing, de los Dodgers de Los Ángeles, para quebrar el empate, con 714, que tenía con el legendario Babe Ruth en el liderato de cuadrangulares de todos los tiempos.
Ruth había ostentado el liderato más adorado de los deportes profesionales de Estados Unidos desde 1921, cuando desplazó a Roger Connor, quien tuvo 138 jonrones en 18 temporadas entre 1880 y 1897. Hay que notar que esa fue apenas la tercera temporada para Ruth como un jugador ofensivo de casi tiempo completo, luego de pasar más tiempo como lanzador en los primeros cinco años de su carrera.
Aaron, quien actualmente tiene 80 años de edad y lidia con una lesión de cadera, tiene méritos para competir en la discusión de mejor bateador de la historia. En 23 temporadas bateó .305 con 3,771 hits (incluyendo 755 jonrones y 624 dobles), 2,297 carreras impulsadas y 2,174 anotadas. Fue convocado a 25 Juegos de Estrellas -- incluyendo los dos de cada año entre 1959 y 1962 -- y electo al Salón de la Fama con un 98% de votos posibles en 1982.
En el 2001 el presidente Bill Clinton le otorgó la Medalla Al Ciudadano y en el 2002 el presidente George W. Bush le entregó la Medalla de la Libertad, el más alto honor que se le puede conceder a un civil en Estados Unidos. Grandes Ligas premia al mejor bateador de cada liga anualmente con el Premio Hank Aaron.
Por la forma estoica con que manejó el cruel y salvaje racismo de que fue objeto desde que comenzó a jugar el deporte -- debutó en las ligas menores en 1952, cinco años después de que Jackie Robinson quebrara la barrera racial -- pero más especialmente mientras se acercaba al récord de Ruth -- las amenazas de muerte eran su pan de cada día -- Aaron es una montaña de dignididad en una sociedad universal carente de genuinos modelos a seguir.
Una verdadera leyenda. Un grande entre los grandes, dentro y fuera del terreno. Uno de los mejores exponentes que ha tenido el béisbol. Un simbolo para pasadas, actuales y futuras generaciones. Pero, lamentablemente, no es el rey de los jonrones.
De acuerdo a los registros oficiales de la oficina del comisionado de Grandes Ligas, que hasta enero dirigirá Selig, el líder de jonrones de todos los tiempos es Barry Bonds, con 762 en 22 años de carrera. Igualmente, el récord de vuelacercas para una temporada le pertenece a Bonds, con los 73 que bateó en el 2001.
Bonds impuso el récord de un año, eclipsando los 70 que había pegado Mark McGwire en 1998 durante la célebre "Batalla de Jonrones" con el dominicano Sammy Sosa, quien conectó 66 ese año. McGwire (65) y Sosa (63) en 1999 y Sosa (64) en 2001 volvieron a superar la marca anterior de 61, que puso Roger Maris en 1961.
Como muchos saben, Bonds fue el centro de una investigación federal a BALCO, un laboratorio de San Francisco que fue encontrado culpable de distribuir sustancias para mejorar el rendimiento entre deportistas de diferentes disciplinas. El mismo Bonds fue llevado a la justicia por perjurio y obstrucción de la justicia por su testimonio ambiguo del caso.
McGwire y Sosa también fueron sospechosos de usar sustancias para mejorar el rendimiento e incluso McGwire lo confesó años despues de su retiro.
"Para mí es Hank Aaron. Sin meternos en controversias, hasta que las dudas [alrededor de Bonds] se limpien o se aclare un poco más la cosa, hay que seguir considerando que Hank Aaron es el Rey de los Jonrones", dijo Fredi González, el manager cubano de los Bravos.
"¿Es Aaron el líder de jonrones? Cuando estaba creciendo sí, pero más adelante lo sobrepasaron, y esa es la realidad para mí. Así es", dijo Curtis Granderson, el nuevo jardinero de los Mets.
Granderson dió en el clavo. Los libros oficiales de Grandes Ligas siguen teniendo a Bonds como el número uno en la lista de jonroneros de la historia. Cuando Selig y la organización que dirige deciden ignorar esos números, promocionando como "oficial" una cifra inferior, le hacen un flaco servicio a la historia y causan confusión entre los aficionados, especialmente los más jóvenes.
Hank Aaron es un héroe viviente y Bonds es uno de los peloteros grandes más aborrecidos de la historia. Pero eso no cambia el hecho de que Bonds, no Aaron, es el rey de los jonrones.
Y lo seguirá siendo, al menos hasta que Grandes Ligas no tome una medida revolucionaria que saque de los libros a los usuarios/sospechosos de usar sustancias, algo difícil por lo poco práctico de ejecutar.
El derecho Zack Greinke, quien alcanzó las 200 victorias el domingo contra los Oakland Athletics, y el zurdo CC Sabathia, quien superó los 250 triunfos y 3,000 ponches más temprano en la temporada, pueden ser agregados a la breve lista de lanzadores activos que deberían ir ensayando desde ahora sus discursos para una eventual ceremonia en el Salón de la Fama de Cooperstown.
Los otros miembros de ese exclusivo grupo son el zurdo Clayton Kershaw, de los Los Angeles Dodgers, y los derechos Max Scherzer, de los Washington Nationals, y Justin Verlander, de los Houston Astros. Greinke, de 35 años de edad y 16 temporadas en las Grandes Ligas, ha lucido como un abridor caballo, poniendo foja de 13-4 y efectividad de 2.84 en 26 salidas con los Arizona Diamondbacks y los Astros. El seis veces Todos Estrellas y Cy Young de la Liga Americana del 2009 tiene 3-0, efectividad de 2.37 y 14 ponches en 19.0 entradas en sus primeras tres aperturas con los líderes de la División Oeste de la Liga Americana.
Sabathia, quien anunció que se retirará al final de esta temporada, permitió cuatro carreras en tres episodios ante los Cleveland Indians en su regreso de la lista de lesionados. El zurdo de 39 años de edad y 19 temporadas en las ligas mayores, tiene marca de 5-7 y efectividad de 5.01 con los New York Yankees en su última campaña.
Pero Sabathia (251-160, 3.73, 3,073 ponches, 3,563 innings) se convirtió esta temporada en apenas el tercer zurdo de la historia con tres mil ponches, cifra qué agregada a sus cinco convocatorias al Juego de Estrellas, su premio Cy Young de la Liga Americana del 2007 (ha estado cinco veces entre los cinco más votados al galardón) le dan la categoría de "caballo, caballo" monticular de su era.
El proceso que lleva a un pelotero con una gran carrera al Salón de la Fama no es una ciencia exacta. Entre los más de 19,600 peloteros que pasaron por las ligas mayores desde que fue fundada la Liga Nacional en 1876, apenas 232 tienen placas en Cooperstown. Incluyendo siete que fueron electos por sus desempeños en las Ligas Negras, solamente 83 lanzadores están en el Salón de la Fama.
Mike Mussina, quien ganó 270 partidos, recibió la bendición de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA) este año, en su sexta aparición en la boleta. Así de difícil ha sido el asunto. Además de Greinke y Sabathia, los otros activos con luz verde para comprar el traje de sus futuras exaltaciones son:
Kershaw (165-71, 2.41, 2,416 K, 2,233 IL): Ocho elecciones al Juego de Estrellas, tres premios Cy Young, siete veces entre los cinco más votados para el galardón, un Jugador Más Valioso y cinco lideratos de efectividad en 12 años con los Dodgers.
Scherzer (168-87, 3.17, 2,638 K, 2,252 IL): Siete Juegos de Estrellas, tres premios Cy Young (dos en la Liga Nacional y uno en la Liga Americana) y seis veces entre los cinco más votados al premio en 12 años con Arizona Diamonbacks, Detroit Tigers y Washington Nationals.
Verlander (219-127, 3.36, 2,934 K, 2,928.2 IL): Ocho Juegos de Estrellas, Cy Young y Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2011, siete veces entre cinco más votados al Cy Young, Novato del Año.
EN LA FRONTERA: El abridor venezolano Félix Hernández y el cerrador cubano Aroldis Chapman se encuentran en el grupo más amplio de lanzadores que ya hicieron lo suficiente como para comenzar a soñar con una placa en el Salón de la Fama, pero qué por diferentes razones, aún tienen tareas pendientes. Un grupo que, más o menos, también integran Madison Bumgarner, Corey Kluber, Jon Lester y Chris Sale, entre otros.
Salvo raras excepciones, proyectar una carrera de Salón de la Fama para un relevista es una de las cosas más impredecibles. Solamente ocho relevistas, incluyendo al gran panameño Mariano Rivera, y a Lee Smith, quienes entraron este año, son miembros del Salón de la Fama de Cooperstown.
Pero si hay un relevista que cumple con los parámetros para considerarse que lleva buen camino para encontrar la olla de oro al final del arcoíris en la villa Cooperstown, ese es Chapman, quien tiene 271 salvamentos, efectividad de 2.25 y 14.8 ponches por cada nueve entradas en su carrera. El norteamericano Craig Kimbrel (2.01 y 14.6 K/9IL) tiene cifras muy parecidas en más o menos el mismo tiempo.
La diferencia entre ambos es que mientras Kimbrel no pasa exactamente por un momento que augure que mantendrá su forma de los 10 años anteriores, el zurdo de los Yankees está lanzando la recta a 103 millas por hora, tiene efectividad de 2.36 y ha ponchado a 13 bateadores por cada nueve innings en el 2019, un indicativo de que aún puede agregar varios años de gran dominio a su carrera, y, por lo tanto, mejorar sus probabilidades de unirse a Rivera.
Comentarios
Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.
Los New York Yankees necesitan pitcheo abridor para incrementar sus buenas probabilidades de ganar la Serie Mundial en el 2019. Los New York Mets están obligados a seguir fortaleciendo su columna vertebral para volver a ser relevantes en las Grandes Ligas.
Los dos equipos de la Gran Manzana tienen exactamente lo que necesita el otro para impulsar sus respectivos planes, de corto plazo para los "Bombarderos" del Bronx, de medio término para los "Asombrosos" de Queens. La cuestión es ponerse de acuerdo, lo que no siempre ha sido fácil entre los vecinos niuyorkinos.
Los Mets, que ya tenían en su rotación abridora a Jacob deGrom, Noah Syndergaard, Zack Wheeler y Steven Matz, hicieron un cambio con los Toronto Blue Jays en el fin de semana para agregar al derecho Marcus Stroman (efectividad de 2.96 en 21 salidas y 1.80 en julio), uno de los abridores más eficientes de ambas ligas mayores este año.
¿Pero si Van Wagenen no está apuntando a esta temporada y Stroman es parte de un plan más grande para acumular lo que costaría adquirir el paquete perfecto de súper prospectos que están cerca de comenzar a florecer en el nivel más alto? Cuando se han jugado dos tercios de la temporada regular, los Yankees comandan la División Este de la Liga Americana con marca de 67-38 y ventaja de 8.5 juegos sobre los Tampa Bay Rays y 9.0 por encima de sus grandes rivales y actuales campeones del béisbol, los Boston Red Sox. Pero el gerente general Brian Cashman sabe que su actual rotación abridora no es exactamente la ideal para una eventual postemporada contra algunos de los clubes más ofensivos del béisbol.
El pitcheo abridor de los rayados tuvo efectividad global de 4.77 en los primeros 105 juegos de la temporada. Cuando el dominicano Domingo Germán lanzó 5.1 IL de tres carreras el domingo en Fenway Park se convirtió en el primer abridor con una actuación decente desde el 19 de julio. En los ocho choques anteriores, los abridores del manager Aaron boone tuvieron foja de 1-5 y efectividad de 14.90.
Con el dominicano Luis Severino fuera de acción desde los entrenamientos primaverales, los Yankees no han tenido un genuino caballo de rotación. No lo ha sido el derecho japonés Masahiro Tanaka, quien permitió 12 carreras en 3.1 entradas el jueves y tiene efectividad de 4.79 en 21 salidas, ni tampoco el zurdo James Paxton (5-6, 4.72), quin llegó desde los Seattle Mariners con la etiqueta de caballo monticular.
¿Qué tanto estarían dispuestos a dar los Yankees por dos del trío que forman Syndergaard, Stroman y Wheeler? Bastante, ha de suponerse. Jugadores como el antesalista Miguel Andújar, el jardinero Clint Frazier y el lanzador Jonathan Loaisiga y los prospectos Estevan Florial y Deivi García podrían ser parte del mayor megacambio de la historia entre los dos equipos de Nueva York, si llegaran a un terreno común, que en realidad es la parte difícil del asunto.
Mets y Yankees han logrado superar sus diferencias barriales en el pasado para resolver necesidades. En el 2001, los Yankees mandaron al jardinero David Justice a los Mets por el antesalista Robin Ventura. En el 2003, los Mets cedieron al cerrador dominicano Armando Benítez por tres jugadadores de los Yankees.
¿Por qué no hacerlo una vez más?
Comentarios
Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.
Cuatro recomendaciones al comisionado de las Grandes Ligas
Desde que asumió como el comisionado de las Grandes Ligas del béisbol (MLB), en enero del 2015, Rob Manfred ha mostrado ser un líder abierto a nuevas ideas y probar todo lo que sea necesario para mejorar el gran producto que maneja.
No es por casualidad que el comisionado de Grandes Ligas gana más al año que el presidente de los Estados Unidos. Después de todo, el hombre con la silla en el 245 de Park Avenue, Nueva York, existe para defender los intereses de una industria que genera más de $10,000 millones de dólares anuales, mientras que el inquilino #1 de la gran Casa Blanca del 1600 de Pennsylvania Avenue, administra al país más endeudado del planeta. Con eso en mente, y también con la certeza de que la oficina del comisionado está llena de mentes brillantes que se ocupan de resolver problemas incluso antes de que ocurran, me atrevo a cometer la herejía de recomendar un par de ideas a mister Manfred sobre tópicos que deberían cambiar en las Grandes Ligas del futuro.
Ceremonia de Cooperstown: Tomando en cuenta que la ceremonia de exaltación de los nuevos miembros del Salón de la Fama es uno de los eventos más importantes en el calendario anual del béisbol de Estados Unidos, Manfred debería disponer que ese único domingo del año nadie juegue antes de las 3 pm.
Por respeto al acto que se realiza en Cooperstown, Nueva York, el tercer o cuarto domingo de julio, el espacio entre 1 pm y 3 pm debería estar libre de otros eventos de pelota local. No tiene sentido que el discurso de aceptación de Mariano Rivera, el único pelotero electo de manera unánime al Salón de la Fama, compita con un probable juego perfecto de Max Scherzer o un partido de cuatro jonrones de Mike Trout.
Sabemos que el Salón de la Fama no es un órgano apéndice de la MLB y que ambas entidades tienen sus intereses particulares, pero por algo tiene el comisionado de MLB el discurso de apertura del ceremonial, que se transmite desde hace varios años por el canal de la liga.
MLB no perdería absolutamente nada con mover un poco el inicio de la jornada. Los que gobiernan el Salón de la Fama no pierden nada con empaquetar la ceremonia en un bloque de dos horas. Sería lo mejor para todas las partes.
Extrainnings de serie regular: Los Baltimore Orioles y Los Angeles Angels jugaron un partido de 16 entradas y más de seis horas el jueves. En el 2019, eso no tiene sentido ni para los Orioles, ni para los Angels, ni para MLB, ni para los aficionados.
Pocos aficionados en el planeta, incluyendo a los más románticos que nacieron en las primeras décadas de la Liga Nacional, que fue fundada en 1876, quieren partidos de seis horas que terminan cerca de las dos de la madrugada. Simplemente no tiene ningún sentido práctico.
MLB debería tener ya un sistema que acelere la decisión de un encuentro de serie regular después que se han jugado 10 entradas. Ya sea colocando dos corredores en bases al inicio de cada inning, haciendo un mini derby de jonrones o lanzando una moneda, pero que jugadores y aficionados se pasen 10 horas en un estadio de pelota para un juego de serie regular es una insensatez.
Serie Mundial sábado y domingo: Por muchos años, los partidos del fin de semana de la Serie Mundial arrancan después de las 8 pm. Es tiempo de probar algo nuevo, que en realidad sería hacer algo que se hacía anteriormente.
Esta temporada, MLB y ESPN acordaron que el partido del domingo en la noche arrancará a las 7 pm, salvo un par de excepciones, y la respuesta del público ha sido positiva. Es tiempo que MLB permita a toda la familia poder sentarse a ver un encuentro de la Serie Mundial el sábado y el domingo. Comenzar a las 6:30 pm uno de esos días no le haría ningún daño al evento.
El Super Bowl del 2019, entre New England Patriots y Los Angeles Rams, arrancó a las 6:30 pm en el Mercedes Benz de Atlanta. Los aficionados de los Rams y todo el que vive en la costa oeste tenían las 3:30 pm en sus relojes cuando dieron la patada inicial. Y nadie se quejó por temprano.
Lotería del draft y sorteo internacional: Basta ya de premiar la mediocridad. Con el actual sistema para repartir los turnos en el draft colegial doméstico, que podría ser el mismo para decidir el orden del inminente y necesario sorteo internacional que está en la mesa de negociaciones, los peores equipos garantizan tener los primeros turnos y, por ende, el talento mejor valorado.
Eso claramente desincentiva la competencia en la segunda mitad de la temporada. Es evidente que los equipos con peores récords hacen poco para mejorar y comienzan a pensar en el draft del próximo año y no en la temporada que están jugando.
La lotería del draft, como la tiene la liga de baloncesto NBA, no es un sistema perfecto, pero al menos no le garantiza al que quede en último lugar el primer pick del próximo sorteo. La MLB debería pensar en algún formato de lotería que acabe con la carrera de jugar a perder.
Sobre el sorteo internacional, está claro que aplicarlo no será tan fácil, pero dado el estado de corrupción que tiene el actual sistema de reclutamiento de agencia libre, especialmente en República Dominicana y Venezuela, las principales fuentes externas de talento, se hace urgente y obligatorio algún proceso para controlar la forma en que son firmados los niños latinoamericanos.
Comentarios
Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.
Fuera de eso, hay muchos cabos sueltos entrando al penúltimo fin de semana del calendario regular de la campaña del 2018 en el béisbol mayor de Estados Unidos.
En uno de sus torneos menos competido de la historia, la Liga Americana ya tiene dos monarcas divisionales y otros tres potenciales invitados a los playoffs que arrancarán en la primera semana de octubre. Boston (104-49) y Cleveland (85-67) ganaron las divisiones Este y Central, respectivamente, por tercer año consecutivo, y Boston virtualmente garantizó terminar con el mejor récord de MLB y la ventaja de la casa para todas las series que disputen.
En el Oeste, los campeones Astros de Houston (95-57) superan por 3.5 juegos a los Atléticos de Oakland (92-61) y tienen el número mágico en dos para asegurar al menos un puesto comodín a la postemporada. Houston intenta conquistar banderines divisionales consecutivos por primera vez desde que se mudó de la Liga Nacional a la Liga Americana en el 2013. Los Astros ganaron tres años seguidos la Central del viejo circuito de 1997 a 1999.
Los Yankees de Nueva York (93-59) tienen ventaja de 1.5 juegos sobre Oakland en la batalla por el primer comodín y la ventaja de la casa para el juego de muerte súbita del miércoles 3 de octubre. En caso de que Nueva York y Oakland terminaran empatados en el primer comodín, con ambos clasificados, los Yankees serían locales en el choque de Wild Cards debido a su mejor récord intradivisional, que es el segundo criterio para desenredar empates.
Los sorprendentes Rays de Tampa Bay (85-67) y los Marineros de Seattle (84-58) han tenido buenos desempeños, pero están muy lejos (a 6.5 y 7.5 juegos de Oakland) con tan poco espacio (10 juegos) para maniobrar. En resumen: En el joven circuito es cuestión de tiempo para que Astros, Yankees y Atléticos se unan a Indios y Medias Rojas en el cuadro de postemporada.
En la Liga Nacional es todo lo contrario: Nada está decidido y nueve de 15 equipos siguen en la carrera por llegar a la tierra prometida.
Los que se encuentran en la situación más cómoda son los Bravos de Atlanta (85-68), que tienen ventaja de 6.5 juegos sobre los Filis de Filadelfia (78-74) en la División Este. Los Bravos, que tienen el número mágico en cuatro para atrapar su primer banderín divisional desde el 2013 y el segundo en 13 años, solamente necesitan ganar dos de tres a Filadelfia en el fin de semana, para coronarse.
En la División Central, Cachorros de Chicago (89-63), Cerveceros de Milwaukee (87-66) y Cardenales de San Luis (84-69) pelean el banderín al tiempo que dominan las dos plazas comodines del viejo circuito. Los Cachorros tienen el número mágico en ocho para conquistar la división, pero una cómoda ventaja de siete juegos sobre los Rockies de Colorado en el segundo Wild Card de la liga.
La misión de Milwaukee es acosar a los Cachorros y mantener la ventaja de la casa para el potencial encuentro de comodines. Cerveceros y Cardenales jugarán una serie decisiva entre ellos de lunes a miércoles de la próxima semana en e Busch Stadium, mientras que Cachorros y Cardenales cerrarán la vuelta regular con una serie de tres encuentros en el Wrigley Field.
Tras ser barridos en Dodger Stadium comenzando la semana, Colorado (82-70) se alejó a 2.5 juegos de los Dodgers de Los Angeles (85-68) en la recia batalla por el banderín de la División Oeste, en tanto que los Diamondbacks de Arizona se encuentran a seis de Los Angeles y a cinco de San Luis en el segundo comodín.
Los Dodgers, que tienen el número mágico en ocho para quedarse con su sexto banderín consecutivo, enfrentan a los Padres de San Diego en el fin de semana y luego visitarán a sus acérrimos enemigos Diamondbacks y Gigantes de San Francisco para concluir la temporada regular.
Colorado recibe a Arizona en el fin de semana y terminará la campaña jugando en Filadelfia y Washington, en tanto que los Diamondbacks cerrarán el año en San Diego.
Comentarios
Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.
En la Americana: Medias Rojas de Boston (101-46) ya clasificó a postemporada y tiene el número mágico en seis para ganar su tercer título consecutivo de la División Este; Indios de Cleveland (82-64) posee la mayor ventaja de un líder divisional (15.0 juegos) y tiene el número mágico en 3 para ganar el centro, mientras que los Astros de Houston (92-54) están muy cerca de garantizar u n puesto comodín y dominan por 3.5 juegos el sector oeste.
Los Yankees de Nueva York (90-56) y Atléticos de Oakland (89-58) batallan ferozmente la ventaja de casa para el partido de comodines, pero no están en real peligro de quedarse fuera de la postemporada. Los Marineros de Seattle (80-66) están a 8.5 juegos del segundo Wild Card.
Milwaukee y San Luis ocupan las plazas de comodides del viejo circuito, pero Los Angeles, Arizona y Filadelfia están a uno, cuatro y seis juegos. Para poner las cosas más sabrosas, Dodgers y Cardenales juegan una serie de fin de semana, cuyos resultados impactarán las divisiones central y oeste y los comodines.
Con las diferentes modificaciones que ha sufrido el sistema de determinar el campeón de la temporada, la pelota estadounidense se ha visto en la necesidad de hacer variaciones a las reglas de resolver embotellamiento en la tabla de lugares a lo largo de sus más de 140 años de historia.
Al principio todo era muy básico. Entre 1876 y 1900, el equipo que más victorias acumulaba durante la temporada regular era declarado campeón de la Liga Nacional y del béisbol (recordando que las ocho series que se jugaron entre los campeones de la Liga Nacional y la Asociación Americana entre 1884 y 1892 fueron considerados eventos de exhibición).
No fue hasta la creación de la Serie Mundial en 1903, por un título máximo entre los campeones de la Nacional y la nueva Liga Americana (fundada en 1901), que nació oficialmente la postemporada de Grandes Ligas.
Hasta 1968, los dos mejores clubes de cada liga iban directo al clásico de otoño. En 1969 se crearon dos divisiones en cada liga y se agregaron las Series de Campeonato para decidir los dos finalistas. En 1994 emergió la figura del Wild Card (comodín) y se creó una tercera ronda en los playoffs, las Series Divisionales, y en 2012, cuando agregaron un segundo comodín, se estableció el formato actual de cuatro instancias.
Desde entonces, los dos mejores equipos de cada liga que no ganaron sus divisiones, juegan un partido de muerte súbita para determinar el rival del conjunto con el mejor récord de liga en las Series Divisionales. La inclusión del segundo comodín también obligó a que se cambiaran algunas reglas en el sistema de definir empates de temporada regular.
EMPATES DE DOS EN DIVISIÓN O COMODINES
Un partido extra de desempate se juegan cuando dos equipos queden empatados con el mismo récord en una de las tres divisiones o el segundo puesto comodín de la liga. Estos partidos se jugarán el día posterior a la finalización de la temporada, en la casa del club que obtuvo la ventaja de local, que se determina usando una serie de criterios que citaremos más adelante.
Desde la implementación de la figura del comodín en 1994 hasta el final de la temporada del 2011, se implementó una regla diferente. Dos equipos empatados para una división no jugaron un desempate si sus récords eran mejores que todos los ganadores fuera de su división en su liga. Básicamente, si dos estaban empatados en la división y como sea estaban clasificados a los playoffs, se usaban varias consideraciones cuál era campeón divisional y cual era comodín. Punto y bolita.
Sin embargo, con la adopción de un segundo puesto de comodín y un juego entre comodines desde el 2012, el ganador de la división con el mejor récord de la liga enfrentaría una posible eliminación en el primer día de la postemporada, lo que obligó a variar las reglas.
Con las nuevas reglas de desempate, si dos equipos quedan empatados en la división, tendrán que jugar un partido extra incluso si ambos equipos ya se han clasificado para la postemporada. El equipo que pierde el juego de desempate ahora calificará para un puesto de comodín solo si su récord de temporada regular se encuentra entre los dos mejores récords de la liga que no ganaron una división. Esto quiere decir que empatar en la divisió no garantiza nada, más allá del juego de desempate.
Si ese equipo está empatado en el segundo puesto de comodín, entonces se jugará un segundo juego de desempate. Si el empate es en el primer comodín, no es necesario un juego extra, sino que ambos avanzan y la ventaja de la casa se determina con los criterios de desempate establecidos. Tampoco se necesita un juego extra para definir el mejor récord de la liga entre dos ganadores de división que terminen con la misma foja.
Para determinar cuál equipo tendrá la ventaja de la casa en un partido extra, tanto para desempatar una división y el segundo comodín y la ventaja de la casa como mejor récord de la liga son:
El equipo con ventaja en la serie particular, el equipo con el mejor récord global en juegos intradivisionales, el equipo con el mejor récord global en juegos intraligas, el equipo con el mejor récord en los últimos 81 juegos de la temporada, ignorando los partidos interligas, el equipo con el mejor récord en los últimos 82 partidos de la temporada (siempre que el juego agregado no esté entre los equipos empatados), se extiende hacia atrás hasta que se rompe el empate (los juegos de interliga se omiten e ignoran en este proceso).
JUEGOS DE DESEMPATE
En la historia de Grandes Ligas, en 14 ocasiones se ha necesitado jugar un partido (10 ocurrencias) o una miniserie (cuatro ocurrencias) para resolver empates de de serie regular. El fenómeno se repitió cuatro veces entre el 2007 y el 2013, pero no fue necesario en las cuatro temporadas anteriores.
En 1946, Dodgers y Cardenales debieron chocar en una serie al mejor de tres juegos para decidir el campeón de la Liga Nacional. San Luis ganó en dos choques y avanzó a la Serie Mundial, donde venció a los Boston Red Sox.
En 1948, Cleveland derrotó a Boston en un juego extra para definir el monarca de la Liga Americana y siguió inspirado para vencer a los Bravos de Boston en el clásico de otoño. En 1951, cuando Dodgers y Gigantes de Nueva York empataron en la cima del viejo circuito, se juegó una serie de tres encuentros, que terminó con el famoso jonrón de tres carreras del 3B Bobby Thomson al derecho Ralph Branca en la novena entrada para dejar a los Dodgers en el terreno en el Polo Grounds de Manhattan.
El campeón de la Nacional también se decidió en mini series después de la serie regular en 1959 (Dodgers venció a Milwaukee) y 1962 (Gigantes superó otra vez a Dodgers).
Boston y Nueva York quedaron empatados en la División Este de la Americana con 99-63 en 1978 y se tuvo que jugar un partido extra, que ganaron los Yankees 5-4 en el Fenway Park. Dos años después, Houston y Dodgers empataron en el oeste de la Nacional con 92-70 y en el juego de muerte súbita, los Astros superaron a los Dodgers en Dodger Stadium. En 1995, los Marineros ganaron a Anaheim en un encuentro por desempatar el oeste de la Americana.
Hubo desempates por el puesto comodín en 1998 (Cachorros sobre Gigantes), 1999 (New York Mets sobre Cincinnati Reds), 2007 (Colorado sobre San Diego Padres) y 2013 (Tampa Bay Rays ganó a Texas Rangers), en tanto que la División Central de la Americana necesitó un día extra en 2008 (Medias Blancas de Chicago derrotó a Mellizos de Minnesota) y 2009 (Minnesota doblegó a Tigres de Detroit).
Comentarios
Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.
Comentarios
Usa una cuenta de Facebook para agregar un comentario, sujeto a las políticas de privacidad y Términos de Uso de Facebook. Tu nombre de Facebook, foto y otra información personal que hagas pública en Facebook, aparecerá en tu comentario, y puede ser usado en las plataformas de medios de ESPN. Más información.